Saturday, February 13, 2016

Paráclesis a los Tres Santos Jerarcas


Sacerdote: Por las oraciones de nuestros Santos Padres, Señor Jesucristo, Dios nuestro, ten piedad de nosotros y sálvanos.
Lector: Amén.
Rey del cielo, Consolador, Espíritu de Verdad, Tú, que estás presente arreo y que lo llenas todo, tesoro de bienes y dador de vida, ven y habita en nosotros, purifícanos de toda mancha y salva nuestras almas, Tú, que eres bondad.

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros.

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros.

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros; Señor, purifícanos de nuestros pecados; Maestro, perdona nuestras iniquidades; Santo, visítanos y cura nuestras debilidades por causa de tu Nombre.

Señor, ten piedad, Señor, ten piedad, Señor, ten piedad

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Padre Nuestro.
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de este día, dánosle hoy. Perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. No nos dejes caer en tentación, más líbranos del maligno.

S Pues tuyo es el reino, el poder y la gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

SALMO 142
 Señor, escucha mi oración,
advierte mi súplica en Tu verdad, escúchame en Tu justicia.
Y no entres en juicio con Tu siervo,
pues no será justificado, ante Tu faz, ningún viviente.
Porque el enemigo ha perseguido a mi alma,
ha humillado hasta la tierra mi vida.
Me colocó en tenebrosidades,
como a muertos desde hace siglos
y mi espíritu cayó en acedía.
En mí se turbó mi corazón.
Recordé días antiguos y medité en todas Tus obras,
medité en las hechuras de Tus manos.
Extendí mis manos hacia Ti,
mi alma es como tierra sedienta de Ti.
Señor escúchame pronto, ha desfallecido mi espíritu.
No apartes de mí Tu rostro
y me asemeje a los que descienden al foso.
Hazme oír temprano Tu misericordia,
pues en Ti he esperado,
manifiéstame el camino en que he de andar,
pues a Ti he levantado mi alma.
Arráncame de mis enemigos, Señor,
pues en Ti me he refugiado,
enséñame a hacer Tu voluntad, pues Tú eres mi Dios,
Tu Espíritu bueno me guiará en tierra recta.
Por Tu Nombre, Señor, me vivificarás
en Tu justicia sacarás a mi alma de la tribulación
y en Tu misericordia exterminarás a mis enemigos,
y perderás a todos los que atribulan a mi alma
pues yo soy Tu siervo.
Lector: Amén.
Paráclesis  a los Tres  Santos  Jerarcas.
Oda I
Irmos: Huyendo de la esclavitud de Egipto, el pueblo de Israel, cruzó el mar como si fuera tierra seca y exclamó: ¡Alabemos a nuestro Salvador y Dios!.
Santo Jerarca Basilio, ruega a Dios por nosotros.
Oh sabio privilegiado de la Iglesia y voz de la sabiduría de aquellos que están unidos en la fe ortodoxa, y los que por ti la conocen, oh bienaventurado, tú que has depositado las leyes del Señor en el alma de los creyentes y has intercedido por ellos, a ti te ensalzamos.
Santo Jerarca Basilio, ruega a Dios por nosotros.
El timón de tu mente ha dirigido sabiamente el barco de la Iglesia y con el viento del Espíritu Santo has guiado la nave hacia el puerto de salvación y por tus oraciones has velado por ella.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Intercesor ante la Santísima Trinidad, con tus divinas palabras has dispersado de nuestras almas las tinieblas del error y no descansaste hasta que condenaste las espinosas herejías que asediaban en la tierra a la fe ortodoxa, rogando incesantemente al Dios Altísimo para que fuéramos librados del maligno.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Gloria de las vírgenes, oh Santísima Theotokos, tú que llevaste en tu seno al Señor de la gloria y eres más venerable que los querubines, que se inclinan ante el Rey de la gloria. A ti te suplicamos que no ceses de interceder por nosotros.
Oda III
Irmos: Oh Dios que levantas las bóvedas de los cielos y sostienes a tu Iglesia, afírmanos en tu amor, oh consumación de todos los deseos, constancia de los fieles y único Amante de la Humanidad.
Santo Jerarca Gregorio, ruega a Dios por nosotros.
Rápido y bienaventurado escritor de la verdadera doctrina de Cristo, tú destruiste el error de las herejías y nos otorgaste el conocimiento del verdadero Dios, embellece con tus divinas palabras nuestras ciudades y nuestro pobre corazón.
Santo Jerarca Gregorio, ruega a Dios por nosotros.
Lleno de humildad y revestido con la gracia del Espíritu Santo combatiste profundamente el engaño de las herejías y mantuviste a tu rebaño a salvo como buen jerarca de Cristo.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Elevaste tu vida a la altura de los ángeles, y con alegría y amor, nuestras almas enardecidas reverencian tus escritos divinamente inspirados.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos amén.
Ninguna figura humana puede alcanzar la altura de tu belleza, ni la inestimable dulzura de compasión. Por eso clamamos a ti: Ten compasión de nosotros, oh Theotokos.

