Monday, January 28, 2019

San Efrén el Sirio.( Enero 28 )

San Efrén nació en Siria, en Nisibis, desde muy pequeño vivió cerca del Obispo de su ciudad natal, Jacobo, bajo cuya dirección hizo sus estudios y quien lo ordeno diácono.
Siguió a su Obispo al Concilio de Nicea en 325. Visitó los Monasterios de Egipto y se encontró con San Basilio en Cesarea de Capadocia.
Bajo la dirección de un anciano, se consagró a la Oración, a la Penitencia y a la meditación de las Sagradas Escrituras, él Santo seguiría siéndolo todo el resto de su vida diácono, rechazando por humildad el ser elevado al sacerdocio y al episcopado.
Después de la toma de Nisibis por los persas, bajo el reinado del emperador Joviano, en 363, Efrén se retiró definitivamente a Edesa de Siria, donde fundó una escuela de exégesis que gracias a él llegó a tener una gran celebridad. Sus últimos diez años los pasó en una actividad intelectual intensa. Allí Murió en 373.

Tropario de San Efrén el Sirio.

Tono 8

Con los arroyos de tus lágrimas, fructificaste el árido desierto, y con los suspiros desde lo profundo, con tus esfuerzos, diste frutos cien veces más. Has devenido en astro del universo, resplandeciendo por los milagros. Oh nuestro piadoso padre Efrén, intercede, pues, ante Cristo Dios, que salve nuestras almas.
 
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Sunday, January 27, 2019

Santo Teodosio el Grande. ( Enero 11 )

