“Aquel que ha detenido la aparición en el mundo del Anticristo, el hombre de la iniquidad y anarquía, el último y más poderoso enemigo de Cristo y su Iglesia, es -de acuerdo a la enseñanza de San Juan Crisóstomo y otros Padres de la Iglesia- la legitima autoridad, tal como como fue representada y simbolizada por el Imperio Romano. Esta idea fue supremamente encarnada en el Imperio Cristiano: primero en Bizancio, cuando Constantinopla era la segunda Roma, y luego en el Imperio Ruso Ortodoxo, cuando Moscú fue la Tercera Roma. En 1917 la “Era Constantiniana” ha venido a su fin, el Imperio Ortodoxo ha sido derrocado-y el mundo, comenzando con Moscú, ha sido arrojado a una era de ausencia de leyes y ateísmo (y en la vida cristiana, de apostasía) como no se ha visto antes. El Zar Nicholas II fue el último representante de este ideal de legítima autoridad cristiana, y la era de ausencia de leyes ha comenzado apropiadamente con su asesinato. Para los cristianos ortodoxos, sin embargo, la nueva era comienza con un mártir: un testigo para la Iglesia Ortodoxa, fiel hasta el fin a su Iglesia y su sagrada vocación... El fenómeno mismo del Zar-Mártir es una fuente de inspiración para los cristianos ortodoxos. Pero ésta es sólo parte de la significancia ortodoxa de Nicolás II. Su piedad personal y carácter cristiano, y su activo papel como un Zar que ha promovido un verdadero renacimiento ortodoxo, haciéndose el último y uno de los más grandes representantes de la tradición monárquica ortodoxa”
Hieromonje Seraphim Rose
Hieromonje Seraphim Rose