Contaquio
I
Ante
tu icono santo y luminoso, nosotros los fieles que te servimos, nos inclinamos
con reverencia y te cantamos. Concede la curación a los que te suplican con
ardientes oraciones para que podamos clamarte: ¡Regocíjate, Única Soberana del
mundo.!
Ikos
I
El
príncipe de los ángeles descendió de los cielos para decir a la Soberana del
mundo: ¡Alégrate!, y viéndote encarnarte por esta palabra, oh Señor, se puso a
clamar, persuadiendo a la creación entera a dirigir sus alabanzas a la Madre de
Dios:
Alégrate,
principio de salvación de los hombres
Alégrate,
consolación cierta de la naturaleza caída.
Alégrate,
Tú que engendraste a nuestro Dios.
Alégrate,
principio y fin de toda regeneración.
Alégrate,
Tú que fuiste elegida por el Creador para cumplir Su voluntad.
Alégrate,
Tú que fuiste el ornamento de Dios el Verbo.
Alégrate,
Tú que sobrepasas todo entendimiento.
Alégrate,
Altura inconmensurable que sobrepasa los cielos.
Alégrate,
Virgen luminosa semejante al Sol y más brillante que la luz.
Alégrate,
pues por Tu natividad fue cumplido el designio del Padre.
Alégrate,
altura y profundidad inefables, amanecer de todas las gracias.
Alégrate,
fuente de sanación de todos los que te suplican.
Alégrate,
Única Soberana del mundo.
Contaquio
II
Gracias
a Ti, oh Virgen, el Verbo anterior a los siglos se convirtió en niño pequeño.
Nacido de una manera inefable, a los que te veneran, Él ofrece la remisión de
los pecados y la curación, en tanto que te suplican cantando: ¡Aleluya!
Ikos
II
Queriendo
comprender el incomprensible misterio del Padre Eterno, La que no conoció
varón, preguntó al mensajero con temor y respeto: ¿cómo es que siendo virgen
podría yo llegar a ser la Madre de Dios Altísimo? Con temblor, el ángel le dijo
entonces:
Alégrate,
secreto de la voluntad del Altísimo.
Alégrate,
Liberadora de los que te suplican.
Alégrate,
Alegría y tranquilidad de los que están afligidos.
Alégrate,
Médico y restablecimiento de los enfermos.
Alégrate,
Aniquilación perfecta del azote del cáncer.
Alégrate,
Salvadora vigilante de cualquier otro azote.
Alégrate,
Refugio inmutable y dulce del mundo.
Alégrate,
Tú que prestas oído solo a los que son probados.
Alégrate,
Entrada a la salvación de la multitud de hombres.
Alégrate,
Emblema y corona de los fieles athonitas.
Alégrate,
Tú que eres la única que nos liberaste de la condena a muerte.
Alégrate,
Única Soberana del mundo.
Contaquio
III
El
poder del Altísimo te cubrió, oh Virgen, te santificó toda entera según su
buena voluntad, tomó prestada de Ti Su propia carne y enseñó a los que buscan
la salvación a cantar: ¡Aleluya!.
Ikos
III
Resplandeciste
inefablemente por Tu santo icono que realiza milagros. Y de una manera
incomprensible, Tú ofreces eternamente la gracia de los milagros a los que te
aclaman:
Alégrate,
Madre de la Luz sin declive.
Alégrate,
Abolición de la noche y las tinieblas.
Alégrate,
Remedio y sostén diligente de los que sufren.
Alégrate,
Unión sin fallo de la fe y la esperanza.
Alégrate,
Camino de los que quieren vivir piadosamente.
Alégrate,
Coraje y seguro de los que luchan con perseverancia.
Alégrate,
Tú que produjiste la salvación de los fieles.
Alégrate,
Tú, única que abriste el camino del cielo.
Alégrate,
Escalera que hace entrar a los mortales en el cielo.
