"La principal obligación del hombre es amar a Dios y luego a su prójimo, y mas todavía — a su enemigo. Si amáramos a Dios como se debe, guardaríamos también todos Sus otros mandamientos. Pero nosotros no amamos ni a Dios, ni a nuestros prójimos. ¿Quien hoy se interesa por otra persona? Todos se preocupan solo por si mismos, y no por otros. De esto vamos a rendir cuentas .a Dios, Quien es todo amor, no nos perdonará esta indiferencia hacia los prójimos."
"El buen cristiano primero ama a Dios y luego al hombre. El amor sobrante lo vierte también sobre los animales y la naturaleza." Nosotros, la gente contemporánea que, destruimos el medio ambiente demuestra nuestra falta de amor.
El Starez describe la vida de san Arsenio de Cappadoquia, quien era famoso por su amor a la gente. P. Paisio escribía: "La vida de san Arsenio era santa, él era como un generador espiritual, movido por el gran amor Divino que todo lo abarca, siempre milagrosamente comunicaba la Gracia Divina no solo a los cristianos, sino también a los turcos, a lo fieles e infieles."
El Starez decía: "Quien solo por amor se afana a ayudar a su prójimo, — la misma fatiga le trae descanso. En cambio, el egoísta y perezoso se cansa de su misma falta de acción." Debemos prestar atención a lo que nos hace incitar a las obras de amor, según decía el Starez. Debo trabajar para otros por puro amor, y por ningún otro estímulo. Muchos hacen ver su amor a la gente, y acto seguido —(los subyugan a si mismos.)?
"En el amor al prójimo esta escondido nuestro gran amor a Cristo. En nuestra veneración a la Madre de Dios y a los santos, también, se esconde nuestra gran veneración a Cristo." Con esto se conserva el amor cristiano y se diferencia en cualidad del amor a la gente mundana.
La limosna piadosa — es la expresión del amor. Los cristianos contemporáneos casi olvidaron esta virtud .El Starez hace recordar no solo su necesidad, pero también los frutos espirituales que ella trae. "Los cambios espirituales del alma y alegría del corazón por el hecho de la beneficencia, o solo la limosna, ofrecidas al prójimo, no puede darnos ni el medico mas grande con una bolsa de dinero. Los pensionados que sacrifican su tiempo y dinero para salvar a niños indefensos de alguna familia deshecha Si el hombre analizara bien el provecho espiritual y la alegría interna que se siente, hasta en esta vida, por una pequeña beneficencia hecha a su prójimo, él mismo rogaría al prójimo que la aceptara y hasta le estaría agradecido."
San Paisios
Cuando era tentado por el demonio él ayunaba y oraba sin cesar durante mil días y mil noches, de pie o arrodillado sobre una gruesa piedra plana, o en una cueva cavada bajo su isba, Serafín de Sarov exclamó, como el publicano del Evangelio: "¡Señor Jesús, ten piedad de mí, pecador!" Nadie sabrá jamás a qué imágenes horribles, a qué tentaciones, tan sutiles como atroces, respondía ese grito de alarma. Pero Cristo estaba allí. "¿Quién nos separará del amor de Cristo? exclamó san Pablo, ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?.. Por la cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles ni los príncipes, ni potestades, ni el presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro" (Ro. 8-35-38).
San Serafim de Sarov
Lo invisible es el corazón de lo visible, el núcleo de lo visible. Lo visible no es nada comparado con lo invisible. Son innumerables las formas en las que lo invisible aparece; aparece y desaparece. El sol es visible, pero la fuerza que produce su calor es invisible. Las numerosas constelaciones son visibles, pero la fuerza que sabiamente las guía por el infinito espacio, que previene que choquen, es invisible. Un imán es visible, pero su fuerza es invisible. La tierra es visible, pero su campo gravitacional es invisible. El ruiseñor es visible, pero la fuerza de la vida que le da su ser es invisible. Muchas criaturas sobre la tierra son visibles, pero la fuerza que de la misma tierra se producen las variedades de hierbas, la diversidad de flores y los diferentes frutos es invisible.
¡La tierra! El más interesante y más misterioso taller, y al mismo tiempo el más ingenioso creador. Incesantemente produce de sí misma animales, plantas y minerales. En ella se producen simultáneamente las rosas y sus espinas, el trigo y la tara, la albahaca y el ajenjo. Esto es evidentemente así. Sin embargo, esa misma evidencia plantea una pregunta: ¿quién trabaja a través de ella, y quién crea mediante ella, quién actúa por medio de ella? Así, la albahaca y el ajenjo crecen frente a frente en el mismo trozo de tierra. Y mientras la tierra produce en la semilla de la albahaca su fragante olor, al mismo tiempo produce en la semilla del ajenjo su característico olor desagradable. Lo mismo puede decirse de las leyes físicas, con las mismas condiciones, lo mismo; y del sol, y la luna, y las estrellas, y la tierra, y la nieve, y el viento, y la lluvia, y las heladas, y la sequía, todos, y el resultado es diametralmente opuesto. ¿Cómo es que el sol y las gotas de lluvia producen un placentero aroma en la albahaca pero un fétido olor en el ajenjo? Y más aún: ¿cómo es que los fluidos de la tierra se convierten en una dulce cereza y en un amargo ajenjo? ¿Quién produce esta inusual diferenciación? En la misma planta, con las mismas condiciones, brota una gran variedad de frutos y vegetales, crecen y maduran, vive una gran diversidad de animales, y las cosas más adversas coexisten. ¿Quién infunde este gran aliento de vida y existencia en todas las criaturas y todas las cosas? En unos y en otros, existe lo opuesto.
Cualquier pensamiento del hombre no puede, sino, ser humillado por la Santa Biblia: “Después dijo Dios: ‘Brote la tierra hierba verde, plantas que den semilla, árboles frutales que produzcan fruto según su especie y cuya semilla esté en ellos sobre la tierra’. Y así fue. Brotó, pues, la tierra hierba verde, plantas que tenían en sí semilla según su especie, y árboles que producían frutos y cuya semilla se hallaba en ellos según su especie… Luego dijo Dios: ‘Produzca la tierra seres vivientes según su especie: animales domésticos y bestias salvajes, según su especie’. Y así fue” (Génesis 1:11-12, 24).
Está claro: la tierra recibe su creatividad, su poder vivificador de Dios. Dios ha transferido a la tierra una parte de su divina omnipotencia, y la tierra, de forma misteriosa, expande la creatividad de Dios, su obra vivificadora. Por tanto, las fuerzas inagotables y supremamente sabias se adaptan en las creaciones de la tierra. La Palabra de Dios fertilizó la tierra y le otorgó su creatividad, su fertilidad, y poder vivificador al mismo tiempo. No solo en el principio, sino ahora, y por siempre, la tierra crea, produce, y da la vida según la Palabra de Dios.
Hay un hecho que es verdadero en un mundo visible; las cosas que son más importantes en la vida son invisibles. El aire es invisible. Sin embargo, ¿hay algo más esencial para la vida del hombre, de los animales y las plantas? Las moléculas son invisibles, como también los átomos y los electrones. Y, ¿no está el mundo visible construido a partir de estos elementos invisibles?
Las partículas invisibles constituyen el mundo visible. ¿Cómo lo invisible se convierte en visible? ¿De qué forma lo invisible se convierte en visible? ¿Cómo es que estas partículas invisibles se conviertan en objetos y aparezcan como materia visible del mundo? ¿De dónde reciben las partículas invisibles su visible, tangible y numerosas formas? La materia visible está compuesta por partículas invisibles. Esto es una paradoja, y sin embargo, también es un hecho. Y en esa paradoja descansa el mundo y su existencia. Lo visible se apoya en lo invisible y está compuesto de lo invisible. El hecho de la materia es que en lo visible incesantemente observamos y miramos la objetivación y la manifestación de lo invisible. Tal es la ley que gobierna el mundo visible; al mismo tiempo es un enigma interminable y un infinito misterio. El hombres es el mejor ejemplo de cómo lo invisible es transformado en lo visible; sus pensamientos invisibles, sus sentimientos invisibles, sus deseos y esperanzas son transformados en obras visibles, acciones visibles y logros visibles. No importa desde qué ángulo sea observado; el hombre, cada hombre, es una obra milagrosa simplemente porque es un hombre. Incesantemente obra milagros; transforma lo invisible en lo visible. Si defiende su honor, ¡observad!. Defiende algo que es invisible, y está listo para sacrificar por algo invisible lo que es visible en él, su propio cuerpo.
