Existe una cruz de pensamientos, cuando al hombre lo aturden pensamientos pecaminosos, pero la persona no peca si no les hace caso. El starez daba un ejemplo: "Una mujer piadosa sentía por largo tiempo el acoso de pensamientos impuros. Cuando se le presentó Jesús y la alejó de ellos ella le preguntó: "¿Dónde habías estado hasta ahora, Dulce Jesús?" A esto respondió el Señor: "Estuve en tu corazón." Ella preguntó: "¿Cómo puede ser? Mi corazón estaba colmado de pensamientos impuros" a lo que Jesús le dijo: "Piensa que estuve en tu corazón pues tú nunca aceptaste a esas ideas impuras si no que tratabas cada vez más de librarte de ellas, enfermabas por ello y con eso me preparaste un lugar en tu corazón"
San Ambrosio de Óptina
Artículo procedente de una grabación de una conferencia dada por el padre Seraphim Rose en el monasterio de San Herman en Platina, California, en el año 1982, con el título original de “Living the orthodox worldview”.
VIVIR UNA VISIÓN ORTODOXA DEL MUNDO
Antes de comenzar mí charla, una o dos palabras acerca de por qué es importante contar con un punto de vista ortodoxo del mundo, y de por qué es más difícil construir una (visión) hoy que en los siglos pasados.
En siglos pasados, por ejemplo en el siglo 19 en Rusia, la visión ortodoxa del mundo era una parte importante de la vida ortodoxa y fue apoyado por la vida a su alrededor. No hubo necesidad siquiera de hablar de ello como una cosa separada, vivías la ortodoxia en armonía sociedad ortodoxa a tu alrededor, y tenías una cosmovisión ortodoxa del mundo proporcionada por la Iglesia y la sociedad. En muchos países, el gobierno mismo confesaba la ortodoxia, era el centro de las funciones públicas y el rey o gobernante era históricamente el primer laico ortodoxo, con la responsabilidad de dar un ejemplo cristiano a todos sus súbditos. Cada ciudad tenía iglesias ortodoxas, y muchas de ellos tenían los servicios todos los días, mañana y tarde. Había monasterios en todas las grandes ciudades, en muchas ciudades, fuera de las ciudades, y en el campo, en los desiertos y páramos. En Rusia había más de 1000 monasterios oficialmente organizados, además de otros grupos no-oficiales. El monaquismo era una parte aceptada de la vida. La mayoría de las familias, de hecho, tenían en algún lugar una hermana o un hermano, tío, abuelo, primo o alguien que era un monje o una monja, además de todos los otros ejemplos de la vida Ortodoxa: personas que iban de monasterio en monasterio y los “locos en Cristo”. El modo de vida entero estaba impregnado de distintos tipos de personas ortodoxas, de las cuales, por supuesto, la vida monástica era el centro. Las costumbres ortodoxas eran una parte de la vida cotidiana. La mayoría de los libros que se leían habitualmente eran ortodoxos. La vida cotidiana en sí era difícil para la mayoría de la gente: tenían que trabajar duro para sobrevivir, la esperanza de vida no era muy grande, la muerte era una realidad frecuente, y todo ello reforzó la enseñanza de la Iglesia sobre la realidad y cercanía del otro mundo. Vivir una vida ortodoxa en tales circunstancias, era en realidad lo mismo que tener una visión ortodoxa del mundo, y no había gran necesidad de hablar de tal cosa.
Hoy en día, por otro lado, todo esto ha cambiado. Nuestra ortodoxia es una pequeña isla en medio de un mundo que opera sobre unos principios totalmente diferentes, y todos los días estos principios están cambiando para peor, haciéndonos más y más alejados de ella. Muchas personas sienten la tentación de dividir sus vidas en dos categorías claramente diferenciadas: la vida cotidiana que llevamos en el trabajo, con amigos del mundo, en nuestro negocio mundano, y la ortodoxia que vivimos los domingos y otras veces en la semana cuando tenemos tiempo para ello. Pero la visión del mundo de esa persona, si se mira de cerca, es a menudo una extraña combinación de los valores cristianos y los valores mundanos, que en realidad no se pueden mezclar. El propósito de esta charla es ver cómo las personas que viven hoy en día pueden comenzar a tener su visión del mundo en más de una sola pieza, para que sea una visión ortodoxa del mundo global.
La ortodoxia es la vida. Si no vivimos la ortodoxia, simplemente no son ortodoxos, no importa lo que una creencia religiosa nos pueda deparar.
La vida en nuestro mundo contemporáneo se ha convertido en (una vida) muy artificial, muy incierta, muy confusa. La ortodoxia, es cierto, tiene una vida propia, pero no está tampoco muy lejos de la vida del mundo que lo rodea, y así la vida de los cristianos ortodoxos, incluso cuando se es verdaderamente ortodoxo, no puede reflejarlo de alguna manera. Una especie de incertidumbre y confusión también han entrado en la vida ortodoxa en nuestros tiempos. En esta charla vamos a tratar de mirar hacia una vida contemporánea, y luego hacia la vida ortodoxa, para ver cómo podemos cumplir mejor con nuestra obligación cristiana de llevar otro tipo de vida mundana, incluso en estos tiempos tan terribles, y tener una visión cristiana ortodoxa de la toda la vida hoy en día que nos permitirá sobrevivir en estos tiempos con nuestra fe intacta.
LA VIDA DE HOY EN DÍA SE HA CONVERTIDO EN ANORMAL
Cualquier persona que mire a nuestra vida contemporánea desde la perspectiva de la vida normal vivida por la gente en tiempos pasados -digamos, Rusia o América, o cualquier país de Europa occidental en el siglo 19- no puede dejar de sorprenderse por el hecho cuan anormal se ha convertido la vida hoy en día. Todo el concepto de autoridad y obediencia, de decencia y cortesía, de conducta pública y privada, todo ha cambiado drásticamente, se han dado la vuelta, excepto en unos pocos focos aislados de gente, por lo general los cristianos de algún tipo, que tratan de preservar el modo llamado “a la antigua” forma de vida.
