En esta celda tan frecuentemente visitada, Serafín recibía también muchas mujeres. ¿No había dicho un día que era necesario desconfiar, como de la peste, de "estas cornejas pintadas"? Envejecido, lleno como estaba de fuerza espiritual, su actitud hacia ellas había cambiado. Primero entre los santos rusos, él debía ocuparse de su muerte, prever el papel, que, en el futuro, les estaba reservado.
"No olvidaré jamás, mientras una de ellas, que, habiendo él orado conmigo delante del icono de la Madre de Dios, puso sobre mi cabeza sus manos calientes; yo sentí de pronto una fuerza vivificante expandirse a través de mi cuerpo entero. Levanté los ojos sobre el Padre y vi que lloraba. Una de sus lágrimas cayó sobre mi frente. ¿Lloraba por mí? No osé preguntarle...
San Serafim de Sarov
El profeta Daniel pertenecía a una noble estirpe. Cuando fue conquistada Jerusalén por Nabucodonosor, en el año 606 a. C. el joven Daniel, junto con otros judíos cayo en cautiverio babilónico. Ahí, el quinceañero Daniel y otros los más dotados jóvenes, los educaron en la corte.
Con Daniel estudiaban tres amigos, Ananías, Misael y Azarías. Durante varios años ellos aprendían la lengua local y diferentes estudios caldeos. Al comenzar sus estudiar les cambiaron los nombre: a Daniel — Baltasar; a Ananás — Sidrac; a Misael — Misac y a Azarías — Abdénago. A pesar de tener nombres paganos los jóvenes no traicionaron la fe de sus antepasados. No queriendo comer comida pagana, ellos pidieron a su instructor que no les dé la comida de la mesa imperial, que se rociaba con la sangre de las ofrendas, sino vegetales. El instructor estaba de acuerdo, pero puso la condición: pasados los 10 días con el régimen vegetal el verificaría el estado de su salud física y anímica. Cuando terminó el tiempo de prueba, estos jóvenes fueron más saludables que los otros que comían carne de la mesa imperial. Y el instructor les permitió seguir comiendo lo que querían. Por la devoción a la fe verdadera, el Señor los premió en sus estudios. El rey de Babilonia, presente en los exámenes, encontró que ellos eran más inteligentes que sus sabios babilónicos.
Después de terminar los estudios, Daniel con sus tres amigos, empezaron a trabajar en la corte. Daniel trabajó como alto funcionario durante el reinado de Nabucodonosor y sus cinco sucesores. Después de la calda de Babilonia, el fue consejero de los reyes Darío I (rey de los Medos) y Ciro de Persia.
Dios le dio a Daniel el don de comprender el significado de las visiones y sueños y Daniel usó este don para explicar a Nabucodonosor dos de sus sueños que lo turbaban mucho. (Dan. Capítulos 2 y 4) En el primer sueño Nabucodonosor vio a un enorme, terrible ídolo hecho de cuatro metales. La piedra que sé cayo de la montaña hizo polvo al ídolo y la piedra creció en una gran montaña. Daniel explicó al rey que el ídolo simboliza a cuatro reinados paganos quienes se reemplazaran uno tras otro, empezando el de Babilonia y terminando con el Romano. La piedra misteriosa simboliza al Mesías y la montaña que se formó — Su Reino Eterno (la Iglesia).
En su libro (con su nombre) el profeta Daniel narra sobre la hazaña de sus tres amigos, quienes se negaron a adorar al ídolo de oro (Marduk) y fueron tirados al horno caliente por orden de Nabucodonosor. Pero el ángel divino les ayudo y quedaron intactos.
Los datos sobre las actividades del profeta Daniel durante los 7 años de los sucesores de Nabucodonosor (Evil-Merodac, Neriglissar y Labosardach) no se conservan. El asesino de Labosardach Nabonid nombró a su hijo Baltasar coregente. Durante el primer año del reinado de Baltasar el profeta Daniel tuvo una visión sobre los cuatro reinados. Después el vio a Dios "hecho anciano" y acercándose a Él "El Hijo del Hombre," quiere decir el Señor Jesús Cristo.
En su libro el profeta Daniel anotó algunas visiones proféticas que tratan sobre el fin del mundo y sobre la segunda llegada de Cristo. Su libro tiene mucho en común con las Revelaciones del evangelista Juan El Teólogo, que está al final de la Biblia.
Cuando vivía Daniel, durante el reinado de Baltasar, el rey de los medos Dario I conquistó Babilonia (ano 539 a.C.) Baltasar murió como le profetizó Daniel, quien le explicó el significado de lo escrito sobre la pared hecho por una mano misteriosa: "mene tequel y peres (Dios a contado los días de tu reinado y ha señalado un límite. Has sido pesado en la balanza y hallado falto de peso. Tu reino ha sido dividido y entregado a los medos y los persas. (Dan. 5: 25-28)
Durante el reinado del rey de los medos — Darío, Daniel ocupó un alto cargo en el gobierno. Por envidiarlo, los grandes de la Corte lo calumniaron ante Darío y consiguieron que lo arrojen al foso de los leones. Pero Dios salvó a su profeta quien quedó intacto. Verificando todo, Darío mandó arrojar a las fieras a los acusadores y los leones los despedazaron. Poco tiempo después, Daniel tuvo una visión sobre las 70 semanas, en la cual tendrá lugar la primer venida del Mesías y establecerá su reino (Iglesia) (Dan Cáp. 9.) Ver la explicación de esta visión en la segunda parte del libro "Antiguo Testamento sobre el Mesías."
Durante el reinado de Ciro, Daniel quedó en el mismo cargo. No sin su colaboración, el rey Ciro publicó el decreto en el año 536 sobre la liberación de los judíos del cautiverio. Según la leyenda el profeta Daniel, mostró a Ciro la profecía sobre él en el libro del profeta Isaías, quien vivió unos doscientos años antes (44: 28-45, 13). Asombrado con esta profecía el rey aceptó el poder de Jehová y ordenó a los judíos edificar el Templo en honor de Jehová. (Esdras cap.l) Durante el reinado del rey Ciro Daniel fue nuevamente salvado de la muerte que le correspondía por matar al dragón divinizado por los paganos.
Durante el tercer año del reinado de Ciro en Babilonia, Daniel fue digno de tener revelación sobre el destino futuro del pueblo de Dios y cuatro de los imperios paganos (cap. 10-12). Las profecías de Daniel sobre las persecuciones por la fe se refieren al mismo tiempo a las persecuciones de Antíoco Epifánes y el anticristo. Sobre el destino posterior del profeta Daniel no se sabe nada, solamente que el murió siendo un anciano, posiblemente en la ciudad de Susa (Ecbatana). Su libro profético tiene 14 capítulos. El Señor Jesús Cristo, en sus pláticas con los judíos, se refirió dos veces sobre las profecías de Daniel.