El Ecumenismo
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Prólogo
Nuestra Iglesia
Ortodoxa es por su naturaleza católica y naturalmente ecuménica (universal).
Tiene sus brazos abiertos a todos los hombres, de cada raza y en toda época, y
les llama venir cerca de ella. El Cristo, que es su cabeza, se dirige
diacrónicamente al mundo “venid a mí todos “, mientras paralelamente manda Sus
alumnos “en todos los pueblos” a enseñar el Evangelio de la sanación y
salvación.
Esta cualidad o
característica natural y compositora de Ecumenidad-universalidad hoy la
reivindican dos movimientos que expresan el espíritu de la época actual: el
Ecumenismo y la Globalización.
La Globalización se
impulsa por potentes fuerzas político-económicas y proyecta un modelo de una
humanidad unificada; en cambio el ecumenismo se mueve en el ámbito religioso,
buscando la realización del sueño de un Cristianismo unificado, finalmente
apuntando a una religión ecuménica, una (Panthriskía, todareligión, o
interreligión).
En este folleto
intentamos apuntar el movimiento del Ecumenismo, -en el cual participa también
la Ortodoxia-, porque esto permanece desconocido a la mayoría del laós-pueblo
de nuestra Iglesia y los desarrollos en estos puntos provocan inquietud y
problemas.
Quizás esto sea
escuchado como raro, pero es un hecho que el Ecumenismo de hoy amenaza la
ecumenidad de nuestra Iglesia, porque resbala continuamente hacia tácticas
conciliadoras-sincretistas, que revocan principios fundamentales de la fe
ortodoxa. Y no olvidemos que la fe ortodoxa es la primera y principal condición
de la sanación y salvación del hombre de acuerdo con la decisión tomada por
inspiración del Espíritu Santo de los Santos Padres. “El que quiere sanarse y
salvarse, más que nada debe tener la fe católica y si no la mantiene sana e
inmaculada, sin miedo y sin duda, en el siglo se perderá” (San
Atanasio).
Así pues, si el
mensaje sanador y salvador de nuestra Ortodoxia se pierde en los mensajes
engañosos y equivocados de los heterodoxos y de otras religiones para la gracia
y favor de una visión ecumenista utópica, entonces se perderá también la
esperanza del mundo.
1) Qué es el Ecumenismo
El ecumenismo es un
movimiento que proclama que tiene como propósito la unidad del mundo cristiano
(Ortodoxos, Papistas, Protestantes, etc.). La idea de unión emociona a cada
psique cristiana y corresponde a sus profundos anhelos. Esta idea la hace suya
también el Ecumenismo. Pero la visión unitaria, por excelencia espiritual, lo
basa principalmente sobre los intentos humanos y no en la acción de la energía
increada del Espíritu Santo. Sólo el Espíritu Santo hace realidad esta visión,
pero cuando encuentra la metania y la humildad humana.
La deseada unidad,
aunque cuando ocurra, no será sino un milagro de Dios.
2) Cuándo Apareció
Las raíces del
Ecumenismo se deben buscar al espacio protestante, mediados del siglo 19º.
Entonces unas confesiones cristianas viendo que la gente se marchaba de ellos a
causa del aumento de indiferencia religiosa y de los movimientos
antirreligiosos organizados, fueron obligados a una concentración y
colaboración.
Esta actividad
unitaria tomó ya forma organizada, como Movimiento Ecuménico, el siglo 20º y
principalmente el año 1948 con la creación en Ámsterdam de Holanda del Consejo
Internacional de Iglesias (C.I.I) que tiene su sede en Ginebra.
Es preciso apuntar que
el C.I.I. nunca podría tomar carácter “ecuménico” sino que permanecería
simplemente una cuestión endo-protestante, si no hubiesen participado algunas
Iglesias Ortodoxas locales. Los romano-papistas negaron entrar y participar.
Pero más tarde, sin que ingresaran al C.I.I. también ellos entraron en este
Movimiento Ecumenista. Con el relativo decreto del 2ª Sínodo de Vaticano
(1964), inauguraron un Ecumenismo al estilo propio de ellos, que aspira a la
unión de todos los Cristianos bajo el poder papista.
3) La participación de los
Ortodoxos en el movimiento Ecumenista
Debemos de confesar
que un empuje esencial a la creación del movimiento ecumenista lo ha dado
también el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, especialmente con el
mensaje de 1920, donde, tal como se demostró constituyó la base y el Mapa de la
participación de los Ortodoxos al movimiento ecumenista.
