Es muy importante saber que la oración por nuestros ofensores nos ayuda a superar los sentimientos malos con respecto a ellos.
Si tuviéramos la posibilidad de ver la enorme cantidad de deudas por las cuales debemos responder delante de Dios, con prisa y muy contentos perdonaríamos a todos, hasta los enemigos más grandes, para que con esto, adquiramos la misericordia de Dios.
Lamentablemente, el reconocimiento de nuestros pecados y culpa delante de Dios no llega por sí solo, pero requiere un constante y severo análisis de nuestra consciencia basada en la enseñanza evangélica.
Aquel que trata de perdonar al prójimo, recibe de Dios como recompensa por su empeño, el verdadero don cristiano de querer, denominado por los santos padres, "como el rey de las virtudes."
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