Nuestra vida anormal de hoy en día puede ser caracterizada como mimada, consentida. Desde la infancia los niños de hoy se tratan, como regla general, como un pequeño dios o una diosa en la familia: sus caprichos son satisfechos, sus deseos cumplidos, está rodeado de juguetes, diversiones, comodidades; no está entrenado y educado de acuerdo a los estrictos principios de conducta cristiana, sino que le dejan desarrollar de cualquier manera sus deseos. Por lo general es suficiente que diga, “¡Lo quiero!” o “no lo haré!” para que sus padres se dobleguen ante él y le dejen salirse con la suya. Tal vez esto no sucede” todo” el tiempo en cada familia, pero ocurre con suficiente frecuencia como para ser la regla contemporánea de la crianza de los niños, e incluso los padres mejor intencionados no pueden escapar totalmente a su influencia. Incluso si los padres tratan de criar al niño en un sentido más estricto, los vecinos tratan de hacer algo más. Tienen que tener esto en cuenta al disciplinar al niño.
Cuando un niño se convierte en un adulto, se rodea naturalmente de las mismas cosas que estaba acostumbrado en su infancia: comodidades, diversiones, y juguetes para mayores. La vida se convierte en una constante búsqueda de “diversión” que, por cierto, es una palabra totalmente desconocida en cualquier otro vocabulario; en el siglo 19 en Rusia no habrían entendido lo que significaba esta palabra, ni tampoco en cualquier civilización seria. La vida es una búsqueda constante de la “diversión” que está totalmente vacía de todo significado serio que un visitante de un país del siglo 19, mirando a nuestros programas populares de televisión, parques de diversiones, anuncios, películas, música y en casi cualquier aspecto de nuestra cultura popular podría pensar que había tropezado con un país de imbéciles que han perdido todo contacto con la realidad normal. No solemos tener esto en cuenta, porque estamos viviendo en esta sociedad y lo damos por sentado.
Algunos observadores recientes de nuestra vida contemporánea han llamado a los jóvenes de hoy día la “generación del yo” y a nuestros tiempos “edad del narcisismo”, caracterizado por un culto y una fascinación por uno mismo que impide una vida humana normal de desarrollo. Otros han hablado del “plástico” universo o mundo de fantasía en el que tantas personas viven hoy en día, incapaces de enfrentar o de llegar a un acuerdo con la realidad del mundo que les rodea, o los problemas dentro de sí mismos.
Cuando la “generación del yo” se convierte en una religión, que ha estado sucediendo con mucha frecuencia desde hace varias décadas, es habitual en una forma “plástica” o fantástica de religión: una religión de “auto-desarrollo” (donde el yo sigue siendo el objeto de culto), de lavado de cerebro y control mental, de los gurús y swamis deificados, de la búsqueda de los OVNIS y los seres “extraterrestres”, de los estados anormales y sentimientos espirituales. No voy a entrar en todas estas manifestaciones, que son probablemente lo suficientemente familiar para la mayoría de vosotros, excepto para discutir un poco más tarde cómo esto toca en la vida cristiana ortodoxa espiritual de nuestros días.
Es importante que nos demos cuenta, ya que tratamos de llevar una vida cristiana hoy en día, que el mundo que ha sido formado por nuestros caprichosos tiempos, hacen demandas en el alma, ya sea en religión o en la vida secular, que son lo que uno tiene que llamar un totalitarismo. Esto es bastante fácil de ver en los cultos de control psíquico que han recibido tanta publicidad en los últimos años, y que exigen una lealtad total a un hecho a sí mismo “hombre santo”, pero es igual de evidente en la vida secular, en donde uno se enfrenta no sólo por una tentación personal aquí o allá, sino por un constante estado de tentación que ataca a uno, ya sea en la música de fondoque se escucha en todas partes, en los mercados y las empresas, en los carteles públicos y letreros de calles de la ciudad, en la música rock que se lleva incluso a campamentos y senderos, y en la propia casa, donde la televisión a menudo se vuelve la regla secreta de la casa, dictando los valores modernos, opiniones y gustos. Si tienes niños pequeños, ya sabes que esto es verdad, cuando han visto algo en la televisión lo difícil que es luchar contra este nuevo dictamen que se ha dado como una autoridad por la televisión.
El mensaje de esta tentación universal que ataca a los hombres de hoy, con toda franqueza en sus formas seculares, pero por lo general más oculto en sus formas religiosas, es: vivir el presente, disfrutar, relajarse, estar cómodo. Detrás de este mensaje hay otro, más siniestro en su trasfondo, que se expresa abiertamente sólo en los países oficialmente ateos, que están un paso por delante del mundo libre en este sentido. De hecho, debemos darnos cuenta de que lo que está sucediendo en el mundo de hoy es muy similar tanto si se produce detrás de la Cortina de Hierro o en el mundo libre. Existen diferentes variedades de la misma, pero es un ataque muy similar para conseguir nuestra alma. En los países comunistas que tienen una doctrina oficial de ateísmo, dicen abiertamente que lo siguiente: Olvídate de Dios y cualquier otra vida, a excepción del presente; elimina de tu vida el temor de Dios y la reverencia por las cosas santas, considera a aquellos que todavía creen en Dios en a la manera “antigua” como enemigos que deben ser exterminados. Se podría tomar, como símbolo de nuestra despreocupación, amantes de la diversión, auto-adoradores de los tiempos, nuestra “Disneyland” americano; si es así, no debemos descuidarnos para ver detrás de ella el símbolo más siniestro que muestra donde la “generación del yo” está realmente titulado: el Gulag soviético, la cadena de campos de concentración que ya rige la vida de casi la mitad de la población mundial.
DOS FALSOS ENFOQUES DE LA VIDA ESPIRITUAL
Pero, cabe preguntarse, ¿qué tiene todo esto que ver con nosotros, que estamos tratando de llevar lo mejor que podemos una vida sobria cristiana ortodoxa? Tiene mucho que ver. Tenemos que darnos cuenta que la vida que nos rodea, a pesar de que es anormal, es el lugar donde comenzamos nuestra vida cristiana. Lo que hacemos de nuestra vida, sea cual sea el contenido verdaderamente cristiano que le demos, todavía tiene algo del sello de la “generación del yo” en él, y tenemos que ser lo suficientemente humildes como para ver esto. Aquí es donde comenzamos.
