Al final de los matutinos el Obispo o el Sacerdote sacan la Cruz al centro de la Iglesia para que sea venerada por los fieles. "Ante Tu Cruz nos Prosternamos ¡oh, Soberano! y Glorificamos Tu Santa Resurrección."
La Cruz es el fundamento de toda la vida de la Iglesia. Al construirse un templo primero se bendice el lugar donde esta previsto erigir el nuevo templo. La bendición la realiza un obispo o un sacerdote. Los cimientos del templo se hacen en forma de cruz, de círculo (Simbolo de la Eternidad) o de nave (Símbolo de la Iglesia). El edificio del templo se corona con una o varias cruces. Una cruz simboliza a Cristo; tres, a la Santísima Trinidad; cinco, a Cristo y los cuatro evangelistas; trece, a Cristo y los apóstoles. La cruz se alza sobre el templo encima de la cúpula como símbolo de nuestro triunfo y victoria. San Juan Crisóstomo dice: La Cruz está en todos lados y Resplandece más que el sol."
Acerca de la veneración de la Cruz escribieron muchos escritores de la Iglesia y teólogos: los apologetas Tertuliano, Minucio, Felix, Octaviano; teólogos, tanto orientales como occidentales, San Teodoro Estudita, Gamartolio y otros.
Los Concilios quinto y sexto de Trulla del año 629 prohibieron representar cruces en el piso de los templos para que no se pisotee y profane la Cruz.
Durante la herejía iconoclasta algunos herejes afirmaban que l a veneración del madero de la Cruz es idolatría. En defensa de la Cruz se alzaron la reina Irene y el Patriarca Tarasio. En el VII Concilio Ecuménico en Nicea en el año 787, fue condenada la herejía iconoclasta . En ese mismo Concilio se determino que la veneración de la Cruz tiene el mismo significado que la confesión del Salvador.
Pero aun así, la herejía iconoclasta no fue derrotada por completo. La emperatriz Teodora, siguiendo a Irene, se pronunció nuevamente en defensa de la veneración de la Cruz y de los santos iconos. En el concilio local de Constantinopla del año 842, presidido por el Patriarca Metodio fue confirmada la santidad del 7 Concilio Ecuménico y la veneración de los santos iconos. En honor a ello se estableció la fiesta del Triunfo de la Ortodoxia. En la Iglesia Ortodoxa esta festividad se conmemora el primer domingo de la Gran Cuaresma hasta hoy día.
La Cruz es una realidad, en toda su plenitud, actual y concreta de la Iglesia. Los textos litúrgicos proclaman: "la invencible, incomprensible fuerza de la Sagrada y Vivificante Cruz.... La Divina Liturgia comienza con la exclamación del sacerdote del nombre de Dios en sus tres Personas: "Bendito sea el Reino, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo." En ese momento el sacerdote hace la señal de la cruz con el Evangelio sobre el altar. Durante el oficio el sacerdote bendice haciendo la señal de la cruz. El obispo persigna al pueblo con el dikirios y trikirios, bendiciéndole en el nombre de Cristo en Sus dos naturalezas y en el nombre de Dios en Sus tres Personas. Cuando se canta el Trisagio, el obispo hace la señal de la cruz con el dikirios sobre el Evangelio. Ello significa que bendice el Evangelio y señala el misterio de la Cruz que se relata en él y con la cual se bendecirán los Santos Dones en el momento de la transubstanciación. Al final del canto del Trisagio, el obispo bendice al pueblo con la cruz y el dikirios, lo que recuerda el misterio de la redención realizada por Cristo en Sus dos naturalezas sobre la Cruz. En la Liturgia la Cruz tiene un significado especial, ya que la transubstanciación ocurre durante la bendición de los Santos Dones con la señal de la Cruz.
Durante el oficio, el sacerdote o el obispo, más de una vez bendicen a los fieles con la mano, con los dedos colocados de manera tal que recuerden las dos primeras letras del nombre de Jesucristo. Al finalizar la Liturgia, el sacerdote pronuncia la despedida con la Cruz en la mano y de la misma manera dice el sermón. Después de la despedida los fi eles besan la Cruz y saludan a su padre espiritual y el santo templo donde oraron. Al salir de este santo lugar los fieles se paran de frente al altar y se persignan.
La Cruz es la fuerza divina de todos los sacramentos. Cuando el sacerdote santifica el agua durante el bautismo hace la señal de la cruz y bendice el agua diciendo: "Que se destruyan, bajo la imagen de Tu Cruz, todas las fuerzas adversas." Al bautizado se le coloca una cruz con l as siguientes palabras: "El que quiera seguirme, niéguese a si mismo, tome su cruz y sígame" (Mc. 8:34). Ello le recuerda al recién bautizado que él es un seguidor de Cristo quién murió en la Cruz. El que oficia el sacramento del bautismo unge al bautizado con óleo, luego con santo miro haciendo la señal de la cruz en su cuerpo. Los cabellos de la cabeza del bautizado también se cortan en forma de cruz.
