Toda la vida del justo está llena de tribulaciones, porque estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva al cielo (Mt 7:14), y "Muchos son los males del justo; Mas de todos ellos lo librará Jehová" (Sal 34:19). Por eso también el Apóstol dice: "Nos acosan por todas partes, pero no estamos aplastados ;nos encontramos en apuros, pero no desesperados" (2 Co. 4:8). Y otra vez se dice: "Y no sólo esto, sino que hasta de los sufrimientos nos sentimos orgullosos, sabiendo que los sufrimientos producen paciencia; la paciencia produce virtud sólida, y la virtud sólida, esperanza" (Rom 5:3-4), porque quien no da importancia al sufrimiento también desprecia el conocimiento. Al contrario, como a nadie coronan con la corona del triunfo sin el rival, así lo mismo a nadie llamarán probado sin el sufrimiento. Por eso estas palabras: "Dios me libera de toda miseria." No hay que entenderlas como si Dios nunca más permitirá la tentación, sino que junto a la tentación, da la posibilidad de soportarla.
Sucede que por la tentación del maligno, Dios que ama al hombre, le envía alguien como un gran luchador y para luchar con él, y El humilla su orgullo con la grandísima paciencia que da s sus siervos, como leemos en la historia de Noé. También como ejemplo para aquellos, que no saben soportar con paciencia, Dios muestra a sus fieles que hasta la muerte saben soportar todos los sufrimientos, como por ejemplo Lázaro. El, cubierto de heridas, nunca se lamentó de su condición de humilde, por eso recibió el descanso en el seno de Abraham que soportó los males de su vida (Lc. 16:25). Así también nosotros, aceptando los golpes de la mano de Dios, que con amor y sabiduría gobierna nuestra vida, ante todo pedimos conocer el motivo por el cual El nos da la cruz y entonces, para liberarnos de los sufrimientos y con la paciencia que junto con la prueba nos concede, la fuerza de soportar hasta el fin.
Yo deseo que ustedes tengan la misma convicción animándonos con la profunda esperanza a la alegría para poder en este tiempo, llevar las preocupaciones con paciencia; puede ser que con el sufrimiento, nosotros paguemos el débito de nuestros pecados. De tal manera nosotros, heridos, estaremos preservados de la airada mirada de Dios. Puede ser que Dios con tales pruebas quiera probar nuestra santidad. En tal caso el justo juez no permitirá el ser tentados por sobre nuestras fuerzas, sino nos dará - como premio de aceptar ya todos los sufrimientos - la corona de la paciencia y la esperanza.
Cuando les sucede algo doloroso, no se dejen llevar por la alteración sino deben estar preparados para esta prueba.
Luego, es importante aliviar la difícil situación con la esperanza de las cosas futuras. Como aquellos que tienen la vista débil, y se alejan de toda cosa resplandeciente, ellos no bajarán del cielo, sino que fueron expulsados del mirar solamente a las cosas tristes, ni ocuparse de las miserias, sino elevar los ojos con la meditación sobre los verdaderos bienes. Siempre ten a Dios en la mente y así podrás siempre alegrarte. ¿Alguien empañó tu gloria? Entonces orienta la atención a la gloria que te espera en el cielo por tu paciencia. ¿Te han causado disgusto? Contempla las riquezas celestiales y aquel tesoro que tu has preparado con tus buenas obras. ¿Te han expulsado de tu patria? La celestial Jerusalén, para ti es patria.
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