Hay dos enfoques falsos de la vida que nos rodean que se dan muy a menudo hoy en día, pensando que de alguna manera esto es lo que los cristianos ortodoxos deberían estar haciendo. Uno de los enfoques-el más común de ellos-es simplemente ir conforme a los tiempos: Adáptate a la música rock, las modas y los gustos modernos, y todo el ritmo de nuestra animada vida moderna. A menudo, los padres más anticuados tendrán poco contacto con esta vida y vivirán su propia vida, más o menos por separado, pero sonreirán al ver a sus niños tras su última locura, y pensarán que esto es algo inofensivo.
Este camino es un desastre total para la vida cristiana, es la muerte del alma. Algunos todavía pueden llevar una vida respetable hacia el exterior sin tener que luchar contra el espíritu de los tiempos, pero por dentro están muertos o muriendo, y, lo más triste de todo, es que sus hijos pagarán el precio en diversos trastornos psíquicos y espirituales, y en enfermedades que se vuelven más y más común. Uno de los principales miembros de la secta suicida que terminó de manera tan espectacular en Jonestown, hace cuatro años, era la joven hija de un sacerdote ortodoxo griego; grupos de rock satánicos como Kiss “Los niños del servicio de Satanás”, están compuestos por jóvenes ex ortodoxos rusos; la mayor parte de los miembros del templo de satanás de San Francisco, según un reciente estudio sociológico, se compone de chicos ortodoxos. Estos son sólo unos pocos casos notables, la mayoría de los jóvenes ortodoxos están tan lejos del mal camino, acaban de fundirse con el mundo anti-cristiano en torno a ellos y dejan de ser ejemplos de cualquier tipo de cristianismo, para quienes les rodean.
Esto está mal. El cristiano debe ser diferente del mundo, sobre todo de lo raro de hoy en día, el mundo anormal, y esto debe ser una de las cosas básicas que debe saber a parte de su educación cristiana. De lo contrario no tiene sentido de llamarnos cristianos y mucho menos cristianos ortodoxos.
El falso enfoque en el extremo opuesto es el que se podría llamar la falsa espiritualidad. Como las traducciones de los libros ortodoxos sobre la vida espiritual cada vez más ampliamente disponible, y el vocabulario ortodoxo de la lucha espiritual se pone cada vez más en el aire, se encuentra un número creciente de gente hablando de hesicasmo, de la oración de Jesús, la vida ascética, exaltando los estados de oración, y los Santos Padres más elevados como San Simeón el Nuevo Teólogo, San Gregorio Palamas, y San Gregorio el Sinaíta. Está muy bien estar al tanto de este lado verdaderamente sublime de la vida espiritual ortodoxa y tener reverencia por los grandes santos que han vivido realmente, pero a menos que tengamos una conciencia muy realista y muy humilde de lo lejos que estamos todos hoy en día de la vida del hesicasmo y lo poco preparados que estamos, incluso para acercarnos a ella, nuestro interés será sólo una expresión más de nuestro auto-centrado, universo plástico. ¡La generación del yo se torna hesicasta! – eso es lo que algunos están tratando de hacer hoy, pero en realidad sólo están agregando un nuevo juego llamado “hesicasmo” a las atracciones de Disneylandia.
Hay libros sobre este tema que ahora son muy populares. De hecho, los católicos romanos están yendo en masa tras este tipo de cosas, bajo la influencia ortodoxa y de sí mismos pueden influir en otras personas ortodoxas. Por ejemplo, hay un sacerdote jesuita, el Padre George Maloney, que escribe todo tipo de libros sobre este tema y que traduce a San Macario el Grande y a San Simeón el Nuevo Teólogo, y trata de conseguir que la gente en la vida cotidiana sea hesicasta. Tienen todo tipo de retiros, por lo general “carismáticos”, la gente está, supuestamente, inspirada por el Espíritu Santo y llevan a cabo todo tipo de disciplinas obtenidas de los Santos Padres, y que van mucho más allá del nivel en que estamos hoy. Esto es una cosa muy poco seria. También hay una mujer, Catherine de Hueck Doherty (de hecho, ella nació en Rusia y se convirtió al catolicismo romano), que escribe libros sobre Poustinia, la vida en el desierto, y Molchanie, la vida en silencio, y todas estas cosas las intenta llevar en la vida como si fuera algo de moda, una nueva golosina. Esto, por supuesto, es muy poco serio y un signo muy trágico de nuestros tiempos. Este tipo de temas elevados están siendo utilizados por personas que no tienen idea de qué se trata. Para algunas personas es sólo un hábito o un pasatiempo, para otras que lo toman en serio, puede ser una gran tragedia. Piensan que están llevando algún tipo de vida elevada y en realidad no han llegado ni a una estabilidad con sus propios problemas.
Permitidme volver a insistir que ambos extremos se deben evitar, tanto el mundano como la super-espiritualidad, pero esto no significa que no debemos tener un conocimiento realista de las peticiones legítimas que el mundo hace sobre nosotros, o que debemos dejar de respetar y tomar una sólida instrucción de los grandes Padres hesicastas y del uso de la oración de Jesús por nosotros mismos, de acuerdo a nuestras circunstancias y la capacidad. Simplemente tiene que estar en nuestro nivel, en la tierra. El sentido es, y es un sentido absolutamente necesario para nuestra supervivencia como cristianos ortodoxos hoy, que debemos darnos cuenta de nuestra situación de cristianos ortodoxos hoy en día, debemos darnos profundamente cuenta de los tiempos en que vivimos, de lo poco que sabemos y sentimos nuestra ortodoxia , de lo lejos que nos encontramos no sólo de los santos de la antigüedad, sino incluso de los cristianos ortodoxos corrientes de hace cien años o incluso de hace una generación, y cuánto tenemos que humillarnos sólo para llegar a ser cristianos ortodoxos hoy.
¿QUE PODEMOS HACER?
