Friday, March 18, 2016

Sobre las tentaciones que sirven para vencer el orgullo ( San Isaac Sirio )


"En este punto hablaré de las tentaciones que son enviadas desde el cetro divino de Dios, para que el alma crezca en virtud; por medio de estas tentaciones, el alma se ejercita, es puesta a prueba. Estas son: la pereza, pesadez corporal, debilitamiento de las articulaciones, apatía, turbación mental, la idea persistente de que tenemos alguna enfermedad, estados de desesperanza, pensamientos oscuros, dificultad para hallar ayuda en los demás y para encontrar lo necesario para sostenerse, así como otras parecidas. Por medio de estas tentaciones, el individuo siente en su alma cierto abandono y falta de confianza en sí mismo, pero, mientras tanto, su corazón se hace humilde y se fortalece. El hombre es probado de esta manera, para que desee buscar la gracia de su Creador. Estas tentaciones son permitidas por la Divina Providencia, de acuerdo al poder de paciencia y a las necesidades de cada quien. En estas tentaciones, uno encontrará entrelazados el pleno consuelo de Dios, junto al sentimiento de infelicidad, la luz junto a la sombra, la lucha y el auxilio, la tristeza y la alegría. Todo esto es, de cualquier manera, señal de que el hombre es ayudado por Dios y de que avanza".

San Isaac Sirio


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Consejos Paternos Por el Abba Filotheos Zervakos


Nota biográfica
Abba Filotheos Zervakos (1884-1980)
La patria de Filotheos Zervakos (Constantino en el mundo), era Pakia, Laconia. Nació en mayo de 1884. De niño, aprendió las letras sagradas de sus virtuosos padres, y amó a Dios, Su Ley, a Su Iglesia, la oración, el ayuno, la vigilancia, la quietud, y toda virtud por encima de los deleites del mundo e incluso de su propia vida.
Como maestro durante tres años, se mostró como excelente guía hacia Cristo, para estudiantes, padres y para todos los habitantes del pueblo de Finikion, por su piadosa y buena forma de vida.
Por la sabia providencia de Dios, pronto se familiarizó con los sabios en Dios, así como los santos padres espirituales. Tras completar su servicio en el ejército terrenal, se alistó en la vida monástica para el ejército celestial de Cristo, el Rey de todos, por la guía de su padre espiritual, San Nectario el Taumaturgo. Entró en el virtuoso monasterio de la Santísima Fuente Vivificadora en Longovarda, Paros. El 29 de diciembre de 1907, fue tonsurado como monje con el nombre de Filoteos, y al día siguiente fue ordenado diácono. El 22 de abril de 1912, fue ordenado sacerdote y hecho padre espiritual. El 21 de octubre de 1913, fue ascendido al oficio de archimandrita.
Se convirtió en higumeno del monasterio de mala gana y a regañadientes, en enero de 1930, e hizo de él un oasis del amoroso Dios, un faro espiritual y un arca de salvación para miles de almas.

