Sunday, December 3, 2017

San Nicolás de Myrra ( Diciembre 6 )

San Nicolás de Myrra Taumaturgo, que hace milagros, es un Santo muy venerado por los Ortodoxos. En diferentes y peligrosos caminos de la vida él es quien ayuda rápidamente. Nació en Asia Menor a fines del tercer siglo. Desde temprana edad era profundamente religioso y su tío, Obispo de la ciudad de Pátara, se preocupó por él y lo ordenó Sacerdote, siendo joven.
Después de la muerte de sus padres San Nicolás heredó una inmensa fortuna la que puso al servicio de los necesitados. Él trataba de ayudar a la gente en forma anónima, para que no se lo agradezcan.
San Nicolás quiso visitar los lugares Santos y se embarcó en una nave en Pátara con destino a Palestina. El viaje fue tranquilo, pero el Santo supo gracias a una visión sobre la tormenta y lo dijo a sus compañeros de viaje. Efectivamente, pronto se desató una fuertísima tormenta y la nave se convirtió en un juguete de las olas. Sabiendo que San Nicolás era sacerdote todos le pidieron que rece por la salvación. Y gracias a las oraciones del Santo el viento se calmó y vino gran silencio. Después de esto, uno de los tripulantes a raíz del viento se cayó del mástil a la cubierta y quedó muerto. La oración a Dios del Santo lo resucitó.
En aquel tiempo falleció el obispo de la ciudad de Myrra y todos los obispos se reunieron para elegir al sucesor. No se ponían de acuerdo hasta que uno de ellos aconsejó: "El Señor mismo debe señalar Su elección. Recemos, ayunemos y esperemos la decisión de Dios". Y así fue. Dios reveló al obispo mayor que aquel hombre quien entrara primero a la iglesia debía ser el obispo. El obispo comentó a los otros obispos sobre la revelación y antes de que empiece la Misa se paró en la entrada de la iglesia, esperando al elegido por Dios. De acuerdo a su costumbre, San Nicolás entró primero para rezar. Cuando él entraba a la iglesia, el obispo lo paró y le preguntó: "¿Cómo te llamas?" Nicolás se identificó.
"Acompáñame hijo" — dijo el obispo. Le tomó la mano y lo hizo entrar a la iglesia y le comunicó que lo ordenarán como obispo de Myrra. San Nicolás temía asumir un cargo tan alto, pero tuvo que aceptar el deseo de los obispos y del pueblo.
Siendo obispo Nicolás se dijo a sí mismo: "Hasta ahora pude vivir para mí mismo y para la salvación de mi alma, pero desde ahora cada instante de mi vida deberá ser para otros". Y procedió así. Olvidándose de sí mismo, el Santo dejó abiertas las puertas para todos. Se convirtió en el padre de los huérfanos y los pobres, defensor de los ofendidos y benefactor de todos. De acuerdo a los comentarios de sus contemporáneos fue una persona de carácter suave, no se enojaba, vestía ropa sencilla, comía una vez por día — por la noche.
Cuando empezó la persecución durante el reinado del emperador Diocleciano (años 284-305) el Santo fue encarcelado. Ahí también, olvidándose de sí mismo, con sus palabras y ejemplo, sostenía a los cristianos que sufrían junto a él. Sin embargo, el Señor no quiso que él muriera como mártir. El nuevo emperador Constantino fue benévolo con los cristianos y les otorgó el derecho de expresar abiertamente sus creencias religiosas.
Entonces San Nicolás pudo regresar a sus fieles. En aquella época en muchas iglesias había disturbios a raíz de la herejía Arriana, que negaba la Divinidad del Señor Jesucristo. Para apaciguar la Iglesia, el emperador Constantino llamó al Concilio Ecuménico en la ciudad de Nicea en el año 325. Entre los obispos asistía San Nicolás de Myrra. El Concilio Ecuménico condenó al arrianismo y redactó el Símbolo de la Fe, en el cual se expuso en palabras exactas la fe ortodoxa, la fe en el Señor Jesucristo como el Hijo de Dios, que es de su misma naturaleza que el Padre. Durante los debates, cuando San Nicolás escuchó las palabras blasfemas, se indignó tanto que le dio una bofetada a Arrio delante de todos. El Concilio le retiró su cargo como obispo por violar el orden. Sin embargo, muy pronto algunos obispos tuvieron una visión en la cual ellos veían al Señor Jesucristo entregando a San Nicolás el Evangelio y a la Madre de Dios cubriéndolo con su velo. Los obispos comprendieron hasta qué punto el arrianismo era desagradable a Dios y le devolvieron su cargo de obispo.
San Nicolás falleció en la mitad del siglo IV, siendo anciano. Pero con su muerte no se terminó su auxilio a los creyentes, se incrementó. Durante más de mil quinientos años él es quien auxilia rápidamente a todos los que le piden rezando. Hay muchos libros sobre su auxilio y el amor de los Ortodoxos sigue aumentando. 

