Thursday, January 7, 2016

La Santa Trinidad. Por el Protopresbítero Antonio Alevizopoulos



Protopresbítero Antonio Alebizópoulos (1931-1996)

El protopresbítero Antonio Alebizópoulos fué uno de los más grandes apologistas del s. XX. Tuvo la ardua responsabilidad de dirigir el departamento anti-herético de la Iglesia Griega, llevando a cabo profundas y extensísimas investigaciones sobre herejías y sectas paracristianas. Poseía en grado sumo la primera virtud que debe poseer todo pastor cristiano: el auto-sacrificio. El amor incondicional a la Iglesia de Cristo y al rebaño que le fué confiado, le llevó a padecer innumerables tribulaciones y peligros, poniendo en riesgo su propia vida y la de su família. Fué perseguido, difamado y amenazado de muerte en muchas ocasiones; sin embargo, venció en la batalla por la confesión de la fe mediante la obediencia a la Iglesia y una grandísima humildad. Nos ha dejado una rica producción bibliográfica con más de 40 libros, dónde analiza casi todas las corrientes y sectas pararreligiosas contemporáneas, sobretodo aquellas que se pueden clasificar bajo la denominación de sectas de la“New Age” o Nueva Era.

LA SANTA TRINIDAD

Creemos en un Dios, que es perfecto e infinito. La única divina esencia es simple y no compuesta. Por eso, cuando decimos que creemos en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, no entendemos tres dioses, sino Uno: Una Esencia en tres Hipostasis.

El Padre es la única causa y la única fuente, a partir de la cual tiene origen la divina existencia del Hijo mediante su generación eterna, y la divina existencia del Espíritu Santo mediante su procesión eterna. La tres personas de la sola Divinidad coexisten. Sin embargo, esto no significa que se confundan. “Yo en el Padre y el Padre en Mí” (Juan 14, 10-11). Este “Yo”, en comparación con “el Padre”, expresa que se trata de dos personas, no de una. Lo mismo en la expresión de Juan: ”En el principio era el Logos, y el Logos era en Dios…Él estaba en el principio junto a Dios…Y el Logos se hizo carne y habitó entre nosotros” (Juan 1, 1-14).

Una persona particular es también el Espíritu Santo. La palabra “espíritu” tiene en las Escrituras muchos significados; significa también, claro está, la fuerza de Dios (Jueces 11, 29 y 14, 6), incluso el mismo Señor es llamado fuerza (Mateo 26, 64). Existen, incluso, muchos pasajes que distinguen el Espíritu Santo de la fuerza de Dios (Miqueas 3, 8. Hechos 10, 38. Romanos 15, 13. 1ª Corintios 2, 4. 2ª Corintios 6, 6-7. 1ª Tesalonicenses 1, 5).

Las Divinas Hipostasis se distinguen en el diferente modo en que es transmitida a Ellas la esencia Divina común por la única “fuente” (generación-procesión). Sin embargo, existe diferenciación entre la procesión eterna del Espíritu Santo por el Padre y el envío del Espíritu Santo en el mundo por la salvación del hombre (divina economía). Así el Espíritu Santo procede, es decir, tiene la causa de Su eterna existencia en el Padre, y es enviado a nosotros por el Hijo, con el propósito de terminar la obra del Hijo (Juan 14, 26. 15, 26).

Sería blasfemo decir que el Espíritu Santo no está relacionado directamente con el Padre, la única fuente de la Divinidad. También estaría fuera de lugar que dijeramos que en el envío del Espíritu Santo no participan en la obra de salvación el Padre y el Hijo. Al contrario, creemos que para la salvación del mundo es enviado el Espíritu Santo desde el Padre por el Hijo. Como la creación fué desde el Padre por el Hijo en el Espíritu Santo, así también la re-creación, es decir, la salvación del mundo es llevada a cabo con la participación también de las tres Personas Divinas.

Manual de herejías y grupos paracristianos

Padre Antonio Alebizópoulos

Dr. en Teología, Dr. en Filosofía 


                               Catecismo Ortodoxo 

                 http://catecismoortodoxo.blogspot.ca/

No comments:

Post a Comment

Note: Only a member of this blog may post a comment.