¡Oh amado Jerarca Juan! Mientras vivías entre nosotros Tú viste el futuro como presente, cosas distantes como cercanas, los corazones y mentes de los hombres como si fueran tuyos propios. Nosotros sabemos que en esto tú estabas iluminado por Dios, con Quien Tú estabas siempre en la mística comunión de oración, y con Quien Tú ahora moras eternamente. Así como Tú una vez escuchaste las peticiones mentales de tu rebaño disperso incluso antes de que ellos pudieran hablarte, así escucha ahora nuestras plegarias y llévalas ante el Señor. Tú has cambiado de sitio a la vida sin dolor, al otro mundo, aún Tú estás, en verdad, no lejos de nosotros, por lo que el cielo está más cerca nuestro que nuestras propias almas. Muéstranos a quienes sentimos temor y soledad, la misma compasión que Tú mostraste a una vez los temblorosos huérfanos. Danos a nosotros que caímos en el pecado, confusión y desesperación la misma austera amada instrucción que Tú diste una vez al rebaño elegido. En Ti vemos la semejanza viviente de nuestro Hacedor, el espíritu viviente del Evangelio y el fundamento de nuestra Fe.
En la vida pura que Tú has conducido durante nuestro tiempo pecaminoso, nosotros vemos un modelo de virtud, una fuente de instrucción e inspiración. Contemplando la gracia otorgada a Ti, sabemos que Dios no ha abandonado a Su gente. Más bien nosotros caímos lejos de Él, y debemos recuperar la semejanza de Divinidad como Tú lo has hecho. A través de Tu intercesión ¡oh Bendito! Concédenos que podamos incrementar nuestro esfuerzo hacia nuestro hogar celestial, poniendo nuestros afectos en cosas elevadas, perfeccionando en oración y virtud, sosteniendo guerra contra los ataques de nuestra naturaleza caída.
Invoca la misericordia de Dios, que podamos un día encontrarte en Su Reino. Porque nuestro más profundo deseo es vivir por siempre con El, con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
Tropario.
Tu cuidado por tu rebaño en su morada / ha prefigurado las súplicas que Tú siempre presentaste por todo el mundo. / Así nosotros creemos, habiendo conocido tu amor ¡oh Santo Jerarca y Milagroso Juan! / Totalmente santificado por Dios a través del ministerio de los puros Misterios, / y Tú mismo fortalecido por lo cual, / Tú te has apresurado al sufrimiento ¡oh sumo gozoso sanador! // Apresúrate ahora también a la ayuda de nosotros quienes te honramos con todo nuestro corazón.