Igual que todos los sentimientos, el amor es algo invisible, y sin embargo ¿cuántas vidas se han sacrificado por él, aun cuando es invisible? En su propia naturaleza, la conciencia es el más interno y el más invisible sentimiento, pero por la realidad de su manifestación, ¿qué es más evidente y tangible?
Los hombres se aferran a sus convicciones, sufren la muerte por ellas; pero ¿no son algo invisible? Y en general, todos los pensamientos y sentimientos del hombre, sus deseos y creencias son esencialmente invisibles, a pesar de que sus manifestaciones puedan ser evidentemente perceptibles. El hombre visible es una manifestación, una proyección del hombre invisible: el hombre exterior, una proyección del interior. El hombre visible queda sobre el invisible, existe a través del invisible y sobre el invisible.
La conclusión es que el fundamento de todo lo que es visible es lo invisible; del hombre, su alma invisible; del mundo, el Dios invisible. Lo invisible es la hipóstasis de todo, la base de todo, la sustancia de todas las cosas, esto es, es lo que está sobre el mundo y todo descansa en Él. Cualquier hombre que indaga verdaderamente en los misterios de este mundo y de esta vida debe sentir esto. Por encima de todo lo que es visible, trabaja una fuerza invisible. Lo invisible es lo más fuerte en nuestro mundo de percepción terrenal; la electricidad, la radiación. La fuerza gravitacional es invisible, sin embargo es más fuerte que todos los planetas. Los mueve como niños que mueven canicas. La ley que rige sobre todas las otras leyes en este mundo es la siguiente: lo invisible es el núcleo de lo visible. Este mundo es un laboratorio de Dios en el que lo invisible es manufacturado en visible, pero solo hasta cierto punto. Pues hay límites en la transformación de lo invisible en lo visible. Esto es porque lo invisible es siempre más grande e infinitamente y profundamente más amplio que lo visible. Así como el espíritu es incomparablemente más sabio y más grande, y más profundo que el cuerpo que habita, así también el núcleo invisible de toda sustancia es más amplio, más grande y más profundo que la materia que se encuentra en sí mismo. De hecho, lo visible es la materialización de lo invisible. Pero alrededor de lo visible, y tras lo visible, allí se extiende el interminable mar de lo invisible.
http://cristoesortodoxo.com/2013/11/08/lo-visible-y-lo-invisible/
Vemos a menudo la tendencia que tienen los familiares de la persona fallecida, al incurrir en erogaciones para que el sepulcro y el sepelio sean lo más lujosos posible. Por lo general, el mayor gasto se efectúa en la realización de suntuosas lápidas.
Mucho dinero desembolsan los familiares y los amigos en plantas y flores, que además deben retirarse del ataúd antes de cerrarlo, para que ello no intensifique la descomposición del cuerpo.
Algunos quieren a través de la litografía manifestar su respeto al difunto y la condolencia a sus familiares. Este método revela a veces superficialidad de sentimientos y engaño, ya que realmente la persona que sufre no va a publicar su sufrimiento. La condolencia se puede demostrar personalmente de una manera mucho más cálida.
Pero sea lo que fuere que hagamos, de lo mencionado más arriba, el difunto no va a recibir ningún beneficio.
Al cuerpo muerto le es lo mismo estar bajo una pobre o una suntuosa lápida, estar en un pobre o en un lujoso féretro, él no va a sentir la fragancia de las flores, y no necesita las demostraciones de dolor fingidas. El cuerpo se somete a la descomposición, el alma vive, pero no percibe más las sensaciones que apreciaban antes sus órganos corporales.
Si realmente queremos al difunto, y verdaderamente queremos ofrecerle nuestras dádivas, entonces debemos darle lo que el necesita. Antes que nada, entregarle nuestras sinceras oraciones personales hogareñas al Señor, las oraciones a través de los oficios del Responso en la Iglesia, y muy en especial la conmemoración del difunto en la Divina Liturgia.
Otro beneficio muy importante que podemos brindarle al alma — es la realización de dádivas o donaciones. Alimentar al hambriento en nombre del difunto, ayudar al indigente, es lo mismo que hacerlo con el.
Santa Atanasia, cuya festividad se conmemora el 12 de abril, antes de fallecer, encomendó que se les diera de comer a los indigentes en su memoria durante 40 días, sin embargo las monjas del convento lo cumplieron solo durante 9 días.
Por lo cual la santa se les apareció junto a dos ángeles y les dijo "¿Porque Uds. se olvidaron de mi legado? Sepan que las donaciones y las oraciones de los sacerdotes, dadas en nombre del difunto durante 40 días atraen la misericordia de Dios": si el alma del difunto fue pecadora, el Señor les da el perdón de los pecados, y si es que ella fue justa, entonces las personas que rezan por ella van a ser recompensadas con beneficios"
En particular, en estos días difíciles para todos, es una locura gastar dinero inútilmente para adquirir elementos superfluos, cuando, al aplicarlos en la asistencia a los indigentes, se pueden realizar dos buenas obras, una para el difunto, y otra para el necesitado.
Si se le da alimento a un necesitado, con oración en memoria del difunto, el necesitado se va a satisfacer corporalmente, y el difunto va a quedar satisfecho espiritualmente.
El orgullo es una negación de Dios, una invención de los demonios, el desprecio de los hombres, la madre del enjuiciamiento al prójimo, el rechazo de las alabanzas, un indicio de esterilidad, el alejamiento de la ayuda divina, el precursor del desorden del espíritu, el agente de las caídas, una disposición a la epilepsia, la fuente de la cólera, la entrada a la hipocresía, el apoyo de los demonios, el guardián de los pecados, el agente de la ausencia de misericordia, la ignorancia de la compasión, un inquisidor amargo, un juez inhumano, un adversario de Dios, la raíz de la blasfemia.
San Juan Clímaco
Vida de San Jorge
El nombre de Jorge viene del griego y significa: "agricultor, que trabaja en la tierra". A pesar de la popularidad de San Jorge, se conocen muy pocos datos de él, y casi todas sus noticias se basan en leyendas y tradiciones que han pasado de boca en boca a lo largo de los siglos. Todos los historiadores y escritores de libros de santos, suelen coincidir en que fue un soldado romano, nacido en el siglo III en Capadocia (Turquía) y que falleció a principios del IV, probablemente en la ciudad de Lydda, la actual Lod de Israel. Sus padres, según la tradición, eran labradores y tenían mucho dinero. En otras versiones de la historia de San Jorge, se nos dice que su padre era militar y que por ese motivo su hijo quiso seguir sus pasos.
La leyenda del dragón
La leyenda más difundida de San Jorge es sin duda la del dragón, en la cuál se nos presenta a nuestro santo como un soldado o caballero que lucha contra un ser monstruoso (el dragón) que vivía en un lago y que tenía atemorizada a toda una población situada en Libia. Dicho animal exigía dos corderos diarios para alimentarse a fin de no aproximarse a la ciudad, ya que desprendía un hedor muy fuerte y contaminaba todo lo que estaba vivo. (Recuerda, amigo cibernauta que en aquellos tiempos no existían dentífricos!!!). Al final ocurrió que los ganaderos se quedaron casi sin ovejas y decidieron que se le entregara cada día una persona viva, que sería escogida bajo un sorteo. Un buen día, le toco la "suerte" a la hija del rey, pero, cuando el monstruo iba a comérsela, San Jorge la salvó. Es por ese motivo que en Cataluña, San Jorge (Sant Jordi) es el patrón de los enamorados. La leyenda de San Jorge fue escrita en el siglo XIII por Santiago de la Vorágine en su célebre obra "La Leyenda dorada".
