El matrimonio es un sacramento en el cual libremente (ante el sacerdote y la Iglesia) los esposos se prometen mutua fidelidad, se bendice este unión como símbolo de la unión espiritual de Cristo con la Iglesia, y se solicita y se recibe la gracia de Dios para la mutua ayuda, unanimidad y para la bendición del nacimiento y cristiana crianza de los hijos.
El matrimonio fue establecido por Dios aun en el Paraíso. Con la creación de Adán y Eva, "los bendijo Dios y les dijo: multiplicaos y propagaos, y poblad la tierra y poseedla" (Génesis 1:28).
Jesucristo santificó el matrimonio con Su presencia en las Bodas de Cana y ratificó su divina consolidación diciendo:" al principio el Creador los hizo varón y mujer (Génesis 1:27). Y que dijo: Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne (Génesis 2:24). De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios unió no lo separe el hombre (Mateo 19:4-6).
El santo apóstol Pablo dice: "Por esto, dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne. Gran Misterio es este, pero yo lo digo referido a Cristo y a la Iglesia" (Efesios 5:31-32).
La unión de Jesucristo con la Iglesia se basa en el amor de Cristo hacia la Iglesia, y la total devoción de la Iglesia a la voluntad de Cristo. A partir de esto el marido tiene la obligación de amar desinteresadamente a su mujer, y la mujer está obligada voluntariamente, es decir con amor, a obedecer al marido.
"Maridos," dice el apóstol Pablo, "amad a vuestras esposas, como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a Sí mismo por ella... amar a sus esposas como a su propio cuerpo (Efesios 5:25-28). Las mujeres sométanse a sus maridos, como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es la cabeza de la Iglesia, y él es el Salvador de su cuerpo" (Efesios 5:22-23).
Por ello los esposos (marido y mujer) tienen la obligación de guardar, durante toda su vida, mutuo amor y respeto, mutua devoción y fidelidad.
Una vida familiar buena y cristiana es la fuente de la felicidad propia y de la sociedad. La familia es el origen de la Iglesia de Cristo.
El sacramento del Matrimonio no es obligatorio para todos, pero los individuos, que voluntariamente quedan solteros, están obligados a llevar una vida pura, casta y activa, la cual de acuerdo a la enseñanza de la Palabra de Dios, es mas elevada que la matrimonial, y es uno de los mas elevados actos cristianos (Mateo 19:11-12; 1 Corintios 7:8-9, 26-34, 37, 40).
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