La Iglesia Ortodoxa siempre consideró a la familia como la principal fuente de iluminación cristiana para los niños. Los Apóstoles llamaban a la familia “la Iglesia doméstica” e instruían a los esposos y todos los miembros de la familia a esforzarse unidos para una vida espiritual.
Para formar un ambiente cristiano en el hogar, es importante que todos los miembros de la familia recen juntos a diario preferiblemente en la mañana y en la noche, también antes y después de las comidas. La oración común, une y fortalece a la familia. Los domingos, todos juntos deben ir a la Iglesia, cumpliendo de esta forma el cuarto mandamiento: “Acuérdate del día del reposo, para santificarlo: Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día será reposo para Jehová tu Dios” (Exodo 20:8). Dándonos seis días de la semana, Dios guardó un día para Él. Aquellos que usan el séptimo día para ellos, le roban al Señor lo que le pertenece a Él y rompen el convenio con Él.
Las discusiones sobre los temas espirituales y la lectura de las Santas Escrituras, la vida de los Santos, Catecismo y otros libros sobre el crecimiento moral, tienen un efecto benéfico para toda la familia y crea una atmósfera reconciliadora en la casa.
No se pueden ignorar los días de ayunas, los cuales son períodos determinados por la Iglesia para el desarrollo de la disciplina y para la firmeza religiosa. El Señor Jesucristo, también sus discípulos y los primeros cristianos, todos ayunaban en ejemplo a nosotros. Por ejemplo, desde el primer siglo del cristianismo, se volvió en una norma ayunar dos veces por semana, los miércoles y los viernes. En aquel tiempo el Gran Ayuno, también conocido como la Cuaresma, fue establecido para el período antes de la Pascua.
En la ausencia de la escuela parroquial, los padres y los padrinos deben asumir las obligaciones del Catecismo para sus niños. Hay que acostumbrar los niños a leer la Biblia (versión para los niños) y otros libros religiosos y recontar a sus padres lo que leyeron. Estas lecturas y conversaciones deben ser cumplidas regularmente, debido a que sin la constancia, es muy difícil de obtener resultados duraderos.