Si un hombre no tiene preocupaciones acerca de si mismo por causa del amor a Dios y el hacer buenas obras, sabiendo que Dios cuida de él, esta es una esperanza sabia y verdadera. Pero si un hombre se ocupa solamente de si mismo, y busca a Dios en oración solamente cuando la desgracia que no puede controlar cae sobre él, y entonces comienza a confiar en Dios, tal esperanza es vana y falsa. La esperanza verdadera busca solamente el Reino de Dios…el corazón, no puede tener paz hasta que obtenga tal esperanza. Esta esperanza pacifica al corazón y produce gozo dentro de ella.
San Serafín de Sarov
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