Este mensaje fue una
cosa que por primera vez se conocía en la Iglesia, porque por primera vez un
texto oficial ortodoxo calificaba todas las Comunidades heterodoxas de
Occidente como “iglesias”, “como parientes y familiares en Cristo y también
coherederos y del mismo cuerpo de la promesa de Dios”. Así derogaba la
eclesiología ortodoxa. Y por no referirnos épocas antiguas, basta con
recordarnos unos años antes (1895) el mismo Patriarcado, en una circular ponía
al papismo fuera de la Iglesia, porque introducía enseñanzas heréticas y
novedosas. Por eso llamaba a los Cristianos Occidentales a regresar en el seno
de la una Iglesia, es decir, a la Ortodoxia.
En el mensaje de 1920
teniendo como modelo la “intercomunión de Naciones”, propuso una conjunción y
comunión entre las Iglesias con sus objetivos principales: a) la revisión de
las diferencias dogmáticas en sentido de conciliación, b) la aceptación de calendario
unificado (que su parcial aplicación desgraciadamente trajo división en el
festejo ortodoxo), y c) la composición de congresos intercristianos.
Además del Patriarca
Ecuménico, progresivamente pidieron entrar casi todas las Iglesias Ortodoxas
como miembros del C.I.I.., SIN EMBARGO, mas tarde algunas fueron obligadas a
revisar y abandonar, puesto que por una parte observaron con decepción su
degradación y por otra parte estaban presionadas de las fuertes reacciones
anti-ecumenistas de sus pueblos. Buenamente el pueblo hacía la pregunta: “¿Cómo
puede ser que la Ortodoxia sea integrada como “miembro” en “algo”, en el
momento que el “todo”, el Cuerpo de Cristo, llama a todos que se hagan Sus
miembros?
Además, la presencia
de las Iglesias Ortodoxas en los congresos del C.I.I., a causa de la forma de
composición y funcionamiento, siempre era escueta, incompleta y decorativa. Sus
decisiones siempre se formaban y tomaban exclusivamente de votos de
protestantes que eran mayoría. Cierto que desde 1961, las reuniones Ortodoxas
Generales presentaban manifiestos particulares y – algunas constituyen textos
confesionales colosales y memorables – como representantes de la Una Iglesia
Santa y Apostólica.
4) Las Supuestas
Aperturas del Ecumenismo
El ecumenismo para
hacer realidad sus propósitos se esfuerza en omitir, dejando de lado y
reconsiderando algunos puntos básicos de la Ortodoxia.
Proyecta la falsa
percepción de la “Iglesia ampliada”, de acuerdo con la cual la Iglesia es una
pero contiene a todos los cristianos de cada confesión desde el momento que
aceptaron el bautizo. Así todas las confesiones cristianas son entre sí
“Iglesias Hermanas”.
Dentro del mismo
espíritu se mueve también la idea de la “Iglesia universal visible”. La Iglesia
que presuntamente aparece ”invisiblemente” y está compuesta de todos los
cristianos, se manifestará también en su dimensión visible con los esfuerzos
comunes unitarios.
En estas percepciones
también influyó mucho la teoría de ramas de los protestantes, según la cual la
Iglesia es un “árbol” con “ramas” en todas las confesiones cristianas y cada
una contiene sólo parte de la verdad.
Pues, añadimos también
la teoría de dos “pulmones” que fue desarrollada por algunos ecumenistas
ortodoxos y los papistas. Según esta falsa teoría la Ortodoxia y el Papismo son
dos pulmones con los que respira la Iglesia. Para empezar presuntamente otra vez
a respirar correctamente, deberán los dos pulmones sincronizar su respiración.
Finalmente a los
métodos que utiliza el ecumenismo para el acercamiento de los Cristianos es
también el minimalismo dogmático. Se trata de un intento de minimizar los
dogmas en las cosas más necesarias para que sean superadas las diferencias
dogmáticas entre las confesiones. Pero el resultado es la omisión o
tergiversión del dogma, su minimización y desprecio de su importancia y
significado. ¡Dicen que se unan primero los cristianos y después los teólogos
(tiólogos de academia) discutirán sobre los dogmas! Está claro que con este
método del minimalismo dogmático quizás sea fácil que se unan los cristianos
¿Pero, pueden ser ortodoxos, como este tipo de cristianos?
5) La Percepción Ortodoxa
sobre la Iglesia
Según la eclesiología
Ortodoxa, la Iglesia y la Ortodoxia se identifican. Sin duda la Iglesia es
también Ortodoxa, es la Una Iglesia, Santa, Católica y Apostólica, el Cuerpo de
Cristo. Y como el Cristo es Uno, entonces también la Iglesia es Una. Por eso nunca
se entiende división en la Iglesia. Sólo tenemos separación de la Iglesia. Es
decir, en momentos concretos históricos los heréticos y los cismáticos se
separaron de ella y así dejaron de ser sus miembros.
