En la tarde, durante el Oficio de la Pasión y la Crucifixión, entramos en la oscuridad del viernes. En esta oración (y es, para recordar, los Maitines del viernes) “…Celebramos la Santa Pasión Salvífica y Temible de nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo… y particularmente la Crucifixión y la Muerte que, voluntariamente, aceptó por nosotros. También celebramos la Confesión Salvífica hecha por el agradecido ladrón que fue crucificado con Él” (del Sinaxárion del día). El Oficio es prolongado por lo que contiene de Lecturas Evangélicas, largas en su mayoría. El objetivo es que sintamos el cansancio y participemos, aun con lo más mínimo, en lo que soportó el Señor. A cada Lectura Evangélica contestamos con la expresión: “¡Gloria a Tu Infinita Paciencia, Señor, Gloria a Ti!”
Salimos del templo llevando Su Dolor para regresar en la mañana, a bajarle de la Cruz al igual que José y Nicodemo. Cristo murió en vez de nosotros. Aceptó también el castigo que nos volvió por alejarnos de Dios, y por tomar para sí nuestra naturaleza, tomó, pues, todos los pliegues de averíes en ella: “Destruyó a la Muerte por la muerte”. Con esto la Cruz se convierte en sacrificarse a uno mismo e instrumento de victoria.
La Mañana del viernes celebramos el Oficio de las Horas Reales, es un seguimiento preciso de las etapas de aquél día, desde que Jesús fue colgado sobre la Cruz hasta lo que aconteció después de Su Muerte. En este día no se celebra la Divina Liturgia y no se permite la comunión, porque la tristeza lo envuelve a todo y la Divina Liturgia, como anticipamos, tiene su dimensión de la Resurrección. Las Lecturas son del Antiguo Testamento y todas indican al Señor que vendrá, y en forma particular aquélla de la Profecía de Isaías. Después de las Horas directamente se celebra la Oración de las Vísperas, y es conocida por “El Oficio de la Sepultura”, bajamos al Señor de la Cruz y en procesión lo llevamos en el Epitafio (que es una pieza de tela estampada sobre ella la imagen de Cristo yaciente), que será depositada en una parihuela adornada con flores, puesto encima el Evangeliario. Este Oficio se considera un oficio “transitorio” entre el viernes y el sábado, y desde el principio está puesta para que terminara en la hora que el cuerpo de Cristo ha sido bajado de la Cruz y depositado en el sepulcro.