Debes saber, que los ángeles nos inspiran hacia la oración y nos asisten, alegrándose con nosotros y rezando por nosotros.
Pero si somos negligentes y acogemos pensamientos pecaminosos, los amargamos mucho. Justamente porque ellos luchan tanto por nosotros y nosotros somos perezosos hasta para implorar a Dios por nosotros mismos.
Y todavía peor: sino que despreciarnos su servicio y, abandonando a su Soberano y Dios, llevamos mentalmente conversaciones con los demonios impuros.
San Nilo Sin
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