Durante aproximadamente unos setenta años, el siempre recordado Geronta Filoteos fue padre espiritual y guía para miles de almas de toda condición, edad y nivel educativo. Pasó su vida de forma santa y apostólica, y se mostró como un ángel consolador, no sólo para el monasterio y la isla de Paros, sino también para varios miles de cristianos de Grecia y del exterior.
Su bendito y santo reposo tuvo lugar el 8 de mayo de 1980, en la fiesta del santo apóstol y Evangelista Juan el Teólogo y San Arsenio el Grande. Fue en busca de quien había anhelado y para quien fue complaciente durante toda su vida.
Consejos Paternos
¿Eres un hijo de Dios?
¡Oh hombre, si eres un rey, un dictador, un patriarca, metropolita, primer ministro, ministro, profesor, abogado, mecánico, oficial, doctor, adulto, niño, hombre, mujer, pobre o rico, si no eres un hijo de Dios, no eres nada. Eres un cero, una persona miserable, digna de ser llorada! Sin embargo, si eres un hijo de Dios, eres el hombre más feliz de la tierra. ¡Regocíjate y sé feliz! Y puedes decir como los santos apóstoles: “Como pobres, siendo así que enriquecemos a muchos, como que nada tenemos aunque lo poseemos todo” (2ª Corintios 6:10). Tengo a Dios por Padre. ¡Esto es lo más feliz, lo más gozoso, lo más honorable, lo más glorioso y lo más bendito!…
La Apostasía universal
… Todos se han extraviado: gobernantes y jerarcas, ministros y generales, sacerdotes y monjes, oficiales y soldados, cultos e indoctos, ricos y pobres, adultos y niños, hombres y mujeres. De tal generación y pueblo no esperemos progreso y perfeccionamiento, sino la espada venidera y la última gran ira, que vendrá sobre los hijos de la desobediencia (Efesios 5:6; Colosenses 3:6). Así mismo, hay unas pocas excepciones, y también hay unos pocos elegidos por los cuales el Señor perdona a muchos pecadores. Pero los elegidos son tan pocos que temo que no sean capaces de frenar la justa ira e indignación de Dios contra los pecadores. Y vendrá una gran ira del Señor Todopoderoso y la tribulación como no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora. Oh pecadores, ¿a dónde huiremos? Refugiémonos sólo en Dios y estemos listos, porque el fin de la presente era está próximo.
La vida se asemeja al mar
La presente vida temporal de la gente se asemeja al mar, y nosotros y toda la gente somos pequeños barcos. Y así como el barco que navega por el mar no siempre tiene un tiempo tranquilo, sino que a menudo encuentra fuertes vientos y grandes tormentas, y corren peligro, así también nosotros, mientras viajamos por el mar de la vida temporal, a menudo encontramos fuertes vientos, grandes tormentas, escándalos, tentaciones, enfermedades, aflicciones, preocupaciones y peligros. Sin embargo, no debemos acobardarnos. Tengamos fe y audacia. Y si la pusilánime gente de poca fe se acobarda frente a los peligros, clamemos como Pedro a Cristo, nuestro dulcísimo Dios, que siempre está presente en todo lugar: “Maestro, sálvanos, pues perecemos”. E inmediatamente nuestro dulce Jesús extenderá su diestra mano y nos salvará diciendo: “Oh hombres de poca fe, ¿por qué vaciláis? No temáis, pues estoy cerca de vosotros, no me alejaré”.
Cuando el barco arriba y entra en el puerto, no siente ni temor ni peligro. De esta forma, sólo cuando alcancemos el remanso tranquilo y sin helor de la vida eterna, estaremos eternamente a salvo, porque a partir de entonces, toda perturbación, temor, confusión y peligro cesará. Allí la calma no tiene turbación, la paz no tiene guerra, la salud no tiene enfermedad, la felicidad no tiene desgracia, el gozo n tiene tristeza y la vida no tiene muerte. Que el Padre bondadoso y celestial, “que desea que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1ª Timoteo 2:4), nos conceda también todos los bienes eternos y el reino celestial.
P.D. Hemos llegado a días malos y difíciles. La ira del Señor ha llegado. Está sujetada por las oraciones e intercesiones de Su Santísima Madre y los santos en el cielo, y de los pocos elegidos de la tierra. En cualquier caso, debemos estar listos y arrepentirnos para al menos, salvar nuestras almas.