Más específicamente, ¿qué podemos hacer para obtener este conocimiento, esta toma de conciencia, y cómo podemos hacerla fructíferar en nuestras vidas? Voy a tratar de responder a esta pregunta en dos partes: en primer lugar, en relación con nuestra conciencia del mundo que nos rodea, que como nunca antes en la historia del cristianismo se ha convertido en nuestro enemigo consciente, y en segundo lugar, en relación con nuestra conciencia de la ortodoxia, que me temo que la mayoría de nosotros sabemos mucho menos de lo que deberíamos, y mucho menos de lo que tendríamos que saber si quisiéramos conservarla.
En primer lugar, ya que, lo queramos o no estamos en el mundo (y sus efectos se dejan sentir con fuerza incluso en un lugar remoto como nuestro monasterio aquí), debemos hacerle frente a ella y a sus tentaciones de lleno y de manera realista, pero sin renunciar a ella; en particular, debemos preparar a nuestros jóvenes para las tentaciones a las que se van a enfrentar, como si fueran a vacunarse contra estas tentaciones. Debemos ser conscientes de que el mundo que nos rodea rara vez nos ayuda y sin embargo casi siempre nos dificulta la crianza de nuestro hijo en un espíritu verdaderamente ortodoxo. Debemos estar preparados todos los días para responder a la influencia del mundo por los principios de una educación cristiana sólida.
Esto significa que lo que un niño aprende en la escuela debe ser constantemente revisado y corregido en el hogar. No podemos asumir que algo que va a aprender en la escuela es simplemente algo provechoso o secular y no tiene nada que ver con su educación ortodoxa. Se pueden aprender habilidades útiles y hechos (aunque muchas escuelas en los Estados Unidos hoy en día están fracasando miserablemente, incluso en esto, muchos profesores de la escuela nos dicen que todo lo que pueden hacer es mantener a los niños en el buen orden en la clase sin siquiera enseñar nada), pero incluso si se consigue esto, también se le enseñaron muchas actitudes equivocadas y filosóficas. La actitud básica de un niño y su apreciación hacia la literatura, la música, la historia, el arte, la filosofía, incluso la ciencia y por supuesto la vida y la religión, no deben venir primeramente de la escuela, ya que la escuela te dará todo esto mezclado con filosofía moderna , sino que tiene que venir primero de casa y de la Iglesia, o de lo contrario está destinado a ser maleducado en el mundo actual, donde la educación pública es en el mejor de los casos agnóstica, y en el peor abiertamente atea o antirreligiosa. Por supuesto, en la Unión Soviética todo esto se imponía al niño, con nada en absoluto de religión y con un programa activo de hacer al niño un ateo.
Los padres deben saber exactamente lo que se les enseña a sus hijos en los cursos de educación, que son casi universales hoy en día en las escuelas estadounidenses, y corregirlo en el hogar, no sólo por una actitud franca sobre este tema (especialmente entre padres e hijos, una cosa muy rara en la sociedad americana), sino también por una clara y firme posición en los aspectos morales de la misma que está totalmente ausente en la educación pública.
Los padres deben saber exactamente qué tipo de música están escuchando sus hijos, qué aparece en las películas que ven (escuchándolas y viéndolas junto a ellos cuando sea necesario), a qué tipo de lenguaje están expuestos y qué tipo de lenguaje utilizan, y dar la actitud cristiana de todo esto.
La televisión en los hogares donde no existe el suficiente valor para tirarla por la ventana, debe estar estrictamente controlada y supervisada para evitar los efectos tóxicos de esta máquina, que se ha convertido en el educador líder de actitudes anticristianas e ideas en la propia casa, especialmente para los jóvenes.
Hablo acerca de la crianza de los hijos, porque aquí es donde el mundo golpea por primera vez a los cristianos ortodoxos y los forma a su imagen; una vez que se han formado las actitudes equivocadas en el niño, la tarea de darle una educación cristiana se hace doblemente difícil.
Pero no es sólo a los niños, sino a todos nosotros, que nos enfrentamos al mundo a los que se nos está tratando de formar en el anti-cristianismo, por medio de las escuelas, la televisión, las películas, la música popular, y todas aquellas influencias que nos bombardean, sobre todo en las grandes ciudades. Tenemos que ser conscientes de que lo que se bombardea sobre nosotros es todo de una pieza; tiene un cierto ritmo, un cierto mensaje que darnos, el mensaje de la auto-adoración, de la relajación, de dejarse llevar, de disfrutar de uno mismo, de renunciar a cualquier idea de otro mundo, en diversas formas, ya sea en música o en el cine, en la televisión o en lo que se enseña en las escuelas, de la manera en que el tema se ha enfatizado, de la forma en que se muestra el trasfondo, y todo lo demás; hay una cosa en particular que se nos está dando a nosotros, y que es en realidad, una educación en el ateísmo. Tenemos que luchar por saber exactamente lo que el mundo está tratando de hacer para nosotros, y mediante la formulación y comunicación de nuestra respuesta cristiana ortodoxa responder a ello.
Francamente, a partir de la observación de la forma en que las familias ortodoxas viven y transmiten su ortodoxia en el mundo de hoy, parecería que esta batalla se pierde más frecuentemente de lo que se gana. El porcentaje de cristianos ortodoxos que conservan su identidad ortodoxa intacta y no cambian a la imagen del mundo de hoy, es ciertamente pequeño.
Sin embargo, no es necesario ver el mundo que nos rodea como si todo fuera malo. De hecho, para nuestra supervivencia como cristianos ortodoxos, tenemos que ser lo suficientemente inteligentes como para utilizar todo lo que es positivo en el mundo para nuestro propio beneficio. Aquí voy a ir a algunos puntos donde se puede utilizar algo en el mundo que no parece tener nada que ver directamente con la ortodoxia con el fin de formular nuestra visión ortodoxa del mundo.
El niño que ha sido expuesto desde sus primeros años a la buena música clásica, y ha visto que su alma está siendo desarrollada por ella, no será tan tentado por el crudo ritmo y los mensaje del rock y de las otras formas contemporáneas de pseudo-música, como alguien que ha crecido sin una educación musical. Esta formación musical, como ya varios de los staretz (ancianos) de Optina han dicho, afina el alma y la prepara para la recepción de las impresiones espirituales.