Catecismo Ortodoxo 

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SAN JUAN DAMASCENO ( Diciembre 4 )

Después de que la gran ciudad de Damasco, metrópoli de Siria, cayó ante los musulmanes en el año 635, los cristianos fueron sometidos a muchas desventajas y a pagar tributos a sus dominadores árabes. En el tiempo del Califa Abedul – Malek (685–705), todo lo que tuviera que ver con la población cristiana, era responsabilidad de Sergio Mansur, quién gozaba de la confianza del Califa y venía de una de las familias dominantes cristianas de la ciudad. Alrededor del año 675 nació un hombre sincero y temeroso de Dios, nuestro Santo Padre Juan, “el Arpa del Espíritu Santo”. Desde su infancia fue educado para entender lo grandioso de las virtudes de la limosna y para hacer actos de amor y caridad, debido a que su padre dedicó su riqueza para rescatar y liberar a los prisioneros cristianos. Juan creció e incrementó su sabiduría junto con su hermano Cosme (c.f. 14 oct.) quien habiendo perdido a sus padres, fue adoptado por Sergio. La educación de los niños fue confiada al monje Cosme, un erudito italiano que Sergio había rescatado de los árabes. Cosme los instruyó en filosofía y en todas las ramas del saber de su tiempo. Su viva inteligencia y su modesto comportamiento les permitió tener un rápido progreso, sobresaliendo especialmente en el arte de la poesía y la música; así, al cabo de unos años, su maestro reconoció que no tenía más que enseñarles y obtuvo el permiso de su padre para retirarse a la Lavra de San. Saba, donde deseaba terminar sus días.
Con un perfecto conocimiento del árabe así como del griego, Juan se unió a su padre en la administración, probando que era muy capaz, por lo que después de la muerte de Sergio, fue nombrado como su sucesor por el Califa Walid (705 – 15 ).
Cuando Leo III el Saurio (717 – 41 ) comenzó a atormentar a la Iglesia Cristiana en el Imperio Romano atacando la piadosa veneración de los santos iconos, San Juan lanzó una defensa vigorosa de la fe a través de sus muchas cartas que escribió en Damasco a sus corresponsales en el Imperio, estableciendo las bases teológicas de la veneración de los santos iconos como ha sido encontrado en las sagradas escrituras y en los escritos de los Santos Padres. De esta manera, Juan atrajo el odio de Leo, quién intento deshacerse de él por medio de una carta falsa en la cual Juan aparentemente le escribía al emperador sugiriéndole que se apoderara de Damasco. La carta fue mostrada al Califa quién estando furioso le ordeno a su consejero que lo privara de su mano derecha. Esa misma tarde Juan colocó su mano cortada ante el icono de la Madre de Dios y por varias horas le suplico con lágrimas a la Soberana del Mundo que le regresara su mano. Cayendo en un sueño ligero vio venir a la vida al icono y oyó que la Santa Madre lo consolaba. Al despertar se maravilló con la restitución de su mano derecha y a partir de ese momento hizo votos para dedicarse a alabar a la Madre de Dios y de Nuestro Salvador, y a defender la Santa Fe Ortodoxa. Renunció a su posición en la administración, distribuyó su fortuna y partió hacia Jerusalén con Cosme para ordenarse monje en San Saba.
El Abad de la Lavra puso a Juan bajo el cuidado de un Anciano experimentado en la virtud, áspero y demandante, quién le prohibió todo lo que tuviera que ver con filosofía, ciencias, poesía, cantos o lecturas, y le ordenó se dedicara a él mismo sin quejarse de las tareas domésticas a fin de avanzar en la obediencia y humildad. Un día, sin embargo, pese a la prohibición de su Padre Espiritual, Juan se conmovió por las suplicas de alguien que había perdido a su padre y compuso para su consuelo un himno que se usa hasta nuestros días. Cuando su Padre Espiritual oyó de este acto de desobediencia le pidió a Juan que recogiera a mano toda la basura de la Lavra, lo cual hizo sin replicarle ni una palabra. Pero varios días después, la Madre de Dios se le apareció al Anciano y le pidió que desde entonces dejase a su discípulo componer himnos y poemas, los cuales podrían superar a los Salmos de David y las Odas de los Santos Profetas dada su belleza y dulzura
Juan, inspirado por el Espíritu Santo, como el dulce sonido de un arpa, dio voz, con intachable armonía a un gran numero de himnos que expresan la mas honda percepción teológica del Padre de la Iglesia: Escribió el canon que cantamos en pascua y compuso la mayor parte del Octoechos de la Resurrección; también es autor de los maravillosos cánones y las sublimes homilías de muchas fiestas del Señor, de la Madre de Dios y de los Santos.
Además sus dones poéticos, Dios también le dio la gracia de la expresión teológica. Sin añadir nada a los dogmas y a las doctrinas expresadas por los primeros padres como Gregorio el Teólogo, Basilio el Grande, Juan Crisóstomo, Gregorio de Niza y Máximo el Confesor, San Juan Damasceno, en un trabajo de tres partes titulado “La Fuente del Conocimiento”, parte de la esencia de la fe Cristiana con una claridad concisa y maravillosa de expresión, que el trabajo entero puede ser considerado como el sello y la gloria máxima de la gran era Patrística. La tercera sección de “Sobre la Fe Ortodoxa” es un excepcional acontecimiento en la tradición cristiana, y, para los cristianos ortodoxos, es la fuente mas fidedigna en todo lo concerniente a los dogmas de la Fe. Juan muestra los errores de las herejías que desvían a diestra y siniestra la sana doctrina del camino real, que conduce a los cielos, especialmente en sus contribuciones a la lucha contra los iconos. En tres largos tratados, compuestos entre el 726 y el 730, claramente indicó los profundos planos teológicos y la necesidad de veneración de los santos iconos y reliquias, esto es una proclamación de la realidad de la encarnación del Hijo de Dios y de la edificación de nuestra naturaleza en la persona de los Santos. Habiendo adquirido verdadera sabiduría a través de la humildad y firmeza en las labores ascéticas, éste filósofo del Espíritu Santo se quedo dormido en la paz del señor el 4 de Diciembre de 749 (o 753). La cueva donde paso algún tiempo como anacoreta es venerada hasta el día de hoy en el Monasterio de San Saba.

Catecismo Ortodoxo 

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