Los Pecados son la causa de las guerras
Encuentro sólo una única causa para las guerras: los muchos pecados de los hombres. Esta, por encima de todas, es la razón de las guerras. La infalible boca de nuestro Salvador Jesús Cristo dice: “Y por efecto de los excesos de la iniquidad, la caridad de los más se enfriará” (Mateo 24:12). Comprended mejor: allí donde hay oscuridad, la luz es ahuyentada; donde hay guerra, el amor es alejado. Así, el amor fue alejado, despreciado y desterrado por los hombres de hoy; por tanto, ¿qué va a suceder? Sin duda, sucederá lo que el apóstol Pablo proclamó: “Pero si mutuamente os mordéis y devoráis, mirad que no os aniquiléis unos a otros” (Gálatas 5:15). Los pueblos civilizados, que están en las gargantas de los otros como bestias enfurecidas, se consumirán. Si toda transgresión y desobediencia desde el principio de la creación del mundo recibiera el justo y apropiado castigo, ¿cómo sería posible para nosotros, que hemos descuidado tal salvación, escapar al castigo legítimo? La gente culpa injustamente a un hombre o a otro como causas de la guerra; el pecado es la causa que aleja al hombre de Dios. Cuando los hombres se alejan de Dios, peligra, como dice el Espíritu Santo por medio del profeta David: “Pues he aquí que cuantos de Ti se apartan perecerán” (Salmos 72:27). ¡Cómo perecen! Algunos mediante la guerra, otros mediante el fuego, otros mediante la carnicería de la espada, otros a causa del hambre, otros a causa de la enfermedad, otros a causa de los terremotos, otros a causa del ahogamiento, y también perecen por muchas otras formas. Una de las formas y medio de perdición para los hombres es la guerra…
Mis amados, si la gente se hubiera amado entre sí, ¿habría habido guerra? Por supuesto que no, nunca, pues, ¿quién ama y envidia? ¿Quién ama y recela? ¿Quién ama y asesina? Nadie, nunca… ¿Quién guarda hoy el mandamiento del Dios-Hombre y Salvador Jesús Cristo, “Amaos unos a otros” (Juan 13:34)…. Y especialmente, ¿qué mandamientos de Dios no son rigurosos? ¿Qué carga es para vosotros el amar a Dios y a vuestro prójimo?….


Quietud
El Señor de los ejércitos, que es poderoso y fuerte en las guerras, ayudará a Su Iglesia y a sus elegidos… Permaneced fieles hasta la muerte para que seáis dignos de las coronas inmarcesibles…. Que el Dios bondadoso, que dispone todas las cosas en su amor por la humanidad, ilumine las mentes y los corazones de los venerables jerarcas y traiga la paz a la Iglesia de Grecia. Que cesen las divisiones y los escándalos, que cesen la tormenta y las oleadas, y que se produzca la calma, la paz, la unidad y el acuerdo, y que esa poderosa ira del Señor, que normalmente cae sobre los hijos de la desobediencia (Efesios 5:6; Colosenses 3:6), sea contenida… Puesto que no escuchan a Dios, ¿cómo me escucharán a mí, pecador?.
“Vuélvete, oh Dios, ¿hasta cuándo?” (Salmos 89:13). Hasta que las ciudades hayan sido destruidas porque no están habitadas por hombres, y la tierra se convierta en un desierto; hasta que el Señor se alce y destruya la tierra, y la anarquía y la maldad derroque los tronos de los poderosos… Que Dios ilumine al mundo entero y que la gente llegue al conocimiento y esté en paz.
Consejo a un Sacerdote
…. “El sacerdocio se administra en la tierra pero tiene el rango de las huestes celestiales”, según el divino Crisóstomo. Y Según Isidoro de Pelusia, “un sacerdote es un ángel del Señor Todopoderoso”. Por lo tanto, así como la dignidad del sacerdote es grande y sublime, así también debe ser el sacerdote grande y sublime en virtud, no en orgullo, sino en la humildad que exalta, en mansedumbre, inocencia, pureza, castidad, templanza, entendimiento y prudencia.

