Thursday, August 6, 2015

El Cristianismo, la religión pura y verdadera, es la expresión de una pura y santa alegría.



En la base de tal o cual sistema filosófico, puede haber pesimismo. Pero en la base de la religión, siempre estaba y está el sentimiento de la alegría. Muchas religiones de la humanidad, están en mayor o menor grado, pervertidos (sustituyendo la verdad Divina, por la mentira, la veneración de Dios — por la veneración de la criatura), todas ellas, sin embargo, eran expresiones de agradecimiento por la vida. Sólo la naturaleza vulnerada del hombre caído lo llevaba a menudo a expresarla en forma burda y baja. El gozo puro, ante la hermosura de la naturaleza, se manifiesta en forma completamente natural en los hombres sensibles, como himnos de glorificación de Dios.

El cristianismo, la religión pura y verdadera, es la expresión de una pura y santa alegría. Los devotos cristianos son una prueba de la base invencible y luminosa del cristianismo, mostrando que ningunos sacrificios y privaciones carnales no son capaces oscurecer la beatitud de la vida en Cristo. "Alégrense siempre, y rezan sin cesar" — aconseja el Apóstol, "que se alegre mi corazón de temer a Tu Nombre" — se repite en las oraciones y los salmos. "que nos levantemos en la alegría del alma para glorificar a Ti." Y el más penitente de los salmos, el Nº 51. "Ten piedad de mi Señor..." tres veces habla de la alegría, pidiendo, que se la devuelva a su alma, que pecó.

El alma humana tiende a Dios....


El alma humana tiende a Dios, tan naturalmente, como una planta hacia el sol.

El Salterio, libro de la era pre-cristiana, atestigua con fuerza, el carácter natural e innato de esta tendencia.

"Mi alma tiene sed de Ti, por Ti sufre mi carne en tu tierra vacía, seca y sin agua." ¡La sed espiritual me hace sufrir sin Ti, Dios!

"Mi alma como la tierra sin agua hacia Ti." "A Ti, Te dice mi corazón: busco al Señor, mi alma Te busca."

"Volviste Tu faz, y me puse confuso."

"¡Te amaré Señor, mi fuerza! Señor, mi afirmación y mi refugio y mi salvación, Dios mío, es mi ayuda y le tengo confianza, mi protector y mi salvador, y mi redentor."

"Lo único que pedí al Señor y lo recibiré: de vivir en la casa del Señor todos los días de mi vida, ver la belleza del Señor y frecuentar Su templo."



Languidecer por Dios, tener la necesidad de orar a Él; la búsqueda del camino de unión con Dios, siempre han existido en la mejor parte de la humanidad. Pero nunca esta tendencia fue expresada con mayor fuerza que en el Cristianismo que dio una innumerable pléyade de gente pura, luminosa, de alta espiritualidad, que se consagraron enteramente a Dios, con alegría sacrificaron a todo el terrenal para lo celestial. En esto — la afirmación sicológica de la verdad de la esencia de nuestra religión, siendo esto, el testimonio de lo verídico de la fe cristiana.