Existe una cruz de pensamientos, cuando al hombre lo aturden pensamientos pecaminosos, pero la persona no peca si no les hace caso. El starez daba un ejemplo: "Una mujer piadosa sentía por largo tiempo el acoso de pensamientos impuros. Cuando se le presentó Jesús y la alejó de ellos ella le preguntó: "¿Dónde habías estado hasta ahora, Dulce Jesús?" A esto respondió el Señor: "Estuve en tu corazón." Ella preguntó: "¿Cómo puede ser? Mi corazón estaba colmado de pensamientos impuros" a lo que Jesús le dijo: "Piensa que estuve en tu corazón pues tú nunca aceptaste a esas ideas impuras si no que tratabas cada vez más de librarte de ellas, enfermabas por ello y con eso me preparaste un lugar en tu corazón"
San Ambrosio de Óptina
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