Son necesarios el temor de Dios, una gran atención y la oración incesante. Si los jerarcas y sacerdotes fueran como los define el divinamente inspirado apóstol Pablo y como Dios quiere que sean, o en otras palabras, una luz para el resto de la gente, y sus obras resplandecientes, la gente vería las buenas obras de los jerarcas y sacerdotes y glorificarían al Padre celestial. No Lo insultarían o blasfemarían contra Él, sino que vivirían en la tierra como los ángeles en el cielo. Desafortunadamente, la luz se ha convertido en oscuridad (con raras excepciones), y la oscuridad se ha vuelto tan grande que la gente, en su ceguera total, cae unos encima de otros y son aplastados.
Nuestro Señor Jesús Cristo dijo a los apóstoles y sus sucesores: “Así brille vuestra luz entre los hombres, de modo tal que, viendo vuestras buenas obras, glorifiquen a vuestro Padre del cielo” (Mateo 5:16). La mayoría de jerarcas y sacerdotes velan para que sus altares dorados, vestiduras y ornamentos brillen, pero no sus obras. No estoy diciendo que el jerarca o el sacerdote deba ser sucio, inmundo y descuidado, ¡ni mucho menos!. Debe ser correcto y limpio, como un ministro, siervo y representante del Rey celestial, y no sólo debe presumir de tener vestiduras sobre él, sino también de tener obras resplandecientes y complacientes a Dios. Esforzaos por andar dignamente en la vocación a la que habéis sido llamados. No prestéis atención a la mayoría, sino a los pocos y elegidos. No caminéis por el camino amplio y espacioso que conduce a la perdición, sino por el camino estrecho y penoso, que pocos caminan y que conduce a la vida. De esta forma agradaréis a Dios y a los ángeles, y os beneficiaréis a vosotros mismos y también a vuestros hermanos cristianos….
Consejo a un Diácono
….Cuando fui ordenado diácono y sacerdote, fui a Egina, donde vivía mi padre espiritual San Nectario. Le pedí que me bendijera, y me diera los consejos necesarios. Siempre los recuerdo y nunca los olvidaré. En primer lugar, se quitó la cruz de madera, que siempre llevaba consigo, e hizo la señal de la cruz sobre mí. Entonces, levantó su mano derecha y me bendijo, diciéndome: “Sé siempre un amante de Dios (Φiλόθεος), y humilde. Estos dos consejos te doy para que siempre seas “philotheos” (Amante de Dios), durante toda tu vida, esto es, amar a Dios y ser humilde. “Si amas a Dios, Que es amor, Dios permanecerá contigo y tú con Dios. Y cuando Dios está contigo, no temes a nadie. Si Dios está con nosotros, nadie está contra nosotros, y el Espíritu del Señor descansará en el corazón de los humildes. Donde hay humildad, huye el orgullo; donde está Cristo, el diablo huye. Sobre estos dos mandamientos y virtudes dependen toda la Ley y los Profetas.


Sobre los Maestros
… También me escriben sobre cómo va la escuela _ ¿están los niños bien educados? ¿Tienen temor de Dios los profesores, maestros y el director? Para que los niños sean buenos, deben tener buenos maestros, y especialmente en esta malvada generación de hoy en día. Un proverbio dice: “Con el maestro que te sientes, tales son las letras que aprenderás”, y es realmente cierto que las buenas lecciones proceden de los buenos maestros. Los buenos maestros y los estudiantes no son aquellos que enseñan y son enseñados con simples letras, sino los que tienen temor de Dios y fe ortodoxa, verdadera, pura y ferviente. Pues el principio de la sabiduría no son las letras, sino el temor de Dios (Salmos 110:10), y el principio, mitad y fin de la salvación es la fe celosa, ortodoxa, firme e inquebrantable, una fe expresada mediante obras. Para cualquiera es posible tener mucho conocimiento académico y de libros, y conocer todas las lenguas, pero si no tiene fe es un cero, una bestia, un inservible, sin fruto, perjudicial tanto para sí mismo como para otros. Para cualquiera es posible ser un iletrado, pero si tiene temor de Dios y fe verdadera, es el más sabio de todos y superior a todos. Los santos apóstoles eran iletrados, pero tenían temor de Dios y fe, y llegaron a ser muy sabios. Los sumos sacerdotes, escribas y fariseos eran educados, pero puesto que ni tenían temor de Dios ni fe, se convirtieron en los más insignificantes, los más locos e imprudentes de todos….
Consejos para un estudiante
…. “Continúa tu instrucción y no mires lo que hace esta o aquella persona; sólo pon atención a ti mismo” (Deuteronomio 15:9, Septuaginta). Si muchos de tus compañeros de estudios son lascivos, impíos, blasfemos y rebeldes, no los imites. Cuando el Señor envió a Sus discípulos al mundo para predicar el Evangelio, les dijo: “Mirad que Yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas” (Mateo 10:16). Y tú, hijo mío, eres como una oveja en medio de los lobos: sé sabio y no dejes que la maldad de los depravados, lascivos e impíos te influencie. Imita a la abeja que recolecta miel, que conoce muchos lugares impuros, malolientes y sucios, pero no se detiene en ellos. Selecciona las flores fragantes y elige los arbustos y árboles, y recoge la miel y la cera fragante y aromática. Si ves a alguien bueno, sabio, piadoso y virtuoso, imítalo y acompáñalo. Al que veas que es lascivo, sucio, impío, blasfemo, orgulloso, envidioso y vengativo, no te acerques a él y no lo acompañes, mas no le busques fallos, pues Cristo dijo: “No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados, absolved, y se os absolverá” (Lucas 6:37). Ama, respeta y cuida de tus padres, así como de tus hermanos. Si no te escuchan, y te desprecian, entonces no les digas nada. Sólo reza para que el Señor los ilumine para que estén en paz unos con otros. Reza también al Señor para que conceda la paz al mundo entero y para que podamos ser considerados dignos del cielo y de la vida venidera y del reino. Amén.
Consejo a una hija
…. Dios glorificó y honró a las madres de los santos Basilio, Crisóstomo, Gregorio y Atanasio, y a otras, tanto en la tierra como en el cielo, porque fueron modestas y honradas, humildes y prudentes desde que eran niñas. Fueron beneficiosas para sus familias, para la sociedad y para sus patrias, y serán beneficiosas para todas las generaciones con sus buenos y brillantes ejemplos.
Cuando se os informe de que he partido de esta vida temporal y de la patria, suplicad a Dios para que me establezca, a mí pecador, en los tabernáculos de los salvados, los elegidos y Sus santos. Por otro lado, cuando encuentre allí un lugar, le pediré al Altísimo y Bondadoso Dios que podáis venir y encontrarme, para que podamos estar juntos con los santos, cerca de Dios, y podamos ser herederos de Su Reino (Santiago 2:5) y disfrutar de los bienes eternos del paraíso y de la Jerusalén celestial (Gálatas 4:26).
Consejos saludables
Mi primer consejo, o mejor dicho, mandamiento de Dios, es que améis a Dios con toda vuestra alma, corazón, mente y fuerza (Mateo 22:37; Marcos 12:30; Lucas 10:27). Para que seamos capaces de amar a Dios, debemos esforzarnos, porque las cosas buenas se adquieren con trabajo y fatiga (Mateo 11:12; Lucas 16:16)… Dad gracias a Dios por todas las cosas buenas que os da, y con mayor razón, porque Él os iluminó para llegar al conocimiento de Él, y os apartó del engaño del maligno.

