Saturday, October 31, 2015

“La mies es mucha” dijo el Señor, “pero los obreros son pocos” (Mt. 9,37-38; Lc. 10,2). ( San Serafín de Sarov )



“La mies es mucha” dijo el Señor, “pero los obreros son pocos” (Mt. 9,37-38; Lc. 10,2). Habiendo recibido los dones de la gracia, somos llamados a trabajar cosechando las espigas de la salvación de nuestros prójimos para entrojarlos, numerosos, en el Reino de Dios, a fin de que reporten sus frutos, unos treinta, los otros sesenta y los otros cien. Estemos atentos a fin de no ser condenados con el servidor perezoso que sepultó la mina confiada a él, sino que tratemos de imitar a los servidores fieles que rindieron al Maestro uno, en lugar de dos minas cuatro, y el otro, en lugar de cinco minas diez (Mt. 25,14-30; Lc. 19,12-27). En cuanto a la misericordia divina, no se debe dudar de ella: podéis ver, por vos mismo, que las palabras del Profeta: “Yo no soy un Dios lejano” (Jn. 23,23) se realizaron en nosotros.

San Serafín de Sarov 

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Por qué el Cristianismo no debe cambiar con los tiempos ( San Teófanes el Recluso )


Llegó a mis oídos que, aparentemente, ustedes consideran mis sermones muy estrictas y creen que hoy nadie debe pensar de esta manera, nadie debe vivir así y por lo tanto nadie debe enseñar así. Los tiempos han cambiado!

Cómo me alegré de escuchar lo. Esto significa que ustedes escuchan con atención lo que digo, y no sólo escuchan, y también que están dispuestos a guardar lo. ¿Qué más podríamos querer nosotros que pedicamos según lo ordenado y lo cuando nosotros habíamos ordenado?

A pesar de todo esto, de manera ninguna no puedo estar de acuerdo con su opinión y considero que es mi deber a comentar y corregir la. Porque - aunque tal vez está en contra de su voluntad y sus creencias - viene de una fuente de pecado, como si el Cristianismo podría alterar sus doctrinas, sus reglas, sus rituales de santificación, para cumplir con el espíritu de cada tiempo y ajustado a los gustos variables de los hijos de este siglo, ser capaz de agregar o quitar algo.

Y sin embargo, no es así. El Cristianismo debe permanecer eternamente sin cambios, sin depender de ninguna manera o a guiarse por el espíritu de cada época. En el contrario,el mismo Cristianismo es designado para gobernar y administrar el espíritu del siglo para cualquier persona que obedece a sus advertencias. Para convencer a ustedes sobre este tema, les diré algunas reflexiones para estudiar.

Algunos dijeron que mi enseñanza es estricta. En primer lugar, mi enseñanza no es mia, ni debe ser. De esta posición santa nadie puede ni debe a predicar su enseñanza. Así que, si yo o alguien otro alguna vez se atreven a hacer lo, ustedes pueden quitarnos de la iglesia.

Nosotros predicamos a las enseñanzas del nuestro Señor y Dios y Salvador Jesucristo, de sus Santos Apóstoles y de la Santa Iglesia dirigida por el Espíritu Santo. Al mismo tiempo, tomamos cuidado, en todo lo posible, a mantaner esta enseñanza intacta y inviolable en la mente y en sus corazones. Presentamos cada pensamiento y usamos cada palabra con mucho cuidado, para no obscurecer de manera ninguna esta enseñanza brillante y divina. Nadie puede actuar de manera diferente.

Tal ley que define la predicación de cada un en la Iglesia a ser enviado de Dios, fui establecido desde la creación del mundo Y así debe seguir siendo válido hasta el fin del mundo. El Profeta Moisés después de la entrega de las órdenes del Dios mismo al pueblo Israelita, llegó a las siguientes: «No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos del SEÑOR vuestro Dios que yo os ordene.» (Deut. 4,2).

Esta ley de la constancia es tan sin cambios, que el mismo Señor y nuestro Salvador, cuando Él enseñaba la gente en la montaña dijo: «No penséis que he venido para desatar la ley o los profetas; no he venido para desatarla, sino para cumplirla. Porque de cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde perecerá de la Ley, hasta que todas las cosas sean cumplidas.» (Mateo 5, 17-18).

Entonces dio el mismo prestigio en su enseñanza, antes de interpretar los comandos en el espíritu del Evangelio, mediante la adición de: «De manera que cualquiera que desatare uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare a los hombres, muy pequeño será llamado en el Reino de los cielos; mas cualquiera que los hiciere y los enseñare, éste será llamado grande en el Reino de los cielos.» (Mateo 5, 19).

Esto significa que cualquier persona que interpreta erróneamente los mandamientos de Dios y reduce su prestigio, será marginado en la vida futura. Así que dijo al comienzo de su predicación. Lo mismo aseguró también al San Juan el Teólogo, el espectador de las revelaciones indecibles, al que se describió el final crítica del mundo y la Iglesia, citando en el Apocalipsis: «Yo testifico a cualquiera que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios pondrá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quita de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa Ciudad, y de las cosas que están escritas en este libro.» (Apoc. 22, 18 - 19).

