Wednesday, April 1, 2015

Las Mujeres ( San Serafim de Sarov )


En esta celda tan frecuentemente visitada, Serafín recibía también muchas mujeres. ¿No había dicho un día que era necesario desconfiar, como de la peste, de "estas cornejas pintadas"? Envejecido, lleno como estaba de fuerza espiritual, su actitud hacia ellas había cambiado. Primero entre los santos rusos, él debía ocuparse de su muerte, prever el papel, que, en el futuro, les estaba reservado.

"No olvidaré jamás, mientras una de ellas, que, habiendo él orado conmigo delante del icono de la Madre de Dios, puso sobre mi cabeza sus manos calientes; yo sentí de pronto una fuerza vivificante expandirse a través de mi cuerpo entero. Levanté los ojos sobre el Padre y vi que lloraba. Una de sus lágrimas cayó sobre mi frente. ¿Lloraba por mí? No osé preguntarle...

¿Lloraba por la suerte de tantas mujeres, esclavas de dueños inhumanos, de maridos cuya brutalidad asesinaba sus almas y sus cuerpos, de los huérfanos sin dote y sin sostén de los que se ocupaba su madre, Agata Mochnine, de santa memoria? Es lo más probable.

Hablando a las personas casadas, el staretz no entraba en los detalles de 1a vida conyugal. Se contentaba con pedir a los esposos la fidelidad recíproca y el amor que aseguran a la familia la estabilidad y la paz.


San Serafim de Sarov

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