Todas las virtudes son nada sin la humildad. Mirad el fariseo, la suma de todas las virtudes, menos la humildad. Es semejante "al barco que se hunde al llegar al puerto." Se hunde en su destino final. Las características de esta virtud: no creer en sus propias cualidades, ni acordarse de ellas; no juzgar, gozar en las humillaciones. El alma humilde tiene la bienaventuranza desde el primer paso que da.
San Juan de Kronstadt
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