San Teodosio nació en Gariso de Capadocia en el año 423. Había sido ya ordenado lector, cuando el ejemplo de Abraham le movió a abandonar patria y familia, como el patriarca. Emprendió, pues, el viaje a Jerusalén; pero en el camino se desvió para visitar a San Simeón el Estilita, quien le predijo muchas cosas de su vida futura y le dio algunos consejos. Tras de satisfacer su devoción visitando los Santos Lugares, Teodosio empezó a reflexionar en qué forma debía consagrarse a Dios. Los peligros que traía consigo el vivir sin director espiritual le indujeron a escoger la vida monástica. Así pues, se puso bajo la dirección de un hombre de Dios llamado Longino, quien concibió pronto un gran afecto por su discípulo. Como una dama hubiese construido una iglesia en el camino de Belén, Longino no pudo negarse a su petición de que Teodosio se encargara de asegurar el culto; pero tuvo necesidad de imponer esta obligación por precepto de santa obediencia a su discípulo, para que éste aceptara el cargo. Por lo demás, dicho cargo no duró mucho tiempo, pues Teodosio se retiró a una cueva en la cumbre de un monte vecino.
Pronto empezaron a reunírsele numerosos compañeros que querían servir a Dios bajo su dirección. Teodosio decidió, al principio, no admitir más que a siete u ocho, pero al poco tiempo tuvo que aumentar el número, y finalmente determinó no rechazar a ningún aspirante cuyas disposiciones fuesen sinceras. La primera lección que dio a sus compañeros fue la de mostrarles un gran foso que había excavado en los alrededores, y que habría de servir de sepultura común, para recordarles que debían aprender a morir a sí mismos constantemente.
Un día de Pascua, los monjes, que eran ya doce, no tenían nada que comer, ni siquiera pan para celebrar la misa. Algunos empezaron a murmurar, pero el santo los exhortó a tener confianza en la Providencia de Dios. Poco después llegó al monasterio una tropilla de mulas cargada con alimentos. Como la santidad y los milagros de Teodosio atrajeran un gran número de aspirantes a la vida religiosa, el monasterio empezó a resultar demasiado pequeño. Teodosio construyó entonces otro más grande, en un sitio llamado Catismo, cerca de Belén. Construyó asimismo en los alrededores tres hospitales: uno para los enfermos; otro para los ancianos y los débiles, y el tercero para los que habían perdido la razón. En estos hospitales, las gentes del lugar encontraban generoso socorro material y espiritual. La hospitalidad era tan amplia que, según cuentan las crónicas, Teodosio recibió en un solo día a más de cien huéspedes en los albergues que había fundado Cuando la comida era insuficiente para tanta gente, las oraciones de Teodosio la multiplicaban.
El monasterio era una especie de ciudad de santos en medio del desierto. La regularidad, el silencio y la caridad reinaban en él. Cuatro iglesias dependían del monasterio: una para cada una de las tres principales nacionalidades de los monjes, que hablaban idiomas diferentes, y la cuarta para los que hacían penitencia por sus pecados y para los lunáticos que estaban en vías de curación. La comunidad se dividía en tres nacionalidades principales: la de los griegos, que constituían el contingente más numeroso y provenían de todas las provincias del Imperio; la de los armenios, entre los que se contaban los árabes y los persas; finalmente la de los besas, que comprendía a todos los monjes de lengua eslava y a los originarios de las regiones vecinas de la Tracia. Cada nación cantaba en su propia iglesia la primera parte de la liturgia eucarística, hasta el Evangelio; en seguida se reunían todos en la iglesia de los griegos, donde celebraban en griego la parte principal de la liturgia y comulgaban juntos. Los monjes pasaban gran parte del día y de la noche en la iglesia. Fuera de las horas de oración y de descanso, estaban obligados a ejecutar algún trabajo manual que no fuese incompatible con el recogimiento y ayudase a mantener la despensa abastecida. Salustio, patriarca de Jerusalén, nombró a San Sabas superior de los eremitas y a San Teodosio superior de los monjes que vivían en comunidad en toda Palestina; por ello se dio a nuestro santo el nombre de cenobiarca. Una gran amistad unía a los dos siervos de Dios, y el tiempo iba a unirles en sus sufrimientos por la Iglesia.
El emperador Anastasio favorecía la herejía de Eutiques y empleó cuantos medios estuvieron a su alcance para ganarse a San Teodosio. El año 513 depuso a Elías, patriarca de Jerusalén, y ya antes había desterrado de Antioquía a Flaviano II para poner a Severo a la cabeza de su sede. Teodosio y Sabas defendieron valerosamente los derechos de Elías y de su sucesor Juan. Esto movió a los agentes imperiales a tratar de ganarles a su causa, en vista de la gran autoridad que les daba su santidad. Poco después, el emperador envió a Teodosio una fuerte suma de dinero, aparentemente para que la empleara en sus obras de caridad, pero en realidad para conquistar su apoyo. El santo aceptó el dinero y lo distribuyó entre los pobres. Anastasio, creyendo que con ello se había ya ganado la voluntad del santo, le envió para que la firmara una profesión de fe herética que confundía en una sola las dos naturalezas de Cristo. San Teodosio le contestó con una carta llena de espíritu apostólico, que aplacó al emperador por un tiempo; pero pronto renovó éste sus edictos persecutorios contra los ortodoxos y despachó a sus tropas para que los hicieran ejecutar. Al saberlo, Teodosio emprendió un viaje por toda Palestina, exhortando a los cristianos a permanecer fieles a las enseñanzas de los cuatro concilios ecuménicos. En Jerusalén gritó desde el pulpito: "Quien no tiene las enseñanzas de los cuatro concilios ecuménicos en tanta estima como los cuatro Evangelios, merece la muerte eterna." Estas valientes palabras devolvieron el ánimo a los cristianos aterrorizados por los edictos imperiales. Los sermones de Teodosio producían efectos maravillosos y Dios confirmaba su celo con milagros sorprendentes. Por ejemplo, una mujer que sufría de tumores quedó instantáneamente curada con sólo tocar sus vestiduras. El emperador decidió finalmente desterrar Teodosio; pero Anastasio murió poco después, y su sucesor, Justino, hizo volver al santo del exilio.
En los últimos años de su vida, Teodosio fue atacado por una penosa enfermedad, en la que dio pruebas de paciencia heroica y de sumisión absoluta a la voluntad de Dios. Como un testigo de sus sufrimientos le rogara que orase para que Dios le diese algún alivio, el santo se negó a hacerlo, diciéndole que eso constituiría una falta de paciencia. Cuando Teodosio comprendió que se acercaba el fin, dirigió a sus discípulos una última exhortación y predijo muchas cosas que debían acaecer después de su muerte. El santo cenobita entregó su alma a Dios en 529, a los ciento cinco años de edad. El patriarca de Jerusalén, Pedro, y toda la ciudad, asistieron a sus funerales, en los que se realizaron varios milagros. El santo fue sepultado en la primera celda que había ocupado, llamada cueva de los Magos, porque la tradición afirmaba que en ella se habían albergado los gentiles que fueron a adorar al Señor en Belén.
 