Alégrate,
Rocío que tiene su fuente en los torrentes de la gracia.
Alégrate,
Tú única que coronas de gracia al coro de las vírgenes.
Alégrate,
Tú, única que suavizaste nuestro tiempo perverso.
Alégrate,
Única Soberana del mundo.
Contaquio
IV
Queriendo
insuflar la vida al mundo, el Creador y Maestro del mundo, el Dios anterior a
los siglos, se encarnó en Ti, oh Toda Pura, y te reconoció como mediadora y
Madre de los fieles, solicitándonos cantar: ¡Aleluya!
Ikos
IV
Dios
conoció todas las maravillas que se producían, por Tu santo y venerable icono,
oh Virgen Santa, y oyó hablar de curaciones y los bálsamos que son ofrecidos en
abundancia a los que Te veneran, honrando Tu icono santísimo, oh Soberana del
mundo, y clamándote:
Alégrate,
Tú que abres las vías de la curación.
Alégrate,
Remedio perpetuo de los que están enfermos.
Alégrate,
Tú, única que curas la plaga del cáncer.
Alégrate,
Tú que nos has dado tu icono como fuente de todos estos dones.
Alégrate,
oh Pura, que nos iluminas con Tu rostro.
Alégrate,
Tú que aboliste la maldición del género humano.
Alégrate,
pues, gracias a Ti, la naturaleza de los hombres fue liberada.
Alégrate,
pues por Ti, la multitud de fieles encuentran la alegría.
Alégrate,
Altura y profundidad inaccesibles al intelecto humano.
Alégrate,
Perfume del Verbo que embriagas todo el universo.
Alégrate,
Emblema divino de los fieles jerarcas.
Alégrate,
Orgullo y reverencia de los antiguos patriarcas que te precedieron.
Alégrate,
Única Soberana del mundo.
Contaquio
V
Oh
Virgen, cámara nupcial teófora de las bodas del Verbo, reconocemos que Tú
traspasas las leyes y la razón de la naturaleza. Pues, oh Toda Llena de Gracia,
como Madre de Dios, Tú nos enseñas de una manera incomparable a cantar a Dios:
¡Aleluya!
Ikos
V
Los
ejércitos celestiales vieron en Tu mano, contener a Aquel que con Su propia
mano creó el género humano. Ellos contemplaron que Tú eres Soberana, siendo
Sierva. Oh Toda Bendita, ellos se apresuraron entonces, con himnos, a alabarte
y a aclamarte así:
Alégrate,
Incomparablemente más grande que los ejércitos celestiales.
Alégrate,
Tú que suscitas las acciones que conducen a la salvación.
Alégrate,
Rumor y palabra que llena los cielos.
Alégrate,
Tú que regeneras a los que estaban en la corrupción.
Alégrate,
Tú que deshaces al género humano de su corrupción.
Alégrate,
Tú, por quien cesa la tiranía del Hades.
Alégrate,
Refugio único de este valle de lágrimas.
Alégrate,
Excepción de la ley que se aplica al género humano.
Alégrate,
Vaso único del perfume de la pureza.
Alégrate,
Esposa siempre virgen, recompensa del cielo.
Alégrate,
Perfume de la fe y cetro de la virtud.
Alégrate,
oh Madre de Dios, orgullo y sostén de los fieles.
Alégrate,
Única Soberana del mundo.
Contaquio
VI
Cuando
Tú abandonaste el mundo, oh Virgen, tanto los pastores teóforos como los santos
discípulos del Salvador se reunieron alrededor tuyo y con una voz dulce,
cantaron con ardor diciendo: ¡Aleluya!
Ikos
VI
Tú
resplandeces por Tu icono, oh Madre y Soberana del mundo, y nos mostraste de
formas diversas la gracia de los milagros, la cuál Tú ofreciste en abundancia a
los que eran incurable y les hiciste recobrar la salud. Así, liberados por Ti,
ellos te clamaron:
Alégrate,
Alzamiento de los que sufren dolor.