La Iglesia contiene la
plenitud de la verdad, pero no una verdad abstracta, sino una manera de vivir
que sana y salva al hombre de la muerte y le hace “Dios por la jaris (Gracia,
Energía Increada)”. Al contrario la herejía constituye
negación total o parcial de la verdad, un fraccionamiento de ella, y así toma
el carácter y la patología de una ideología. Separa al hombre de la forma de
existencia que ha dado el Dios a Su Iglesia y le asesina espiritualmente.
También los dogmas
contienen las verdades trascendentales de nuestra fe, no son concepciones de conceptos
intelectuales, ni mucho más, un oscurantismo de la edad media o el
escolasticismo teológico. Expresan la vivencia y la experiencia de la Iglesia.
Por eso, cuando hay una diferencia en los dogmas, sin duda hay también una
diferencia de la manera de vivir. Y aquel que subestima la exactitud de la fe
no puede vivir la plenitud de la vida en Cristo.
El cristiano debe
aceptar todo lo que ha apocaliptado (revelado) el Cristo. No “un mínimum” sino
el total. Porque en la totalidad y la integridad de la fe se salvan y se
mantienen la catolicidad-universalidad y la ortodoxia de la Iglesia.
Así se explican las
luchas, hasta con sangre, de los santos Padres para la conservación de la fe de
la Iglesia, como también el esfuerzo de ellos, por la iluminación del Espíritu
Santo, para la formulación de los “términos” de los Sínodos Ecuménicos. Estos
“términos” no significan otra cosa que las fronteras, que son fronteras de la
verdad, para que los creyentes puedan discernir la Iglesia como Ortodoxia de la
herejía.
Los heterodoxos, con
negar la plenitud de la verdad, se separaron de la Iglesia. Por eso son
heréticos. Por lo tanto están privados de la santificadora jaris (gracia,
energía increada) del Espíritu Santo, y sus Misterios-Sacramentos son
inválidos. Pues, el bautismo que realizan no puede introducir a la Iglesia de
Cristo.
El canon 68 de los
Santos Apóstoles nos dice: “…porque, no es posible que sean creyentes o
clérigos los bautizados y ordenados por los heréticos”. Y san Nicodemo el
Aghiorita añade: “El bautismo de todos los heréticos es impío, blasfemo y no
tiene ninguna kinonía-comunión, conexión con el de los Ortodoxos”.
6) Qué nos dicen los
Ecumenistas Ortodoxos
…Algunos ecumenistas
ortodoxos atrevidos hablan de la “reformación” de la Iglesia mediante la unión
de todos los Cristianos. Un jerarca ortodoxo apunta que tenemos necesidad de un
nuevo Cristianismo que estará basado totalmente en percepciones y términos
nuevos. El tipo de religión que hemos recibido no podemos enseñar a las
generaciones futuras…
7) Los Diálogos
El ecumenismo, para
impulsar sus planes utiliza muchos medios. El más importante de todos es el
diálogo.
Nadie ignora que la
Iglesia Ortodoxa es por su naturaleza abierta al diálogo. El Dios siempre
conversa con el hombre y los Santos de la Iglesia no negaron nunca la
comunicación dialéctica con el mundo.
Los Santos, teniendo
autoconciencia de la kinonía (comunión, unión, conexión) con Dios, intentaban
con el diálogo transmitir la experiencia de la verdad que estaban viviendo.
Para ellos la verdad no era objeto de investigación. No la buscaban, ni la
negociaban, sino que la ofrecían. Si el diálogo no conducía a los heterodoxos a
la negación de sus errores y engaños y a la aceptación de la fe ortodoxa, no lo
continuaban.
San Marcos el Amable
dialogaba dos años continuos con los papistas en el Pseudosínodo de Ferara de
Florencia (1438-1439). Pero viendo la arrogancia, la intolerancia y la
persistencia en el engaño por parte papista, cortó toda relación con ellos
incitando a los ortodoxos creyentes: “Evitad a los papistas como cuando uno
evita la serpiente”.
El diálogo teológico
lo había empezado también el Patriarca ecuménico Jeremías II el Grande, con los
protestantes teólogos de Tibingui (1579). Pero cuando comprobó que el diálogo
no fructificaba lo cortó y les escribió: “Os rogamos que no nos canséis más…
Sino caminad por vuestro camino. Si queréis podéis escribirnos, pero ya no
sobre los dogmas de la fe”.