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Tuesday, January 22, 2019

Santo Apóstol Timoteo. ( Enero 22 )

San Timoteo, el discípulo amado de San Pablo, era originario de Listria de Licaonia. Su padre era un gentil Griego; su madre, que se llamaba Eunice, era judía y abrazó el cristianismo junto con la abuela de Timoteo. San Pablo alaba la fe de esas dos mujeres.
Desde su juventud, nuestro santo se había entregado al estudio de la Sagrada Escritura y, cuando San Pablo se hallaba predicando en Licaonia, los cristianos de Iconio y Listria le hicieron tales alabanzas del buen natural de Timoteo, que el Apóstol le tomó por compañero para sustituir a Bernabé. Aquella adopción dio motivo para que el "Apóstol de las Gentes" pusiera de manifiesto su celo y su prudencia, porque si bien poco antes se había negado a hacer circuncidar a un tal Tito, cuyos padres eran gentiles, con el propósito de demostrar la libertad del Evangelio y refutar a quienes sostenían que el rito de la circuncisión seguía siendo un precepto en la Nueva Ley, hizo que se circuncidara, en cambio, Timoteo, hijo de una judía, estimando que con ello le haría más aceptable a los ojos de los judíos y, al mismo tiempo demostraba que no era enemigo de la ley. San Crisóstomo alaba la prudencia que mostró en esto San Pablo. A ello añadiremos nosotros la alabanza a la obediencia de su discípulo San Pablo impuso las manos a Timoteo y le confió el ministerio de la predicación. A partir de ese momento, vio en él no sólo a un discípulo e hijo muy querido, sino a un hermano y compañero en el trabajo. San Pablo le llamaba hombre de Dios, y en su epístola a los Filipenses dijo que nadie le estaba más unido en espíritu que Timoteo.
San Pablo visitó después de Listra todo el resto de Asia Menor. Embarcó con rumbo a Macedonia y predicó en Filipos, Tesalónica y Berea. Acosado por el furor de los judíos, tuvo que abandonar esta última ciudad, dejando ahí a Timoteo para que confirmara en la fe a los neófitos. Al llegar a Atenas mandó a buscarle; pero, al saber que los cristianos de Tesalónica sufrían una cruel persecución, le envió a Timoteo, como su representante, para animarles. Timoteo se reunió con San Pablo en Corinto para darle cuenta de sus triunfos. El Apóstol escribió entonces su primera epístola a los tesalonicenses. Después continuó sus viajes: de Corinto fue a Jerusalén y luego a Efeso, donde permaneció dos años. El año 58 proyectaba volver a Grecia y decidió enviar por delante a Timoteo y a Erasto con instrucciones para que atravesaran Macedonia, anunciando a los fieles su próxima visita, y recogiendo las limosnas que se proponía mandar a los cristianos de Jerusalén.
Después de este viaje, Timoteo se dirigió a Corinto, donde su presencia era necesaria para reavivar entre los fieles las enseñanzas de su maestro. Es indudable que la recomendación que hace San Pablo de su discípulo (en I Cor. 16:10), está relacionada con este viaje. El apóstol esperó en Asia Menor a Timoteo, y, al reunirse, partieron juntos a Macedonia y Acaya. Timoteo se separó de él en Filipos y volvió a reunírsele en Troya. San Pablo fue arrestado a su regreso a Palestina y enviado a Roma, después de dos años de prisión en Cesárea. Timoteo parece haber estado con él casi todo el tiempo, y San Pablo le nombra en el encabezado de sus epístolas a Filemón y a los Filipenses. Timoteo fue también hecho prisionero por Cristo y confesó Su nombre en presencia de muchos testigos, pero se le dejó en libertad. Fue elegido obispo, según parece, por especial inspiración del Espíritu Santo. Cuando San Pablo regresó de Roma, dejó a Timoteo al frente de la Iglesia de Efeso para acabar con los falsos maestros y ordenar sacerdotes, diáconos y aun obispos. San Juan Crisóstomo y otros padres suponen que el apóstol confió a Timoteo todas las iglesias de Asia. Todos hablan de Timoteo como del primer obispo de Efeso.
San Pablo escribió su primera carta a Timoteo desde Macedonia; la segunda desde Roma, donde estaba prisionero, pidiéndole que fuera a verle a la capital del Imperio antes de su muerte. Esta segunda carta es una explosión de ternura de San Pablo por su discípulo: le alienta en sus dificultades, procura reavivar en él la intrepidez y el fuego del Espíritu Santo que la ordenación le había dado, le da instrucciones sobre los falsos hermanos de aquella época y predice nuevos desórdenes y dificultades en la iglesia.
San Timoteo sólo bebía agua; pero, como su salud se resintiera por las grandes austeridades, San Pablo le aconsejó que tomara un poco de vino. San Juan Crisóstomo comenta: "No le dijo simplemente: "Toma vino," sino "Toma un poco de vino"; y esto no porque Timoteo necesitara tal consejo, sino porque nosotros lo necesitamos." San Timoteo era todavía joven por entonces; tenía alrededor de cuarenta años, según parece. No es por lo tanto difícil que haya ido a Roma a ver a su maestro. Debemos suponer que Timoteo fue nombrado obispo de Efeso por San Pablo, antes de la llegada de San Juan a esa ciudad. Una firme tradición afirma que San Juan ejerció también el apostolado en Efeso y que supervisaba todas las iglesias de Asia.
San Timoteo fue apedreado y apaleado por los paganos al manifestar su oposición a sus ceremonias. En efecto, el 22 de enero se celebraba la fiesta llamada Katagogia, y ese día los paganos recorrían en grupos la ciudad, llevando en una mano un ídolo y en la otra un palo. Existen pruebas de que las supuestas reliquias de San Timoteo fueron trasladadas a Constantinopla, durante el reinado de Constancio. San Juan Crisóstomo y San Jerónimo hacen alusión a los portentos sobrenaturales que tuvieron lugar en el santuario de Constantinopla, como a una cosa por todos conocidos.
 
