Sunday, December 6, 2015

El conocimiento de sí mismo es el primer deber del hombre. ( San Nectario de Egina )


El conocimiento de sí mismo es el primer deber del hombre. El hombre, como ser racional, que goza de la libertad y siendo religioso, es un ser superior y fue destinado a ser como Dios, a cuya imagen fue creado, y es un participante de la bondad y la santidad divinas. Pero a fin de ser semejante a Dios, bueno y santo, y de comulgar con Él, el hombre debe, en principio, conocerse. Sin el conocimiento de sí mismo, el hombre se extravía en sus pensamientos, está dominado por diversas pasiones, es tiranizado por violentos deseos, se preocupa mucho con relación a las cosas vanas, y lleva una vida desordenada y distraída, errando en todo, tropezando a cada paso, y tropieza y cae, y es pisoteado. Cada día bebe el brebaje del dolor y de la amargura, llena su corazón de pena y amargura y vive una vida miserable.

San Nectario de Egina

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Se puede juzgar el poder de la plegaria que brota de un corazón sincero ( San Serafín de Sarov )


Se puede juzgar el poder de la plegaria que brota de un corazón sincero, incluso siendo pecador, por el siguiente ejemplo narrado por la Tradición Santa: A pedido de una desolada madre que acababa de perder a su hijo único, una cortesana que la encuentra en su camino, afligida por la desesperación maternal, osa gritar al Señor, mancillada como estaba aún por sus propios pecados: “No es por mí, pues soy una horrible pecadora, sino por causa de las lágrimas de esta madre llorando a su hijo, y creyendo firmemente en Tu misericordia y en Tu Todo-poder, que te pido: resucítalo, Señor!” Y el Señor lo resucitó.

San Serafín de Sarov


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