Sunday, July 19, 2015

Perdonar al prójimo



Es muy importante saber que la oración por nuestros ofensores nos ayuda a superar los sentimientos malos con respecto a ellos. 

Si tuviéramos la posibilidad de ver la enorme cantidad de deudas por las cuales debemos responder delante de Dios, con prisa y muy contentos perdonaríamos a todos, hasta los enemigos más grandes, para que con esto, adquiramos la misericordia de Dios. 

Lamentablemente, el reconocimiento de nuestros pecados y culpa delante de Dios no llega por sí solo, pero requiere un constante y severo análisis de nuestra consciencia basada en la enseñanza evangélica. 

Aquel que trata de perdonar al prójimo, recibe de Dios como recompensa por su empeño, el verdadero don cristiano de querer, denominado por los santos padres, "como el rey de las virtudes."

La Higuera Estéril.


"Y dijo esta parábola: Tenía uno una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñero: He aquí tres años ha que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo halló; córtala, ¿por qué ocupará aún la tierra? El entonces respondiendo, le dijo: Señor, déjala aún este año, hasta que la excave, y estercóle. Y si hiciere fruto, bien; y si no, la cortarás después" (Luc. 13:6-9).

El Dios Padre, igual que el dueño de la viña, durante tres años del servicio prestado a la humanidad por Su Dios-Hijo, esperaba de los hebreos arrepentimiento y fe. El Hijo de Dios, como un buen y responsable viñador, pide a su Dueño a esperar un tiempo para que Él una vez más trate de hacer la higuera fértil - la gente hebrea. Pero Sus esfuerzos no tuvieron ningún éxito, entonces se cumplió una severa determinación: significando el rechazo de aquella gente que con insistencia se oponía a Dios. La llegada de este temible momento fue cuando el Señor maldijo la higuera que crecía al lado del camino hacia Jerusalén, unos cuantos días antes de Sus sufrimientos en la Cruz (se puede ver en Mateo 21:19).

Sobre el pase del Reino de Dios de los hebreos a otra gente el Señor habla en la siguiente parábola: