Bendito sea nuestro Dios ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Si no hay Sacerdote: Por las
oraciones de nuestros Santos Padres, oh Señor Jesucristo, Dios Nuestro, Ten
piedad de nosotros. Amén.
Gloria a Ti, Dios Nuestro, Gloria a Ti.
Rey del Cielo,
Consolador, Espíritu de la Verdad, que estás en todo lugar, y que todo lo
llenas, Tesoro de bienes y Dador de la Vida, ven y haz de nosotros tu morada,
purifícanos de toda mancha, y salva, Tú que eres bueno, nuestras almas.
Santo Dios, Santo
Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros
Santo Dios, Santo
Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros
Santo Dios, Santo
Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros
Santísima Trinidad,
ten piedad de nosotros. Señor, purifícanos de nuestros pecados. Maestro,
perdona nuestras transgresiones. Santo, visítanos y cura nuestras dolencias,
por tu nombre.
Señor, ten piedad,
Señor, ten piedad, Señor, ten piedad
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro que
estas en los cielos, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu Majestad,
hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo; el pan sobreesencial
dánosle hoy, perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros
deudores, y no nos introduzcas en la tentación, mas líbranos del maligno.
Porque tuyo es el
reino y el poder y la gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y
por los siglos de los siglos. Amén.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 50
Ten piedad de mí, oh Dios según Tu gran piedad
y según la multitud de Tus misericordias borra mi
iniquidad.
Acaba de lavarme de mi injusticia y purifícame de mi
pecado.
Porque conozco mi injusticia y mi pecado está siempre
ante mí.
Contra Ti solo he pecado y lo malo he hecho ante Ti,
para que seas justificado en Tus palabras
y venzas cuando se Te juzgue.
Pues he aquí, fui concebido en iniquidades
y en pecados me apeteció mi madre.
Pues he aquí, amaste la verdad,
lo desconocido y oculto de Tu sabiduría me
manifestaste.
Me rociarás con hisopo y seré purificado,
me lavarás y más que nieve blanquearé.
Me enseñarás alborozo y alegría
y mis huesos humillados se alborozarán.
Aparta Tu faz de mis pecados y borra todas mis
iniquidades.
Crea en mí un corazón puro, oh Dios
y un espíritu recto renueva en mis entrañas.
No me arrojes de Tu faz y Tu Espíritu Santo no me
quites.
Devuélveme el alborozo de Tu salvación
y afiánzame con Tu Espíritu príncipe.
Enseñaré a los inicuos Tus sendas
y los impíos se convertirán a Ti.
Líbrame de sangres, oh Dios, Dios de mi salvación
y exultará mi lengua en Tu justicia.
Oh Señor, abrirás mis labios y mi boca anunciará Tu
alabanza.
Porque si hubieras querido sacrificio Te lo daría.
En holocaustos no Te complacerás.
El sacrificio a Dios es un espíritu contrito,
un corazón contrito y humillado, Dios no despreciará.
Haz bien, Señor, en Tu beneplácito a Sión
y edifíquense los muros de Jerusalén.
Entonces Te complacerás en sacrificio de justicia,
oblación y holocaustos,
entonces ofrecerán becerros sobre Tu altar.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 142
Señor, escucha mi oración, presta
oído a mi súplica según tu fidelidad; óyeme
por tu justicia, y no entres en juicio con tu siervo, porque ningún viviente es justo delante de Ti. El enemigo
persigue mi alma, ha postrado en tierra mi vida; me ha encerrado en las
tinieblas, como los ya difuntos. El espíritu ha desfallecido en mí, y mi
corazón está helado en mi pecho. Me acuerdo de los días antiguos, medito en
todas tus obras, contemplo las hazañas de tus manos, y extiendo hacia Ti las
mías; como tierra falta de agua, mi alma tiene sed de Ti. Escúchame pronto,
Señor, porque mi espíritu languidece. No quieras esconder de mí tu rostro:
sería yo como los que bajaron a la tumba. Hazme sentir al punto tu
misericordia, pues en Ti coloco mi confianza. Muéstrame el camino que debo
seguir, ya que hacia Ti levanto mi alma. Líbrame de mis enemigos, Señor; a Ti
me entrego. Enséñame a hacer tu voluntad, porque Tú eres mi Dios. Tu Espíritu
es bueno; guíame, pues, por camino llano. Por tu Nombre, Señor, guarda mi vida;
por tu clemencia saca mi alma de la angustia. Y por tu gracia acaba con mis
enemigos, y disipa a cuantos atribulan mi alma, porque soy siervo tuyo.
Akathisto a San Nicolás El Taumaturgo.
Kontakio I
¡Oh! excelso hacedor de milagros y
excelente servidor de Cristo, Tú viertes al mundo el valiosísimo crisma de
misericordia y el inagotable mar de milagros. Con amor te alabo, ¡oh, Pontífice
Nicolás! Tú que tienes osadía hacia el Señor, líbrame de todos los males, para
que te exclame:
¡Regocíjate, oh, Nicolás, Gran Taumaturgo!
Ikos I
Siendo tú de naturaleza terrenal, el
Creador de todo te reveló con imagen de ángel; pues previó la fructífera bondad
de tu alma, ¡oh, muy bendito Nicolás!, y enseñó a todos a exclamarte así:
¡Regocíjate! tú que fuiste purificado
desde el seno materno.
¡Regocíjate! tú que hasta el final
has sido santificado.
¡Regocíjate! que has maravillado a
tus padres con tu nacimiento.
¡Regocíjate! pues manifestaste
inmediatamente después de tu nacimiento la fuerza de tu alma.
¡Regocíjate! planta de la tierra
prometida.
¡Regocíjate! flor de la siembra
divina.
¡Regocíjate! virtuoso sarmiento de la
viña de Cristo.
¡Regocíjate! árbol milagroso del
paraíso de Jesús.
¡Regocíjate! lirio brotado en el
paraíso.
¡Regocíjate! crisma de la fragancia
de Cristo.
¡Regocíjate! por ti se aparta el
llanto.
¡Regocíjate! por ti se allega la
alegría.
¡Regocíjate, oh, Nicolás, Gran Taumaturgo!
Kontakio 2
Viendo la efusión de tu miro, oh
sabio de Dios, nuestras almas y cuerpos se instruyen al conocerte a ti, oh
maravilloso, vertedor de miro y portador de vida, Nicolás. Ya que con milagros
que fluyen por la gracia de Dios como agua, sacias a los que fielmente claman a
Dios: ¡Aleluya!
Ikos 2
Infundiendo entendimientos
incomprensibles sobre la Santísima Trinidad, con los Santos Padres de Nicea tú
fuiste defensor de la confesión de la fe Ortodoxa, pues tú confesaste al Hijo
igual al Padre, consubstancial y correinante, y desenmascarando al demente
Arrio. por ello los fieles aprendieron a cantarte:
¡Regocíjate! magnífica columna de
piedad.
¡Regocíjate! ciudad donde se refugian
los fieles.
¡Regocíjate! fortaleza firme de la
Ortodoxia.
¡Regocíjate! venerable portador y
alabanza de la Santísima Trinidad.
¡Regocíjate! tú que predicaste al
Hijo, con igual honor que al Padre.
¡Regocíjate! tú que expulsaste al
poseído Arrio del concilio de los Santos.
¡Regocíjate! padre, gloriosa belleza
de los Padres.
¡Regocíjate! muy sabia bondad de
todos los divinamente sabios.
¡Regocíjate! tú que expresas palabras
de fuego.
¡Regocíjate! tú que guías bien a tu
rebaño.
¡Regocíjate! pues por ti se fortalece
la fe.
¡Regocíjate! pues por ti se vence la
herejía.
¡Regocíjate, oh, Nicolás, Gran Taumaturgo!
Kondakio 3
Oh teóforo Padre Nicolás, con el
poder que te fue dado de lo alto, tú limpiaste cada lágrima del rostro de los
que sufren cruelmente, tú te mostraste como sustento de los hambrientos, gran
timonel de los que están en alta mar, cura de los enfermos manifestándote como ayuda
de todos los que claman a Dios: ¡Aleluya!
Ikos 3
Verdaderamente, Padre Nicolás, una
canción te debería ser cantada desde los Cielos y no desde la tierra; pues,
¿cómo puede un hombre confesar la grandeza de tu santidad? Pero nosotros
conquistados por tu amor te clamamos así:
¡Regocíjate! imagen de ovejas y
pastores.
¡Regocíjate! santa purificación de la
moral.
¡Regocíjate! recipiente de grandes
virtudes.
¡Regocíjate! pura y honorable morada
de la santidad.
¡Regocíjate! luminosa lámpara amada
por todos.
¡Regocíjate! luz refulgente e
inmaculada.
¡Regocíjate! digno interlocutor de
los ángeles.
¡Regocíjate! buen instructor de los
hombres.
¡Regocíjate! piadosa regla de la fe.
¡Regocíjate! imagen de mansedumbre
espiritual.
¡Regocíjate! ya que por ti somos liberados
de las pasiones carnales.
¡Regocíjate! ya que por ti nos
colmamos de dulzuras espirituales.
¡Regocíjate, oh, Nicolás, Gran Taumaturgo!
Kondakio 4
Una tempestad de pensamientos
dubitativos atormenta mi mente, ¿cómo cantar dignamente tus milagros,
bienaventurado Nicolás? Pues nadie los puede enumerar aunque tuviese muchas
lenguas y los quisiese narrar, pero nosotros nos atrevemos a celebrar a Dios quien
es maravillosamente glorificado en ti: ¡Aleluya!
Ikos 4
¡Oh, sabio de Dios Nicolás! Cercanos
y alejados han escuchado sobre la grandeza de tus milagros, ya que por
los aires, con tus ligeras y gráciles alas, acostumbraste a prevenir a los
apenados, librando rápidamente a todos los que así te cantan:
¡Regocíjate! liberación de las penas.
¡Regocíjate! vehículo de la gracia.
¡Regocíjate! pues dispersas los males
inesperados.
¡Regocíjate! sembrador de bienes
deseados.
¡Regocíjate! rápido consuelo de los
apesadumbrados.
¡Regocíjate! terrible azote de los
ofensores.
¡Regocíjate! abismo de milagros
vertido por Dios.
¡Regocíjate! tablas de la ley de
Cristo escritas por Dios.
¡Regocíjate! firme sostén de los
caídos.
¡Regocíjate! pilar de los que están
erguidos.
¡Regocíjate! ya que contigo se
descubre todo engaño.
¡Regocíjate! ya que por ti toda
verdad se cumple.
¡Regocíjate, oh, Nicolás, Gran Taumaturgo!
Kontakio 5
Te manifestaste como una estrella
dirigida por Dios, instruyendo a los que navegan el mar enfurecido. Toda vez
que la muerte les era inminente, tú intercediste por los que pedían tu ayuda,
¡Oh, Santo Taumaturgo Nicolás! al prohibir a los desvergonzados demonios
voladores hundir los barcos, los echaste. Enseñaste a los fieles a clamar al
Dios que salva por tu intermedio:¡Aleluya!
Ikos 5
Vieron las doncellas, preparadas para
un matrimonio deshonroso a causa de su pobreza, tu gran misericordia hacia los
pobres, ¡oh, muy Bienaventurado Padre Nicolás! cuando le diste, en secreto, a
su anciano padre, tres alianzas de oro, salvándolo con sus hijas de la caída
pecaminosa. por ello escuchas de todos así:
¡Regocíjate! tesoro de la grandísima
misericordia .