A continuación se dicen las siguientes estíqueras:
Santos jerarcas de Dios, que predicasteis con sabiduría y valentía la doctrina ortodoxa, y que con vuestras palabras alimentasteis las almas ensombrecidas y sedientas de la verdad, rogad ante Cristo para que nuestras almas sean preservadas de la herejía y el error.
Oh Theotokos alabadísima, mira con compasión, la miseria de nuestros cuerpos, y sana los dolores de nuestras almas.
Ahora se nombran aquellos por quienes se reza esta Paráclesis.
Letanía
Sacerdote: Ten piedad de nosotros, oh Señor, según tu gran misericordia te suplicamos que nos escuches y tengas piedad.
Coro: Señor ten piedad, Señor ten piedad,Señor ten piedad

  1. De nuevo rogamos por nuestro padre y Obispo N. y por todos nuestros hermanos en Cristo.
  1. También rogamos por la vida, paz, salud, salvación, visitación, perdón y remisión de los pecados de los siervos de Dios, los cristianos ortodoxos, los que viven en esta ciudad y los reunidos en este santo templo, sus feligreses y bienhechores.
  1. De nuevo rogamos por los siervos de Dios N. N. (Aquí se insertan los nombres de los fieles por los cuales se ruega) que elevan esta súplica.
  1. Porque eres un Dios misericordioso y amante de la humanidad, te rendimos gloria, oh Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
  1. Amén.
Oda IV
Irmos: Oh Señor, he escuchado el misterio de tu dispensación, he contemplado tus obras y he glorificado tu Divinidad.
Santo Jerarca Juan, ruega a Dios por nosotros.
El dulce sonido de tus palabras ha elevado a la Iglesia a las alturas inaccesibles y con tus reconfortantes oraciones has disipado las tentaciones de nuestro alrededor, para que contemplemos el brillante misterio de las bienaventuranzas celestiales.
Santo Jerarca Juan, ruega a Dios por nosotros.
Con tus palabras inspiradas has salvado el alma de muchos y así sus pensamientos han sido situados correctamente en la mira de Aquel que es el verdadero camino, eliminando las pasiones y las tentaciones de los que buscan tu intercesión.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Tu alma fue iluminada con la gracia del Espíritu Santo y tu lengua glorificó así la gloria de la Santísima Trinidad, a quien intercedías para que convirtiera nuestros corazones endurecidos y con tus humildes oraciones sanabas las heridas del pecado.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Los ángeles y arcángeles no cesan de alabar tu divina misericordia, oh Theotokos, y nosotros, con nuestra mente carnal, no somos dignos a alzar nuestras alabanzas hacia ti, pero en ti tenemos nuestra esperanza, e indignamente te llamamos Bienaventurada.
Oda V