Mi segundo consejo es que améis a vuestro prójimo como a vosotros mismos (Mateo 5:39-48; Lucas 6:27-36). Amad incluso a vuestros enemigos según el mandamiento del Señor. Haced el bien a los que os hacen el mal. Amad y ayudad a los pobres tanto como os sea posible… Mi tercer consejo es que no condenéis a ninguno de los que pecan, porque el Señor dijo: “No juzguéis, y no seréis juzgados” (Lucas 6:37).
Si veis a alguien pecando y percibís que os pueda escuchar, aconsejadle que deje de pecar… Evitad tener relación con la gente mala, impía y pervertida. Mi cuarto consejo es que vayáis regularmente a la iglesia y recéis regularmente: mentalmente, cuando estéis andando o trabajando, diciendo “Señor Jesús Cristo, ten piedad de mí”, “Gloria a Ti, oh Dios”, “Santísima Theotokos, ayúdame”, y otras oraciones que sepáis. Estudiad las Santas Escrituras y las obras de los santos padres. Tened siempre presente a Dios, la muerte, el juicio, el paraíso y el infierno.
Tales pensamientos, recuerdos y reflexiones como estas no permiten al hombre pecar fácilmente. Y en general, haced todo lo que sea honesto, puro, justo y de buen nombre (Filipenses 4:8). También, instruid a los que os escuchen para que puedan progresar y les sea concedida la vida eterna y el reino. Que todos puedan alcanzar este Reino.
Arrepentimiento
….Como padre espiritual te aconsejo, cuando peques, que tengas cuidado de no desesperar, sino de acudir al médico espiritual para confesar y buscar una cura: la misericordia de Dios. El Señor vino al mundo para salvar, no a los justos, no a los que son sanos en su alma, sino a los pecadores, a los que están enfermos. Él recibirá a estos con gran amor y misericordia como recibió al hijo pródigo, a la prostituta, al ladrón, al publicano y a millones de pecadores que fueron salvados por el arrepentimiento y la confesión. Os doy este consejo paternal: nunca, nunca desesperéis cuando pequéis, sino tened confianza y esperanza en la inconmensurable misericordia de Dios. Arrepentios y confesad, y seréis salvados. La gracia (increada), la paz, la misericordia y la bendición de Dios, la protección y ayuda de la Toda Santa, y de todos los santos, y mi bendición, esté con vosotros.