¡Regocíjate! depositario de la
providencia para con los hombres .
¡Regocíjate! alimento y consuelo de
quienes acuden a ti.
¡Regocíjate! pan inagotable de los
hambrientos.
¡Regocíjate! riqueza dada por Dios a
quienes viven pobremente en la tierra.
¡Regocíjate! pronta exaltación de los
indigentes.
¡Regocíjate! rápida escucha de los
mendigos.
¡Regocíjate! agradable cuidador de
los que sufren.
¡Regocíjate! novio sin mancha de las
tres vírgenes.
¡Regocíjate! ferviente guardián de la
pureza.
¡Regocíjate! esperanza de los
desesperanzados.
¡Regocíjate! gozo de todo el mundo.
¡Regocíjate, oh, Nicolás, Gran Taumaturgo!
Kontakio 6
Todo el mundo te proclama, muy
bienaventurado Nicolás, pronto intercesor en las adversidades, ya que muchas
veces y a una misma hora te anticipas ayudando a los que viajan por tierra y
por mar, y al mismo tiempo proteges de los furiosos a todos los que claman a
Dios: ¡Aleluya!
Ikos 6
Has brillado como luz vivificadora,
trayendo redención a los jefes sentenciados a una muerte impropia, y quienes te
llamaron a ti, buen pastor Nicolás, cuando prontamente te apareciste en sueños
al rey y atemorizándole le mandaste liberar ilesos a los sentenciados. por
tanto, nosotros dando gracias junto con ellos te exclamamos:
¡Regocíjate! ayuda de quienes
fervientemente te imploran.
¡Regocíjate! tú que nos liberas de la
muerte injusta.
¡Regocíjate! tú que preservas de las
falsas acusaciones.
¡Regocíjate! tú que destruyes el
consejo de los impíos.
¡Regocíjate! tú que deshaces la
falsedad como tela de araña.
¡Regocíjate! tú que exaltas
gloriosamente la verdad.
¡Regocíjate! tú que liberas de los
lazos a los inocentes.
¡Regocíjate! tú que revives a los
moribundos.
¡Regocíjate! tú que revelas la
verdad.
¡Regocíjate! tú que oscureces la
mentira.
¡Regocíjate! pues por tu intermedio
los inocentes son liberados de la espada.
¡Regocíjate! pues contigo se
complacen de la luz.
¡Regocíjate, oh, Nicolás, Gran Taumaturgo!
Kontakio 7
Queriendo disipar el blasfemo hedor
de la herejía, tú has aparecido verdaderamente como fragante y místico miro
¡oh, Nicolás! Apacentando al pueblo de Mira, tú has llenado todo el mundo con
tu crisma lleno de gracia. Aparta de nosotros también el hedor del pecado
abominado por Dios para que le clamemos agradablemente: ¡Aleluya!
Ikos 7
Te conocemos ¡oh, Padre santo
Nicolás! como el nuevo Noé, guía del arca de la salvación; disipador de la
tormenta de todo lo malvado con tu dirección, y traes calma divina a todos
quienes te claman así:
¡Regocíjate! puerto sereno de los
atormentados.
¡Regocíjate! segura protección de
quienes se ahogan.
¡Regocíjate! buen timonel de quienes
navegan en medio de las profundidades.
¡Regocíjate! tú que calmas la furia
de los mares.
¡Regocíjate! conductor de los que se
encuentran en vendavales.
¡Regocíjate! abrigo de los que se
encuentran en las heladas.
¡Regocíjate! brillo que disipa las
penosas tinieblas.
¡Regocíjate! astro que iluminas todos
los confines de la tierra.
¡Regocíjate! tú que liberas a los
hombres del abismo del pecado.
¡Regocíjate! tú que sumes a satanás
en la profundidad del hades.
¡Regocíjate! pues por ti osadamente
invocamos la cima de la misericordia de Dios.
