Dios está en contra de los orgullosos, en cambio a los humildes otorga la gracia, y la gracia Divina – esto es todo… Allí está para ti la mayor sabiduría. Hazte humilde y di: "A pesar de ser solo un grano de arena terrenal el Señor se ocupa de mí y que se cumpla sobre mí la voluntad Divina." Y si tú dirás esto no con la mente sola, sino también con el corazón y en realidad valientemente, tal como se debe para un verdadero cristiano, confías en el Señor con la firme intención de obedecer sin murmuración a la voluntad Divina, cualquiera que sea, entonces se dispersaran ante ti las nubes y aparecerá el sol y te iluminará y te calentará y conocerás una verdadera alegría en Señor y todo te parecerá claro y transparente y dejarás de sufrir y sentirás liviana tu alma.
santo Anatolio de Optin
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