Saturday, May 28, 2016

El Cáliz Sagrado.


Esta historia ha sucedido hace poco tiempo en uno de los templos de San Petersburgo. Un domingo, durante la Divina Liturgia, cuando comulgaban los feligreses, la atención de la gente atrajo un niño rubio que estaba parado cerca del altar. El observaba con mucha atención a los comulgantes y de vez en cuando estallaba en alegre risa infantil. En vano trataban algunos de aquietarlo, hasta el momento que terminó la Comunión. Entonces los padres del niño, muy extrañados, le preguntaron cuál fue la causa de su risa y él les contestó: "Mirando a las señoras y los señores acercarse al Cáliz, vi que hacia algunos se les acercaba volando una palomita blanca. Apenas el señor o la señora abrían la boca para recibir los Dones, el pajarito tomaba los Dones de la cucharilla con el pico y salía afuera. Las personas no veían a la paloma y cerraban la boca creyendo haber completado su comunión, y esto me daba mucha risa."
Una persona no creyente tomaría la respuesta del niño por una fantasía, pero un corazón entregado a la fe no puede ser indiferente ante el significado místico de la visión enviada por Dios a la imaginación infantil. Efectivamente, ¿no es temible acaso pensar que Jesucristo a muchos de nosotros nos impide comulgar del Sagrado Cáliz debido a que nos acercamos a Él sin prepararnos y ser dignos de recibirlo? : "porque el que come y bebe indignamente, juicio come y bebe para sí, no discerniendo el cuerpo del Señor" (1Cor. 11:29), dice el Apóstol Pablo. Existen normas cuyo cumplimiento ayuda a los comulgantes recibir decentemente los Sagrados Dones: completa abstención de cercanía conyugal por estos días, examen de propia conciencia, confesión, oración, lectura de la Escritura Sagrada, participación en los oficios religiosos — cada cual en la medida de sus posibilidades y aplicación. Antes de comulgar se debe confesar, mas si la persona comulga varios días seguidos, como por ejemplo en el Gran Ayuno o en ciertos períodos festivos, puede prescindir de la confesión repetida siempre con el permiso del párroco.
La liturgia está por terminar y el comulgante a punto de unirse a Cristo. Se abren las Puertas Reales. El diácono exclama: "Proceded con temor de Dios y la fe…" Temor de Dios y la fe son los sentimientos que deben imprimirse en el corazón de cada uno de los que se acercan al Cáliz. Este no es el momento de charlas, agitación o vanidad.
¿Quién de nosotros no ha presenciado el amontonamiento de la gente delante de la Sagrada Cáliz? Empujándose uno al otro, tratando llegar primero a los Santos Dones, ignorando la apaciguadora voz del sacerdote. Con el comportamiento indigno delante del Cáliz se anula en un instante toda la labor de preparación y sumisión. Entonces la paloma invisible que vió el niño mencionado no dejará a uno recibir los Santos Dones y en el sacramento obtendrá, en lugar de la vida eterna, el reproche y castigo de Dios. Para evitar todo ello cada comulgante debe saber y cumplir muy bien todas las normas que la Iglesia ha establecido para proceder en la Comunión.

He aquí dichas normas:

• Delante de la Cáliz se debe prostrarse ; si hay mucha gente — hacerlo previamente aparte.
• Cuando se abren las Puertas Reales, se debe persignarse y colocar las manos sobre el pecho en la forma de cruz, la derecha sobre la izquierda; así comulgar y no cambiar la posición de las manos mientras se retira del Caliz.
• Se debe acercar por el lado derecho del templo, dejando el izquierdo libre.
• Primero comulgan los que atienden en el altar, luego los monjes, los niños y solamente despues los demás. Se debe dejar paso a las personas y evitar los empujones.
• Al acercarse a la Caliz, decir claramente su nombre, recibir los Santos Dones, masticarlos si es necesario y tragar inmediatamente, luego besar la parte inferior de la Caliz como la costilla de Cristo.
• No se pude tocar el Caliz con la mano, ni besar la mano al sacerdote.
• ¡Esta prohibido persignarse delante del Caliz! Elevando la mano para hacer el signo de la Cruz, uno puede casualmente tropezar con la mano del sacerdote y volcar los Santos Dones.
• Retirándose hacia la mesita con bandeja, se debe tomar el antidor y beber el vino mezclado con agua caliente.
• Cuando los Santos Dones se dan de varios Cálices, se debe tomarlos sólo de una; no se permite comulgarse dos veces el mismo día.
• En el día de la Comunión no se debe arrodillar, salvo inclinaciones ante el Sudario de Cristo el Sábado Mayor y las oraciones con arrodillamiento el día de Santa Trinidad.
• Al volver a casa, antes que nada, se debe leer las oraciones de agradecimiento por la Santa Comunión; si estas oraciones se leen en la iglesia, se las debe escuchar ahí.

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Amor y Humilidad ( Abba Filotheos Zervakos )


Un consejo que te doy es que te esfuerces por adquirir la humildad, y otro es que te esfuerces con el amor. La razón por la que todos pecamos es que no tenemos humildad y amor. Si todos tuvieran humildad y amor, vivirían como los ángeles y no habría ningún mal sobre la tierra. Todos los males, todos los pecados, el libertinaje orgulloso, el adulterio, la fornicación, la sodomía..., todos juntos proceden de la falta de humildad y amor. Y, ¿cómo puede el hombre adquirir estas grandes virtudes? Las adquiriré no siendo descuidado y dormitando, sino rezando y forzándose a sí mismo (Mateo 11:12; Lucas 16:16). El descuido produce todos los males y desgracias, mientras que la diligencia supera todas las dificultades y conduce al hombre al camino de la felicidad. Los antiguos sabios solían decir: “Todo se convierte en esclavo de la diligencia”. Cuando pidas a Dios con diligencia, entusiasmo, piedad y fe, Él te lo dará, pues dijo: “Pedir y se os dará; buscad y encontraréis” (Mateo 7:7; Lucas 11:9). Si guardes estos dos consejos míos, la humildad y el amor, tendrás contigo a Dios, tanto aquí, en esta vida temporal, como mucho más en la vida eterna, donde te hará heredero de Su reino celestial...

Abba Filotheos Zervakos

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