Dijo el Señor: "Aprenden de Mi, porque soy dócil y humilde de corazón." Hay muchas clases de humildad. Uno es obediente y en todo se reprocha, — y esto es humildad. Otro se arrepiente de sus pecados y se considera abominable ante Dios, — y esto es humildad. Pero cuando el alma por medio del Espíritu Santo, vera hasta que grado es dócil y humilde el Señor, entonces ella misma se someterá hasta el fin. Y esta es un sentimiento especial, que no se puede describir y que se comprende solamente por el Espíritu Santo. Si la gente, por Su intermedio, hubiera comprendido como es nuestro Señor Jesucristo, entonces todo cambiaría: los ricos hubieran menospreciado sus riquezas, los sabios — sus ciencias, los gobernantes — su poder y fama y todos se hubieron sometido y vivirían en paz y amor, y en la tierra reinaría una gran felicidad.
San Siluan el Athonita
San Siluan el Athonita
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