Thursday, November 29, 2018

Nada en esta vida es estable. ( Padre Philotheos Zervakos )

En este mundo, y en esta vida temporal presente, nada es estable; Todas las cosas sufren cambios y alteraciones. Afortunado es la persona que, durante esta vida, a través de la paciencia y las otras virtudes, construye un hogar en los cielos. Después de la muerte, morará allí, donde no haya dolor, sufrimiento, tristeza, peligro, miedo o guerra, sino perfecta y cierta fortuna y felicidad.


Padre Philotheos Zervakos
 
Catecismo Ortodoxo
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Sunday, November 25, 2018

13° Domingo de Lucas.

La conversación de Cristo con el hombre muy rico, tal como nos la transmite hoy el evangelista Lucas, está llena con mensajes para nuestra época...
...El hombre rico se considera a sí mismo exitoso y asegurado, pero su interrogante apunta a la vida eterna. Cumplía, desde una edad temprana, los mandamientos de Dios, pero algo le faltaba para asegurarse la eternidad. Es digno de imitación su caso. Sin duda es el caso de un hombre devoto que cumplía la Ley y predominaba en él el deseo por la perfección. Y, esta perfección no consiste sólo en el cumplimiento de los mandamientos fundamentales, sino en el desprendimiento pleno del pecado.
La búsqueda de la perfección obedece a la consciencia. El ser humano tiene un conocimiento interno inmediato de sí mismo, proveniente de su conciencia innata. La conciencia del hombre expresa su propio ser, así como su relación con Dios y con el mundo. La mente humana, que es también el ojo del alma, influye inmediatamente sobre la situación de su consciencia. Cuando la mente es pura, también la conciencia es pura. Entonces el ser humano es conducido hacia el bien y rechaza el mal. Pero cuando la mente humana está oscurecida, entonces su consciencia también se oscurece, se agita y le cuestiona.
Cuando el ser humano hace oídos sordos a la voz de su consciencia y trata de diversas maneras de hacerla callar, ésta paulatinamente se corroe. Así, para el funcionamiento correcto de la consciencia se precisa una vigilia constante y autocrítica. Se necesita también el estudio de la voluntad divina, el cumplimiento de los mandamientos de Dios y la entrega total a Él.
Pero la entrega total a Dios no es fácil. Eso se revela en la actitud del hombre rico de la lectura evangélica, que se puso muy triste por la indicación de Cristo y se alejó pues no podía seguirle.
El hecho nos revela, cuán fácil es crear una falsa satisfacción en la conciencia del hombre. Satisfacción que proviene del cumplimiento de determinados mandamientos fundamentales. Uno tiende a creer con mucha facilidad que ha saldado sus cuentas con Dios por cumplir algunas formalidades, por cumplir los ayunos, por asistir con frecuencia a las reuniones eclesiásticas. Pero en un momento crítico de su vida es llamado a elegir entre Dios y el dinero, entre Dios y su lugar social o profesional, entre Dios y las ataduras terrenas. Entonces, no sacrifica nada de todo eso, por Dios, demostrando que su devoción cubre sólo una parte de su vida, la visible externamente, todo aquello que se refiere al cumplimiento anodino de los mandamientos, no así el sometimiento doloroso de todo el ser a la demanda absoluta de Dios. En eso consiste la debilidad del ser humano.
Esta debilidad viene a suplantar el poder de Dios. Cristo no acusa a Su devoto interlocutor. Dios brinda a todos Su auxilio, a fin de que, las virtudes de cada uno de nosotros se encuadren en la entrega total de Dios, que no sean manifestaciones aisladas de nuestra vida, por más que estas sean correctas y elogiables. La fuerza de Dios nos conduce a tomar conciencia que nuestra religiosidad se liga inmediatamente con nuestra vida en sociedad, que el camino que nos conduce a Dios pasa por la comunión de los hermanos y se cruza con los caminos de nuestros semejantes. Es en definitiva un camino sin retorno, sin convenciones, hipocresías y mentiras.
La entrega total de la persona a Dios, se liga con la debilidad del hombre de aceptarlo, en la práctica de su vida. Pero se liga también con la convicción de que se facilita con la gracia de Dios, con la vivencia y con la aceptación de esta gracia en la Iglesia. Pues, si lo imposible para los hombres es posible para Dios, entonces, que nadie crea que la entrega total del hombre a Dios, es cosa inalcanzable e irrealizable.
 
Catecismo Ortodoxo
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9° Domingo de Lucas