8) Los Diálogos del Ecumenismo
Los contemporáneos
diálogos ecumenistas se diferencian radicalmente de los diálogos de los Santos,
porque se hacen con base los principios de la Iglesia ampliada y el minimalismo
dogmático. Por eso no son ortodoxos y están sin frutos. La demostración es que
en los casi cien años de diálogos no han ofrecido nada digno de valor para la
unidad del mundo cristiano. ¡Al contrario han conseguido dividir a los
Ortodoxos!
Las principales
patologías de los diálogos actuales son las siguientes:
a) La Falta de Confesión,
Testimonio y Reconocimiento Ortodoxos.
En los diálogos, algunos
ortodoxos, no expresan la firme e inamovible convicción de la Iglesia Ortodoxa,
en que ella constituye la una y única Iglesia de Cristo encima de la tierra.
Tampoco proyectan la santa tradición y la experiencia espiritual de la
Ortodoxia que se diferencia de las tradiciones del cristianismo Occidental.
Sólo con una actitud confesional de este tipo se podría hacer fructífera y
valida la presencia ortodoxa en los diálogos.
b) la Falta de franqueza
y sinceridad.
La falta de testimonio
ortodoxo en combinación con la mentira demostrada y la no franqueza de los
heterodoxos, estorba más el diálogo intercristiano y le convierte infructuoso.
Por eso muchas veces sea porque se observan recíprocos retrocesos
superficiales, sea porque se utiliza un lenguaje y terminología diferente con
tan de que se recubran las diferencias.
En principio los
romanocatólicos, si fueran honestos y francos, deberían recalcar con claridad
en los círculos ecumenistas esto que recalcan a sus propios creyentes, es
decir, su entrega total a la primicia y lo infalible del papa. Así está claro
que se vería también como piensan la unión de los cristianos: no como unión de
fe, sino bajo la sumisión al poder papista. Además, se verificaría que la
institución papista por una parte constituye la alteración más trágica del
Evangelio de Cristo y por otra parte utiliza los diálogos únicamente para
satisfacción de su extensión política.
Principal expresión de
la falsedad y mentira papista constituye el mantenimiento y fortalecimiento de
la Unía*. Se trata de una institución muy zorra y mala astuta, por la cual el
papismo utilizó y continua utilizando como modelo de unión, a pesar de las fuertes
protestas de los Ortodoxos y a pesar de que hoy la unía constituye el
impedimento básico en los diálogos bilaterales.
Por otra parte, los de
múltiples nombres Protestantes, si fueran honestos y francos, deberían
manifestar directamente con rectitud que para nada están dispuestos a
retroceder de sus principios básicos protestantes, y finalmente, son otras las
causas que vienen al diálogo. Además, esto manifiesta también el gran bajón que
tienen sus “Iglesias” (sacerdocio femenino, bodas de homosexuales, etc.)
*Unía es un sistema
politicoreligioso que fue inventado por el papismo para la occidentalización de
los Cristianos de Oriente. Se aprovechó de la coincidencia de dificultades
históricas de estos Cristianos y les obligó a someterse al poder papista. No
obstante, los animó a que no cambien sus costumbres eclesiásticas (prendas de
los sacerdotes, tipikó litúrgico, etc.) de manera que crean confusión y
promuevan la propaganda papista.
c) la Enfatización de la
Agapi (Amor)
Como la mentira, la no
franqueza y los fines interesados, envenenaron los diálogos que acabaron en
inagotables e infructuosas discusiones teológicas, se ha intentado un giro.
Ahora los diálogos se llamaron “diálogos de la Agapi” por la razón tanto para
impresionar como para que se desvíe el escollo de los conflictos dogmáticos.
Dicen e insisten que “la Agapi tiene prioridad” y “la Agapi impone que nos
unamos, aunque existan diferencias dogmáticas”.
Por eso también en la
práctica de los diálogos actuales es que no se discutan las cosas que nos
separan, sino las que nos unen, de manera que se crea una falsa sensación y un
autoengaño de unión y fe común. Pero en los Sínodos Ecuménicos los Padres
siempre discutían sobre las cosas que separaban. Lo mismo ocurre también hoy en
cualquier diálogo entre partes que tienen diferencias: discuten las cosas que
separan –además, por eso se hace el diálogo- y no las que nos unen.
Para nosotros los
Ortodoxos la Agapi y la Verdad son dos conceptos inseparables. Diálogo de Agapi
sin la verdad es un diálogo falso, anormal y no natural. En cambio agapi “en la
verdad” significa: Dialogo con los heterodoxos por agapi para indicarles donde
se encuentran sus errores y cómo serán conducidos a la verdad. Si realmente les
amo, debo decirles la verdad por mucho que eso sea difícil o doloroso.
d) el Desgaste de los
Criterios Ortodoxos.