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Santo Máximo el Confesor. ( Enero 21 )

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San Máximo nació en Constantinopla en una noble familia y recibió una muy buena educación. Él se encontraba entre los consejeros del emperador Heraclio (años 610-641). Viendo la difusión de la herejía de los monofisistas (los monofisistas negaban la voluntad humana de Jesús Cristo, con que disminuían el significado de sus sufrimientos en la Cruz). Con esta herejía también se contagió y el mismo emperador. Él dejó su palacio e ingresó en el monasterio Cristopolsky. Después San Máximo fue el abad de este monasterio.
Siendo teólogo y profundo pensador de su tiempo y un riguroso defensor de la Ortodoxia, Máximo demostraba exitosamente lo erróneo de la herejía monofisista. (Los monofisistas se equivocaban pensando que la naturaleza humana de Jesús Cristo fue absorbida y destruida por la naturaleza Divina). Por eso, Máximo, fue muchas veces objeto de persecuciones por parte de los enemigos de la Iglesia. Los argumentos de San Máximo a favor de la Ortodoxia fueron tan concluyentes que después de un debate público con el patriarca monofisista de Constantinopla, llamado Pirro, este ultimo renunció a la herejía en el año 645.
Varias veces fue deportado y nuevamente llamado a Constantinopla. Muchas veces las exhortaciones y las promesas de los herejes se convertían en amenazas, vejaciones y golpizas al San Máximo. Pero él quedaba firme en sus convicciones religiosas. Por último le cortaron el brazo derecho y la lengua para que él ni con la palabra ni por escrito pudiera proclamar y defender la verdad. Luego lo enviaron en reclusión al Cáucaso en Lasov (una región en Mingrelia). Ahí San Máximo falleció el 13 de agosto del año 662, sabiendo de antemano el día de su muerte.
San Máximo escribió muchas obras teológicas en defensa de la Ortodoxia. Especialmente representan un gran valor sus prédicas sobre la vida espiritual y contemplativa, algunas de las cuales entraron en una colección de sermones de los Santos Padres sobre la vida de los ascetas. En estas devotas prédicas se revela la profundidad espiritual y la agudez del pensamiento de San Máximo. También llegó a nosotros su explicación de la Liturgia, que tiene un gran significado teológico. 
 
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Friday, January 18, 2019

La abeja y la mosca.( San Paisios el Athonita )

Sé por experiencia propia, que en esta vida la gente se divide en dos categorías. No hay una tercera: cada hombre pertenece a una categoría o a la otra. Una categoría se parece a la de la mosca. La mosca tiene esta particularidad, que siempre se posa sobre algo sucio. P. ej., si en el jardín hay muchas flores perfumadas y en un rincón del jardín un animal hizo sus necesidades, la mosca cruza todo el hermoso jardín sin posarse en ninguna flor. Solo cuando ve la suciedad, baja y se posa, comienza a removerla, deleitándose con el hedor, y no puede separarse.


Si ella pudiera hablar, y uno, agarrándola, le preguntara si sabe donde están las rosas en el jardín, ella contestaría que no sabe de que se trata. Diría — "yo se donde hay basura, baños, suciedad de animales, lodo..." De manera semejante, en la vida, hay gente parecida a la mosca. Esta categoría de gente aprendió a pensar negativamente y en todo ve lo malo, no viendo e ignorando todo lo bueno.

Otra categoría de gente se parece a la abeja. La particularidad de la abeja es encontrar y posarse sobre lo hermoso y dulce. Digamos, p. ej., que en un ambiente sucio, en un rincón, alguien puso un jarrón con una flor. Si la abeja entra volando ahí, dejará de lado todo lo sucio sin posarse, y encontrando la flor se posará en ella..