La reunión de bienes que sirven a las necesidades de la vida, es una tarea muy prudente y lógica para cualquier persona, particularmente si es un padre de familia,...
...puesto que, de su laboriosidad y previsión depende la vida de los demás miembros de la familia. Nadie ha ensalzado la pereza y la imprevisión. Entonces, ¿por qué el hombre rico de la parábola de hoy es llamado insensato?
En primer lugar porque el horizonte del mundo se limitó para él en los límites de sí mismo. Luego, porque creyó que su bienestar sería interminable. Se trata del caso característico de quien basa su vida en la adquisición de bienes materiales, con desinterés a la conquista del bien. Ignora que los bienes materiales por sí mismo, no son suficientes para darle felicidad, mientras el bien, con las virtudes y los valores que representa, puede darle sentido y contenido a su vida.
Tal como lo pone en evidencia, la parábola de hoy, las personas consideran como bienes aquellas cosas que satisfacen sus necesidades y deseos. Su incesante búsqueda conduce al materialismo, mientras su deificación a la idolatría. Idolatría y materialismo están presentes en todas las épocas de diferentes formas y mutaciones. Contrariamente, en la Iglesia se aprende a desplazar su interés de las cosas materiales a las espirituales y de las cosas corruptibles a las incorruptibles. Sin desatender sus necesidades materiales, el cristiano trabaja y lucha por el bien y por conquistar las virtudes divinas. Y, lo consigue no sólo con la voluntad humana sino con el auxilio divino. ¿Cómo podría preferir las cosas incorruptibles si se apega a las cosas corruptibles? Y ¿cómo podría subir al cielo sin antes santificarse con la gracia del Espíritu Santo?
La búsqueda del bien es innata en el ser humano. Ello se revela en el rechazo que siente hacia el mal. Por otra parte, el bien es siempre bello, mientras el mal es feo.
El bien no es una idea sino una persona. El bien es Dios mismo. Además el bien está ligado con la realidad, está ligado al hombre y a su vida. El bien no se debe buscar sólo fuera del mundo. Si se hallare fuera del mundo le sería inalcanzable e inútil. En consecuencia, el bien se debe hallar en el mundo y dentro del ser humano.
La virtud del ser humano es la realización del bien. La virtud se logra con la comunión personal del ser humano con Dios y con el cumplimiento de su voluntad.
Como virtud entendemos las virtudes naturales que puede tener el ser humano, como criatura de Dios. Así, la prudencia, la valentía, la sensatez y otras muchas virtudes pueden hallarse como características naturales. Pero estas funcionan en su vida tanto positiva como negativamente. Para que funcionen positivamente, se necesita el Espíritu de Dios. Así como la lámpara de aceite, comenta San Simeón el Nuevo Teólogo, permanece a oscuras si no hace contacto con el fuego, así también el alma con sus virtudes naturales, permanece apagada y a oscuras, si no recibe la iluminación del Espíritu Santo.
Según la doctrina cristiana, la virtud corresponde a la situación natural del ser humano, mientras la maldad a su naturaleza degradada. La virtud, con el bien que representa, revela salud, mientras la maldad revela enfermedad. Si el ser humano permanece en la virtud, vive en la vida natural.
La virtud se logra con la gracia de Dios y la colaboración del ser humano. Sin la gracia de Dios, los esfuerzos humanos por la virtud, son vanos. Pero también, sin los esfuerzos del ser humano la gracia de Dios permanece estéril. La vida virtuosa del cristiano es revelación y confirmación de su participación en la gracia de Dios. El amor, la alegría, la paz y todas las virtudes de los fieles son frutos del Espíritu Santo. Pero para que existan las virtudes, deben ser cultivadas con los esfuerzos del ser humano. El creyente debe luchar constantemente para cultivar las virtudes. Con justicia se ha dicho que la virtud es una situación interminable de guerra contra nosotros mismos.
Ciertas virtudes no se deben aislar de su conjunto en la vida en Cristo. Virtudes cristianas no son sólo la humildad, la bondad, la condescendencia, la obediencia, la mansedumbre, o la tolerancia, es también la actitud decisiva, la valentía, la discreción y el control. Todas las virtudes juntas representan eso que llamamos con la palabra: bien.
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Monday, November 19, 2018

No te preocupes demasiado por lo espiritualmente pobre que eres. ( padre Seraphim Rose )

No te preocupes demasiado por lo espiritualmente pobre que eres. Dios ve eso, pero para ti se espera que confíes en Dios y ores a Él lo mejor que puedas, nunca caigas en la desesperación y luches de acuerdo a tu fuerza.

padre Seraphim Rose
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Wednesday, November 14, 2018

Dios perdona fácilmente abriéndole la puerta de tu alma. ( Padre Efraìn de Filoteu )



¡Con qué facilidad Dios perdona! Esto sucederá simplemente abriéndole la puerta de tu alma. Dios no espera ninguna recompensa por lo que le da a la gente. Aunque tus pecados sean millones o billones, porque Dios cuenta cero. ¿Qué vale una pequeña cantidad de arena en el océano? Todos los pecados del mundo son simplemente un virus en el océano.

No hay pecado que gane la misericordia de Dios. Así, los pecados del hombre son cero. Cuando el niño vuelve al seno del Señor, siempre termina delante de la misericordia.


Padre Efraìn de Filoteu 

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Friday, November 9, 2018

Un vivo pensamiento en Dios ( San Juan de Kronstadt )

Que remarcable es la propiedad de la fe: un vivo pensamiento en Dios, la fe del corazón
—y Él esta ya conmigo; el arrepentimiento sincero en los pecados 
— y Él esta conmigo; un pensamiento bueno y sentimiento piadoso 
— y Él esta conmigo. Pero el demonio puede entrar en mi por la falta de fe, dudas, pensamientos orgullosos, pecaminosos y viciosos. Resulta, que su poder sobre mi es limitado y depende de mi mismo. Prestando yo mas atención a mi estado, rezando mas a nuestro Señor Jesucristo, el demonio no tiene poder hacerme algún daño.

San Juan de Kronstadt 
 
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