En la patología de los
diálogos pertenece también el desgaste de los criterios teológicos ortodoxos,
que se produce de una “amistad gentileza ecumenista”, de relaciones personales
con los teólogos heterodoxos. La fe no se considera la verdad que sana y salva,
sino un conjunto de verdades teóricas que admiten conciliaciones.
Los ortodoxos
ecumenistas sostienen que: “¡hacemos diálogos, no cambiamos nuestra fe!” Está
claro que el diálogo como “salida agapítica-amorosa” hacia al otro es querida
de Dios. Pero el diálogo ecumenista que se hace hoy no es un encuentro en la
verdad, sino un “reconocimiento recíproco”. Esto significa que
reconocemos las comunidades heterodoxas como Iglesias y aceptamos que las
diferencias dogmáticas constituyen “expresiones legales” de la misma fe. Pero,
así caemos en la trampa del sincretismo: ponemos al mismo nivel la verdad y el
engaño, igualamos la luz con la oscuridad.
e) Oraciones Conjuntas.
Los ortodoxos ecumenistas
con el desgaste de sus criterios teológicos, es muy natural que participen sin
suspensiones en cocelebraciones y oraciones en común con los heterodoxos, que
muchas veces se realizan en el marco de los encuentros intercristianos. Creen
que con este espiritualismo conjunto ecumenista se cree el clima adecuado que
se requiere para el avance del esfuerzo unionista.
Pero los santos Cánones
de nuestra Iglesia nos prohíben estricta y severamente las oraciones conjuntas
con los heterodoxos. Porque los heterodoxos no tienen la misma fe con nosotros.
Creen en un Cristo distinto y tergiversado. Por eso también san Juan el
Damasceno los que no están en la Tradición de la Iglesia les llama increyentes.
La oración en común,
pues, se prohíbe tajantemente porque manifiesta participación en la fe del
co-orante y da en él la falsa sensación de que no se encuentra en el engaño,
por lo tanto no hace falta que regrese a la verdad.
f) la intercomunión.
Si los santos Cánones
prohíben las oraciones en común con los heréticos, mucho más, excluyen la
participación nuestra en los Misterios de ellos. Pero tampoco en este punto los
Ortodoxos hemos sido consecuentes.
El 2º sínodo
vaticanea, que se hizo dentro de los marcos de “apertura”, propuso la
Intercomunión con los Ortodoxos: Los papistas podrán tomar la kinonía-comunión
en templos ortodoxos y los Ortodoxos en los papistas. De esta manera tanto los
papistas como los ortodoxos ecumenistas creen que gradualmente “de facto”
vendrá la unión de papistas y ortodoxos, a pesar de sus diferencias dogmáticas.
Si para los papistas
una tesis así se justifica por la percepción que tienen sobre la Iglesia y los
Misterios (jaris-gracia creada, etc.), para nosotros los Ortodoxos en anormal,
paradójico e inaceptable. Nuestra Iglesia nunca consideró la divina Efjaristía
como medio de unión, sino siempre como su sello y corona.
Además, el Cáliz común
presupone fe común. Es decir, si un Ortodoxo toma la comunión en un templo
papista, esto significa que acepta también la fe papista.
9) Colaboración en Temas Prácticos
Otro medio que
utilizan para la consecución del propósito del Ecumenismo es la colaboración
intercristiana en sectores prácticos. Los ecumenistas aparentan que están
interesados en los problemas contemporáneos (sociales, morales, medioambientales,
etc,) que deben unirnos.
Está claro que la
Iglesia mostraba y muestra siempre una gran sensibilidad sobre los problemas
humanos, sin embargo, el planteamiento en común con los heréticos presenta los
siguientes defectos:
a) La voz de la
Iglesia cuando se hace una con otras voces cristianas pierde su clarividencia y
se debilita en comunicar al hombre actual su única manera de vivir es Theantropocéntrica
(centro dios), al contrario que la humanocentrica manera de vivir de los
heterodoxos.
b) La Iglesia sucumbe
a la tentación de la secularización (Mundanación), utilizando en su obra social prácticas secularizadas, mundanizadas de otras
confesiones en perjuicio del mensaje sotiriológico (sanador y salvador). Pero
aquello que tiene necesidad el hombre actual, no es el mejoramiento de su vida
mediante un cristianismo secularizado, aunque este pueda eliminar todas las
heridas sociales, sino su liberación del pecado y su Theosis dentro del
verdadero Cuerpo de Cristo, la Iglesia Ortodoxa.
c) El creyente
Ortodoxo, viendo que los heterodoxos están colaborando con sus pastores, toman
una impresión de que ellos pertenecen a la Iglesia de Cristo, a pesar de las
diferencias dogmáticas.
