Piadoso
David, oh milagroso, en tí ponemos nuestra esperanza, ahora que (nombre) atraviesa por duros
momentos de enfermedad.
Alíviale el dolor, cálmale la fiebre, dále salud espiritual y corporal.
Inútilmente hemos puesto nuestra esperanza únicamente en los médicos y su
quehacer, porque nuestra esperanza ha quedado frustrada. Pero ahora, conociendo
nuestro error, ponemos nuestra esperanza en Dios, con fe en que nos enviará Su
ayuda. Y a Tí te pedimos, Piadoso, Tú que gozas de las bellezas celestiales en
el conjunto de todos los santos, ayuda a (nombre),
aliviando su sufrimiento y dándole consuelo
espiritual.
Has ayudado a muchos niños enfermos, has ayudado a muchos cristianos que
sufrían de distintas enfermedades. Entonces, ¿Cómo
podría ser que rechaces ayudarnos, por culpa de nuestras faltas? No, Piadoso, no hagas esto, sino apiádate de nosotros, para
que nuestra fe no disminuya.
Y no sólo por el siervo de Dios (nombre) te pedimos, sino también por todos aquellos que estén
postrados por enfermedad, aquellos a quienes conocemos y también a quienes no
conocemos. Cuídalos e ilumina a los médicos que les atienden, guiándolos para que
sus esfuerzos sean para el bien de los que sufren.
Protege, Piadoso, a todos los que te oran con fe, alejando de sus almas toda
tentación y peligro.
Multiplica tus milagros, oh Piadoso David, que por medio tuyo sea alabado el
Dios verdadero, Padre, Hijo y Espíritu Santo, por los siglos de los sigos. Amén.
Catecismo Ortodoxo
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