Alégrate,
Consolación de los afligidos.
Alégrate,
Tú que destruyes el error del engaño.
Alégrate,
Tú que rompiste las trampas del enemigo.
Alégrate,
Madre que redujiste a nada nuestro enemigo personal.
Alégrate,
Agua viva que brota de los torrentes del Espíritu Santo.
Alégrate,
Columna de fuego que guía a los fieles.
Alégrate,
Sostén divino que guarda a los inocentes.
Alégrate,
Maná incomparable.
Alégrate,
Dulzura de la pureza sin igual.
Alégrate,
Tierra del Reino de Cristo.
Alégrate,
Fundamento de la divina revelación.
Alégrate,
Única Soberana del mundo.
Contaquio
VII
Cuando
llegó el momento de tomar tu carne, oh Verbo de Dios, fuiste presentado como un
niño pequeño al Justo Simeón, pero le hiciste saber que Tú eras el Dios
perfecto, y así, él fue asombrado por Tu gran sabiduría, clamando: ¡Aleluya!
Ikos
VII
Tú
nos fuiste presentada como nueva creación, oh Virgen, pues Tú, la futura
Madre, diste forma sin semilla y sin corrupción en Tu seno al Verbo de Dios y
permaneciste Virgen. Ante este milagro, nosotros somos asombrados por tal
maravilla y te clamamos:
Alégrate,
Flor de la virginidad.
Alégrate,
Corona de incorruptibilidad.
Alégrate,
Imagen de la regeneración.
Alégrate,
Tú que nos muestras las cosas inmateriales.
Alégrate,
Maná incorruptible del que se alimentan los fieles.
Alégrate,
Abrigo divino bajo el que acuden las multitudes.
Alégrate,
Tú que criaste al Guía de los hombres.
Alégrate,
Espera segura de los cautivos.
Alégrate,
Perdón de la multitud de culpables y de los que fallan.
Alégrate,
Esperanza y amor de los que no tienen nada.
Alégrate,
Alegría y pilar de la Iglesia de Cristo.
Alégrate,
Única Soberana del mundo.
Contaquio
VIII
Viendo
este maravilloso alumbramiento, los hijos de los hombres elevaron con temor, su
espíritu hacia Dios y tomaron conciencia de este misterio. Y es así como Dios
Altísimo se les presentó para atraerlos hacia Él a los que le claman: ¡Aleluya!
Ikos
VIII
Encontrándose
enteramente en el seno del Padre, por condescendencia divina, el Verbo
incorruptible que habita los cielos descendió a nosotros para su alumbramiento
virginal y para atraer hacia Él a los que estaban aquí abajo, y Él les oyó
clamar a la Toda Santa:
Alégrate,
Morada del Dios incircunscrito.
Alégrate,
Marca del Misterio inconcebible.
Alégrate,
Camino único de los hombres hacia la alegría.
Alégrate,
Tú que ungiste y sanaste con bálsamo la herida de nuestra raza.
Alégrate,
Tú, pues únicamente encontraste a los que estaban perdidos.
Alégrate,
Tú que aboliste la pena de los que habían caído en el pecado.
Alégrate,
Tú que pagaste la deuda de Adán.
Alégrate,
Tú por quién Eva fue liberada.
Alégrate,
Tú que sanas los sufrimientos de los mortales.
Alégrate,
Recurso y esperanza de los fieles.
Alégrate,
Única Soberana del mundo.
Contaquio
IX
Toda
la raza de los ángeles y de los hombres fueron asombrados por tu concepción sin
semilla, oh Verbo de Dios, pues Tú eres para todos el Dios inefable y te vieron
como a un hombre que camina entre nosotros y que los oye a todos clamarte:
¡Aleluya!