10) Intercambio de visitas
Los últimos años la
política ecumenista se ejerce también con el intercambio de visitas oficiales
entre las confesiones, las cuales se realizan por grados altos, principalmente
de clérigos. Estas contienen discursos alabantes, abrazos, cambios de regalos, banquetes
y oraciones comunes, declaraciones conjuntas, etc.
Estos encuentros,
desgraciadamente no son simplemente visitas típicas. Además, los mismos
ecumenistas confiesan que con los festejos comunes, se manifiesta un tipo de
comunión eclesiástica con reconocimiento recíproco.
Pero nuestro pueblo,
cuando, por medio de los medios audiovisionales, sigue las visitas, siente una
sorpresa desagradable, se escandaliza, se amarga y se problematiza o inquieta,
sobre todo si escucha a sus pastores que hablen sobre la lengua de los Santos
padres y en un lenguaje Ortodoxísimo, y otras
veces los ve entre los heterodoxos a comportarse diplomáticamente. ¿Pero una
conciliación de este tipo en el espacio de la verdad de la Iglesia, no será
pagada a un precio caro y doloroso?
11) El Desarrollo Interreligioso
del Ecumenismo
La profunda crisis de
orientación que muy tempranamente apareció en el movimiento ecumenista, lo
obligó en principio a girar sobre el planteamiento de los problemas
sociopolíticos de los hombres, abandonando la teología como camino de unión, y
después realizar una apertura hacia las religiones no cristianas. Acepta que
todas las religiones constituyen caminos distintos de sanación y salvación,
paralelos al Cristianismo, y que el Espíritu Santo energiza también en ellas.
Su lema contiene el axioma de la “new age-nueva era”: “Cree lo que quieras,
sólo no reivindiques la exclusividad de la verdad y el camino de la salvación”.
Convoca, pues,
encuentros intercristianos, los cuales no son simples congresos científicos
como proclaman sus organizadores, sino reuniones de confesión, de unión con
base la fe a un Dios. Por eso continuamente contienen también manifestaciones
de cultos comunes, en los cuales oran conjuntamente ortodoxos, heterodoxos y
otras religiones. Pero el Dios Trinitario de los Ortodoxos, el verdadero y
autoapocaliptado (autorevelado) no es el mismo que cualquier “Dios” de los
heterodoxos y de otras religiones, es decir, con un “Dios” fanático, que creó y
mantiene la necesidad religiosa del hombre post caída.
Desgraciadamente, esta
apertura interreligiosa comparten también algunos jerarcas ortodoxos
ecumenistas, los cuales expresan opiniones como las siguientes:
“En el fondo el
movimiento ecumenista, aunque tiene procedencia cristiana, debe de ser movimiento
de todas las religiones… Todas las religiones sirven a Dios y al hombre. No
existe sino solamente un Dios.
“En el fondo una
iglesia o un santuario aspiran a la misma consagración espiritual del hombre”.
“El Islam, en el Corán
habla sobre Cristo y la Panagía (Santísima) y nosotros también debemos de hablar sobre Mohamet con atrevimiento y
ánimo. Ver su historia y su oferta, el kerigma de un Dios y la vida de sus
alumnos, que son alumnos de un Dios…”
“Romanopapistas y
Ortodoxos, Protestantes y Judíos, Musulmanes e Hindúes, Budistas y
Comfuquianos… deberemos de contribuir todos en el fomento de los principios del
ecumenismo, la hermandad y la paz. Pero esto sólo se podrá hacer si estamos
unidos en el espíritu de un Dios”.
La pretensión básica
de los encuentros interreligiosos es la creación de puntos de encuentro entre
religiones, de modo que sea facilitado el tratamiento común de los problemas
sociales e internacionales. Esta pretensión la aprovechan durante algún tiempo
también los soberanos potentes del mundo, movilizando las religiones a la
fomentación de sus intereses ilegales. Esto se ha visto claramente después del
11 de Septiembre del 2001, cuando se hicieron “por mandato” multitud de
encuentros interreligiosos.
Pero así, nuestra
Iglesia en vez de ser “juez” y “control” de la ilegalidad, se convierte en su
soporte y conservación. Se encierra en la perspectiva mundana de distintas
religiones y se degrada al nivel de una religión mundana de carácter utilitario
y materialista. A la vez se ve obligada de rechazar su misión y el deber
santo-apostólico, puesto que se da por aceptado sobretodo de sus representantes
oficiales, que todas las religiones constituyen “caminos de salvación queridos
por Dios”.