El niño que ha sido educado en la buena literatura, el teatro y la poesía y ha sentido su efecto en su propia alma, es decir, ha disfrutado realmente de ellos, no se convertirá tan fácilmente en un adicto a las películas contemporáneas y a los programas de televisión y novelas baratas que devastan el alma y la separan de la senda cristiana.
El niño que ha aprendido a ver la belleza en la pintura y la escultura clásica no será fácil que se introduzca en el malsano arte contemporáneo o se sientan atraídos por los productos chabacanos de la publicidad moderna y la pornografía.
El niño que sabe algo de la historia del mundo, sobre todo en época cristiana, y cómo otras personas han vivido y pensado, en qué errores y trampas han caído las personas que se han apartado de Dios y sus mandamientos, y la gloriosa e influyente vida que han vivido cuando eran fieles a Él, será crítico (exigente) sobre la vida y la filosofía de nuestros tiempos y no se sentirá inclinado a seguir la primera nueva filosofía o forma de vida que se encuentre. Uno de los problemas básicos que enfrenta la educación de los niños de hoy es que en las escuelas ya no se les da desde hace tiempo un sentido de la historia. Es peligroso y fatídico privar a un niño del sentido de la historia. Esto significa que no tiene capacidad de tomar ejemplos de las personas que vivieron en el pasado. Y en realidad, en la historia los hechos se repiten constantemente. Una vez que veas eso, resultará interesante cómo las personas han respondido a los problemas, cómo ha habido gente que ha ido en contra de Dios y qué resultados se obtuvieron a partir de eso, y cómo la gente ha cambiado sus vidas, se convirtieron en excepciones y dieron un ejemplo de lo que es vivir en nuestros propios tiempos. Este sentido de la historia es algo muy importante que se debe enseñar a los niños.
En general, la persona que está muy familiarizada con los mejores productos de la cultura secular, que en Occidente casi siempre tiene claras connotaciones religiosas y cristianas, tiene una mejor oportunidad de llevar una vida normal, ortodoxamente fructífera, que alguien que sólo conoce la cultura popular de hoy en día. Aquel que se convierte a la ortodoxia directamente de la cultura del “rock”, y en general cualquier persona que piensa que puede combinar la ortodoxia con ese tipo de cultura, le queda mucho por sufrir, además de un camino difícil en la vida antes de que pueda convertirse en un cristiano ortodoxo realmente serio y capaz de transmitir su fe a los demás. Sin este sufrimiento, sin esta conciencia, los padres ortodoxos permitirán que sus hijos sean devorados por el mundo contemporáneo. La mejor cultura del mundo, recibida correctamente, perfecciona y desarrolla el alma; la cultura popular de hoy paraliza y deforma el alma e impide tener una respuesta completa y normal del mensaje de la ortodoxia.
Por lo tanto, en nuestra batalla contra el espíritu de este mundo, podemos utilizar las mejores cosas que el mundo tiene que ofrecer con el fin de ir más allá de ellas; todo es bueno en el mundo, sólo si somos lo suficientemente prudentes como para verlo, señalando a Dios y la ortodoxia, y hacemos uso de ello.
LA VISIÓN ORTODOXA DEL MUNDO
Con tal actitud, un punto de vista tanto de las cosas buenas y como de las cosas malas en el mundo, nos es posible tener y efectuar una visión ortodoxa del mundo, es decir, un punto de vista ortodoxo sobre la totalidad de la vida, no sólo en temas estrictamente eclesiásticos. Existe una falsa opinión, que por desgracia hoy en día está demasiado extendida, de que es suficiente con tener una ortodoxia que se limita al edificio de la iglesia y a las actividades formales “ortodoxas”, como rezar en ciertos momentos o hacer la señal de la Cruz; en todo lo demás, por lo que esta opinión cree, cada uno puede ser como cualquier otra persona, participando en la vida y la cultura de nuestro tiempo sin ningún problema, siempre y cuando no cometamos pecado.
Cualquier persona que ha llegado a darse cuenta de lo profunda que es la ortodoxia, y de cuál es el compromiso que se requiere por parte de los cristianos ortodoxos serios, y así mismo, qué demandas totalitarias hace el mundo contemporáneo sobre nosotros, fácilmente se verá lo equivocada que es esta opinión. Uno es ortodoxo todo el tiempo todos los días, en todas las situaciones de la vida, o simplemente no es ortodoxo. Nuestra ortodoxia se revela no sólo en nuestro punto de vista estrictamente religioso, sino en todo lo que hacemos y decimos. La mayoría de nosotros somos muy inconscientes de la responsabilidad religiosa cristiana que tenemos para la parte aparentemente secular de nuestras vidas. La persona con una verdadera visión ortodoxa del mundo vive cada parte de su vida como un ortodoxo.
Veamos, pues, la pregunta aquí: ¿Cómo podemos nutrir y apoyar esta visión ortodoxa del mundo en nuestra vida diaria?
La primera y más obvia manera es estar en constante contacto con las fuentes de alimento cristiano, con todo lo que la Iglesia nos ofrece para nuestra iluminación y salvación: los servicios de la Iglesia y los Santos Misterios, las Sagradas Escrituras, las vidas de los Santos, los escritos de los Santos Padres. Uno debe, por supuesto, leer los libros que están en el propio nivel de comprensión, y aplicar las enseñanzas de la Iglesia a las circunstancias propias de la vida, entonces podrán ser fructíferos en guiarnos y cambiarnos de una manera cristiana.
Pero a menudo estas fuentes cristianas básicas no tienen un efecto completo sobre nosotros, o realmente no nos afecta en absoluto, porque no tenemos la actitud cristiana correcta hacia ellas y hacia la vida cristiana que se supone que tienen que inspirar. Permitidme decir una palabra acerca de lo que debe ser nuestra actitud si queremos obtener un beneficio real de ellas (las fuentes cristianas) y si ellas serán para nosotros el comienzo de una verdadera visión ortodoxa del mundo.
