El diablo envidia mucho la persona que ora y usa toda maquinación para pervertir su fin. No cesa con la memoria en mover los pensamientos de cosas y con la carne del cuerpo remueve todos los pazos, para así impedir el trabajo perfecto de la oración y la elevación del nus a Dios.
San Nilos
Catecismo Ortodoxo
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El creyente humilde no investiga mucho ni prosigue en los secretos inefables; por el contrario, el orgulloso o soberbio quiere investigar, penetrar y disputar hasta en los inconcebibles juicios y razones de Dios.
San Juan Clímaco
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