Irmos: Ilumínanos con tus mandamientos, oh Señor, y concédenos la paz con la fuerza de tu brazo, oh amante de la humanidad.
Santo Jerarca Basilio, ruega a Dios por nosotros.
Reprendiste al rey audazmente a causa de su profundo error y nosotros, desde el fondo de nuestro corazón, te suplicamos para que nos liberes, por tu intercesión, de nuestras pasiones.
Santo Jerarca Basilio, ruega a Dios por nosotros.
Con tu poderosa templanza y la sabiduría que el Todopoderoso te otorgó, tu mente fue iluminada con la Luz del Espíritu Santo, por lo que te convertiste en un pilar de oración ante la Santísima Trinidad y con tus palabras has arrasado las pasiones que brotan como la cizaña de nuestros corazones.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Recorriste el desierto de este mundo y fijaste tus ojos únicamente en la gloria celestial, por lo que tus divinas palabras brillan ahora como estrellas en el cielo oscuro de nuestros corazones.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
En tus brazos llevaste, oh Santísima Theotokos, al verdadero Pan de Vida, que nos alimenta por siempre. Intercede ante Él para que seamos dignos de ser alimentados por su divina misericordia.
Oda VI
Irmos: Ante el Señor me lamento y presento mi angustia. Porque mi espíritu está lleno de iniquidad y mi vida se acerca al Hades. Cómo Jonás te digo: ¡Sácame de la corrupción, oh Dios mío!
Santo Jerarca Gregorio, ruega a Dios por nosotros.
Con tu divina sabiduría nos sacaste del engaño y nos situaste ante la mesa de Cristo, por lo que te veneramos justamente, oh padre iluminado por Dios.
Santo Jerarca Gregorio, ruega a Dios por nosotros.
Brillaste como un faro en tu ciudad, proyectando la Luz verdadera sobre la oscuridad de la herejía, y liberaste al redil aprisionado por lobos del engaño y la corrupción, por lo que nuestro corazón te ensalza estos himnos de alabanza.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Elogiaste con  palabras brillantes a San Basilio en su funeral. Ahora te suplicamos que intercedas por nuestras pasiones, para que puedan ser eliminadas y podamos vivir para Cristo con arrepentimiento.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Tú que diste a luz al Salvador y Libertador, al Verbo amigo de los hombres, sálvanos, oh Theotokos, por tu protección, de la tiranía del maligno que nos asedia y fortifica nuestras almas para que podamos alcanzar el gozo eterno.
A continuación se dicen las siguientes estíqueras:
Oh jerarcas de Cristo, iluminad con vuestras divinas palabras nuestros corazones, para que por ellas, presentemos dignas obras ante la Trinidad Consubstancial e Indivisible.
Oh Toda Pura, que en los últimos tiempos diste a luz de una manera inefable a Dios el Verbo, intercede incesantemente ante Él por nosotros, pues tú posees la seguridad de una Madre.
Ahora se nombran aquellos por quienes se reza esta Paráclesis.
Letanía
Sacerdote: Ten piedad de nosotros, oh Señor, según tu gran misericordia te suplicamos que nos escuches y tengas piedad.
Coro: Señor ten piedad, Señor ten piedad, Señor ten piedad.
  1. De nuevo rogamos por nuestro padre y Obispo N. y por todos nuestros hermanos en Cristo.
  1. También rogamos por la vida, paz, salud, salvación, visitación, perdón y remisión de los pecados de los siervos de Dios, los cristianos ortodoxos, los que viven en esta ciudad y los reunidos en este santo templo, sus feligreses y bienhechores.
  1. De nuevo rogamos por los siervos de Dios N. N. (Aquí se insertan los nombres de los fieles por los cuales se ruega) que elevan esta súplica.
  1. Porque eres un Dios misericordioso y amante de la humanidad, te rendimos gloria, oh Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
  1. Amén.