En primer lugar, el alimento espiritual cristiano, por su propia naturaleza, es algo vivo y nutritivo, y si nuestra actitud hacia dicho alimento es meramente académico y libresco, no podremos obtener el beneficio que está destinado a dar. Por lo tanto, si leemos libros ortodoxos o estamos interesados en la ortodoxia sólo para obtener información o para alardear de nuestro conocimiento hacia los demás, estamos perdiendo la finalidad. Si nos aprendemos los mandamientos de Dios y la ley de su Iglesia simplemente para ser “correctos” y para poder juzgar la” incorrección “de los demás, estamos perdiendo el propósito. Estas cosas no sólo deben afectar a nuestras ideas, sino que deben tocar directamente nuestras vidas y cambiarlas. En cualquier momento de una gran crisis de los asuntos humanos tales como los momentos críticos en frente de nosotros en el mundo libre, aquellos que ponen su confianza en el conocimiento hacia el exterior, en las leyes, los cánones y la corrección, serán incapaz de ponerse de pie. Los fuertes por lo tanto, serán aquellos cuya educación ortodoxa les haya dado una idea de lo que es verdaderamente ser cristiano, aquellos cuya ortodoxia está en el corazón y es capaz de tocar otros corazones.
No hay nada más trágico que ver a alguien que se crió en la ortodoxia, tiene una cierta idea del catecismo ortodoxo, ha leído algunas vidas de santos, tiene una idea general de lo que la ortodoxia representa, comprende algunos de los servicios, y no es consciente de lo que está sucediendo a su alrededor. Y da a sus hijos esta vida en dos categorías: una es la forma en la que la mayoría de la gente vive y la otra forma es la forma el ortodoxo vive los domingos y cuando están leyendo un texto ortodoxo. Cuando un niño se cría de forma que es muy probable que no va a elegir la ortodoxia, sino que va a ser una parte muy pequeña de su vida, porque la vida contemporánea es muy atractiva, mucha gente está a su favor, es demasiado parte de la realidad actual, a menos que se le haya enseñado realmente cómo acercarse a ella, cómo precaverse contra los efectos negativos de la misma y cómo aprovecharse de las cosas buenas que hay en el mundo.
Por lo tanto, nuestra actitud, a partir de ahora, debe ser con los pies en la tierra y nominal. Es decir, se debe aplicar a las circunstancias reales de nuestra vida, no un producto de la fantasía, el escapismo y la negativa a enfrentar los hechos a menudo desagradables del mundo que nos rodea. Una ortodoxia que es demasiado elevada y demasiado en las nubes, es como si estuviera en un invernadero y es incapaz de ayudarnos en nuestra vida diaria, y mucho menos que decir para la salvación de los que nos rodean. Nuestro mundo es muy cruel y hiere las almas con su dureza, tenemos que responder en primer lugar con un amor cristiano que tiene los pies en la tierra y gran entendimiento, dejando las cuentas de las formas de hesicasmo y las avanzadas formas de oración a los que tienen la capacidad de recibirlas.
Así también, nuestra actitud no debe estar centrada en uno mismo, sino en llegar a aquellos que están buscando a Dios y a una vida santa. Hoy en día, donde hay una comunidad ortodoxa de buen tamaño, la tentación es de convertirla en una sociedad de autocomplacencia y que se deleita con nuestras virtudes ortodoxas y logros: la belleza de nuestras iglesias (el edificio) y el mobiliario, el esplendor de nuestros servicios , e incluso la pureza de nuestra doctrina. Pero la verdadera vida cristiana, incluso desde la época de los Apóstoles, ha sido siempre inseparable de su comunicación a los demás. Una ortodoxia que está vivo por eso mismo hecho resplandece ante los demás, y no hay necesidad de abrir un “departamento de misiones” para hacer esto, el fuego del verdadero cristianismo se comunica sin esto. Si nuestra ortodoxia es sólo algo que guardamos para nosotros mismos, y nos jactamos de ello, entonces seremos muertos enterrando a muertos-que es precisamente el estado de muchas de nuestras parroquias ortodoxas hoy en día, incluso aquellas que tienen un gran número de jóvenes, si no van involucrarse profundamente en su fe. No es suficiente decir que los jóvenes van a la iglesia. Tenemos que preguntarnos qué se están obteniendo o asimilando en la iglesia, lo que está obviando de la iglesia, y si no están tomando la ortodoxia como parte de su vida, entonces no es realmente suficiente decir que van a la iglesia.
Del mismo modo, nuestra actitud debe ser amar y perdonar. Hay una especie de dureza que se ha ido introduciendo en la vida Ortodoxo de hoy: “Ese hombre es un hereje, no te acerques a él,” “ese otro es supuestamente ortodoxo, pero en realidad no se puede estar seguro”, “ese es evidentemente un espía”. Nadie puede negar que la Iglesia está rodeada de enemigos de hoy, o que hay algunos que intentan aprovecharse de nuestra confianza. Pero así ha sido desde la época de los Apóstoles, y la vida cristiana siempre ha tenido algo de riesgo en su forma práctica. Pero incluso si a veces se han aprovechado de nosotros y tenemos que mostrar cierta cautela en este aspecto, aún así no podemos renunciar a nuestra actitud básica de amor y confianza sin que se pierda uno de los fundamentos mismos de nuestra vida cristiana. El mundo, que no tiene a Cristo, tiene que ser desconfiado y frío, pero los cristianos por el contrario, tenemos que mostrar amor y ser abiertos, o de lo contrario vamos a perder la sal de Cristo dentro de nosotros y convertiremos en uno más como el resto del mundo, no sirve para nada más que para se marginado y pisoteado.
Un poco de humildad mirándonos a nosotros mismos nos ayudaría a ser más generosos e indulgentes de las faltas de los demás. Nos gusta juzgar a los demás por su comportamiento extraño, les decimos que están “locos” o que tienen “comportamiento de locos.” Es cierto que debemos tener cuidado con las personas realmente desequilibradas que pueden hacer mucho daño en la Iglesia. Pero, ¿qué cristiano ortodoxo serio de hoy en día no está un poco “loco”? No encaja con los caminos de este mundo, si encajamos en el mundo actual, entonces es que no somos cristianos realmente serios. El verdadero cristiano de hoy no puede sentirse como en casa cuando está en el mundo, no puede dejar de sentirse a sí mismo y ser considerado por otros como un poco “loco”. Sólo por mantener vivo el ideal del cristianismo del otro mundo hoy en día, o por ser bautizado siendo un adulto, o por rezar en serio, es suficiente para meterte en un manicomio en la Unión Soviética y en muchos otros países, y estos países están llevando su modelo al resto del mundo.