Ikos
IX
Todos
los que se refugian en Ti son librados de los peligros y los males, oh Madre de
Dios, pues la gracia de Tu santo icono, Soberana del mundo, es repartida
abundantemente sobre los que sufren, y ofrece la curación a los que fielmente
te admiran y te aclaman:
Alégrate,
Cráter de curación que fluye eternamente.
Alégrate,
Cercado de milagros.
Alégrate,
Tú, única, que ofreces la fuente de la esperanza.
Alégrate,
Soberana del mundo que apacienta los dolores.
Alégrate,
Tú que no dejas solos a los que te buscan.
Alégrate,
pues únicamente Tú consuelas los suspiros de los hombres.
Alégrate,
Tú que prontamente escuchas la voz de los que sufren.
Alégrate,
Atención y sostén de una buena renuncia.
Alégrate,
Prototipo y emblema de la justa sumisión.
Alégrate,
Guardiana del tesoro de los dones del Creador.
Alégrate,
Montaña Santa, nuestra morada eterna.
Alégrate,
Única soberana del mundo.
Contaquio
X
El
Creador, queriendo salvar la naturaleza caída de los hombres, descendió sobre
Ti, oh Toda Pura, y Te santificó, Te divinizó, y a todo el género humano, lo
levantó y lo remodeló según su primitiva belleza persuadiéndole a clamar:
¡Aleluya!
Ikos
X
Tú
eres la muralla de las vírgenes y de todos los que desean vivir en la pureza,
oh Virgen, pues el Rey de todos se encarnó en Ti, oh Toda Santa, y como Madre
de Dios, Él nos enseña a proclamarte así:
Alégrate,
Gloria de la virginidad.
Alégrate,
Fundamento de salvación.
Alégrate,
Nacimiento y sello de los Padres.
Alégrate,
Comienzo y fin de la revelación.
Alégrate,
Único enigma de la voluntad del Altísimo.
Alégrate,
Divino emblema del hábito del Salvador.
Alégrate,
pues por Tu aparición se cumplió la oración.
Alégrate,
Tú que sin mancha y sin deshonra eres más Amplia que los cielos.
Alégrate,
Tú que dominas sobre toda la creación.
Alégrate,
Tú que sola mereces nuestras alabanzas, oh Madre de Dios.
Alégrate,
Madre de la luz que diste vida a la Luz.
Alégrate,
Única Soberana del mundo.
Contaquio
XI
La
creación, queriendo ofrecer dignamente una alabanza al Salvador de todos, oh
Madre de Dios llena de bondad, no pudo igualar Tu amor a los hombres sin
límite, del que Tú nos haces don, pero con un amor profundo te clama: ¡Aleluya!
Ikos
XI
Cristo,
Tu Hijo, dio la nube luminosa a los que se encontraban en las tinieblas, oh
Virgen Santísima, pero nos elevó a la Luz sin declive por el conocimiento. Él
nos enseña a todos, y por Ti, Madre de nombre luminoso, nos incita a componerte
himnos de alabanza:
Alégrate,
Tú que diste a luz al Sol espiritual.
Alégrate,
Divina vestidura de la transfiguración del Señor.
Alégrate,
Luz inefable del ornamento de los santos.
Alégrate,
Tú que haces levantarse la claridad por múltiples brillos.
Alégrate,
Tú que aniquilaste las tinieblas de los demonios.
Alégrate,
Tú que eres la fuente del río inextinguible.
Alégrate,
Mar extenso que hace detenerse a la tierra.
Alégrate,
Tú única que sanas las heridas de los enfermos.
Alégrate,
Tú que ofreces el modelo de salvación.
Alégrate,
Tú que lavas las manchas de todas las transgresiones.
Alégrate,
Tú que sanas las conciencias de los fieles.
Alégrate,
Tú que ablandas siempre los juicios del Juez inflexible.
Alégrate,
Única Soberana del mundo.