El Padre Espiritual
El padre espiritual debe ser erudito, sabio, discernido, experimentado y prudente. Debe tener al Espíritu Santo para orientarle sobre cómo cuidar y sanar las almas de los pecadores. Por encima de todo, debe tener amor y cuidado amoroso por aquellos a los que confiesa. Tales padres espirituales, aunque muy raramente hoy en día, existen. Cualquiera que se esfuerce por encontrarlos, es capaz. Lo que sea esto, la ira de Dios y abandono nuestro, no lo sé… Predicar es bueno y necesario, pero los padres espirituales virtuosos son más necesarios. El padre espiritual es el que nos lavará del fango del pecado, limpiará nuestras heridas, nos dará las medicinas para nuestra salvaguarda, la cura y la salud del alma, y nos reconciliará y nos unirá con Dios… Si no deseamos pecar, debemos recordar la muerte y reflexionar sobre que Dios está ante nosotros… El padre espiritual no sólo debe estar limpio y libre del pecado, sino que también debe tener el don de discernimiento, porque el conocimiento espiritual difiere de la medicina como el alma difiere del cuerpo….
Verdadero Arrepentimiento
Los signos del verdadero arrepentimiento son un profundo sentimiento, contrición y dolor de un corazón (2ª Corintios 2:4; 7:10), que se lamenta porque por el pecado ha entristecido y enfurecido a un Padre amoroso, el Dios que ama tanto a la humanidad. Otros signos son los suspiros, las oraciones, los ayunos, las vigilias y las lágrimas. Este arrepentimiento es genuino y verdadero. Este arrepentimiento es beneficioso: otorga la remisión al pecador. En un momento, lo cambia de pecador a hombre justo, y de enemigo a amigo e íntimo de Dios. Debemos tener tal arrepentimiento cuando pequemos. El profeta y rey David mostró tal arrepentimiento, como también lo hicieron los apóstoles Pedro y Pablo, y muchos otros. Por el arrepentimiento, no sólo fueron salvados, sino que muchos fueron santificados, y la Iglesia honra y celebra su memoria.


La curación del alma
Cualquier enfermedad tiene relación con el cuerpo del hombre, y por eso los pecados tienen relación con el alma. Cuando alguien que tiene una enfermedad corporal se refugia en el médico de los cuerpos, revela sus dolencias corporales  recibe las medicinas necesarias y apropiadas para su cura. De la misma forma, el que tiene pecados, es decir, la enfermedad del alma, debe acudir al médico del alma, el padre espiritual, y revelar sus pecados, es decir, la enfermedad de su alma. Y recibirá de él las medicinas que son apropiadas, necesarias y capaces de curar la enfermedad de su alma.
El médico no cura todas las enfermedades del cuerpo, porque también existen enfermedades incurables. Sin embargo, el médico espiritual cura todas las enfermedades del alma fácil y rápidamente, y sin dinero, siempre y cuando el pecador las confiese y se arrepienta. Entonces, será curado instantáneamente, y de ser un pecador se convertirá en un justo…. Os aconsejo que, así como os esforzáis por encontrar el médico más apropiado para el cuerpo, también hagáis esto cuando se trate de elegir a un padre espiritual.
Falso Arrepentimiento
Así como el árbol es conocido por sus frutos, así también es el arrepentimiento. Un signo de un falso arrepentimiento es cuando el arrepentimiento tiene lugar involuntariamente, por necesidad, sin pena ni dolor de corazón, sin contrición ni sentimiento, sin suspiros ni lágrimas. Tal arrepentimiento fue mostrado por el Faraón, que se arrepentía en cada plaga que venía sobre él, pero tan pronto se alejaba la plaga, se volvía a mostrar impenitente. Tal falso arrepentimiento fue mostrado por los judíos, que se arrepentían y se acordaban de Dios en los desastres y las desgracias. Sin embargo, tan pronto como pasaban los desastres, volvían a olvidar a Dios. Hoy en día, mucha gente tiene también tal arrepentimiento: cuando están en peligro o en un desastre, se arrepienten y buscan el perdón, pero tan pronto como se aleja el peligro, también se aleja el arrepentimiento. Tal arrepentimiento no sirve de nada.