Contaquio tono 2º
Oh jerarcas del Todopoderoso, vosotros que habéis sido apóstoles y maestros del mundo, rogad al Señor para que conceda Su paz al mundo y a nuestras almas Su gran misericordia.
Anavathmi
Primera antífona de los Himnos de Ascensión del tono 4º
Desde mi juventud me sitiaban pasiones, pero Tú, oh Salvador, me proteges y salvas.
Desde mi juventud me sitiaban pasiones, pero Tú, oh Salvador, me proteges y salvas.
Que sean confundidos por el Señor todos los enemigos de Sión, que sean como hierba quemada por un fuego desolador.
Que sean confundidos por el Señor todos los enemigos de Sión, que sean como hierba quemada por un fuego desolador.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Toda alma vive por la gracia del Espíritu Santo, y cuando está totalmente purificada se eleva hasta que por un misterio sagrado, resplandece con la Unidad Trinitaria.
Ahora y siempre y por lo siglos de los siglos. Amén.
Por el Espíritu Santo, fluyen los arroyos de la gracia, regando toda la creación y llenándola de vida.
Prokímenon, tono 4º
Preciosa es a los ojos del Señor la muerte de sus Santos.
Est.: Que tus sacerdotes vistan con rectitud, que tus fieles griten de alegría.
Lectura del Santo Evangelio
Sacerdote:  Para que seamos dignos de escuchar el santo Evangelio, roguemos al Señor nuestro Dios.
Coro: Señor ten piedad, Señor ten piedad, Señor ten piedad
Sacerdote: Sabiduría, en pie, escuchemos el Santo Evangelio. Paz a todos.
Coro: Y con tu espíritu.
Sacerdote: Lectura del Santo Evangelio según San Juan.
Coro: Gloria a ti Señor, gloria a ti.
Lectura del Santo Evangelio.
(10: 1-9)
“En verdad, en verdad, os digo, quien no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que sube por otra parte, ese es un ladrón y un salteador. Mas el que entra por la puerta, es el pastor de las ovejas. A este le abre el portero, y las ovejas oyen su voz, y él llama por su nombre a las ovejas propias y las saca fuera. Cuando ha hecho salir todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen porque conocen su voz. Mas al extraño no le seguirán, antes huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños”. Tal es la parábola que les dijo Jesús, pero ellos no comprendieron de qué les hablaba. Entonces, Jesús prosiguió: “En verdad, en verdad, os digo, Yo soy la puerta de las ovejas. Todos cuantos han venido antes que Yo son ladrones y salteadores, mas las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta, si alguno entra por Mí, será salvo; podrá ir y venir y hallará pastos”
Coro: Gloria a ti Señor, gloria a ti.
Tono 2º
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Por las oraciones de tus bienaventurados jerarcas, borra la multitud de nuestros pecados.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Por las intercesiones de la Madre de Dios, Tú que eres misericordioso borra la multitud de nuestros pecados.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa.
Estíquera tono 6º
Apagad el dolor de nuestra alma con la gracia de vuestras divinas palabras, oh Santos Jerarcas de Cristo, y desterrad de nosotros los pensamientos engañosos de nuestras almas asediadas por el maligno, para que celebremos vuestra digna memoria con alabanzas.
Oda VII

