Quien teme al Señor y guarda sus mandamientos , ese es un siervo de Dios. Pero esta servidumbre, en la cual también nosotros nos encontramos, realmente, no es servidumbre, sino justicia, que nos conduce al prohijamiento.
Nuestro Señor eligió a los Apóstoles y les confió la predicación del Evangelio. Los mandamientos dados por Él establecieron para nosotros una maravillosa servidumbre, para que nosotros gobernemos sobre nuestras pasiones y nos hermoseemos con las virtudes. Pero cuando nosotros nos acerquemos a la gracia, nuestro Señor Jesucristo nos dirá también a nosotros, como les dijo a Sus discípulos: "Ya no os llamaré siervos, sino amigos y hermanos: porque todo lo que he oído de mi padre, yo os lo he dicho".
San Antonio el Grande
San Antonio el Grande
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