En ella, podemos descubrir que todos estamos llamados a ser un caballero, no solamente para salvar princesas bonitas como la que se nos narra!, si no para salvar a aquellas personas que tanto sufren en nuestra sociedad. El dragón simboliza el mal de nuestro mundo: pobreza, insolidaridad, hipocresía ... Cabe decir, que la tradición catalana de esta leyenda del dragón, no se ambienta en el país de Libia, sino en Cataluña mismo, concretamente en la ciudad de Montblanc (Tarragona). Cada 23 de abril, en esta ciudad hacen una gran representación, como también en Alcoi (Alicante), donde se escenifica la ayuda del santo a sus ciudadanos para que no fueran atacados por los moriscos.
El cristianismo de San Jorge
Después de unos años en el ejército romano, San Jorge se da cuenta que su verdadero ejército es el de Jesucristo, reparte sus bienes entre los pobres, renuncia a su carrera militar y se enfrenta a las autoridades romanas. Es de destacar que las actas del martirio de nuestro santo se perdieron y solamente podemos saber algo de ellas a partir de la tradición popular. Por tanto, nos encontramos ante el hecho que, pese a existir históricamente un martirio de San Jorge, no se pueden tomar como históricas tales tradiciones. De todas formas, dichas narraciones son un símbolo de los ideales y de las convicciones de aquellos cristianos que lo dieron todo por su fe en Jesucristo. San Jorge sufrió el martirio en la actual ciudad de Lod (Israel) a principios del año 300 en tiempo de los emperadores Diocleciano y Maximiliano. Fue el mismo Santiago de la Vorágine que en su obra "La Leyenda dorada" difundió el martirio de San Jorge.
¿Qué nos enseña el martirio de San Jorge?
Como en tantos otros relatos populares de martirios, detrás de lo que son las inexactitudes históricas, se oculta la intuición de verdades muy profundas. Así, en el caso del martirio de San Jorge, aparece con mucha claridad, por un lado, la dimensión evangelizadora de su testimonio, y, por el otro, el ejemplo de caridad ardiente que muestra con su conducta. Joan Llopis, en el libro "San Jorge" editado por el Centro de Pastoral Litúrgica de Barcelona, explica muy acertadamente que lo que mueve interiormente al santo a dejar su vida de soldado y dedicarse a la de predicador, es la fuerza de su fe cristiana que tiene necesidad de comunicar a los demás las convicciones propias, aunque esto le lleve finalmente a la muerte. Escribe textualmente Joan Llopis:
"El martirio es, ciertamente, un testimonio de la fe. Pero es, sobre todo, un testimonio de la caridad. La biografía popular de San Jorge se complace en destacar el hecho de la generosa distribución de los bienes a los pobres que el invicto mártir lleva a cabo antes de dedicarse a la defensa pública de la fe cristiana. Es un modo plástico de insistir en una verdad que siempre ha formado parte del núcleo esencial del mensaje cristiano: no se puede separar la fe en Dios y el amor práctico y concreto a los hermanos".
La Cruz de San Jorge
En las estampas que se difunden sobre el santo, hay un detalle que no nos puede pasar por alto: el escudo. En él, hay una cruz roja sobre fondo blanco. En otras estampas, sale representada en el escudo del santo caballero. Esta cruz es la conocida "Cruz de San Jorge" y figura en muchas representaciones gráficas de Jesucristo resucitado, donde sale victorioso del sepulcro: "Cristus Rex". Si hacemos un estudio del tema, podemos decir que la cruz, símbolo de derrota y de muerte, se convierte en el caso de Cristo y de sus mártires, en signo de victoria y de vida. En este caso, la cruz es signo de victoria. Hay algunos teólogos, que aprovechando que la fiesta de San Jorge cae siempre dentro del tiempo pascual, relacionan la muerte pascual del mártir con la muerte pascual de Jesús.
La Cruz de San Jorge es muy popular también en Cataluña: "La Creu de Sant Jordi". Muchos escudos de entidades y ciudades lo llevan. Tenemos dos ejemplos claros: el escudo de la ciudad de Barcelona y el del Futbol Club Barcelona (el Barça). Incluso, la Generalitat (Gobierno de Cataluña) distingue cada año a personajes populares que han hecho algo positivo para Cataluña con la distinción de la "Creu de Sant Jordi" (Cruz de San Jorge)
Culto y tradiciones. El día del libro
El culto a San Jorge surgió poco tiempo después de su muerte, primero entre las comunidades cristianas de Oriente y después entre las de Occidente. Su popularidad era tan grande que recibió el calificativo de "gran mártir". Muy pronto se alzan templos en su honor. Pero es curioso destacar que, en la diócesis de Girona, solamente hay una iglesia parroquial dedicada a él, la de Sant Jordi Desvalls y sólo tres ermitas o capillas situadas en Calonge, Lloret de Mar y Sant Llorenç de la Muga. En Cataluña el día de su onomástica es considerada como una auténtica fiesta, aunque caiga en día laborable. Es "El dia del libro y de la rosa". En todas las poblaciones catalanas hay paradas con libros y rosas. Tal y como ya te he comentado en el principio, los catalanes celebran por San Jorge el día de los enamorados. El hombre regala una rosa a su persona querida, y ésta, le regala un libro. Los estudiantes son los primeros en querer "hacer el agosto", ya que montan sus paradas para sacar así un dinerito para el viaje de fin de curso.
Cabe decir que la coincidencia del Día del Libro con la festividad de San Jorge no tiene nada que ver con el santo. El Día del Libro comenzó a celebrarse el 7 de octubre de 1926 en conmemoración del día de nacimiento de Miguel de Cervantes. La idea fue del escritor y editor valenciano, afincado en Barcelona, Vicent Clavel Andrés que la propuso a la Cámara Oficial del Libro de Barcelona. El 6 de febrero de 1926, el gobierno español presidido por Miguel Primo de Rivera lo aceptó y el rey Alfonso XIII firmó el Real decreto que instituía la “Fiesta del Libro Español”. En 1930 se acordó cambiar la fecha trasladándola al 23 de abril, día de la muerte de Cervantes. Cabe decir que Miguel de Cervantes estuvo muy bien relacionado con Barcelona, ciudad de la que dedicó grandes elogios en su obra “Don Quijote de la Mancha” y en la que su protagonista visitaba una imprenta. En 1995, la UNESCO instituyó el 23 de abril como el Día Mundial del Libro y del derecho de autor. Se calcula que más de 80 países del mundo celebran el Día del Libro por esta fecha, aunque Gran Bretaña e Irlanda lo festejen el 14 de marzo. Cabe recordar también que un 23 de abril de 1981, fallecía un gran escritor catalán como fue Josep Pla y que en 1616 lo haría el célebre dramaturgo inglés William Shakespeare.
Patronazgo y protección
Es el patrón de Cataluña, junto a Nuestra Señora de Montserrat. También lo es de Aragón y de los siguientes países: Georgia, Grecia, Inglaterra, Lituania, Polonia, Portugal, Rusia y Serbia. También es el patrón de los caballeros y de los "Boy Scouts", y, en Cataluña, de los enamorados y de algunos campesinos que le imploran por sus campos de cebada. Se le invoca para bendecir una casa nueva y contra las arañas.
(Fuente: El Ángel de la Web)
Oración a San Jorge
San Jorge, queremos recordarte como te recuerda la antigua tradición. Tú abandonaste los éxitos militares y distribuiste tus bienes entre los pobres. Tú abandonaste a los dioses poderosos del Imperio para seguir al Mesías crucificado. Tú abandonaste la seguridad de tu linaje para unirte a la comunidad de los cristianos. Tú diste la vida por amor al Evangelio.
San Jorge, mártir, compañero fiel de Jesús. Nos gusta recordarte en la luz de la primavera y de la Pascua; nos gusta recordarte potente en el combate contra todo dolor y toda esclavitud.
San Jorge, mártir, compañero fiel de Jesús. Ayúdanos a enamorarnos del Evangelio, ayúdanos a vivir esa fe que tú tan intensamente viviste, ayúdanos a hacer posible que todo el mundo pueda sentir la felicidad de la primavera.
Starez vivía en aquel tiempo en la celda de la Santa Cruz del monasterio Stavronikita. Era el domingo, que la Iglesia llama "del ciego."el Starez estaba acostado enfermo y extenuado, tanto por la dolencia, como por los ayunos. Salió al patio abatido, porque no tenia nada con que restituir sus fuerzas.