¡Regocíjate! pues contigo nos
libramos del diluvio de la ira y encontramos la paz con Dios.
¡Regocíjate, oh, Nicolás, Gran Taumaturgo!
Kontakio 8
Tu sagrada iglesia se manifiesta como
un extraordinario milagro a quienes acuden a ti ¡oh, bienaventurado Nicolás! en
ella, aun ofreciendo pequeñas oraciones, recibimos la curación de grandes
males, solo si por la fe en Dios, depositamos en ti nuestra esperanza,
exclamando fielmente: ¡Aleluya!
Ikos 8
Tú eres verdaderamente ayuda de todos
¡oh, teóforo Nicolás! y uniste a todos los que acuden a ti como libertador, alimentador
y médico diligente de todos los habitantes de la tierra, instando a todos a
alabar clamándote así:
¡Regocíjate! fuente de toda curación.
¡Regocíjate! ayuda de los que sufren
cruelmente.
¡Regocíjate! alba que brilla para los
perdidos en la noche pecaminosa.
¡Regocíjate! rocío celestial para los
que están en el calor del trabajo.
¡Regocíjate! tú que otorgas
prosperidad a los que la necesitan.
¡Regocíjate! tú que preparas
abundancia para los que la piden.
¡Regocíjate! tú que frecuentemente te
anticipas a las peticiones.
¡Regocíjate! tú que restauras las
fuerzas de los ancianos.
¡Regocíjate! revelador de muchos que
se han apartado del camino de la verdad.
¡Regocíjate! fiel servidor de los
misterios de Dios.
¡Regocíjate! ya que por ti pisoteamos
la envidia.
¡Regocíjate! ya que por ti llevamos
una vida virtuosa.
¡Regocíjate, oh, Nicolás, Gran Taumaturgo!
Kontakio 9
Alivia todas las enfermedades, Oh
Nicolás, nuestro gran intercesor, distribuyendo bienaventuradas curaciones, que
dulcifican nuestras almas, alegrando los corazones de todos quienes
fervientemente acuden a tu ayuda, clamando a Dios: ¡Aleluya!
Ikos 9
Oh sabio de Dios, padre Nicolás,
vemos a los oradores vanidosos e impíos avergonzados por ti, como al blasfemo
Arrio, divisor de la Deidad y Sabelio, sobre quien prevaleciste, el que
confundió las personas de la Santísima Trinidad. en cambio a nosotros nos
fortaleciste en la fe Ortodoxa. por lo tanto te clamamos así:
¡Regocíjate! escudo defensor de la piedad.
¡Regocíjate! espada que cortas la
iniquidad.
¡Regocíjate! maestro de los mandatos
divinos.
¡Regocíjate! tu que exterminas las
enseñanzas contrarias a Dios.
¡Regocíjate! escalera confirmada por
Dios, por la cual subimos al cielo.
¡Regocíjate! amparo hecho por Dios,
bajo el cual muchos se cubren.
¡Regocíjate! porque hiciste sabios a
los ignorantes con tus palabras.
¡Regocíjate! que sacudiste a los
perezosos con tu temple.
¡Regocíjate! luz inextinguible de los
mandamientos de Dios.
¡Regocíjate! rayo luminoso de las
leyes del Señor.
¡Regocíjate! ya que con tu enseñanza
se destruyen las cabezas de los herejes.
¡Regocíjate! pues por ti los fieles
se hacen dignos de la Gloria.
¡Regocíjate, oh, Nicolás, Gran Taumaturgo!
Kontakio 10
¡Oh! padre nuestro Nicolás, deseando
salvar tu alma, en verdad sometiste tu cuerpo al espíritu; al principio
silenciosamente y combatiendo los pensamientos; luego sumando la contemplación
de Dios a los hechos adquiriste entendimiento perfecto y con él confiadamente
conversaste con Dios y los Ángeles, clamando siempre: ¡Aleluya!