Contaquio
XII
Queriendo
otorgar la gracia sobre las deudas antiguas, Aquel que quita los pecados del
mundo, vino hacia los que estaban desviados de Su Gracia, y desechando la
deuda, Él se oyó aclamar por todos: ¡Aleluya!
Ikos
XII
Cantando
todos estos himnos, Te veneramos como el refugio divino, oh Madre de Dios, pues
en Ti habitó inefablemente el Verbo que sostiene todo en su mano. Él Te
santificó, Te glorificó y nos enseñó a todos a clamarte:
Alégrate,
Cántico inefable de los himnos de los ángeles.
Alégrate,
Causa y sujeto de los cánticos humanos.
Alégrate,
Veneración de la Trinidad, pues Tú posees en Ti la Luz.
Alégrate,
Misteriosamente Única y siempre Virgen.
Alégrate,
Dignidad más alta que los cielos.
Alégrate,
Novedad indescriptible bajo el sol.
Alégrate,
Misterio inexplicable de los siglos y de los tiempos.
Alégrate,
Veneración y orgullo de todos los pueblos y todos los países.
Alégrate,
Humilde emblema de los piadosos sacerdotes.
Alégrate,
Apoyo y orgullo de los fieles amigos de Dios.
Alégrate,
Arquetipo excelente de los ascetas y de los monjes.
Alégrate,
Pleroma de todos los que te imploran y te dirigen súplicas.
Alégrate,
Única Soberana del mundo.
Contaquio
XIII
Oh
Madre de Dios y Soberana del mundo, Tú que diste a Luz al Verbo más santo que
los santos, acoge nuestros himnos y líbranos de toda especie de calamidad, y
libra del juicio venidero a los que te aclaman: ¡Aleluya, Aleluya, Aleluya!
Oh
Madre de Dios y Soberana del mundo, Tú que diste a Luz al Verbo más santo que
los santos, acoge nuestros himnos y líbranos de toda especie de calamidad, y
libra del juicio venidero a los que te aclaman: ¡Aleluya, Aleluya, Aleluya!
Oh
Madre de Dios y Soberana del mundo, Tú que diste a Luz al Verbo más santo que
los santos, acoge nuestros himnos y líbranos de toda especie de calamidad, y
libra del juicio venidero a los que te aclaman: ¡Aleluya, Aleluya, Aleluya!
(Se
repiten el contaquio 1 y el ikos I)
Contaquio
I
Ante
tu icono santo y luminoso, nosotros los fieles que te servimos, nos inclinamos
con reverencia y te cantamos. Concede la curación a los que te suplican con
ardientes oraciones para que podamos clamarte: ¡Regocíjate, Única Soberana del
mundo.!
Ikos
I
El
príncipe de los ángeles descendió de los cielos para decir a la Soberana del
mundo: ¡Alégrate!, y viéndote encarnarte por esta palabra, oh Señor, se puso a
clamar, persuadiendo a la creación entera a dirigir sus alabanzas a la Madre de
Dios:
Alégrate,
principio de salvación de los hombres
Alégrate,
consolación cierta de la naturaleza caída.
Alégrate,
Tú que engendraste a nuestro Dios.
Alégrate,
principio y fin de toda regeneración.
Alégrate,
Tú que fuiste elegida por el Creador para cumplir Su voluntad.
Alégrate,
Tú que fuiste el ornamento de Dios el Verbo.
Alégrate,
Tú que sobrepasas todo entendimiento.
Alégrate,
Altura inconmensurable que sobrepasa los cielos.
Alégrate,
Virgen luminosa semejante al Sol y más brillante que la luz.
Alégrate,
pues por Tu natividad fue cumplido el designio del Padre.
Alégrate,
altura y profundidad inefables, amanecer de todas las gracias.
Alégrate,
fuente de sanación de todos los que te suplican.
Alégrate,
Única Soberana del mundo.
Primera
oración, según la versión eslava.