Mirando hacia el mar, vió sobre el horizonte elevarse un punto negro, que volaba en dirección a su celda. Pronto pudo distinguir un ave, semejante a un halcón o águila, que llevaba en sus garras un gran pez. Acercándose a la celda, el ave soltó al pez, que cayó a los pies del Starez.
Entonces el Starez fue a la capilla de su celda, y después de orar se convenció de que no era una tentación, sino misericordia Divina. Glorificando a Dios, agradeció también a la Virgen por Su preocupación por él. Después preparó pescado frito, lo comió y restableció sus fuerzas.
Durante un tiempo el Starez vivió en el hermitario del monasterio de Iver. Comenzando el ayuno anterior a la festividad de la Asunción. Habían pasado ocho días, durante los cuales no había comido. Al día noveno un anciano monje le pidió que le ayudara a transportar sus cosas al monasterio. A pesar de su debilidad, el Starez se puso a llevar las cosas del monje. Pero, cuando volvía se sintió extenuado y mareado. De repente apareció ante él un joven luminoso y le dio un canasto con frutas frescas — que no eran de la temporada. El Starez le agradeció y el joven desapareció. Persignándose, el Starez comió algunos frutos y sus fuerzas se recuperaron completamente. El entendió que estas frutas le fueron traídas por un Ángel, y le agradeció al Señor.
Santo Paisio del Monte Athos
Estos eran los consejos a los visitantes. Con los que sufrían se unía en simpatía y oración, y a menudo y en muchos y variados casos, el Señor escuchó su oración. Pero nunca se jactó cuando fue escuchado, ni se quejó cuando no lo fue. Siempre dio gracias al Señor, y animaba a los sufrientes a tener paciencia y a darse cuenta de que la curación no era prerrogativa suya ni de nadie, sino sólo de Dios, que la obra cuando quiere y a quienes El quiere. Los que sufrían se satisfacían con recibir las palabras del anciano como curación, pues aprendían a tener paciencia y a soporta el sufrimiento. Y los que eran sanados, aprendían a dar gracias no a Antonio sino sólo a Dios.
Había, por ejemplo, un hombre llamado Frontón, oriundo de Palatium. Tenía una horrible enfermedad: Se mordía continuamente la lengua y su vista se le iba acortando. Llegó hasta la montaña y le pidió a Antonio que rogara por él. Oró y luego Antonio le dijo a Frontón " Vete, vas a ser sanado." Pero el insistió y se quedó durante días, mientras Antonio seguía diciéndole: "No te vas a sanar mientras te quedes aquí y cuando llegues a Egipto verás en ti el milagro." El hombre se convenció por fin y se fue, al llegar a la vista de Egipto desapareció su enfermedad. Sanó según las instrucciones que Antonio había recibido del Señor mientras oraba.
Una niña de Busiris en Trípoli padecía de una enfermedad terrible y repugnante: una supuración de ojos, nariz y oídos se transformaba en gusanos cuando caía al suelo. Además su cuerpo estaba paralizado y sus ojos eran defectuosos. Sus padres supieron de Antonio por algunos monjes que iban a verlo, y teniendo fe en el Señor que sanó a la mujer que padecía hemorragia (Mt 9:20), les pidieron que pudieran ir con su hija. Ellos consintieron. Los padres y la niña quedaron al pie de la montaña con Pafnucio, el confesor y monje. Los demás subieron, y cuando se disponían a hablarle de la niña, el se les adelantó y les dijo todo sobre el sufrimiento de la niña y de como había hecho el viaje con ellos. Entonces cuando le preguntaron si esa gente podía subir, no se los permitió y sino que dijo: "Vayan y, si no ha muerto, la encontrar n sana. No es ciertamente mérito mío que ella halla querido venir donde un infeliz como yo; no, en verdad; su curación es obra del Salvador que muestra su misericordia en todo lugar a los que lo invocan. En este caso el Señor ha escuchado su oración, y su amor por los hombres me ha revelado que curar la enfermedad de la niña donde ella está." En todo caso el milagro se realizó: cuando bajaron, encontraron a los padres felices y a la niña en perfecta salud.
Sucedió que cuando los hermanos estaban en viaje hacia él, se les acabó el agua durante el viaje; uno murió y el otro estaba a punto de morir. Ya no tenía fuerzas para andar, sino que yacía en el suelo esperando también la muerte. Antonio, sentado en la montaña, llamó a dos monjes que estaban casualmente sentados allí, y los apremió a apresurarse: "Tomen un jarro de agua y corran abajo por el camino a Egipto; venían dos, uno acaba de morir y el otro también morir a menos que ustedes se apuren. Recién me fue revelado esto en la oración." Los monjes fueron y hallaron a uno muerto y lo enterraron. Al otro lo hicieron revivir con agua y lo llevaron hasta el anciano. La distancia era de un día de viaje. Ahora si alguien pregunta porque no habló antes de que muriera el otro, su pregunta es injustificada. El decreto de muerte no pasó por Antonio sino por Dios, que la determinó para uno, mientras que revelaba la condición del otro. En cuanto a Antonio, lo único admirable es que, mientras estaba en la montaña con su corazón tranquilo, el Señor les mostró cosas remotas.
En otra ocasión en que estaba sentado en la montaña y mirando hacia arriba, vio en el aire a alguien llevado hacia lo alto entre gran regocijo entre otros que le salían al encuentro. Admirándose de tan gran multitud y pensando que felices eran, oró para saber que era eso. De repente una voz se dirigió a él diciéndole que era el alma de un monje Ammón de Nitria, que vivió la vida ascética hasta edad avanzada. Ahora bien, la distancia entre Nitria a la montaña donde estaba Antonio, era de trece días de viaje. Los que estaban con Antonio, viendo al anciano tan extasiado, le preguntaron que significaba y el les contó que Ammón acababa de morir.
Este era bien conocido, pues venía ahí a menudo y muchos milagros fueron logrados por su intermedio. El que sigue es un ejemplo: "Una vez tenía que atravesar el río Licus en la estación de las crecidas; le pidió a Teodor que se le adelantara para que no se vieran desnudos uno a otro mientras cruzaban el río a nado. Entonces cuando Teodor se fue, el se sentía todavía avergonzado por tener que verse desnudo él mismo. Mientras estaba así desconcertado y reflexionando, fue de repente transportado a la otra orilla. Teodoro, también un hombre piadoso, salió del agua, y al ver al otro lado al que había llegado antes que él y sin haberse mojado se aferró a sus pies, insistiendo que no lo iba a soltar hasta que se lo dijera. Notando la determinación de Teodoro, especialmente, después de lo que le dijo, él insistió a su vez para que no se lo dijera a nadie hasta su muerte, y así le reveló que fue llevado y depositado en la orilla, que no había caminado sobre el agua, ya que sólo esto es posible al Señor y a quienes El se lo permite, como lo hizo en el caso del apóstol Pedro (Mt 14:29). Teodoro relató esto después de la muerte de Ammón.
Los monjes a los que Antonio les habló sobre la muerte de Ammón, se anotaron el día, y cuando, un mes después, los hermanos volvieron desde Nitria, preguntaron y supieron que Ammón se había dormido en el mismo día y hora en que Antonio vio su alma llevada hacia lo alto. Y tanto ellos como los otros quedaron asombrados ante la pureza del alma de Antonio, que podía saber de inmediato lo que había pasado trece días antes y que era capaz de ver el alma llevada hacia lo alto.
En otra ocasión, el conde Arquelao lo encontró en la montaña Exterior y le pidió solamente que rezara por Policracia, la admirable virgen de Laodicea, portadora de Cristo. Sufría mucho del estómago y del costado a causa de su excesiva austeridad, y su cuerpo estaba reducido a gran debilidad. Antonio oró y el conde anotó el día en que hizo oración. Cuando volvió a Laodicea, encontró sana a la virgen. Preguntando cuando se vio libre de su debilidad, sacó el papel donde había anotado la hora de la oración. Cuando le contestaron, inmediatamente mostró su anotación en el papel, y todos se asombraron al reconocer que el Señor la había sanado de su dolencia en el mismo momento en que Antonio estaba orando e invocando la bondad del Salvador en su ayuda.