Ikos 10
Eres muralla, oh muy bienaventurado,
para quienes alaban tus milagros y para todos los que acuden a tu intercesión.
por ello líbranos a nosotros, débiles en virtudes, de la pobreza, tentaciones,
enfermedades y diferentes necesidades, que con amor te cantamos así:
¡Regocíjate! tú que rescatas de la
miseria eterna.
¡Regocíjate! tú que otorgas la
riqueza incorruptible.
¡Regocíjate! alimento imperecedero
para los hambrientos de la verdad.
¡Regocíjate! bebida inagotable de los
sedientos de la vida.
¡Regocíjate! tú que preservas de la
subversión y la guerra.
¡Regocíjate! tú que liberas de las
cadenas y el cautiverio.
¡Regocíjate! muy glorioso intercesor
en las desgracias.
¡Regocíjate! magno defensor en las
tentaciones.
¡Regocíjate! tú que rescataste a
muchos de la perdición.
¡Regocíjate! tú que a tantos has
conservado indemnes.
¡Regocíjate! pues por ti, los
pecadores escapan de la muerte cruel.
¡Regocíjate! pues por ti los
arrepentidos reciben la vida eterna.
¡Regocíjate, oh, Nicolás, Gran Taumaturgo!
Kontakio 11
¡Oh muy bienaventurado Nicolás! Tu
más que nadie has ofrecido himnos a la Santísima Trinidad, con el pensamiento,
la palabra y los hechos. Mediante muchas pruebas explicaste los preceptos de la
verdadera fe, instruyéndonos con fe, esperanza y amor a cantar al Único Dios en
la Trinidad: ¡Aleluya!
Ikos 11
¡Oh, Padre Nicolás, elegido por Dios!
Te vemos como rayo refulgente e inextinguible en la penumbra de la vida; ya que
tú has conversado sobre la Luz no creada de la Trinidad con las inmateriales
luces angelicales, y has iluminado las almas de los fieles que te cantan así:
¡Regocíjate! brillo de la luz del sol
trino.
¡Regocíjate! aurora del sol sin
ocaso.
¡Regocíjate! cirio encendido por la
llama Divina.
¡Regocíjate! pues apagaste la llama
demoníaca de la deshonra.
¡Regocíjate! prédica radiante de la
fe ortodoxa.
¡Regocíjate! hermoso resplandor de la
luz del Evangelio.
¡Regocíjate! relámpago que extingues
las herejías.
¡Regocíjate! trueno que asustas a los
seductores.
¡Regocíjate! maestro del
entendimiento verdadero.
¡Regocíjate! tú que revelas los
secretos de la mente.
¡Regocíjate! ya que por ti se abolió
la adoración de lo creado.
¡Regocíjate! ya que por ti aprendimos
a adorar en la Trinidad al Creador.
¡Regocíjate, oh, Nicolás, Gran Taumaturgo!
Kontakio 12
Conociendo la gracia que te ha sido
otorgada por Dios, alegrándonos, celebramos tu memoria correctamente; ¡oh,
gloriosísimo, Padre Nicolás! recurrimos con fervor a tu milagrosa intercesión.
Sin poder contar tus gloriosos hechos, innumerables como los granos de arena y
la multitud de las estrellas, sumidos en la perplejidad, cantamos a Dios: ¡Aleluya!
Ikos 12
Cantando tus milagros, te
engrandecemos, ¡oh, muy alabado Nicolás! pues en ti Dios, glorificado en la
Trinidad, maravillosamente fue glorificado. Aunque te ofreciéramos una multitud
de himnos y salmos compuestos por el alma, ¡oh! santo taumaturgo, no hacemos
nada para igualar el don de tus milagros, y sorprendidos por ellos te
exclamamos así:
¡Regocíjate! servidor del Rey de
reinantes y del Señor de señores.
¡Regocíjate! tú que moras con Sus
siervos celestiales.
¡Regocíjate! ayuda de reyes fieles.
¡Regocíjate! elevación del género
cristiano.
