Tuesday, January 5, 2016

La vida después de la muerte ( San Nectario de Egina )


Los padres de la Iglesia Ortodoxa, teniendo las santas Escrituras por fundamento, enseñan que los que mueren en el Señor van a un lugar de reposo, según el texto del Apocalipsis: “¡Bienaventurados desde ahora los muertos que mueren en el Señor! Sí, dice el Espíritu, que descansen de sus trabajos, pues sus obras siguen con ellos” (Apocalipsis 14:13). Este lugar de reposo es visto como el paraíso espiritual, donde las almas de los que han muerto en el Señor, las almas de los justos, gozan de las bendiciones del reposo, esperando el día de la recompensa y del premio de la santa llamada de Dios en Jesucristo.

San Nectario de Egina

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San Isaac de Siria - Oración


"Señor Jesucristo, Dios nuestro, Tú que lloraste por Lázaro con lágrimas de tristeza y compasión, recibe también las lágrimas que brotan de mis ojos. Con Tus sufrimientos sana los míos, con Tus heridas cura las que me cubren, con Tu sangre limpia la mía y llena mi cuerpo con la unción del Tuyo, que es dador de vida. Que la hiel que te dieron a beber endulce la amargura con la que el enemigo me inunda. Que Tu cuerpo extendido en la cruz, extienda hacia Ti mi mente tan abatida por los demonios. Que Tu cabeza, que inclinaste en la cruz, levante la mía tan golpeada por mis adversarios. Que Tus santísimas manos, atravesadas por quienes no creían en Tí, para crucificarte, me lleven hacia Ti desde mi estado de perdicion, así como Tus santísimos labios nos prometieron. Que Tu rostro, golpeado y escupido, llene de luz el mio, tan lleno de faltas. Que Tu alma, que le diste al Padre cuando estabas en la cruz, me eleve hacia Ti a través de Tu don.


No tengo un corazón contrito para buscarte, no tengo el suficiente arrepentimiento y la humildad que retorna los hijos a su heredad, no tengo lágrimas sinceras, Señor. Mi mente se ha oscurecido con las cosas de este mundo y es incapaz de buscarte en su dolor. Mi corazón se ha enfriado después de tantas tentaciones y no consigue encenderse en lágrimas de amor por Ti. Sino tu, Señor Jesucristo Dios, manantial de todo lo bueno, dame un arrepentimiento sincero y un corazón humilde para salir, con toda el alma, en tu búsqueda, porque sin Ti me alejo de todo lo que es bueno.


Dame, igualmente, oh Bondadoso, el don de Tu Padre, quien antes de todos los siglos te hizo nacer de Su seno, para que renueve en mí la luz de Tu rostro. Te he abandonado, no me abandones, me he alejado de Ti, sal en mi búsqueda. Llévame con Tu redil, hazme ser una de Tus ovejas elegidas. Llévame a pastar junto a ellas, en los verdes campos de Tus Misterios. Porque la limpia alma de Tus ovejas es tu morada y en ellas se ve la luz de Tus dones. Tu luz es consuelo y descanso para los que sufren por Ti en sus aflicciones y penas.Que esa luz me haga merecer a mí, indigno como soy, Tus dones y Tu amor a la humanidad, por los siglos de los siglos, Amén”.


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