En cuanto a sus visitantes, con frecuencia predecía su venida, días y a veces un mes antes, indicando la razón de su visita. Algunos venían sólo a verlo, otros a causa de sus enfermedades, y otros, atormentados por los demonios. Y nadie consideraba el viaje demasiado molesto o que fuera tiempo perdido; cada uno volvía sintiendo que había recibido ayuda. Aunque Antonio tenía estos poderes de palabra y visión, sin embargo suplicaba que nadie lo admirara por esta razón, sino mas bien admirara al Señor, porque El nos escucha a nosotros, que sólo somos hombres, a fin de conocerlo lo mejor que podamos.
En otra ocasión había bajado de nuevo para visitar las celdas exteriores. Cuando fue invitado a subir a un barco y orar con los monjes, sólo él percibió un olor horrible y sumamente penetrante. La tribulación dijo que había pescado y alimento salado a bordo y que el olor venía de eso, pero él insistió que el olor era diferente. Mientras estaba hablando, un joven que tenía un demonio y había subido a bordo poco antes como polizón, de repente soltó un chillido. Reprendido en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, el demonio se fue y el hombre volvió a la normalidad; todos entonces se dieron cuenta de que el hedor venía del demonio.
Otra vez un hombre de rango fue donde él, poseído de un demonio. En este caso el demonio era tan terrible que el poseso no estaba consciente de que iba hacia Antonio. Incluso llegaba a devorar sus propios excrementos. El hombre que lo llevó donde Antonio le rogó que orara por él. Sintiendo compasión por el joven, Antonio oró y pasó con él toda la noche. Hacia el amanecer el joven de repente se lanzó sobre Antonio y le dio un empujón. Sus compañeros se enojaron ante eso, pero Antonio dijo: "No se enojen con el joven, porque no es él el responsable sino el demonio que está en él. Al ser increpado y mandado irse a lugares desiertos, se volvió furioso e hizo esto. Den gracias al Señor, porque el atacarme de este modo es una señal de la partida del demonio." Y en cuanto Antonio dijo esto, el joven volvió a la normalidad. Vuelto en sí se dio cuenta donde estaba, abrazó al anciano y dio gracias a Dios.
Son numerosas las historias, por lo demás todas concordes, que los monjes han trasmitido sobre muchas otras cosas semejantes que él obró. Y ellas, sin embargo, no parecen tan maravillosas como otras aún más maravillosas. Un a vez, por ejemplo, a la hora nona, cuando se puso de pie para orar antes de comer, se sintió transportado en espíritu y, extraño es decirlo, se vio a sí mismo y se hallara fuera de sí mismo y como si otros seres lo llevaran en los aires. Entonces vio también otros seres terribles y abominables en el aire, que le impedían el paso. Como sus guías ofrecieron resistencia, los otros preguntaron con qué pretexto quería evadir su responsabilidad ante ellos. Y cuando comenzaron ellos mismos a tomarles cuentas desde su nacimiento, intervinieron los guías de Antonio: "Todo lo que date desde su nacimiento, el Señor lo borró; pueden pedirle cuentas desde cuando comenzó a ser monje y se consagró a Dios. Entonces comenzaron a presentar acusaciones falsas y como no pudieron probarlas, tuvieron que dejarle libre el paso. Inmediatamente se vio así mismo acercándose -a lo menos, así le pareció - y juntándose consigo mismo, y así volvió Antonio a la realidad.
Entonces, olvidándose de comer, pasó todo el resto del día y toda la noche suspirando y orando. Estaba asombrado de ver contra cuantos enemigos debemos luchar y qué trabajos tiene uno para poder abrirse paso por los aires. Recordó que esto es lo que dice el apóstol: "De acuerdo al príncipe de las potencias del aire" (Ef 2:2). Ahí está precisamente el poder del enemigo, que pelea y trata de detener a los que intentan pasar. Por eso el mismo apóstol da también su especial advertencia: "Tomen la armadura de Dios que los haga capases de resistir en el día malo" (Ef 6:13), y "no teniendo nada malo que decir de nosotros el enemigo, pueda ser dejado en vergüenza" (Tt 2:8). Y los que hemos aprendido esto, recordemos lo que el mismo apóstol dice: "No sé si fue llevado con cuerpo o sin él, Dios lo sabe" (2 Co 2:12). Pero Pablo fue llevado al tercer cielo y escuchó "palabras inefables" (2 Co 12:2.4), y volvió, mientras que Antonio se vio a sí mismo entrando en los aires y luchando hasta que quedó libre.
En otra ocasión tuvo este favor de Dios. Cuando solo en la montaña y reflexionando, no podía encontrar alguna solución, la Providencia se la revelaba en respuesta a su oración; el santo varón era, con palabras de la Escritura, "Enseñado por Dios" (Is 54:13; Jn 6:45; 1 Ts 4:9). Así favorecido, tuvo una vez una discusión con unos visitantes sobre la vida del alma y qué lugar tendría después de la vida. A la noche siguiente le llegó un llamado desde lo alto: "¡Antonio, sal fuera y mira!" El salió, pues distinguía los llamados que debía escuchar, y mirando hacia lo alto vio una enorme figura, espantosa y repugnante, de pie, que alcanzaba las nubes, y además vio ciertos seres que subían como con alas. La primera figura extendía sus manos, y algunos de los seres eran detenidos por ella, mientras otros volaban sobre ella y, habiéndola sobrepasado, seguían ascendiendo sin mayor molestia. Contra ella el monstruo hacía rechinar sus dientes, pero se alegraba por los otros que habían caído. En ese momento una voz se dirigió a Antonio: "¡Comprende la visión!" (Dn 9:23). Se abrió su entendimiento (Lc 24:45) y se dio cuenta que ese era el paso de las almas y de que el monstruo que allí estaba era el enemigo, en envidioso de los creyentes. Sujetaba a los que le correspondían y no los dejaba pasar, pero a los que no había podido dominar, tenía que dejarlo pasar fuera de su alcance.
Habiéndolo visto esto y tomándolo como advertencia, luchó aún más para adelantar cada día lo que le esperaba.
No tenía ninguna inclinación a hablar a cerca de estas cosas a la gente. Pero cuando había pasado largo tiempo en oración y estado absorto en toda esa maravilla, y sus compañeros insistían y lo importunaban para que hablara, estaba forzado a hacerlo. Como padre no podía guardar un secreto ante sus hijos. Sentía que su propia conciencia era limpia y que contarles esto podría servirles de ayuda. Conocerían el buen fruto de la vida ascética, y que a menudo las visiones son concedidas como compensación por las privaciones.
— Hay que orar por otros con contrición y dolor del alma. Esto el alma lo puede lograr, humildemente si se considera culpable de lo que pasa con los prójimos.
— ¿Pero Geronta, como puede Ud. sentirse culpable, cuando, por ej., alguien se divorcia de su esposa en Atenas?
Y el Starez dice— "He aquí, lo que me digo: Si yo fuera un Santo, como eran los antiguos padres, y pidiera a Dios la gracia de la unión de ellos, y que se amen el uno al otro, entonces Dios, que prometió escuchar a los Santos, les ayudaría. Por no ser yo un Santo, Dios no me escucha. Por consiguiente soy culpable de la familia que se divorcia, y de todo otro mal que sucede. Así no culpo a nadie, sino que solo a mi mismo: entonces ¡Dios ayuda!"
También el Starez decía: "El rosario — es como la manija de encendido manual de un mecanismo. Dando varias vueltas, calentamos el motor y comienza a trabajar solo. Algo semejante pasa con la oración, con el rosario: pronunciamos los rezos, y el alma se calienta , hay que rezar sin parar el rosario, hasta que se derritan los hielos espirituales, para poner en acción el mecanismo espiritual y el corazón por sí solo va a orar."
El Starez dijo: "Debemos orar en todas partes. Una vez un conductor golpeó a un niño con su auto. El niño quedó ileso porque el chofer oraba durante su manejo." — "Como las naves en peligro mandan la señal SOS, así el hombre debe orar siempre: "¡Señor Jesucristo ten piedad de mi!" La oración debe ser simple."