Los comulgantes se acercan a tomar la Santa Comunión con los brazos puestos en forma de cruz sobre su pecho. Este momento recuerda la Mística Cena y la muerte de Cristo en la Cruz.
Durante el sacramento del matrimonio el sacerdote bendice tres veces a los novios con la señal de la cruz diciendo: "Señor, Dios nuestro, con gloria y honor, corónales." Este momento es la esencia del sacramento.
El sacramento del arrepentimiento se realiza cuando el sacerdote pronuncia la oración de absolución y hace la señal de la cruz sobre el penitente, esto santifica el sacramento.
Durante la unción con óleo el, o los sacerdotes ungen al enfermo con óleo santificado y hacen la señal de la cruz sobre su cuerpo. Durante el entierro, el sacerdote que oficia el funeral coloca una cruz sobre el pecho del difunto, si es un sacerdote o un obispo se l e ponen además de la cruz, el Evangelio. Al final del funeral el sacerdote hace la señal de la cruz sobre el cuerpo del difunto habiéndole asperjado con agua bendita. Este es el momento de la despedida del padre espiritual con el difunto.
Toda la vida diaria del cristiano está custodiada por la señal de la cruz. Los primeros cristianos se bautizaban persignándose. El Santo Apóstol Juan antes de su entierro dibujó una cruz sobre su cabeza con la mano. En las actas de San Afri se relata que cierta vez un pagano les dijo a San Narquis y a su diácono: "Sé que son cristianos ya que con frecuencia signan su frente con la cruz."
Ya en tiempos de los apóstoles se comenzaba todo acto con la señal de la cruz. Al entrar al templo, los cristianos se persignaban. Ha cían lo mismo al comenzar y al finalizar las oraciones. El sacerdote se persignaba al comenzar el sermón. Con la señal de la cruz se comenzaba cualquier oficio de la Iglesia: la bendición, la santificación, etc. Tertuliano escribe que los cristianos se persignaban durante todas sus ocupaciones, ante cada movimiento: cuando salían o volvían a su casa, cuando se vestían y se calzaban, al entrar al baño, al sentarse a l a mesa, al encender las lámparas, al comenzar una conversación, al acostarse, etc. Se signaban siempre con la mano derecha aunque de distinta manera, al principio lo hacían con un dedo signando la frente, la boca y el pecho. Esto se llamaba la pequeña cruz. Luego se persignaban tocan do con la mano la frente, el pecho, el hombro derecho y después el izquierdo. Con el tiempo comenzaron a poner tres dedos juntos al persignarse, con lo que recordaban la Santísima Trinidad, y los dos dedos restantes los apretaban contra la palma como símbolo de las dos naturalezas de Cristo. Los ortodoxos mantuvieron esta forma de persignarse hasta nuestros días.
En el mundo cristiano, la cruz es símbolo de verdad, honestidad y respeto. Los cristianos colocaban el signo de la cruz en documentos, cuando firmaban cualquier papel importante. Los analfabetos, en lugar de su apellido podían dibujar tres pequeñas cruces sobre el papel, y dicha 'firma' era reconocida. Los obispos hasta hoy día colocan una cruz antes de su nombre al firmar un papel. Los hombres de estado y los militares que sobresalían durante la guerra, eran condecorados con Cruces.
La vestimenta de los monjes incluye el 'analavo' o 'paraman,' "que se coloca sobre los hombros en forma de cruz. Esto significa que los monjes llevan sobre si el signo de la cruz. ¿Cuál es la cruz del monje? La completa mortificación, es decir, que el hombre murió para todo lo mundano, ello ocurre en el monje por su fe en Cristo" (de Abba Doroteo, del editor).
Es difícil enumerar todos los casos en que la cruz actúa sobre nuestra vida. Pero hay una significación más de la cruz que es especialmente importante para el cristiano. Hasta que se cumpla el tiempo y aparezca la Cruz, "la señal del Hijo del Hombre en los cielos" (Mt. 24:30),todos los cristianos, la Iglesia que lucha, estamos llamados a seguir a Cristo en su camino de la Cruz. El Señor dijo: "El que quisiere venir en pos de mi, niéguese a si mismo, tome su cruz y sígame" (Mc. 8:34). Para seguir a Cristo, tomemos nuestra cruz, es decir, nuestras desgracias, nuestros sufrimientos y tribulaciones, nuestras tragedias familiares, nuestros esfuerzos de fe y las negaciones de nuestro ser. El beato Agustín dice: "Toda la vida del cristiano que vive de acuerdo con el Evangelio, implica su cruz y sufrimientos." "Tomar la cruz - escribe el obispo Ignati Brianchaninov - significa la sumisión voluntaria y devota al juicio de Dios ante todas las aflicciones que nos envíe o que permite la providencia de Dios."
De este modo, tomemos nuestra cruz y vayamos en pos de Cristo, en pos de Cristo al Golgota. Si morimos con Cristo también resucitaremos con El; si sufrimos con Cristo también nos glorificaremos con El. ¡ Debemos tener un poco de paciencia aquí, entonces reinaremos eternamente!
¡Oh, Tres veces bendito madero de la Cruz! muéstranos el camino para la salvación de nuestra vida.
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