Wednesday, April 1, 2015

Servir a Cristo ( San Basilio el Grande )


 
Todos los que cumplen cualquier servicio al hermano, tendrán que hacerlo con todo fervor por todos, como si lo hicieran no a las personas, sino al mismo Cristo, que con gran misericordia recibe para sí todo lo que hacemos a las personas ofrecidas a El. Por esto El prometió el Reino celestial: Entonces el Rey dirá a los de su derecha: "vengan benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo. 

Porque tuve hambre, y me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; era un extraño, y me hospedaron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; en la cárcel, y fueron a verme". Entonces le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos; sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo fuiste un extraño y te hospedamos, o estuviste desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?" Y el Rey les responderá: "Les aseguro que cuando lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron" (Mt. 25:34-40). 

Pues entonces reciben el premio por su celo aquellos que responsablemente cumplen sus obligaciones; y así el juicio eterno exigirá más a los indiferentes o a aquellos que con poca diligencia y actividad han cumplido el servicio para ser dignos del nombre de hermano de Cristo, según las palabras: "El que cumple la voluntad de mi Padre que está en los Cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre" (Mt. 12:50). 

¿Con qué disponibilidad tenemos que servir a nuestro hermano? Tenemos que servirle de tal manera como si sirviéramos al mismo Dios, que dijo: "Les aseguro que cuando lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron" (Mt. 25:40).

San Basilio el Grande

Las Mujeres ( San Serafim de Sarov )


En esta celda tan frecuentemente visitada, Serafín recibía también muchas mujeres. ¿No había dicho un día que era necesario desconfiar, como de la peste, de "estas cornejas pintadas"? Envejecido, lleno como estaba de fuerza espiritual, su actitud hacia ellas había cambiado. Primero entre los santos rusos, él debía ocuparse de su muerte, prever el papel, que, en el futuro, les estaba reservado.

"No olvidaré jamás, mientras una de ellas, que, habiendo él orado conmigo delante del icono de la Madre de Dios, puso sobre mi cabeza sus manos calientes; yo sentí de pronto una fuerza vivificante expandirse a través de mi cuerpo entero. Levanté los ojos sobre el Padre y vi que lloraba. Una de sus lágrimas cayó sobre mi frente. ¿Lloraba por mí? No osé preguntarle...

¿Lloraba por la suerte de tantas mujeres, esclavas de dueños inhumanos, de maridos cuya brutalidad asesinaba sus almas y sus cuerpos, de los huérfanos sin dote y sin sostén de los que se ocupaba su madre, Agata Mochnine, de santa memoria? Es lo más probable.

Hablando a las personas casadas, el staretz no entraba en los detalles de 1a vida conyugal. Se contentaba con pedir a los esposos la fidelidad recíproca y el amor que aseguran a la familia la estabilidad y la paz.


San Serafim de Sarov