Para todo el intervalo de tiempo que interviene Su primera presencia en el mundo hasta Su secunda presencia, Cristo dio a los santos apóstoles y sus sucesores la ley siguiente: «Por tanto, id, y enseñad a todas las naciones...enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado» (Mateo 28, 19-20).

Esto significa enseñar, no lo que alguien otro podría pensar, pero todo lo que Yo os he mandado y este hasta el fin del mundo. Y complementa: «y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del siglo. Amén.» (Mateo 28, 20).

Los Apóstoles recibieron esta ley y sacrificaron sus vidas para cumplir la. Y a ellos que querían obrigar los a no predicar lo que predican con la amenaza de castigo y muerte, estaban respondiendo: «Juzgad si es justo delante de Dios obedecer antes a vosotros que a Dios. Porque nosotros no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.» (Hech. 4, 19-20).

Esta ley explícita fue entregado por los Apóstoles a sus sucesores, fue aceptada por los segundos y tiene poder diacrónico en la Iglesia de Dios. Debido a esta ley la Iglesia es la columna y el fundamento de la verdad. ¿Así que, ustedes pueden ver que estabilidad inviolable tiene? Después de esta, ¿quién sería tan presuntuoso a tocar tercamente o menear cualquier cosa en la doctrina y ley Cristiana?

A seguir, escuchen lo que se refiere el profeta Ezequiel que por siete días fue en éxtasis de oración y después de siete días escuchó la palabra del Señor: «Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la Casa de Israel. Oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte.» (Eze. 3,17), y proclamó a la gente. Aquí está la ley para usted! Si usted ve un impío que compromete desorden y no le digas: deje su desorden y cambie su camino, «esto impío va a morir por su maldad, mas su sangre demandaré de tu mano» (Eze. 3,18).En contrario, si declarase al impío que tiene que escapar de su camino ilegal y él no escapa, pues este impío va a morir en su maldad, mientras tu vas a salvar su alma. Igualmente si usted ve un hombre justo que empieza a sacudir en su virtud y no lo apoyas y no intentas a traer lo el camino recto con tus palabras, pues esto justo porque pecó, va a morir por sus pecados, mas su alma demandaré de tu mano que no lo apoyó. Pero si le alertas al justo que no debe pecar y él deja de pecar, pues el justo va a vivir y usted va a salvar su alma (vea Eze. 3, 19-21).

Que ley estricta! Pero suena en las conciencias de todos los pastores durante su elección y consagración, cuando una carga pesada se impone en ellos, el pastoreamiento de lo rebaño de Cristo que Él ha confiado a ellos, pequeño o grande, no solo a pastorear lo, sino también a mantener lo. ¿Cómo podría alguien ser tan presuntuoso, para pervertir todo en la ley de Cristo, cuando esto resulta a destrucción de ambos, pastores y rebaño?

Si la fuerza salvifica de la enseñanza dependería de nuestra opinion sobre ella y nustro consenso en ella, entonces tendría sentido alguien concebir en su mente a reconstruir el Cristianismo de conformidad con las debilidades humanas o las demandas de la epoca y ajustar lo de acuerdo con los deseos de su corazón pecaminoso. Pero el poder salvifico de la ley Cristiania no depende nada de nosotros, sino de la voluntad de Dios, de lo facto que el mismo Dios estableció exactamente la ruta exacta de la salvación. Fuera de esta no hay otra ruta, ni podría existir. Por tanto cualquier persona que enseña de cualquier otra manera, significa que se desvía del camino verdadero y destruye a sí mismo y ustedes. ¿Qué lógica existe en esto?

Anotan ustedes cómo estricta era la crítica que había dicho, cuando algo similar había acontecido a la nación de Israel durante los años difíciles de su cautiverio. Algunos profetas por piedad de los torturados y los enfermos estaban hablando a la gente no como el Señor ordenó, pero como sus corazónes dictaban. Para ellos, el Señor le dio las siguientes órdenes a Ezequiel: «Y tú, hijo de hombre, pon tu rostro a las hijas de tu pueblo que profetizan de su propio corazón, y profetiza contra ellas, Y di: Así dijo el Señor DIOS: ¡Ay de aquellas que cosen almohadillas a todos codos de manos, y hacen veletes sobre la cabeza de toda edad para cazar las almas!» (Eze. 13. 17-18).
Esto significa: ¡Ay de aquellos que ordenan cualquier tipo de trato especial y sugieren educación tan suave, para que nadie se siente la menor la insatisfacción, ni de los que están en la cima ni de los abajo, siendo indeferentes si esto es para la salvacion o la destrucción, agradable o repulsivo al Dios. Iay! a ellos, porque «Por tanto, así dice el Señor Dios...vuestras almohadillas y velos», es decir su enseñanza que gotea miel y reconfortante, «con que cazáis ahí las almas volando», las arrancaré de vuestros brazos, liberaré las almas pervertidas de su enseñanza y exterminaré ustedes, corruptores (vea Eze. 13, 20-21).