La oración necesita una preparación Y el Starez siempre aconsejaba: "Antes de la oración, hay que leer unos renglones del Evangelio o Patericon. Así se calentará vuestro pensamiento y lo trasladará al país espiritual."
"Los traidores, que debilitan la oración son — la sequedad espiritual y la frialdad. Contra ellos hay que usar oraciones cortas, y principalmente la oración de Jesús, lectura de las Sagradas Escrituras y libros espirituales. También nos alejan del pecado y nos ayudan los pensamientos sobre la muerte, juicio, paraíso, infierno y beneficios Divinos. Dios observa nuestro corazón y verifica hacia donde se inclina. De esto vendrá el miedo a Dios, la visión de su estado, rechazo de pensamientos y sentimientos malos y manutención de pureza moral. Siempre vamos a controlarnos y, así nos arrepentiremos de pecados pasados y sabremos de nuestra debilidad. Pero no vamos a perder la esperanza de la salvación."
Dijo el Starez: "Que la mayor parte de vuestra hazaña sea la oración, ya que ella sostiene nuestra comunicación con Dios, la que debe ser constante. La oración es el oxigeno del alma, su necesidad es constante, y no debe ser considerada como una obligación pesada. Para que la oración sea oída por Dios es necesario que proceda del corazón, que se haga con humildad y profundo sentimiento de nuestra pecaminosidad. Si la oración no es de corazón, — no tiene valor alguno. Dios siempre oye la oración del hombre, que espiritualmente se encuentra desolado. Una lectura atenta de las Sagradas Escrituras ayuda mucho a la oración, calienta el alma y lleva al orante al país espiritual."
El Starez recomendaba: "Huir de un enemigo muy fuerte: el charlar con la gente. Como una nube cubre al sol, así la charla oscurece el alma. La oración es un descanso. El alma no se cansa rezando, porque conversando con Dios, ella descansa. Solo la oración de corazón, es verdadera oración, ya que se produce con dolor y trae resultados. Orando, debemos permanecer con humildad y la simplicidad de una pequeña criatura, para ser dignos de la preocupación Paterna. Reconozcan su flojedad e iniquidad para que sea cubierta por la compasión Divina. Aquel que siente su pecaminosidad y suspira desde la profundidad del alma, es superior a aquel que puede resucitar a un muerto y con su enseñanza ayudar a todo el mundo. El que llegó a conocer su debilidad espiritual — llegó a la humildad perfecta.
En su libro sobre los ascetas del Monte Santo el Starez escribe: "Una tranquila oración nocturna trae gran provecho por su quietud y es muy útil para nuestro crecimiento espiritual. En forma semejante, una lluvia nocturna, tranquila, ayuda mucho a la germinación de las plantas. ¿Quieres que tu oración se torne de corazón y sea aceptada por Dios? Haz del sufrimiento del prójimo — tu sufrimiento. Hasta un suspiro de corazón hacia tu prójimo, trae frutos reales. La notificación Divina, de que la oración fue aceptada, es el consuelo que siente el hombre después de la oración."
Santo Paisio del Monte Athos
"La obediencia, para el monje, es más importante que el ayuno y la plegaria." El Padre Serafín lo había afirmado y actuaba en consecuencia. Por obediencia, este hombre que había pasado los cincuenta años, asceta brioso, dejaba su retiro forestal donde durante dieciséis años se había complacido en alabar a su Señor y su Dios. Sin embargo, el período de silencio que el Espíritu le había impuesto no había terminado todavía. ¿Cómo perseverar en un monasterio en plena actividad, ruidoso, lleno de visitantes y peregrinos? El pidió al higúmeno la bendición para enclaustrarse en su antigua celda y recibir allí los sacramentos.
Así pasaron cinco años. Un día, el recluso abrió su puerta, sin salir de su celda. Los que querían verlo podían entrar. Siempre mudo, se ocupaba en sus actividades cotidianas. Cinco años después comenzó a responder preguntas, a dar consejos. Al principio, sólo los monjes lo visitaban. Rápidamente fueron seguidos por los laicos. La Virgen misma había dado la orden al recluso de recibirlos. Su carisma no se agotaba más. Pero él, no dejaba su sombrío reducto. La falta de aire y de ejercicio le causaba dolores de cabeza insoportables. El salía a la noche, ocultamente. Una o dos veces se lo vio así, cerca del cementerio, transportando algo pesado y murmurando la plegaria de Jesús. "Soy yo, soy yo, el pobre Serafín... ¡Cállate, mi goce!" decía. Sintiendo que sus fuerzas se debilitaban, él pidió a Dios el permiso para terminar su reclusión. Y el permiso llegó. La noche del 25 de noviembre, fecha que conmemora a los Santos Clemente de Roma y Pedro de Alejandría, la Virgen María se le apareció mientras dormía y lo autorizó a dirigirse a su ermita. Habiendo obtenido la bendición del higúmeno, el recluso, después de dieciséis años de prisión voluntaria, salió y se dirigió hacia el bosque.
San Serafín de Sarov
Quien ama a Dios, huye de todo lo terrenal; se dirige a Dios con todo su corazón y se aleja de las concupiscencias que lo tientan a la inmoderación: el perseverar en el ejercicio que conduce a las virtudes.
Una tal renuncia comienza con el abandono de las cosas externa: propiedad, gloria falsa, costumbres humanas y apego a todas las cosas necesarias. Quien sinceramente desea ir detrás de Cristo, no puede preocuparse por las cosas que son necesarias para esta vida. No puede pensar en el amor de sus padres y parientes, cuando ellos son impedimentos al amor de Dios. Cristo muy claramente habló sobre esto que no deja espacio a cualquier justificación o duda.
Además, es imposible, para quien quiere cumplir como corresponde sus obligaciones, cuando su pensamiento esta ocupado con toda las preocupaciones, como dijo Cristo: "Nadie puede servir a dos amos; porque odiará a uno y amará al otro, o será fiel a uno y al otro no le hará caso. Ustedes no pueden servir a Dios y al Dinero" (Mt. 6:24).
Nosotros tenemos que elegir sólo una cosa: el tesoro celestial, sobre el cual nosotros ponemos todo nuestro corazón, porque: "Porque donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón" (Mt. 6:21). Por eso quien de nosotros se preocupa por la posesión personal de alguna riqueza temporal, allí nuestro entendimiento sin querer se entierra en eso, como en un pozo; y nuestra alma no puede elevarse a la vida divina. Tal alma permanece insensible a las aspiraciones de la riqueza eterna y al prometido premio en el cielo. Y a estas riquezas es imposible abandonarlas de otra manera, sino con el continuo e insistente deseo de abandonarlas, y de liberarnos de todas las preocupaciones. Entonces la renuncia es cortar todas las ataduras de la persona con las cosas materiales y su actual forma de vida, es liberación de todas las obligaciones familiares. Eso nos permite más fácilmente caminar por ese camino que lleva a Dios y sin condición, obligación para obtener la riquísima esposa (Sal. 18:11). En una palabra, la renuncia al mundo es la transformación del corazón humano en la forma de vida celestial, según las palabras del Apóstol: "Nosotros, en cambio, somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos como Salvador a Jesucristo, el Señor" (Flp. 3:20). Lo más importante, es el comienzo de la imitación y semejanza a Cristo, que: "Pues ya conocen la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por ustedes, para enriquecerlos con su pobreza" (2 Co. 8:9). Sin una tal renuncia, es imposible para nosotros llegar a aquella forma de vida, que se conformaría al Evangelio de Cristo. Porque entre riquezas y preocupaciones humanas, entre ataduras al mundo y costumbres humanas no se puede conseguir un corazón compungido, humilde, libre de iras, de tristezas, de preocupaciones y en general de todos los peligros y agitaciones del alma.
San Basilio el Grande
La palabra anunciada, el bautismo recibido, la comunión con el cuerpo y la sangre gloriosos del Resucitado nos ponen en comunión viva y vivificante con Cristo y con el poder de su Pascua, nos orientan hacia la definitiva esperanza realizada e inscrita para siempre en el cuerpo de Cristo Resucitado.