Si tomas a esta abeja y le preguntas donde está el lugar de la basura, ella contestará que no notó nada, pero ahí están las dalias, y ahí las rosas, mas lejos — las violetas, allí la miel y mas allá el azúcar... ella resultará una conocedora de todo lo bueno y no tendrá ni idea de lo malo. Las buenos reflexiones piensan y ven lo bueno.

Así que el hombre se encuentra en la categoría o de moscas, o de abejas.

Y el Starez concluyó: — "Cuando vienen a mi y comienzan a acusar a otros, les relato ese ejemplo y propongo elegir en que categoría quieren ubicarse, y de acuerdo a esto definir también a los que los acusan.



San Paisios el Athonita 
 
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Saturday, January 12, 2019

Hijo mío, se paciente en todo, porque la recompensa es grande. ( Padre Efraìn de Filoteu )

Hijo mío, se paciente en todo, porque la recompensa es grande. No mire el peso de las aflicciones, pero considere el pago: sus ligeras aflicciones le reservan gloria eterna para usted en los cielos que los pesan mucho. (cf. 2 Co. 4:17). Por esta razón, debes alegrarte en lugar de llorar. Agradezca a nuestro buen Dios en todo y no permita que nuestro enemigo lo vea perder su paciencia, porque entonces él lo atacará aún más para demoler el muro de la paciencia por completo.

Padre Efraìn de Filoteu
 
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Tuesday, January 8, 2019

Pensamientos acerca de la muerte y de las intrigas de los demonios..( San Antonio el grande )

La muerte es, para los hombres que la comprenden, la inmortalidad, y para la gente simple, los que no la comprenden, es la muerte. La muerte física no debe ser temida, sino solo se debe temer la perdición del alma, la cual procede del desconocimiento de Dios — ¡esto es lo que es espantoso para el alma! La vida es la unión del alma y del cuerpo; la muerte no es la desaparición de estas partes de la naturaleza humana, sino la disolución de su unión. Todo esto Dios lo guarda también después de su división. Así como el recién nacido sale del vientre de su madre, también el alma sale del cuerpo desnuda. Y hay algunas limpias y luminosas, otras manchadas con caídas, y otras ennegrecida por los muchos pecados. Porque el alma sabia y amante de Dios, siempre recordando y meditando sobre los sufrimientos que vendrán después de la muerte, vive piadosamente, para no ser condenada y no someterse a ellos. Pero los incrédulos, por su sinrazón no comprenden esto y pecan, sin pensar en aquello, que les espera allí. Como salido del vientre no recuerdas lo que había allí dentro del vientre, así también saliendo del cuerpo, no recuerdas aquello, que había dentro del cuerpo. Así como después de salido del vientre, te has hecho mejor y mas grande, así saliendo del cuerpo inmaculado tu pasarás al Cielo mejor e incorruptible. Los hombres mortales deben ocuparse de su salvación, sabiendo por adelantado, que les espera la muerte. Porque la inmortalidad beatífica es destino del alma santa semejante a Dios, cuando ella permanece buena, pero la muerte eterna la encuentra, cuando ella se vuelve mala. Recuerda, que la juventud tuya pasó, las fuerzas se agotaron, y las debilidades se acrecentaron y ya el tiempo de tu partida está cercano, cuando tu deberás dar cuenta de todos tus actos. Y sabe, que allí ni el hermano recomprará al hermano, ni el padre librará al hijo. Siempre recuerda acerca de la salida del cuerpo, meditando acerca de la condenación eterna. Si te predispones así entonces no pecarás ni por siglos.
 
San Antonio el grande
 
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Wednesday, January 2, 2019

Eso debemos pedir con humildad perdón al Señor por nuestros pecados. ( San Serafin de Sarov )


El que desea salvarse, debe tener su corazón siempre dispuesto al arrepentimiento y la contrición: "Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciaras tu, oh Dios" (Sal. 51:17). Con el espíritu humilde, el hombre puede evitar con facilidad todas las trampas astutas del diablo, quien se esfuerza a alterar el espíritu del hombre y sembrar sus cizañas, según las palabras Evangélicas: "¿Señor, no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto" (Mt. 13:27-28). Cuando el hombre trata de tener el corazón humilde y guarda paz en sus pensamientos, todas las maquinaciones del enemigo son vanas. Ya que donde hay paz en los pensamientos reposa el mismo Dios; se dijo: en la paz esta Su lugar (Sal.76:2).
Nosotros, durante toda la vida, ofendemos la grandeza Divina con nuestras caídas en pecado; por eso debemos pedirle con humildad perdón al Señor por nuestros pecados.

San Serafin de Sarov

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