Thursday, August 6, 2015

El alma humana tiende a Dios....


El alma humana tiende a Dios, tan naturalmente, como una planta hacia el sol.

El Salterio, libro de la era pre-cristiana, atestigua con fuerza, el carácter natural e innato de esta tendencia.

"Mi alma tiene sed de Ti, por Ti sufre mi carne en tu tierra vacía, seca y sin agua." ¡La sed espiritual me hace sufrir sin Ti, Dios!

"Mi alma como la tierra sin agua hacia Ti." "A Ti, Te dice mi corazón: busco al Señor, mi alma Te busca."

"Volviste Tu faz, y me puse confuso."

"¡Te amaré Señor, mi fuerza! Señor, mi afirmación y mi refugio y mi salvación, Dios mío, es mi ayuda y le tengo confianza, mi protector y mi salvador, y mi redentor."

"Lo único que pedí al Señor y lo recibiré: de vivir en la casa del Señor todos los días de mi vida, ver la belleza del Señor y frecuentar Su templo."



Languidecer por Dios, tener la necesidad de orar a Él; la búsqueda del camino de unión con Dios, siempre han existido en la mejor parte de la humanidad. Pero nunca esta tendencia fue expresada con mayor fuerza que en el Cristianismo que dio una innumerable pléyade de gente pura, luminosa, de alta espiritualidad, que se consagraron enteramente a Dios, con alegría sacrificaron a todo el terrenal para lo celestial. En esto — la afirmación sicológica de la verdad de la esencia de nuestra religión, siendo esto, el testimonio de lo verídico de la fe cristiana.

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