Después que el hombre se apartó del mandamiento y se expuso a la condenación de Dios, el pecado lo tomó para esclavizarlo, y a semejanza de un refinado y profundo abismo de amargura, penetrando dentro, se apoderó del alma hasta sus más profundos escondrijos. De esta manera, el pecado que ha penetrado dentro nuestro puede asemejarse a un gran árbol con muchas ramas, cuyas raíces descienden profundamente dentro de la tierra. Así también el pecado introducido en el alma, apoderándose de sus fuerzas hasta sus más recónditas profundidades, se convirtió en costumbre, la cual, comenzando desde la infancia, con los años crece y cada vez mas fuertemente nos atrae hacia lo malo.
San Makario el Grande
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