Irmos: Cuando los tres jóvenes fueron arrojados al horno en Babilonia, por su fe en la Trinidad, pisotearon las llamas mientras cantaban: ¡Bendito eres Señor, Dios de nuestros padres!
Santo Jerarca Juan, ruega a Dios por nosotros.
La mano del Altísimo te bendijo para que fueses una fuente de sabiduría, apagando la sed de los sedientos y barriendo como un torrente el error de la herejía. Así, tus oraciones fluyeron como manantiales de agua viva, eliminando las pasiones de nuestras almas y concediéndonos tu digna intercesión.
Santo Jerarca Juan, ruega a Dios por nosotros.
Sufriste persecución por parte de los obispos y de la impía reina. Ahora nosotros, que sufrimos persecución por nuestras pasiones, y estamos oprimidos por los asedios del maligno, suplicamos tu intercesión para que podamos dedicar nuestra vida al arrepentimiento.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Eres la trompeta de Dios llena de sabiduría que nos muestra el arrepentimiento y la verdadera voluntad del Altísimo, Trinidad Santa. Enséñanos tu digna melodía para que podamos librarnos de nuestras pasiones y podamos glorificar al Dador de todo bien.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Condúcenos por la vía de los mandamientos de Aquel que se encarnó en Ti, oh Theotokos, liberándonos de las puertas del pecado, oh Purísima, y de las malas inclinaciones de nuestros corazones. Sálvanos por tu gracia para que sin cesar te cantemos alabanzas.
Oda VIII
Irmos: Glorificad al Rey de los Cielos, a quien los ejércitos celestiales alaban y exaltadlo por los siglos de los siglos.
Tres Santos Jerarcas, rogad a Dios por nosotros.
Así como brilláis como tres antorchas ante el trono del Altísimo, interceded ante Él por los cristianos ortodoxos para que nuestras mentes sean iluminadas por vuestras palabras, caminando así con sabiduría en el desierto de esta vida.
Tres Santos Jerarcas, rogad a Dios por nosotros.
Como tres serafines servís al Creador, y con las alas de vuestras oraciones divinas intercedéis por el mundo. Pedid ahora ante Él para que seamos librados de nuestros pecados y de los asedios del maligno.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Oh santos iluminados por Dios, así como predicasteis el misterio de la Santísima Trinidad, haced resonar ahora en los oídos de nuestros corazones vuestras sabias palabras como guía para encontrar el camino de la salvación.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Sana, oh Theotokos, nuestras almas debilitadas por las malignas asechanzas del enemigo e ilumínanos con la luz de la impasibilidad.
Oda IX
Irmos: Tú eres la montaña santa por la que Dios ha subido, tú eres la Roca del desierto no cortada por donde mana el manantial de la vida eterna, Cristo nuestro Dios, que tomó nuestra naturaleza para salvarnos. Por eso, oh bienaventurada Theotokos, te magnificamos.
Tres Santos Jerarcas, rogad a Dios por nosotros.
El Espíritu Santo ha cortado como una espada las herejías que asediaban vuestro tiempo, mediante la inspiración de vuestras palabras. Interceded ante el Padre para que sean cortados los lazos de nuestras pasiones.
Tres Santos Jerarcas, rogad a Dios por nosotros.
Así como vigiláis con atenta mirada sobre la Iglesia de Cristo, al igual que los querubines de muchos ojos vigilan y alaban a la Santa Trinidad, vigilad por la salud de nuestras almas heridas por el pecado, intercediendo ante el Dios Altísimo para que nos sane con la medicina de vuestras oraciones.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Jerarcas y apóstoles de Cristo, no habéis dejado de vagar por el mundo arrancando las espinas del error y llevando la luz de la salvación a los que tienen sed de justicia. Por eso os suplicamos que nos concedáis alcanzar el verdadero arrepentimiento para que podamos obtener la misericordia de Dios.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Mi alma se refugia en Ti, oh Theotokos, y te eleva oraciones para que me protejas ante las turbulencias del maligno. Así, oh Santísima Reina del cielo, te alabamos sin cesar.
En verdad es digno y justo, a ti alabarte Theotokos, siempre santa e inmaculada, Madre de Nuestro Señor. Más venerable que los querubines, e incomparablemente más gloriosa que los serafines, que sin mancha engendraste al Verbo Dios. A Ti verdadera Theotokos, te ensalzamos.
Megalimnario, tono 8º
Oh Tesoros de la Divina palabra y grandes jerarcas del Padre Eterno. Alégrate, oh Basilio, espíritu deificado que dispersa la oscuridad de los malos pensamientos. Alégrate, oh Gregorio, nube de la palabra que presentas al Verbo Divino limpio de toda corrupción de las herejías. Alégrate, oh Juan, luz que reviste nuestros oscuros corazones con las brillantes túnicas de la sabiduría divina. No dejéis de interceder ante Cristo para que seamos librados de todas las herejías.
Celebramos con gran júbilo a los tres pilares de la Ortodoxia con ardientes alabanzas, pues son los pilares que libran con sus palabras las pasiones de nuestras almas.
Sois el libro santo en el que la Santa Trinidad ha escrito sobre la verdad de su esencia, por eso os suplicamos que escribáis en nuestros corazones la verdad de su grandeza e intercedáis ante ella para que podamos obtener la remisión de nuestros pecados y la salvación eterna.
