Monday, March 14, 2016

La Oración Verdadera Nunca Cesa ( Padre Roman Braga )


- Padre, ¿Qué debemos hacer para amar mucho más a Dios, para sentirlo más cerca de nosotros?

- Debemos hablar con Él. Debes sentirlo en ti, no fuera de ti, en el exterior; debes sentirlo en tu interior, en tu corazón, porque nuestro corazón es infinito, ya que en él vive Cristo desde nuestro bautizo. Una persona tiene ciertas dimensiones infinitas, las de su personalidad; en lo profundo, la persona humana es eterna. En esta profanidad nuestra está Dios, de acuerdo a lo que repite tantas veces San Pablo “Ustedes son iglesia del Dios vivo”.

Entonces, no dirijamos nuestra oración a un rincón, porque Dios no es material o espacial como para ponerlo en un solo rincón y decir “¡Ahí está Dios!”. Ensimísmate y dirige desde el corazón tu oración a Dios y así sentirás Su presencia. Hablar con Dios te ayuda a sentir la presencia de Dios. Cuéntale a Dios cuando tienes hambre, cuando tienes sed, dile a Dios que vas a viajar a tal lugar, habla con Él cuando vayas en camino, enséñale lo bellas que están las flores. Habla con Dios de todo, “Señor, ¿Qué hago? Fíjate que tengo que tengo que hacer esto y esto; tengo hambre, voy a ir a comer un pedazo de pan”; puede parecer cosa infantil, pero toda conversación con Dios se convierte en oración.

Porque, ¿Qué es la oración? Es una continua comunicación de la persona con Dios. Recuerden lo que dice San Pablo en la Carta a los Tesalonicenses: “Oren sin cesar”. ¿Cómo lograba él orar sin cesar, cuando todo el tiempo fue un hombre muy activo? Hizo tantas iglesias, escribió tantas epístolas, hizo tantas cosas… No podía, entonces, estar permanentemente de rodillas, orando. Entonces, pensó lo siguiente: hay que sentir todo el tiempo la presencia de Dios, en el corazón. De hecho, los Santos Padres de la Iglesia así definen la oración: la oración es sentir la presencia de Dios. Orar no es solamente leer algo en un libro. Es algo que deben saber también los jóvenes. No se trata solo de hacer una oración por la mañana y, listo, se acabó por hoy. Alguna vez habrás pensado “¡Ah, no terminé de hacer mis oraciones!”. Pero la oración no se termina nunca. Habla con Dios como si fueras un niño, ¡porque somos los pequeños de Dios! Y este hablar infantil con Dios te traerá el sentimiento de la presencia íntima de Dios en tu corazón. Existe un refrán conocido entre monjes: “Si oras sólo cuando oras, entonces no oras en absoluto”. Si sientes la presencia de Dios en ti, entonces te encuentras en ese estado de oración. El individuo en sí se vuelve una oración, porque tiene ese estado de oración, no momentos de oración,… no momentos en los que ora y momentos en los que no. Eso sería terrible. Debemos sentir todo el tiempo la presencia de Dios en nosotros.

Cuando digas “¡Señor!” está seguro que Dios vuelve Su rostro hacia ti y espera a que le digas algo. Cuando estás ocupado, permanece atento a lo que haces. Cuando hables, piensa siempre lo que dices. Pero, si tienes tiempo, 2, 3, 4 minutos o incluso hablando con otras personas, puedes decir. ” ¡Señor Jesucristo, tennos en cuenta, ayúdanos!” O “¡Señor, Bendice a estas personas!”.

Padre Roman Braga

                                  Catecismo Ortodoxo 

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Sobre la Fe y la Práctica del Evangelio ( Padre Paisie Olaru )


Si pusiéramos en práctica todo lo que pretendemos enseñar a los demás, ¡seríamos santos! Yo solía hablar sobre la importancia de ser pacientes en momentos de sufrimiento. Ahora, cuando yo soy el que sufre, entonces me doy cuenta que tampoco yo tengo paciencia. Entonces, no es que haga falta paciencia, sino muchísima paciencia.

Un hermano me preguntó una vez: “¿Es posible calmar el sufrimiento con la oración?” “Este es un don de Dios”, le respondí yo. El amor espiritual vence el dolor, así como dice Cristo sobre la mujer que está por dar a luz, que luego de alumbrar habrá olvidado el dolor „porque ha traído un hombre al mundo”. Así, gran cosa es acercarnos al que sufre y tomar parte de su dolor. Pidamos el auxilio de Dios, para poder atravesar con bien por las olas de esta vida. Si no puedes hacer una buena obra, pues no es pecado, pero si puedes hacerla y no lo haces, entonces sí es una falta.

Debemos ir del “pensar” en Dios al “sentir” a Dios. Una cosa es hablar de Dios y otra es sentirlo. Una cosa es la palabra y otra el hecho. Ese “sentir espiritual” se alcanza solo haciendo la voluntad de Dios. Porque dice Jesús: “No todo el que me diga Señor, Señor, entrará en el Reino de Dios”. Haz, entonces, mucho más con tus hechos, que hablando. Porque el mundo está lleno de palabras, pero pocos son los que realmente practican los mandatos del Evangelio. Desde luego que son útiles las palabras espirituales, los consejos, las prédicas, los buenos libros. Pero debemos saber ir de las palabras a los hechos, porque “según tus actos serás juzgado”, dice el Señor (...) Debemos aprender a hablar poco y sólo lo que sea en verdad útil para la honra de Dios. Decía un filósofo en un libro: “El que dice todo lo que sabe, sabe poco y mal”. ¡Si pusiéramos en práctica tan siquiera el diez por ciento de lo que predicamos a los demás, Dios no dudaría en darnos la salvación a todos!.

Actualmente hay muchas personas perturbadas a las que es difícil llegar a tranquilizar. Aquí entra la sabiduría del confesor, del pastor de almas (...) La mayoría están enfermos espiritualmente por culpa del orgullo. Y sanarlos lleva mucho esfuerzo, algunas veces inútilmente. Yo, que nada sé, ¿qué puedo venir a enseñarles a estas personas? Mejor callo, para no hacer un daño más grande.

Otras veces, si callo, puede que me equivoque, porque no le estoy ofreciendo ninguna ayuda a mi prójimo que atraviesa por una necesidad. Por eso insisto, aprendan a escuchar más que hablar, porque “de toda palabra vana daremos cuenta frente a Dios”.

Padre Paisie Olaru


                                    Catecismo Ortodoxo 

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