Por lo tanto, no debemos tener miedo de ser considerados un poco “locos” por el mundo, sino que vamos a seguir practicando la caridad cristiana y el perdón que el mundo no puede entender, pero que en su corazón necesita e incluso anhela.
Por último, nuestra actitud cristiana debe ser lo que, a falta de una palabra mejor, llamaría inocente. Hoy el mundo da un gran valor a la sofisticación, al ser mundano, el ser un “profesional”. La ortodoxia no da valor a estas cualidades puesto que matan el alma cristiana. Y sin embargo, estas cualidades constantemente se meten en la Iglesia y en nuestras vidas. ¿Con qué frecuencia se oye a conversos entusiastas sobre todo, expresar su deseo de ir a los grandes centros ortodoxos, las catedrales y los monasterios, donde a veces miles de fieles se reúnen y en todas partes se habla de asuntos de la iglesia, y uno puede sentir lo importante que es la ortodoxia después de todo. Esa ortodoxia es una pequeña gota en el balde cuando se mira a toda la sociedad, pero en estas grandes catedrales y monasterios hay tanta gente que parece como si realmente fuese una cosa importante. ¿Y cuántas veces uno ve estas mismas personas en un estado lamentable después de que han saciado su deseo, y su regreso de los “grandes centros ortodoxos” es agrio e insatisfactorio, llenos de chismes de la iglesia mundana y crítica, ansiosos, sobre todo, de ser “correctos”, “adecuados “y experimentados sobre la política de la iglesia. En una palabra, han perdido su inocencia, se han dejado llevar por su fascinación con el lado mundano de la vida de la Iglesia.
En diversas formas, esto es una tentación para todos nosotros, y debemos luchar por no sobrevalorar los aspectos externos de la Iglesia, sino volver siempre a la “única cosa necesaria”: Cristo y la salvación de nuestras almas de esta generación perversa. No tenemos que ser ignorantes de lo que sucede en el mundo y en la Iglesia, de hecho, por nosotros mismos debemos saberlo, pero nuestro conocimiento debe ser práctico, sencillo, decidido, sofisticado y no mundano.
CONCLUSIÓN
Es obvio para cualquier cristiano ortodoxo que es consciente de lo que está sucediendo a su alrededor hoy en día, que el mundo está llegando a su fin. Los signos de los tiempos son tan obvios que uno podría decir que el mundo está colapsando hacia a su fin.
¿Cuáles son algunos de estos signos?
– La anormalidad del mundo. Nunca estas extrañas y desnaturalizadas manifestaciones y este comportamiento han sido aceptados como algo natural como en nuestros días. Basta con mirar el mundo que te rodea: lo que hay en los periódicos, qué tipo de películas se exhiben, qué aparece en la televisión, qué es lo que la gente piensa que es interesante y divertido, sobre qué se ríen; es absolutamente raro. Y hay gente que promueve deliberadamente esto, que por supuesto, es para su propio beneficio económico, y porque está de moda y existe un deseo perverso por este tipo de cosas.
– Las guerras y rumores de guerras, cada una más frío y despiadada que la anterior, y todo eclipsado por el placer de la impensable guerra nuclear universal, que podría desencadenarse por el toque de un botón.
-Las grandes catástrofes naturales: terremotos, y ahora volcanes, el más reciente se formó, no lejos de aquí, cerca del Parque Yosemite en California central, que ya están cambiando los patrones climáticos del mundo.
-La creciente centralización de la información y poder sobre el individuo, representado en particular por el nuevo y enorme ordenador en Luxemburgo, que tiene la capacidad de mantener un archivo de información sobre todo hombre vivo; su número de código es el 666 y es apodado “la bestia “por aquellos que trabajan en él. Para facilitar el funcionamiento de tales equipos, el gobierno estadounidense tiene previsto comenzar en 1984 la emisión de cheques de la Seguridad Social a las personas con un número (al parecer, incluyendo el número de código 666) estampado en su mano derecha o en la frente, precisamente la condición que va a prevalecer, según el Apocalipsis (cap. 13) durante el reinado del anticristo. Por supuesto, esto no significa que la primera persona en obtener el sello 666 es el anticristo, o siervo del anticristo, pero una vez que utilices esto, ¿quién podrá resistir? Se te enseñará primero y te hará inclinarte ante él.
-Una vez más, la multiplicación de los falsos Cristos y falsos anticristos. El último candidato justo este verano pasado gastó probablemente millones de dólares anunciando su inminente aparición en la televisión mundial, prometiendo dar en ese momento un “mensaje telepático” a todos los habitantes del mundo. Aparte de los poderes ocultos que podrían estar involucrados en estos eventos, ya sabemos lo suficientemente bien las oportunidades que son presentar los mensajes subliminales por la radio y sobre todo por la televisión, así como el hecho de que esto se puede hacer por cualquier persona con la tecnología para irrumpir en la radio normal y en las señales de televisión, no importa cuántas leyes puede haber en su contra.
– La respuesta verdaderamente extraña sobre la nueva película de la que todos en los Estados Unidos están hablando y viendo: “ET”, que ha causado, literalmente, que millones de personas aparentemente normales expresen su afecto y amor por el héroe, un “Salvador” del espacio exterior que es obviamente un demonio, una preparación obvia para la adoración de la venida del Anticristo. (Y por cierto, el editor de cine del periódico oficial de la Arquidiócesis Griega en América, un sacerdote ortodoxo, ha recomendado esta película de todo corazón a las personas ortodoxas diciendo que es una película maravillosa que nos puede enseñar sobre el amor, y que todos deberían ir a verla. Hay un gran contraste entre las personas que están tratando de estar al tanto de lo que está pasando, y las que simplemente se dejan llevar por la atmósfera de los tiempos.)
