Sunday, June 28, 2015

Presencia del Espíritu Santo ( San Serafín de Sarov )


 ¿Cómo entonces, pregunté al Padre Serafín, podría reconocer en mí la presencia de la gracia del Espíritu Santo?
 

 Es muy simple, respondió él. Dios dijo: "Todo es simple para quien adquiere la Sabiduría" (Pr. 14:6). Nuestra desgracia es no buscar aquella Sabiduría que, por no ser de este mundo, no es presuntuosa. Plena de amor por Dios y por el prójimo, ella forma al hombre para su salvación. Hablando de esta Sabiduría el Señor dijo: "Que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (1 Tim. 2:41). El dijo a sus Apóstoles, que carecían de esa sabiduría: "¡Qué torpes son para comprender, y qué duros son para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías sufriera todo esto para entrar en su gloria? Y empezando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que decían de él las Escrituras" (Lc. 24:25-27). Y el Evangelio dijo que El "les abrió la inteligencia, a fin de que pudieran comprender las Escrituras." Habiendo adquirido esta Sabiduría, los Apóstoles sabían siempre si el Espíritu de Dios estaba en ellos o no, y colmados de este Espíritu, afirmaban que su obra era santa y agradable a Dios. Es por eso, que en sus Epístolas, ellos podían escribir: "Porque hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros no imponerles otras cargas más que las indispensables" (Hch. 15:28) y estaban persuadidos de que era Su presencia sensible, que enviaba sus mensajes. ¿Entonces, amigo de Dios, veis como es simple? Yo respondí: "Sin embargo, no comprendo cómo puedo estar absolutamente seguro de encontrarme en el Espíritu santo" ¿Cómo puedo descubrir en mí mismo Su manifestación? El Padre Serafín respondió: Ya os dije que era muy simple y os expliqué en detalle cómo se encontraban los hombres en el Espíritu Santo y cómo era necesario comprender Su manifestación en nosotros. ¿Qué os falta aún?


San Serafín de Sarov

La sobriedad es la pequeña ventana por la cual Dios penetra para mostrarse al espíritu. ( San Filoteo el Sinaíta )


Muy pocos hombres conocen el reposo del espíritu. Es el privilegio de aquellos que ponen todo su esfuerzo en atraer hacia ellos la gracia divina y su consuelo espiritual. Si queremos ejercitar la obra del espíritu -la filosofía en Cristo- por la vigilancia del espíritu y la sobriedad, comencemos por privarnos del exceso en los alimentos, disminuyendo tanto como sea posible la bebida y la comida. La sobriedad merece su nombre de «camino», pues conduce al reino, al reino interno, al mundo por venir; merece también el nombre de oficio del espíritu, pues ella trabaja y pule los rasgos de nuestro espíritu y lo hace pasar de la condición apasionada a la impasibilidad (apatheia). La sobriedad es la pequeña ventana por la cual Dios penetra para mostrarse al espíritu.

San Filoteo el Sinaíta

La vida de San Arsenio (padre del desierto)


El admirable Arsenio se había propuesto como regla no tratar jamás nada por escrito, y no
escribir, además, una sola letra. No es que fuera incapaz de hacerlo. Por el contrario, le resultaba tan fácil ser elocuente como a otros simplemente hablar.
No, se trata únicamente del hábito del silencio y la repugnancia por la ostentación. Por la misma razón tenía gran cuidado de no mirar a nadie ni ser visto él mismo: se mantenía detrás de un pilar o algún obstáculo semejante para ocultarse de los otros asistentes.
Quería de ese modo velar sobre sí mismo, recoger su espíritu en sí mismo y elevarse 
hacia Dios. Nuevo ejemplo de un santo hombre, verdadero ángel sobre la tierra...


San Arsenio

Cuerpo y alma ( San Antonio el Grande )


"Cuerpo y alma se unen y el cuerpo deja la oscuridad de la matriz y llega a la luz. Pero cuando el alma está unida así al cuerpo, es como si estuviera aprisionada en la oscuridad del cuerpo. Así, no es el cuerpo que debe dar lástima," pero el alma .

San Antonio el Grande

El alma belleza ( San Juan Crisóstomo )


"Vamos a mirar hacia el alma y ver sobre la belleza, o mejor, escucharla, porque usted no puede verla porque esta es invisible. Escucha a esta belleza. Qué es entonces la belleza del alma? Es la moderación, dulzura, el dar limosnas, amor, cariño fraternal, afección tierna, obediencia a Dios, el cumplimiento de las leyes, rectitud, contrición del corazón. Estas son las bellezas del alma. Ellas no son el resultado de la naturaleza, pero de la disposición moral. Aquél que no posee estas cosas está capacitado para recibirlas, y aquel que las posee, si se torna descuidado, se las pierde. En el caso del cuerpo yo dije que aquella que no es graciosa no puede tornarse graciosa; pero en el caso del alma yo digo el opuesto: un alma no agraciada puede se tornar llena de gracia....porque la gracia del alma es proveída por nuestra propia elección moral".


San Juan Crisóstomo