Este es el beneficio de lo tratamiento especial y de la indulgencia, el tipo que ustedes desean escuchar desde los predicadores! Al poner estas cosas profundamente en sus corazónes, no es correcto a querer de nosotros hacer cualquier concesión en la doctrina Cristiana, teniendo el deseo erróneo que nosotros tenemos que les agradecemos. En el contrario ustedes deben a exigir persistemente a quedamos a la doctrina, rigurosamente como sea posible y con firmeza.

¿Tienen ustedes nunca oído para los papeles de perdón del Papa de Roma? Aquí es cuáles son éstos: Tratamiento especial y indulgencia, que da desafiando la ley de Cristo. Y cual es el resultado? De estos, todo el Occidente está corrupto en la fe y a lo estilo de vida, y ahora esta se perdiendo en su infidelidad y en la vida desenfrenada con sus papeles de perdón.

El Papa cambió muchas doctrinas, estropeó todos los Misterios, anuló las normas relativas a la regulación de la Iglesia y la rectificación de los morales. Todo empezó a ir en contra de la voluntad del Señor, y se convirtió en peor y más peor.

Luego apareció el Lutero, un hombre inteligente pero obstinado. Entonces dijo él: «El Papa cambió todo como quería, porqué yo no puedo hacer lo mismo?» Entonces comenzó a modificar y remodificar todo a su manera, y fundó en esta forma la nueva fe luterana, la que apenas se parece a lo que el Señor ordenó y los santos Apóstoles nos entregaron.

Después de Lutero aparecieron filósofos. Y ellos a su vez dijeron: «Lutero ha establecido para sí mismo una nueva fe, supuestamente basada en el Evangelio, pero en realidad basada en su propia manera de pensar. Entonces por qué nosotros no podemos componer doctrinas basadas sólo en nuestro propio pensamiento, ignorando por completo el Evangelio?» Así empezaron ellos también a pensar racionalmente, y conjeturar sobre Dios, sobre el mundo, sobre el humano, cada uno a su manera, y mezclaron tantas doctrinas, que alguien sólo a enumerar las, marea su mente.

Ahora los occidentales tienen las percepciónes siguientes: Cree qué te parece mejor, vive como te gusta, satisfaga lo que cautiva a su alma. Por tanto no reconocen ninguna ley o limitación y no someten a la Palabra de Dios. Su camino es amplio, todos los obstáculos desplazados. Pero el camino amplio conduce a la pérdida, como dice el Señor. Allí llevó la holgura en la enseñanza!
Libera nos, Señor, de este camino amplio! Pero mejor amar cualquier preocupación que el Señor designó para nuestra salvación. Vamos amar las doctrinas Cristianas y forzar nuestra mente con ellas, imponiendo a ella de no pensar diferentemente. Vamos amar las morales Cristianas y forzar nuestra voluntad con ellas, obligándola a levantar el yugo ligero del Señor con humildad y paciencia. Vamos amar todas las celebraciónes y los servicios Cristianos que nos amonestan, nos corrigen, nos santifican. Vamos forzar nuestro corazon con ellas, impulsandola a trasladar sus preferencias de los terrenales y perecederos celestiales e imperecederos.
Vamos limitar nosotros mismos como si entráramos en una jaula. O mejor vamos arrastrar nosotros mismos, como si pasábamos a través de un pasaje estrecho. Deja lo estar estrecho, para que ninguno puede desviar ni a la derecha, ni a la izquierda. Pero, indudablemente recibiéremos a través de este pasaje estrecho, como recompensa el reino de los cielos. Porque este reino, como ustedes saben, es el reino del Señor. El Señor fijó este pasaje estrecho y nos dijo: Ir exactamente de este pasaje y ustedes van a lograr el reino de los cielos."
Ahora podría alguien a dudar si el peregrino va a llegar a la final? ¿Y qué mente iba tener alguien que empeza a desear cada tipo de anulacion de las órdenes, cuando así perdería inmediatamente su camino y mismo se perdería?
Después que ustedes entendieron plenamente esta confirmación, no se afligen si algo en nuestra enseñanza aparece estricto. La única cosa que ustedes deben que buscar es a asegúrese si es del Señor. Y una vez que ustedes han asegurado que es del Señor, acepten la cordialmente, no importa cuándo estricta o forzosa puede ser. Y no sólo no quieran un trato especial y indulgencia a la doctrina y lo moral, sino también alejen de estos, como si usted dejaban el fuego de gehena. De esto no pueden escapar los que inventan esas cosas y con ellos extravian los débiles en el alma para seguirlos. Amen.


San Teófanes el Recluso 


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