Consejos
Te felicito, hijo mío, por amar y añorar la patria. Según los antiguos filósofos, esta es la más honrosa, decente y santa de todas las virtudes…. Los filósofos más recientes solían decir: “lucha por la fe y la patria”.
El primer bien es la fe y el segundo es la patria. Mi amado hijo, ama primero a Dios, después a la Theotokos, en tercer lugar a tus padres, hermanos y amigos, y a todo el pueblo, incluso a tus enemigos, en cuarto lugar la fe, y en quinto lugar la patria.
Aquellos que dicen que en cualquier tierra que se esté, allí también está la tumba, aparentemente no aman a su patria. Aman lo material, el mundo, la vanidad y las riquezas más que a su patria e incluso a su propia fe…. Que la gracia (increada) de Dios te proteja y preserve de todo peligro, y te ilumine y te guíe a todo lo bueno, para que puedas honrar y beneficiarte a ti mismo, a tu familia, a tu sociedad y a tu patria.
Sé Paciente
Vi tu gran tristeza y los problemas que estás sufriendo por tu marido. Como tu padre espiritual, me compadecí de ti y me afligí por ti. Te aconsejo, si quieres ser salvada, que seas paciente. Este es el consejo de nuestro dulcísimo Jesús Cristo: “el que perseverare hasta el fin, ese será salvo” (Mateo 10:22; 24:13; Marcos 13:13). Escucha, hija mía, lo que tu marido te diga, si te maldice, o te golpea, o si blasfema; sopórtalo y ruega y suplica a Dios que lo ilumine para que se arrepienta y lo perdone. No tengas malicia con él. E, hija mía, cuando pongas toda tu fe, esperanza y amor sobre Dios, y continúes siendo paciente y rezando… como Cristo rezó por los que le crucificaban, Dios recibirá tu oración y te librará de la gran prueba y la aflicción. Serás salvada y se te otorgará el reino del cielo… Haces bien, hija mía, en estudiar libros religiosos. Estudia siempre, pues la lectura de las Santas Escrituras no es sólo el consuelo, sino la salvación de nuestras almas. San Juan Crisóstomo dice: “leer las divinas Escrituras abre el cielo”. Y nuestro Señor Jesús Cristo nos instruye: “Escudriñad las Escrituras, ya que pensáis tener en ellas la vida eterna: son ellas las que dan testimonio de Mí” (Juan 5:39).
Varios
La labor que estáis haciendo es espiritual, pero forzaos por estudiar uno o dos capítulos de las Santas Escrituras, las vidas de los santos, los escritos patrísticos y a los otros maestros de la Iglesia. Así mismo, no descuidéis la obligación de la oración y el ayuno y la restricción según vuestras fuerzas, y sobre todo por encima de vuestras fuerzas, pues el reino del cielo sufre violencia, y los que usan violencia se apoderan de él… (Mateo 11:12; Lucas 16:16).
Una enfermedad satánica
…. La enfermedad de tu hija no se sanará ni por médicos, ni mediums, ni magos ni brujas. Será sanada por Cristo, la Toda Santa Theotokos, los santos, la oración, y los ayunos, las lágrimas y la fe. Si la mitad del dinero que diste a los médicos, la dieras a los pobres y les dijeras que rezaran por tu hija, hoy ya estaría bien. Esto es un gran pecado, porque abandonaste a Dios, a la Toda Santa Theotokos y a los santos, y buscaste ayuda en los agentes del diablo. Como tu padre espiritual, te aconsejo (porque te amo y me compadezco de ti), que te arrepientas y busques el perdón de Dios con verdadero arrepentimiento, ayunando según tus fuerzas, y suplícale, así como a la Theotokos, con ferviente oración, que la sane. Entonces Dios, que es rico en compasión, tendrá piedad de ti y la sanará…. No lo dudes. Sé paciente y cree, y nuestra amada hija será sanada.
Falsos Cristianos
Otros nuevamente, cuando caen enfermos y piden a Dios que los sane, y no reciben inmediatamente su curación, abandonan a Dios y se refugian en los magos, las brujas y los gitanos, para que les revelen su fortuna o los curen. En otras palabras, hacen a los magos superiores a Dios, y creen que Dios no es capaz de sanarlos y que los gitanos los sanarán. Y nuevamente otros, cuando pierden algo, corren a pedir ayuda a los mediums y a los espiritistas, refugiándose, en otras palabras, en el diablo, porque los espíritus, a los que los espiritistas llaman, son espíritus malignos, y se comunican y conversan con demonios, que son los que los engañan…. Te pregunto, ¿pueden tales cristianos ser llamados tal vez, y ser hijos de Dios?. ¡Nada de eso!. Tales personas pueden ser, tal vez, llamados hijos del diablo.
Quitando hechizos
Con relación a este penoso y triste estado que el diablo y sus siervos crearon para vosotros: todos los que lanzan hechizos mágicos o acuden a los magos y, motivados por la envidia, les piden que hagan daño a la gente, son siervos de Satanás. Vosotros haréis lo siguiente: refugiaos en Dios, todos vosotros, tanto tu marido como tus hijos, por medio de la oración. Dios es más poderoso que el diablo y todo el mundo, al cual puede aplastar en un momento, así como a todos los que obran el mal.

