Aquel que ha nacido ciego, no ve la luz del sol. Y aquel que no vive con la nipsis, no ve los ricos resplandecimientos de la jaris (gracia, energía increada) que viene del cielo. Tampoco se librará alguna vez de las malignas obras, logos y pensamientos que son odiosos de Dios. Y durante su salida de la vida no pasará libremente de los soberanos del oscuro tártaro (infierno).
San Hesiquio de Bazos
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