Aprender tener la humildad de Cristo es un bien enorme; con la humildad es fácil de vivir y todo agrada al corazón. Solamente a los humildes se hace ver nuestro Señor a través del Espíritu Santo, y sin esto no veremos a Dios. La humildad es una luz, en la cual podemos ver la Luz Divina, como se canta: "En Tu luz veremos la luz."
San Siluan el Athonita