Además, algunos
ecumenistas ortodoxos llegan hasta el punto de hablar de paz, justicia,
libertad, agapi-amor y sobretodo de bienes espirituales en un lenguaje mundano
puro y duro. Se callan el que estos bienes constituyen los frutos del Espíritu
Santo, regalos divinos que se proporcionan por el ejercicio espiritual “en
Cristo Jesús” y no por los encuentros o congresos interreligiosos.
Está claro que se debe
de recalcar que la Ortodoxia nos es una religión, ni si quiera la mejor. Es
Iglesia. Es la Autoapocalipsis (autorevelación) y aparición de Dios en la historia.
Tiene conciencia de la Ecumenicidad y contiene la Verdad de Cristo, por eso no
tiene miedo en sus relaciones con los no Cristianos. Conoce los límites de
estas relaciones, tal como los ha formado la Tradición santo-patrística y su
experiencia mistiríaca (Sacramental).
Por ejemplo san Gregorio Palamás, bajo condiciones
severas de prisión dialogó con los Turcos Otomanos. Sin embargo, no dudó con
peligro de su vida en decir la verdad y examinar el engaño de ellos. Además,
¿cómo afrontaban los Mártires a los idólatras y los santos Neomártires a los
Mahometanos? ¿No Confesaban la verdad? ¿Podemos
imaginarlos orando junto con ellos? ¡Entonces No Tendríamos
Mártires!
Nuestra Iglesia, pues,
niega a sacrificar su singularidad al altar de otras intencionalidades y
aceptar la consigna ecumenista que “en todas las religiones y detrás de nombres
distintos se venera el mismo Dios”, según lo apostólico: “Y no hay sanación y
salvación en ningún otro; pues, no se nos ha dado a los hombres ningún otro
nombre debajo del cielo para salvarnos” (He 4,12).
12) Finalmente, ¿Qué es
el Ecumenismo?
Después de sus
sucesivos desarrollos y su alejamiento continuo de sus intenciones iniciales,
está justificado que los creyentes Ortodoxos se pregunten: “¿Acaso no se ve
claro que la finalidad del ecumenismo no es la unión de los Cristianos, sino el
predominio de la Interreligión, el aplastamiento de todo y la transformación de
la Iglesia de Cristo en un “Club de hombres religiosos”, en un organismo
mundano como la ONU, in-espiritualizado e insensibilizado?
¿Cómo Nuestra
Ortodoxia Tradicional Revaloriza al Ecumenismo?
“Al ecumenismo actual
realmente ha predominado en señalarle por el término herejía y está claro y
cierto que es una herejía, porque significa la negación de las cualidades básicas
de la fe ortodoxa, como por ejemplo, la aceptación de la teoría de ramas; es
decir, que cada Iglesia tiene una parte de la verdad y debemos unirnos todas
las iglesias poniendo en la mesa todos los trozos de la verdad para constituir
la totalidad. Nosotros creemos que la Ortodoxia es Una Iglesia Santa, Católica
y Apostólica. Se acabó, esto no entra en discusión; por lo tanto cualquiera que
promulga lo contrario se puede llamar ecumenista y por lo tanto es
herético.” (24/ 5/ 1998/ Cristódulos, obispo de Atenas).
“El ecumenismo es un
nombre común para los pseudocristianos y las pseudoiglesias de Europa
Occidental… Todos estos Pseudocristianismos y Pseudoiglesias
no son otra cosa que una herejía a lado de la otra. Su nombre común es παναίρεση (Paneresi, toda herejía o
la jefa de las heregías.) ¿Por qué? Porque en el
espacio del tiempo de la historia distintas herejías cambiaban algunas características
o cualidades del Theántropos (Dios y hombre) y Señor Jesús; pero estas herejías
europeas alejan totalmente al Theántropo y en su lugar colocan el Antropo
(hombre) Europeo” (San Justino Popovic)
El ecumenismo no es
sólo herejía y παναίρεση (toda herejía o jefa) tal como se caracteriza por
costumbre. Es algo peor que todo esto. Las herejías eran enemigos claros de la
Iglesia, pero ella podía luchar contra ellas y derrotarlas. Pero el ecumenismo
actual es indiferente sobre los dogmas y las diferencias dogmáticas de las
Iglesias. Es trascendencia, perdón y obvia las herejías por no decir que las
legaliza y las da la razón. Es un enemigo muy sutil. Exactamente desde aquí
proviene el peligro mortal. (Profesor, Andreas Theodoru).