Quemad con vuestras oraciones todo el engaño y la herejía que nos asedia, oh Jerarcas de Cristo, para que podamos conocer puramente la doctrina que Él os inspiró y podamos así alabarle justa y dignamente.
Muchas herejías asedian a la Iglesia de Cristo. Por eso os suplicamos para que nos cubráis con la gracia de la verdad y podamos ser librados de toda adversidad.
Al igual que servisteis como serafines al Creador en la tierra, orad ahora ante Él e interceded para que seamos librados de la multitud de nuestros pecados.
Ejércitos Celestiales, Precursor del Señor, Apóstoles bienaventurados, y los Tres Santos Jerarcas, suplicad junto a la Madre de Dios, por nuestra liberación y salvación.
Lector:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros.
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros. Señor, purifícanos de nuestros pecados. Soberano, perdona nuestras transgresiones. Santo, visítanos y cura nuestras dolencias por tu nombre.
Señor, ten piedad, Señor, ten piedad, Señor, ten piedad.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre. Venga a nosotros tu Majestad, hágase tu Voluntad, así en la tierra como en el cielo. El pan sobreesencial dánosle hoy; perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, y no nos introduzcas en la tentación, mas líbranos del maligno.
Sacerdote: Porque tuyo es el Reino, el poder y la gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Tropario tono 1º
Venid, oh fieles, y veneremos con alabanzas a los tres grandes astros de la Divinidad de Triple Luz, que iluminaron al mundo con los rayos de las doctrinas divinas, ríos de sabiduría que fluyen como la miel y que irrigaron a toda la creación con el torrente del conocimiento divino, Basilio el Grande, Gregorio el Theólogo y Juan Crisóstomo. Os suplicamos que intercedáis por nosotros ante la Santísima Trinidad, pues elogiamos vuestras divinas palabras.
Letanía
Sacerdote: Ten piedad de nosotros, oh Señor, según tu gran misericordia, te suplicamos que nos escuches y tengas piedad.
Coro: Señor, ten piedad, Señor, ten piedad, Señor, ten piedad.
  1. También rogamos por todos los fieles cristianos ortodoxos.
  1. De nuevo rogamos por nuestro padre y Obispo N. y por toda nuestra hermandad en Cristo.
  1. Roguemos también para que obtengamos misericordia, vida, paz, salud, protección, perdón y remisión de los pecados de los siervos de Dios N. N., por los miembros de nuestra parroquia, y por los benefactores de este santo lugar.
  1. Roguemos también por los que hacen el bien en esta santa y venerable iglesia, por todos los que trabajan y cantan y por todo el pueblo aquí presente que espera de ti una grande y abundante misericordia.
  1. De nuevo pidamos para que libre a esta santa iglesia, a esta ciudad, a todas las ciudades y campos del hambre, la ira, las plagas y terremotos, de las inundaciones, de los incendios, de la espada, de las invasiones extranjeras, de la guerra civil y de la muerte súbita; que nuestro Dios, amante de la humanidad, sea misericordioso y se nos muestre favorable y nos libre de toda violencia y enfermedad y del justo castigo que merecen nuestros pecados y tenga misericordia de nosotros.
  1. Señor, ten piedad. (40 veces)
  1. Roguemos también para que el Señor, y aunque somos pecadores, escuche nuestra súplica y tenga piedad de nosotros.
  1. Señor, ten piedad, Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Sacerdote: Escúchanos, oh Dios Salvador nuestro, Esperanza de los que se encuentras en los confines de la tierra y de los que navegan por el mar; sé misericordioso, oh Señor, sé misericordioso, perdona nuestros pecados y ten piedad de nosotros. Porque eres un Dios compasivo y amante de la humanidad y a ti te damos gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
A la Theotokos
Señora, oh Señora nuestra, recibe las oraciones de tus siervos y líbranos de todas las adversidades.
Toda nuestra esperanza esta depositada en ti, oh Theotokos, protégenos con tu sagrado velo.
Lector: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén. Señor ten piedad, Señor ten piedad, Señor ten piedad.  Bendice, padre.
El sacerdote, en las puertas reales y cara al pueblo dice la despedida:
Despedida
Que Cristo nuestro Dios, por intercesión de su purísima e inmaculada Madre, de los santos, célebres e ilustres Apóstoles, de los santos Mártires, gloriosos y triunfadores, de los santos ancestros de Dios, San Joaquín y Santa Ana, de nuestros padres entre los santos San Basilio el Grande, Gregorio el Teólogo y San Juan Crisóstomo, de (N. santos del día) cuya memoria hoy celebramos; de (N., patrón de la iglesia) y de todos los santos, tenga piedad de nosotros y nos salve, pues es bueno y amante de la humanidad.
Entonces, el sacerdote vuelto hacia el icono de Cristo que está en el iconostasio dice:
Sacerdote: Por las oraciones de nuestros Santos Padres, Señor Jesucristo, Dios nuestro, ten piedad de nosotros y sálvanos.
Lector: Amén.

                                      Catecismo Ortodoxo 

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