Sunday, February 11, 2018

El Protestantismo. ( Obispo Alejandro Mileant )

Martín Lutero era un monje instruido y de conciencia despierta, que presenció ya en su juventud, en 1510, el extremo libertinaje de la corte del Papa y del sacerdocio en Roma. Ello produjo un fuerte impacto sobre sus convicciones religiosas, e hizo quebrantar su interior acerca de la santidad de los servidores de la Iglesia de Roma.
En 1516 Lutero contemplaba como se realizaba ampliamente la venta de las "indulgencias," para reunir fondos para la edificación de la catedral de San Pedro en Roma, o sea el perdón escrito de los pecados y no sólo de los pecados ya cometidos, sino también de los pecados a cometer en el futuro (!). Lutero condenó públicamente esta venta sacrílega, y explicaba a sus feligreses que ser liberado de los pecados puede ser logrado únicamente mediante el arrepentimiento y la contrición de lo cometido. Se inició una disputa entre Lutero y Tetzel, un monje instruido de los dominicanos, quien amenazó a Lutero que sería expulsado de la Iglesia, y que él tenía el derecho de quemar vivos a los herejes. Contestándole, Lutero fijó en las puertas de la iglesia de la ciudad de Wittenberg sus 95 tesis, en las cuales expuso sus puntos de vista sobre la contrición, la absolución de los pecados y la venta nefasta de las indulgencias. La disputa prosiguió varios años, durante los cuales Lutero rechazó la autoridad del Papa, quien lo excluyó de la Iglesia. Sólo la defensa del poder político en Alemania salvó a Lutero de la muerte siendo él apoyado por varios sacerdotes, profesores, estudiantes, príncipes y caballeros.
El movimiento a favor de la depuración de la Iglesia de los errores de la corte papal y de sus abusos no se limitó a Alemania. Zwinglio y Calvino prosiguieron con las reformas de la Iglesia, fueron más allá de las enseñanzas de Lutero, se pronunciaron sobre la moralidad y los sacramentos. La particularidad especial de la enseñanza de Calvino fue sobre la predestinación, según la cual, Dios desde la eternidad predestina a ciertos hombres para su salvación y a otros para su condenación. Tal enseñanza desde un principio, desecha la necesidad de las obras cristianas y las obras de bien.

Obispo Alejandro Mileant
 
Catecismo Ortodoxo
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