13) Reacciones al
movimiento Ecumenista
Hoy en el espacio
ortodoxo cada vez más aumentan las reacciones contra el ecumenismo y los que le
expresan. Muchos artículos y críticas salen a la luz donde se manifiesta con
dolor y agonía la opinión de que caminamos a base de un “plan” y una “línea”
hacia el aprisionamiento babilónico de la Ortodoxia por la herejía multicolor,
multinombre y de muchas caras.
No son pocos los
iluminados clérigos y teólogos que proponen la retirada inmediata de la
Ortodoxia del movimiento ecumenista y sus congresos, porque consideran que la
participación en ellos, no sólo es infructuosa, sino que es muy perjudicial y
peligrosa.
Algunas Iglesias ya se
han retirado del C.I.I., mientras que otras ven un problema grande y se
inquietan intensamente sobre su participación. Esta problematización e
inquietud se expresó también en el congreso interortodoxo en Thesalónica el
1998, donde entre otras cosas se observó que “después de un siglo de
participación ortodoxa en el movimiento ecumenista y medio siglo al C.I.I…, el
abismo entre Ortodoxos y Protestantes se hace mayor”.
14) La Participación del
laós-Pueblo fiel al Movimiento Ecumenista
Conocemos que el
criterio de la Ortodoxia permanece el laós-pueblo fiel y piadoso. Nadie, ni
Patriarcas, ni Sínodos puede tergiversar, desviar y amordazar su conciencia.
Por eso “no debe hacer ningún diálogo o tomar ninguna decisión, si no está de
acuerdo esta conciencia vigilante de la Iglesia, (carismáticos clérigos,
laicos y monjes)”. (Metropolita, Ieroteo Vlajos.)
Los diálogos
ecumenistas, tal como se realizan, principalmente están favorecidos de ciclos
académicos de teología y de otros órganos eclesiásticos no institucionales que
aspiran en concretos beneficios políticos, económicos, proyección y relaciones
internacionales. No constituyen una petición del cuerpo eclesiástico sino que se
imponen del “exterior y de “arriba o superiores”. Este hecho hoy muestra un
fenómeno de autonomización de las instituciones gubernamentales de las Iglesias
Ortodoxas. El gobierno eclesiástico está separado del pensamiento teológico, de
las inquietudes y de la experiencia del cuerpo eclesiástico.
Así ocurre que el
laós-pueblo de Dios no participa enérgicamente ni se informa responsablemente
ni objetivamente sobre los diálogos. Además, las decisiones no siempre llevan
el sello del auténtico modo de sínodo, sino que se toman por costumbre de
“profesionales” especiales del ecumenismo. Un jerarca ortodoxo dice característicamente:
“El laós- Pueblo Ortodoxo no conoce nada sobre el movimiento ecumenista… quizás
tiene mucha suerte el movimiento ecumenista que el laós-pueblo ortodoxo no
conoce lo que se cuece en Ginebra”.
15) Nuestro Deber
Sin duda vivimos en un
período de cambios universales. Los acontecimientos ya dirigidos, corren a un
ritmo inapelable. El ecumenismo se desarrolla dentro de una perspectiva apisonadora
de la Globalización que imponen centros potentes político-económicos. Ya nadie
cree seriamente que el ecumenismo puede ofrecer una solución visible a la unión
cristiana.
Como Cristianos
Ortodoxos, no debemos estar por los aires, tampoco en quietud. Si respetamos
realmente la vida de los hombres, si sentimos el dolor del mundo Occidental
apresado en tradiciones religiosas sin salida, y también el mundo Oriental
apresado dentro de engaños demoníacos, tenemos el deber de permanecer fijados a
nuestra Santa Iglesia. Guardar pura, sin mezclas nuestra fe, entregada por
nuestros santos padres, viviendo auténticamente dentro de nuestra lucha diaria
pera nuestra santificación y zéosis o glorificación personal. La fe Ortodoxa y
la vida exacta nos harán capaces de dar testimonio de la Ortodoxia- y porqué
no- también para el martirio, si y cuando los tiempos lo requieran…
La persistencia en la
Ortodoxia, es decir, la autenticidad de la vida, y la persistencia en la verdad
que libera, sana y salva, no es egoísmo, ni fanatismo, ni sectarismo o
intolerancia. Expresa la dimensión ecuménica de la agapi-amor y la folantropía (Amistad
al Hombre) de la Iglesia Ortodoxa. También
constituye la última posibilidad para un cambio espiritual radical al espacio
de Occidente, pero también una salida para Oriente de la prisión de los falsos
dioses.
Por el Santo Monasterio
Paráclitos, Oropós Atenas
Catecismo Ortodoxo
http://catecismoortodoxo.blogspot.ca/
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