¡Regocíjate! sinónimo de victoria.
¡Regocíjate! eminente portador de la
corona*. (*corona de la
victoria).
¡Regocíjate! espejo de todas las
virtudes.
¡Regocíjate! fuerte defensa de los
que acuden a ti.
¡Regocíjate! toda nuestra esperanza
en Dios y en Su Madre.
¡Regocíjate! salud de nuestros
cuerpos y salvación de nuestras almas.
¡Regocíjate! pues por ti somos
liberados de la muerte eterna.
¡Regocíjate! ya que por ti somos
merecedores de la vida sin fin.
¡Regocíjate, oh, Nicolás, Gran Taumaturgo!
Kontakio 13
¡Oh, santísimo y muy milagroso Padre
Nicolás! Consuelo de todos los desdichados, acepta nuestra presente ofrenda y
ruega al Señor que seamos liberados de la Gehena por tu intercesión agradable a
Dios, para que podamos cantar contigo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
¡Oh, santísimo y muy milagroso Padre
Nicolás! Consuelo de todos los desdichados, acepta nuestra presente ofrenda y
ruega al Señor que seamos liberados de la Gehena por tu intercesión agradable a
Dios, para que podamos cantar contigo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
¡Oh, santísimo y muy milagroso Padre
Nicolás! Consuelo de todos los desdichados, acepta nuestra presente ofrenda y
ruega al Señor que seamos liberados de la Gehena por tu intercesión agradable a
Dios, para que podamos cantar contigo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
Ikos I
Siendo tú de naturaleza terrenal, el
Creador de todo te reveló con imagen de ángel; pues previó la fructífera bondad
de tu alma, ¡oh, muy bendito Nicolás!, y enseñó a todos a exclamarte así:
¡Regocíjate! tú que fuiste purificado
desde el seno materno.
¡Regocíjate! tú que hasta el final
has sido santificado.
¡Regocíjate! que has maravillado a
tus padres con tu nacimiento.
¡Regocíjate! pues manifestaste
inmediatamente después de tu nacimiento la fuerza de tu alma.
¡Regocíjate! planta de la tierra
prometida.
¡Regocíjate! flor de la siembra
divina.
¡Regocíjate! virtuoso sarmiento de la
viña de Cristo.
¡Regocíjate! árbol milagroso del
paraíso de Jesús.
¡Regocíjate! lirio brotado en el
paraíso.
¡Regocíjate! crisma de la fragancia
de Cristo.
¡Regocíjate! por ti se aparta el
llanto.
¡Regocíjate! por ti se allega la
alegría.
¡Regocíjate, oh, Nicolás, Gran Taumaturgo!
Kontakio I
¡Oh! excelso hacedor de milagros y
excelente servidor de Cristo, Tú viertes al mundo el valiosísimo crisma de
misericordia y el inagotable mar de milagros. Con amor te alabo, ¡oh, Pontífice
Nicolás! Tú que tienes osadía hacia el Señor, líbrame de todos los males, para
que te exclame: ¡Regocíjate, oh, Nicolás, Gran Taumaturgo!
Oración a San Nicolás
¡Oh,
muy santo Nicolás! Excelentísimo servidor del Señor, cálido protector nuestro y
siempre rápida ayuda en las penas. Ayúdame a mí, pecador desalentado, en la
presente vida, implora al Señor Dios que me otorgue el perdón de todos los
pecados que cometí desde mi juventud, durante toda mi vida, en hechos,
palabras, pensamientos y con todos mis sentidos. y al partir mi alma ayúdame a
mí, que soy miserable, implora al Señor Dios, Creador de todo que me libere de
todas las penurias y del tormento eterno, a fin de que siempre glorifique al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo y a tu intercesión misericordiosa, ahora y
siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Por
las oraciones de nuestros Santos Padres, oh Señor Jesucristo, Dios Nuestro, Ten
piedad de nosotros. Amén.