Wednesday, July 24, 2019

La Lucha Contra el Pecado ( Obispo Alejandro Mileant )


E1 Señor no habló sólo en parábolas: habló claramente del Padre, de sí mismo y del Espíritu Santo tan bien como de la auténtica vida espiritual del hombre. Si el Antiguo Testamento nos pone en guardia principalmente contra las manifestaciones exteriores del mal y sus consecuencias, el Señor mismo muestra las mismas raíces del pecado. Así el sexto mandamiento dice: "No matarás," y Jesucristo nos dice: "Guárdate de la cólera, de la venganza; perdona, no condenes" y hasta: "no juzguéis." De igual manera, el séptimo mandamiento ordena no cometer adulterio y el Señor lo explica así: "cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón" (Mateo 5:28).
Él Señor nos ha revelado que el pecado tiene su origen en el corazón del hombre; es por eso que debe comenzar la lucha contra el pecado purificando su corazón de los deseos malignos y de los pensamientos inicuos, porque "del corazón salen los malos pensamientos, muertes, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre" (Mateo 15:19-20).
Según la voluntad del Señor sobre la necesidad de purificar el corazón de sus inclinaciones perversas, los Apóstoles y, después de ellos, los Padres de la Iglesia, fundándose sobre su propia experiencia de su lucha espiritual, elaboran una enseñanza detallada sobre el nacimiento y el desarrollo del pecado y sobre los medios de combatirlo.
Primero viene la idea del pecado. Todavía no es pecado sino tentación. Luego el hombre comienza a considerar con simpatía la idea y ya se inicia el pecado. Entonces piensa en ella con complacencia, por fin su misma voluntad se inclina hacia el pecado y efectivamente lo comete. Una vez cometido el pecado, se repite fácilmente, la repetición se convierte en costumbre y luego el hombre se encuentra dominado por tal o cual vicio o pasión.
Para vencer el mal, debe luchar contra él desde el principio: cuando nace la idea del pecado. Cuanto más demora tanto más dura la lucha. La lucha contra una pasión, un vicio o una mala costumbre es muy difícil. Para erradicar los malos pensamientos en su mismo principio, uno tiene que estar atento a sí mismo, conocerse. Cuando uno reconoce un pensamiento malo, le conviene cortarlo de raíz, concentrando su atención en un objeto más elevado. No es fácil hacerlo. Lo mejor es, en cuanto aparece un pensamiento malo (sea una ofensa, mala intención, envidia, codicia o un deseo carnal). volverse inmediatamente hacia Dios y pedirle que expulse la tentación.
E1 mejor recurso propuesto por los Padres de la Iglesia es la oración de Jesús: "Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador." E1 que procede de esta manera adquiere poco a poco dominio sobre sí para llegar en fin a un estado en que el alma vive en la paz y en el gozo.
Esta renovación hacia una organización armoniosa del alma es llamada por los Padres de la Iglesia "la ciencia de las ciencias," "el arte de las artes," y sin ella, no hay vida cristiana auténtica. San Hesiquio de Jerusalén dice: "Si dentro de su corazón el hombre no hace la voluntad de Dios... tampoco la hará exteriormente."


Obispo Alejandro Mileant
 
Catecismo Ortodoxo
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