Levantaos todos, tanto tu marido y tus hijos, y arrepentios, porque todos pecamos. Después de que vayáis a confesaros, haced un oficio de unción, y a quienquiera que el padre espiritual lo permita, que reciba la comunión… Que cada uno pida a Dios que aleje la tentación. Y el maligno huirá si hay amor y humildad. Si allí hay odio y maldad, no huirá, sino que construirá un nido. Donde hay amor y humildad, el diablo huye y Dios mora allí.
Debemos pedir más a menudo la ayuda de Dios.
Os aconsejo que os refugiéis más a menudo y busquéis la ayuda de la Santísima Theotokos y de todos los santos. Por otro lado, no se nos prohíbe buscar la ayuda y mediación de la gente, pero debemos recurrir más a la ayuda de Dios. Cualquier cosa que Le pidamos nos la dará, siempre y cuando sea para beneficio de nuestras almas… Así mismo, estudiad tanto como podáis; es bueno y necesario para nosotros pedir la ayuda de Dios y de los hombres, pero no desdeñemos tampoco ofrecer lo que sea necesario de nosotros…

Que el Señor os proteja y os preserve de los enemigos visibles e invisibles, y que os fortalezca, os sostenga, os ilumine y os guíe para hacer Su santa voluntad. Sed luz, vida y sal para los que están en la oscuridad, y guiad a muchos al camino de la luz y la verdad.
Curar Una Enfermedad Demoníaca
El único médico para la enfermedad que estáis experimentando y sufriendo, es Cristo, el Salvador y Redentor del mundo, y Su compasiva Madre, la Theotokos, la salvación de los pecadores que se arrepienten. La enfermedad que todos los de la casa estáis sufriendo es demoníaca… Pero nuestro Dios, que ama a la humanidad, nos dio armas con las que luchar y ahuyentar al diablo. Él nos dio el ayuno y la oración. Cristo dijo que esta clase de demonio, sólo se aparta con ayuno y oración (Marcos 9:29). Antes de ir a dormir cada noche, con atención, fe, piedad y compunción, decid: “En el nombre del Padre, y del Hijo…..”, luego el Trisagio, “Santísima Trinidad”, el “Padre Nuestro”, y luego “ten piedad de mi, oh Dios”, “Creo en un solo Dios”, “Mi esperanza es el Padre…”, “Virgen Theotokos”, y la oración del ángel, “Oh santo Ángel…”.
A parte de esta oración, decid también las oraciones: “Señor Jesús Cristo, Hijo de Dios, ten piedad de nosotros”, “Gloria a Ti, oh Dios”, “Señor, ten piedad”, veinte veces, y “Oh Cruz, guardiana del mundo”. Pedid al sacerdote que ofrezca el oficio de la bendición de las aguas y asperje toda la casa por dentro y por fuera, y también vuestra ropa y zapatos que rompe el demonio… Dios también nos dio fe, humildad y amor a Dios y al prójimo contra el diablo… “El Señor conserva a todos los que le aman, y extermina a todos los impíos” (Salmos 144:20).

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