Podría seguir con detalles de este tipo, pero mi propósito no es asustarte, sino hacerte consciente de lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Es realmente más tarde de lo que pensamos, el Apocalipsis es ahora. Y lo trágico es ver a los cristianos, y sobre todo a los jóvenes ortodoxos, con esta tragedia incalculable que pende sobre sus cabezas, que creen que pueden seguir lo que llaman una “vida normal” en estos terribles tiempos, participando plenamente en los caprichos de esta tonta y ególatra generación, totalmente inconscientes de que el paraíso engañabobos que estamos viviendo en está a punto de estrellarse, completamente desprevenidos para los momentos de desesperación que se encuentran justo delante de nosotros. La cuestión no es ni siquiera sobre ser un “buen” o un “pobre” cristiano ortodoxo, la pregunta ahora es: ¿sobrevivirá nuestra fe siquiera algo? Con muchos, no va a sobrevivir, la venida del Anticristo será demasiado atractiva, demasiado en el espíritu de las cosas del mundo que ahora anhelan, para la mayoría de los hombres, incluso sabrán que han perdido su cristianismo por inclinarse ante él.
Aún así la llamada de Cristo viene a nosotros, vamos a empezar a prestar atención. La expresión más clara de esta llamada hoy viene de los esclavos del mundo ateo, donde hay sufrimiento real por Cristo y la seriedad de la vida que estamos perdiendo rápidamente o que han perdido ya. Un sacerdote ortodoxo de Rumanía, el Padre George Calciu, está ahora cercano a la muerte en una cárcel comunista por atreverse a desafiar a los jóvenes seminaristas y estudiantes de abandonar su lealtad ciega al espíritu de los tiempos y venir a trabajar por Cristo. Después de hablar de la vacuidad del ateísmo, le dice a los jóvenes de hoy: “os invito a un vuelo mucho más alto, con el abandono total, a un acto de valentía que desafía la razón. Os invito a acercaros a Dios. Al único que trasciende el mundo de modo que puedas conocer un cielo infinito de la alegría espiritual, el cielo que en la actualidad anda a tientas en vuestro infierno personal, y que buscáis incluso en forma de rebelión no deliberada. Jesús siempre os ha amado, pero ahora tienes la opción de responder a Su invitación. En respuesta, se os ordena que vayáis y deis fruto que permanezca, para ser un profeta de Cristo en el mundo en el que vivís, para amar a vuestro prójimo como a vosotros mismos y hacer de todos los hombres vuestros amigos, para proclamar mediante cada acción este amor único e ilimitado que ha elevado al hombre del nivel de siervo al de amigo de Dios, para los profetas de este amor liberador, que os libra de toda coacción, os devuelva vuestra integridad como le ofrecisteis a Dios. ”
P. George, habló a los jóvenes que tenían poco de inspiración para servir a la Iglesia de Cristo porque habían aceptado la opinión mundana (común también entre nosotros en el mundo libre) que la Iglesia es sólo un conjunto de edificios o de una organización mundana, los invita a ellos y a nosotros a una conciencia más profunda de la Iglesia de Cristo y de cómo nuestra “membresía formal” en a la iglesia no es suficiente para salvarnos.
“La Iglesia de Cristo está viva y es libre. En ella nos movemos y tenemos nuestro ser, a través de Cristo que es su Cabeza. En quien tenemos plena libertad. En la Iglesia aprendemos de la verdad y la verdad nos hará libres (Juan 8:32) estás en la Iglesia de Cristo siempre que sostienes a alguien se retuerce de dolor, o cuando das limosna a los pobres, o cuando visitas a los enfermos. Estás en la Iglesia de Cristo al gritar:”. Señor, ayúdame”. Estás en la Iglesia de Cristo cuando eres bueno y paciente, cuando te niegas a enfadarte con tu hermano, incluso si él ha herido tus sentimientos. Estás en la Iglesia de Cristo al orar: “. Señor, perdónalo”. Cuando trabajas con honestidad en tu trabajo, regresas a casa cansado por las tardes pero con una sonrisa en tus labios, cuando al mal recibido le devuelves amor entonces te encuentras en la Iglesia de Cristo. ¿No ves, pues, joven amigo, lo cerca que está la iglesia de Cristo? Tú eres Pedro, y Dios está edificando Su Iglesia sobre ti. Tú eres la roca de su Iglesia contra la cual nada puede prevalecer. Vamos a construir iglesias con nuestra fe, iglesias en las que ningún poder humano pueda tirar a abajo, una iglesia cuyo fundamento sea Cristo. Siente por tu hermano a tu costado. Nunca preguntes: “¿Quién es? ‘Más bien di: “Él no es un extraño, es mi hermano, Él es la Iglesia de Cristo tal y como yo lo soy”.
Con tal llamada en nuestros corazones, vamos a comenzar realmente a pertenecer a la Iglesia de Cristo, la Iglesia Ortodoxa. Miembros hacia el exterior no es suficiente, algo tiene que moverse dentro de nosotros que nos haga diferentes del mundo que nos rodea, incluso si ese mundo se llama a sí mismo “cristiano” e incluso “ortodoxo”. Vamos a criar y alimentar las cualidades de la verdadera visión ortodoxa del mundo que he mencionado antes: la vida, como actitud normal, de amar y perdonar, no centrada en uno mismo, la preservación de nuestra inocencia y de la ingenuidad, incluso con una plena y humilde conciencia de nuestro propio pecado y el poder de las tentaciones mundanas que nos rodean. Si realmente vivimos esta visión ortodoxa del mundo, nuestra fe será sobrevivir a los golpes dados delante nuestra y será una fuente de inspiración y de salvación para aquellos que aún buscan a Cristo incluso en medio del naufragio de la humanidad que ya ha comenzado hoy.
(todas las señales de catástrofes que se han nombrado arriba pertenecen a hechos hasta el 1982, no se ha actualizado la información desde entonces hasta el día de hoy, creo que es de saber por todos que dichas señales no han menguado sino que por el contrario han aumentado)