La contemplación de los iconos de la Resurrección en los que la fe y el arte, guiados por el Espíritu Santo, han plasmado el misterio iluminan nuestra mirada.
La espiritualidad litúrgica está enraizada en la teología de la Pascua, en el "paschale sacramentum" que comporta indisolublemente la pasión — muerte — resurrección. Esto es verdad para la Pascua de Cristo, para la Pascua de la Iglesia y para la Pascua del cristiano, que entra en la Pascua de Cristo por la iniciación bautismal y la consuma con su muerte abierta a la inmortalidad.
En esta indisoluble secuencia de acontecimientos y de celebraciones es necesario dejarse plasmar por los textos, por los símbolos de la gracia de la liturgia, en la triple dimensión del celebrar, meditar, vivir el misterio.
La celebración de la vigilia pascual es el punto central de una espiritualidad eclesial y personal porque plasma definitivamente el sentido de la historia personal y colectiva de los cristianos, a partir del memorial de la Pascua de Cristo y de la iniciación bautismal con la que también nosotros estamos ya insertados en esta Pascua. La victoria de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte, la perspectiva de victoria salvífica, es la clave del nuevo sentido que tiene la vida: morir para vivir, aceptar la muerte para resucitar, cambiar el sentido y el destino de las cosas en un dinamismo y en una cultura de la Resurrección. El misterio pascual de Cristo es el arquetipo fundamental de la vida de la Iglesia y de la existencia cristiana. Una vida, por lo tanto, de hombres vivos, de resucitados, no de hombres abocados a la muerte. Una vida de testigos que llevan luz en los ojos, contagian la alegría del corazón, demuestran su fortaleza ante la adversidad, testifican el amor del Resucitado en todas sus obras. Vivir así significa "no pecar contra la resurrección" sino vivir en la atmósfera de la Pascua.
Aquí es donde nace el verdadero sentido de la ascesis y la mística de la vida cristiana. Una ascesis pascual, liberadora y vivificante. Una mística que es comunión con el Señor en su misterio de muerte y de vida.
El cristiano que celebra la Pascua lleva en sus ojos la luz de la Resurrección, en sus labios mensajes de paz, en su corazón la fortaleza ante todas las adversidades y en la vida el testimonio de la novedad del Espíritu, la promesa de la victoria final.
La Iglesia proclama: "Ya todo tiende hacia la Resurrección universal. No sabemos en realidad a través de qué caminos, pero todo en realidad se orienta en este sentido. Entre todos los acontecimientos de la historia la Resurrección es el único absoluto, el solo acto que resume, en cierto modo, toda la realidad humana y toda la realidad cósmica. Es la Resurrección la que da sentido a la historia como a la misma gravitación del universo... Por eso hay que tener siempre fijos los ojos en la Resurrección de Cristo para acoger todo en su misma luz. Pascua significa paso. Si de veras estamos enraizados en el Resucitado, el mundo y la historia en nosotros están ya pasando a la eternidad. Nuestra vida debe estar iluminada por la esperanza y la espera pacificada y pacificadora de aquel que vendrá a consumar los siglos y a juzgar a los vivos y a los muertos."
Los cantos de Pascua hacen reverdecer la esperanza, colman de alegría a los cristianos. Resuenan como un grito de victoria. Así lo expresa con fuerza y belleza el himno pascual de los Estikirás de Pascua:
Que se levante Dios y sean dispersados sus enemigos!
Una Pascua divina hoy se nos ha revelado
Pascua nueva y santa, Pascua misteriosa.
La Pascua solemnísima de Cristo Redentor.
Pascua inmaculada y grande, Pascua de los fieles
Pascua que abre las puertas del Paraíso
Pascua que santifica a todos los cristianos.
Mujeres evangelistas, levantaos
dejad la visión e id a anunciar a Sión:
Recibe el anuncio de alegría:
(Cristo ha resucitado!
Alégrate, danza, exulta Jerusalén
y contempla a Cristo tu Rey
que sale del sepulcro como un Esposo.
Las mujeres miroforas, con la luz del alba
fueron al sepulcro del Autor de la vida
y encontraron a un ángel sentado sobre la piedra.
Dirigiéndose a ellas les decía así:
)Por qué buscáis al Viviente entre los muertos?
)Por qué lloráis al Incorruptible
como si hubiese caído en la corrupción?
Id y anunciad a sus discípulos:
Cristo ha resucitado de entre los muertos.
Pascua dulcísima, Pascua del Señor, (Pascua!
Una Pascua santísima se nos ha dado
Es Pascua. Abracémonos mutuamente.
Tú eres la Pascua que destruyes la tristeza!
Porque hoy Cristo Jesús, sale resplandeciente
y abandona la tumba con un tálamo
ha llenado de gozo a las mujeres diciéndoles:
Llevad este anuncio a mis apóstoles.
Día de la Resurrección
Resplandezcamos de gozo por esta fiesta
Abracémonos, hermanos, mutuamente.
Llamemos hermanos nuestros incluso a los que nos odian
y perdonemos todo por la resurrección
y cantemos así nuestra alegría:
Cristo ha resucitado de entre los muertos
con su muerte ha vencido a la muerte
y a los que estaban muertos en los sepulcros
les ha dado la vida.
Cristo ha resucitado!
En verdad ha resucitado!
En la tarde, durante el Oficio de la Pasión y la Crucifixión, entramos en la oscuridad del viernes. En esta oración (y es, para recordar, los Maitines del viernes) “…Celebramos la Santa Pasión Salvífica y Temible de nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo… y particularmente la Crucifixión y la Muerte que, voluntariamente, aceptó por nosotros. También celebramos la Confesión Salvífica hecha por el agradecido ladrón que fue crucificado con Él” (del Sinaxárion del día). El Oficio es prolongado por lo que contiene de Lecturas Evangélicas, largas en su mayoría. El objetivo es que sintamos el cansancio y participemos, aun con lo más mínimo, en lo que soportó el Señor. A cada Lectura Evangélica contestamos con la expresión: “¡Gloria a Tu Infinita Paciencia, Señor, Gloria a Ti!”
Salimos del templo llevando Su Dolor para regresar en la mañana, a bajarle de la Cruz al igual que José y Nicodemo. Cristo murió en vez de nosotros. Aceptó también el castigo que nos volvió por alejarnos de Dios, y por tomar para sí nuestra naturaleza, tomó, pues, todos los pliegues de averíes en ella: “Destruyó a la Muerte por la muerte”. Con esto la Cruz se convierte en sacrificarse a uno mismo e instrumento de victoria.
La Mañana del viernes celebramos el Oficio de las Horas Reales, es un seguimiento preciso de las etapas de aquél día, desde que Jesús fue colgado sobre la Cruz hasta lo que aconteció después de Su Muerte. En este día no se celebra la Divina Liturgia y no se permite la comunión, porque la tristeza lo envuelve a todo y la Divina Liturgia, como anticipamos, tiene su dimensión de la Resurrección. Las Lecturas son del Antiguo Testamento y todas indican al Señor que vendrá, y en forma particular aquélla de la Profecía de Isaías. Después de las Horas directamente se celebra la Oración de las Vísperas, y es conocida por “El Oficio de la Sepultura”, bajamos al Señor de la Cruz y en procesión lo llevamos en el Epitafio (que es una pieza de tela estampada sobre ella la imagen de Cristo yaciente), que será depositada en una parihuela adornada con flores, puesto encima el Evangeliario. Este Oficio se considera un oficio “transitorio” entre el viernes y el sábado, y desde el principio está puesta para que terminara en la hora que el cuerpo de Cristo ha sido bajado de la Cruz y depositado en el sepulcro.
