Que indecible consolación, cuando el alma con convencimiento en su salvación se separa del cuerpo, dejándolo, como si fuera ropa! Porque, como si ya poseyera los futuros bienes, ella lo deja sin pesar, yendo en paz hacia el Ángel, que desciende desde lo alto con alegría hacia ella, y junto con él sin impedimento pasando la extensión aérea, no siendo sometida a ningún ataque de parte de los espíritus del mal, sino con alegría elevándose con seguridad y con agradecidas exclamaciones, hasta que alcanza la adoración al Creador, y allí recibirá la disposición de ser alojada junto a infinidad de otras semejantes emparentadas a ella en las virtudes hasta la común resurrección
San Teognost
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