Oh
Bondadosa y maravillosa Madre de Dios, Soberana del mundo, no soy digno de que
entres bajo el techo de mi casa. Madre llena de bondad del Dios de
misericordia, di una palabra para que mi alma sea sanada y mi cuerpo enfermo
encuentre sus fuerzas. Pues Tú posees un poder grandioso y nada te es
imposible. Oh Soberana del mundo, ruega por mi, implora a Dios por mi, para que
yo glorifique Tu nombre glorioso, ahora y siempre y por los siglos de los
siglos. Amén.
Segunda
oración, según la versión eslava.
Purísima
Madre de Dios, Soberana del mundo, escucha nuestros suspiros de gran dolor ante
Tu icono milagroso llevado a Rusia desde el Monte Athos. Desciende tu mirada
sobre tus hijos que sufren enfermedades incurables, y que se inclinan con fe
ante Tu icono santo. Como un pájaro que recoge bajo sus alas a sus polluelos,
Tú que eres inmortal, cúbrenos también a nosotros ahora bajo Tu omoforion que
da la salud.
Allí
donde la esperanza desaparece, esté nuestra segura esperanza, allí donde
predominan los grandes sufrimientos, concédenos paciencia y alivio, allí donde
las tinieblas de la desesperación han invadido nuestras almas, que brille esta
luz inefable de Dios.
Consuela
a los pusilánimes y da fuerza a los de carácter débil, ablanda los corazones
endurecidos e ilumínalos. Sana a tus siervos enfermos, oh Reina llena de
misericordia; bendice la inteligencia y las manos de los que nos cuidan para
que lleguen a ser los instrumentos de nuestro Médico Poderoso, Cristo Salvador.
Oh
nuestra Soberana, nosotros rezamos ante Tu icono como si tu estuvieses entre
nosotros.
Alegría
de los afligidos, consoladora en nuestras desgracias, extiende tus manos llenas
de sanación, para que, recibiendo prontamente Tu ayuda milagrosa, glorifiquemos
a la Santísima Trinidad, vivificante e indivisible, Padre, Hijo y Espíritu
Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Tropario
Tono 4
Icono
venerable y lleno de gracia de la Soberana del mundo, asegura, oh Reina, la
salvación de los que buscan ardientemente Tu gracia. Libra de las tribulaciones
a los que acuden a Ti y guarda de todo peligro a Tu rebaño que invoca sin cesar
tu ayuda.
Megalimnario
Tono 4
Sentada
sobre Tu trono en Tu icono venerable, Tú que sirves de trono a Dios, sé el muro
de Tu rebaño que canta Tus maravillas, en los múltiples peligros, oh Soberana
del mundo
R eseña Histórica
en la icono.
Este
icono de la Santa Montaña del Athos, fue llevado al monasterio de Vatopedi por
el staretz José de Nea Skiti. Él fue testigo de los primeros milagros del
icono. Un día, un joven chipriota entró en la iglesia y el staretz vio una luz
brillante sobre el rostro de la Madre de Dios y un poder invisible hizo caer al
joven a tierra. Cuando volvió en sí después de su caída, comenzó a
arrepentirse, llorando, y confesó que no era un creyente y que había practicado
la magia. Él cambió su vida y se hizo ortodoxo.
Este
icono tiene la fama de haber realizado numerosos milagros curando, más
particularmente, a los enfermos de cáncer. Hay numerosos testimonios de
personas que han sido curadas de cáncer después de haber asistido a un oficio
de la Pantanassa en el monasterio.
Muchos
milagros han tenido lugar igualmente en Rusia, donde dos copias idénticas del
icono fueron enviadas a petición del patriarca de Moscú. Una de estas copias
está en la Iglesia de Todos los Santos de Krasnoie Selo de Moscú y el otro en
el monasterio de la Transfiguración de Cristo de Novospaski.
No comments:
Post a Comment
Note: Only a member of this blog may post a comment.