Jueves de mañana, acompañamos a Jesús en las últimas horas de Su Pasión. La Divina Liturgia comienza con las Vísperas, principalmente se celebraba las primeras horas de la tarde, se trasladó a la mañana, para que el Oficio de la Crucifixión sea celebrado en su debido tiempo. Tres acontecimientos marcan esta Liturgia: La Última Cena de Cristo con Sus discípulos, el Lavado de sus pies y la Traición de Judas. El primero y el segundo acontecimientos manifiestan que la esencia de la salvación que el Señor nos otorga es el Amor. El tercer acontecimiento revela cómo nosotros retribuimos Su Amor con amar a otro: El dinero y el pecado. Uno de los himnos de los Maitines, llamado el “Íkos”resume el significado de este día: “Con temor, acerquémonos todos de la Mesa Mística y con almas puras, recibamos el Pan Sagrado y permanezcamos con el Maestro. Miremos como lava los pies de los discípulos y los seca con la toalla, y hagamos según lo que vemos, sometiéndonos los unos a los otros y lavando los pies los unos a los otros; porque el Mismo Cristo así ordenó a Sus discípulos y anticipó y les dijo. Pero Judas, el falso siervo entregador no escuchó y permaneció incorregible.”
Durante la Liturgia del Lunes, leemos en Mateo (Mateo 24: 3 – 53) la conversación de Cristo acerca “del porvenir”, en ella nos da las señales del final del los tiempos, que la seguimos en la Liturgia del martes junto con los proverbios del “Final” y las vírgenes sabias que esperan al Novio (Mateo 24: 36 – 26: 1) (y recordémonos que el Matutino en estos tres días se llama la Oración del “Novio”) y las que entraron en la cámara, porque sus lámparas simbolizan sus almas y las nuestras que están preparadas para recibir a Cristo, que con Su llegada anuncia el Juicio. La Liturgia del miércoles nos indica la manera para que seamos preparados, nos presenta la parábola de la mujer que untó a Jesús con rico perfume (Mateo 26: 6 – 16) es una figura del amor mezclado con el arrepentimiento que brota en ello, y que es el único que nos une a Cristo.
En algunos países la teoría sobre la “educación liberal” de los niños obtuvo mucha popularidad. Esta teoría rechaza todo constreñimiento y castigo, insistiendo que el niño debe estar libre, para que de esta forma, él pueda expresar y desarrollar su individualidad. Recomiendan aplicar este modo a los niños mas pequeños, los cuales no tienen ningún conocimiento sobre el bien y el mal, ni están acostumbrados a observar sus hechos. Es fácil entender cuantos errores y peligros son producidos por este modo de educación, y estos traen las mas pesadas consecuencias físicas y morales.
Puede un cristiano estar de acuerdo con semejante opinión de educación? Imposible! Así crece una generación que se guía por sus intereses egoístas, sin asumir la responsabilidad moral. Pensando solo en si, estas personas no refrenan sus antojos, su conciencia se duerme poco a poco y ellos empiezan ser poco escrupulosos en los medios para conseguir sus metas. Las escrituras infaliblemente dicen: “porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud” (Génesis 8:21).
La Iglesia nos enseña que desde una edad muy temprana, el niño debe aprender a reconocer entre lo permisible y lo prohibido. Los padres tienen la obligación de guiar las acciones de sus hijos para prepararlos a una vida independiente, edificada sobre los valores espirituales y morales. La guía debe comenzar lo mas temprano posible. A los 10 o 12 anos, podría ser muy tarde corregir los defectos ya adquiridos.
En orden de reconocer la importancia del constreñimiento en la educación, debemos considerar lo siguiente: (1) La voluntad del niño no es muy débil para guiar sus actos. (2) El niño se acostumbra a ser responsable cuando se le exige lo que es factible. (3) Una sensible y moderada combinación del constreñimiento y el castigo, imprimen en el carácter del niño el sentido de la responsabilidad moral y las buenas costumbres.
Los castigos indirectos, no menos efectivos que los directos, podrían ser: terminar la comida sin recibir el postre, privar al niño por un tiempo de ciertos juegos o TV, no dejarle ver a sus amigos y otros placeres, agregarle mas obligaciones, etc. Cuando las palabras dejan de tener su efecto, se debe usar un método de influencia mas productivo para el niño. (Existe un dicho que dice: “No gastéis las palabras, cuando debéis usar la autoridad !” (de la fábula de Krilov, “El gato y el cocinero”). Debido a que el niño no nace únicamente con predisposiciones positivas, pero también con las predisposiciones negativas, se debe luchar con las ultimas desde un principio. Que lucha puede haber sin las restricciones y los castigos? Recuerde tu propia infancia, y se convencerá que el conocimiento y las buenas costumbres no llegaron automáticamente, pero fueron obtenidas con persuasión y a veces con lágrimas. El Apóstol San Pablo dice: “Es verdad que ningún castigo al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; mas después da fruto apacible de justicia á los que en él son ejercitados” (Hebreos 12:11). Por esta razón, que los padres muy sentimentales, no teman apenar a sus niños, cuando la situación lo requiere. A veces es necesario para el buen desarrollo cristiano.
Aquel que en verdad ama al Señor, que en verdad desea gozar del Reino de los cielos, que en verdad se duele de sus pecados, que en verdad está herido con la memoria de las penas del infierno y del juicio eterno, que en verdad está animado por el temor de su propia muerte, a ninguna cosa de este mundo amará desordenadamente: no se fatigará con los cuidados del dinero ni la hacienda, ni de los padres, ni de los hermanos, ni de cosa alguna mortal y terrena.
Mas, habiendo rechazado toda atadura y aborrecido todos los cuidados concernientes a esas cosas, y más todavía a su propia carne, desnudo y ligero seguirá a Cristo elevando siempre sus ojos al cielo en espera del socorro según las palabras del Profeta: "Yo no me turbé siguiéndote a ti, pastor mío; nunca deseé el día ni el reposo del hombre."
La Santa Escala - San Juan Clímaco
Todos los que cumplen cualquier servicio al hermano, tendrán que hacerlo con todo fervor por todos, como si lo hicieran no a las personas, sino al mismo Cristo, que con gran misericordia recibe para sí todo lo que hacemos a las personas ofrecidas a El. Por esto El prometió el Reino celestial: Entonces el Rey dirá a los de su derecha: "vengan benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo.
Porque tuve hambre, y me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; era un extraño, y me hospedaron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; en la cárcel, y fueron a verme". Entonces le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos; sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo fuiste un extraño y te hospedamos, o estuviste desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?" Y el Rey les responderá: "Les aseguro que cuando lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron" (Mt. 25:34-40).
Pues entonces reciben el premio por su celo aquellos que responsablemente cumplen sus obligaciones; y así el juicio eterno exigirá más a los indiferentes o a aquellos que con poca diligencia y actividad han cumplido el servicio para ser dignos del nombre de hermano de Cristo, según las palabras: "El que cumple la voluntad de mi Padre que está en los Cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre" (Mt. 12:50).
¿Con qué disponibilidad tenemos que servir a nuestro hermano? Tenemos que servirle de tal manera como si sirviéramos al mismo Dios, que dijo: "Les aseguro que cuando lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron" (Mt. 25:40).
San Basilio el Grande
En esta celda tan frecuentemente visitada, Serafín recibía también muchas mujeres. ¿No había dicho un día que era necesario desconfiar, como de la peste, de "estas cornejas pintadas"? Envejecido, lleno como estaba de fuerza espiritual, su actitud hacia ellas había cambiado. Primero entre los santos rusos, él debía ocuparse de su muerte, prever el papel, que, en el futuro, les estaba reservado.
"No olvidaré jamás, mientras una de ellas, que, habiendo él orado conmigo delante del icono de la Madre de Dios, puso sobre mi cabeza sus manos calientes; yo sentí de pronto una fuerza vivificante expandirse a través de mi cuerpo entero. Levanté los ojos sobre el Padre y vi que lloraba. Una de sus lágrimas cayó sobre mi frente. ¿Lloraba por mí? No osé preguntarle...
¿Lloraba por la suerte de tantas mujeres, esclavas de dueños inhumanos, de maridos cuya brutalidad asesinaba sus almas y sus cuerpos, de los huérfanos sin dote y sin sostén de los que se ocupaba su madre, Agata Mochnine, de santa memoria? Es lo más probable.
Hablando a las personas casadas, el staretz no entraba en los detalles de 1a vida conyugal. Se contentaba con pedir a los esposos la fidelidad recíproca y el amor que aseguran a la familia la estabilidad y la paz.
San Serafim de Sarov