Tuesday, March 3, 2015

El cumplimiento de los mandamientos es santo y puro ( San Efrem Siriaco )



Toda buena obra que emprendiéremos que se realice para la gloria de Dios, y entonces ella lo llevará también para nuestra gloria. El cumplimiento de los mandamientos es santo y puro solo cuando se realiza en el recuerdo del Señor, con temor de Dios y por el amor a Él.

El enemigo del genero humano (el diablo) de muchas maneras trata de distraernos de tal predisposición con distintos señuelos y atractivos, para que en lugar del verdadero bien — el amor a Dios — nos apeguemos con el corazón a los pretendidos bienes mundanos.

Y en general todo, lo que el hombre hace de bueno, el maligno trata de enturbiar y profanar, mezclando al cumplimiento de los mandamientos las semillas de la vanagloria, o la duda, o la murmuración, o bien algo semejante, para que nuestra buena obra deje de ser buena.

La buena obra se vuelve verdaderamente buena solo cuando ella se realiza para Dios con humildad y diligencia. Y ante tal predisposición todos los mandatos de los mandamientos se vuelven fáciles para nosotros, porque el amor a Dios aleja cualquier dificultad en el cumplimiento de los mandamientos.


San Efrem Siriaco

La Esperanza ( San Serafín de Sarov )


Todos, los que tienen una firme esperanza en Dios, se elevan a Él y se iluminan con el resplandor de la luz eterna.

Si el hombre no se ocupa demasiado de sí mismo por el amor a Dios y para las obras de virtud sabiendo que Dios se ocupa de él, entonces su esperanza es verdadera y sabia. En cambio, si el hombre confía solamente en sí mismo y sus actos y se dirige a Dios solo cuando tiene grandes e inesperadas dificultades y solo cuando ve la insuficiencia de sus medios empieza a confiar en la ayuda de Dios, entonces tal esperanza es vana y falsa. La verdadera esperanza busca sólo al Reino de Dios y está segura de que todo lo necesario para la vida temporal le será dado siempre. El corazón no puede tener paz hasta que logre tal esperanza. Ella es la que lo apacigua totalmente y le da alegría. Sobre este tipo de esperanza dijo nuestro Salvador: "Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar" (Mt. 11:28).

San Serafín de Sarov