Tuesday, February 27, 2018

De la confianza absoluta en la Providencia Divina ( De"Everghetinos" )

“Una vez, caminando con el Padre Visarión a orillas del Mar Muerto”, relataba un monje, “comencé a sentir una terrible sed”.
“—Padre, tengo mucha sed”, le dije.
“—Bebe un poco del mar”, me respondió sin más.
Atónito, me detuve y me quedé por un tiempo viéndole a los ojos. ¿Cómo beber de aquella agua, tan salada y sulfúrea?
Entonces, notando mi desconcierto, el padre se arrodilló y se puso a orar. Al terminar, hizo la Señal de la Cruz sobre el agua del mar.
“—Ahora puedes beber”, me dijo con serenidad.
Obedeciendo sus palabras, me dirigí al mar y tomé un poco de agua con mis dos manos juntas. Y, sin pensarlo más, la bebí. ¡La repulsiva agua del Mar Muerto se había transformado en una fresca y dulce como la miel! Mi primera reacción, entonces, fue la de tomar mi cantimplora y agacharme para llenarla de aquel vivificante líquido.
“—¿Pero, qué haces?”, me preguntó el anciano padre.
“—Por si me da sed otra vez...”, le respondí.
Entonces, la mirada del padre se tornó seria, severa.
“—Dios, Quien está en este lugar, hombre de poca fe, estará también más adelante en nuestro camino”.

De"Everghetinos"
 
Ortodoxo Catecismo
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Saturday, February 24, 2018

San Policarpo. (Febrero 23)

Santo Policarpo tuvo la dicha de conocer y abrazar la fe de Nuestro Señor Jesucristo en su niñez, y fue instruido por los mismos Apóstoles, y en particular por San Juan Evangelista, que lo nombró después Obispo de Esmirna, cuidad de Asia Menor. Se cree que de él quien habla Nuestro Señor Jesucristo en el segundo capitulo del Apocalipsis, cuando dijo al Angel, esto es al Obispo de Esmirna: Yo sé que padeces, y que eres muy pobre; con todo eso era muy rico, porque eres objeto de la murmuración de aquellos que se llaman Judíos, y no los son, porque componen la sinagoga de Satanás; No temas por lo que tengas que padecer. Sé fiel hasta la muerte, que yo te daré la corona de vida.
Policarpo gobernó la Iglesia de Esmirna por espacio de setenta años. El resplandor de sus virtudes lo hacía ver como la cabeza y el primero de los Obispos de Asia; y era venerado por todos los fieles hasta tal punto, que ninguno permitía que se descalzase él mismo, apresurándose cada uno para hacer este servicio, por tener la dicha de tocarlo. Policarpo formo muchos discípulos, así como el mismo había sido formado por los Apóstoles. San Ireneo, Obispo de León de Francia, fue uno de ellos. "Tengo aun muy presente, dice este Santo, aquella gravedad de sus pasos, la majestad de sus semblantes, la pureza de su vida, y las santas exhortaciones, con que alimentaba a su pueblo. Me parece que le oigo decir como había conversado con San Juan, y con otros los que habían visto a Nuestro Señor Jesucristo, las palabras que habían oído, y las particularidades que les había enseñado de los milagros y de la doctrina de este divino Salvador. Todo lo que decía era muy conforme a las divinas Escritura, como referido por los que habían sido los testigos oculares del Verbo, y de la palabra de vida. "Su celo por la pureza de la fe era tal, según se refiere el mismo San Ireneo, que cuando se decía algún error en su presencia, se tapaba los oídos, y exclamaba: ¡Ah buen Dios! ¿Para que tiempo me has reservado?" Y huía inmediatamente.
Después del martirio de San Germánico, y de otros Mártires, irritado el pueblo de Esmirna, en el anfiteatro de la generosidad de aquellos Santos, comenzó a gritar: ¡Que se exterminen los impíos! ¡Que se busque a Policarpo! Habían ocultado al Santo Obispo en una casa de campo; pero los que lo buscaban descubrieron donde se hallaba. Estaba el Santo en un aposento alto, desde el cual hubiera podido salvarse; pero no quiso, y solamente prorrumpió en estas palabras: cúmplase la voluntad de Dios. Bajo inmediatamente donde estaban los soldados, que viendo su edad y su firmeza, no se atrevían a cumplir su misión. Mando que le preparen la cena, y les pidió una hora para orar en libertad. Habiéndola obtenido, lleno de la gracia de Dios, oró de pie por espacio de dos horas, por todos los conocidos en particular, y encomendó a Dios la Iglesia.
Así que llegaron a la ciudad, le presentaron al gobernador de la provincia, quien le pregunto si era Policarpo. Él respondió que sí. Este magistrado le exhortó a que renunciara a Nuestro Señor Jesucristo. Policarpo le contestó; "Ochenta y seis años que Le sirvo, y nunca me ha hecho mal alguno. ¿Cómo podré blasfemar contra mi Rey, que me ha salvado?" Continuaba el procónsul escuchándolo. "Pareces que disimulas conocerme, le dijo el Santo; pues yo té declaro, que Soy cristiano, si quieres instruirte en la doctrina de los cristianos, señálame el día para oírme, y te enseñaré. El procónsul le dijo: Persuádeselo al pueblo. Policarpo le replicó; Por lo que te toca es justo responderte: Porque hemos aprendido a respetar a los magistrados, y a tributar a las potestades, establecidas por Dios, el debido honor. Pues mira a esta gente que no merece que yo me justifique en su presencia. "El procónsul le amenazó que lo echaría a las fieras. La respuesta de San Policarpo fue que a el le seria más ventajoso pasar de los suplicios a la perfecta justicia. Pues ya que no temes a las fieras, dijo el procónsul, mandare que te quemen vivo, si no obedeces. El Santo le respondió; "Me amenazas con un fuego que se apaga en un momento, porque no conoces el fuego eterno que esta reservado a los impíos. ¿Pero qué es lo que te detiene? Hazme sufrir lo que quieras." Irritado el procónsul, lo condeno a ser quemado vivo.
El mismo Policarpo se desnudó, y queriéndole atar a un poste, dijo: "Dejadme así; el que me da la fuerza para sufrir el fuego, me hará la gracia de que permanezca inmóvil sobre la hoguera, sin necesidad de los clavos." Se contentaron, pues, con atarle las manos atrás. Puesto de este modo, levanto los ojos al cielo, dio gracia a la Santísima Trinidad de la dicha que tenía de ser uno de los Mártires por Nuestro Señor Jesucristo, le suplicó la gracia de ser recibido como una víctima de agradable honor.
Acabada su oración, encendieron el fuego; pero por un maravilloso milagro, en lugar de consumir las llamas al Santo Mártir, lo rodearon formando como una bóveda o un pabellón, y su cuerpo exhalaba un olor parecido al de los perfumes más delicados. Irritados más todavía los paganos por este milagro, lo partieron con una espada. De la herida había salido tanta sangre, que apagó el fuego. De esta manera terminó San Policarpo su vida y su sacrificio.
 
Catecismo Ortodoxo
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Wednesday, February 21, 2018

Comentario sobre lo que sucede al Alma Despues de la Muerte. ( Obispo Alejandro Mileant )


No se nos da a conocer a través de las Sagradas Escrituras; cual es el proceso de un juicio particular después de la muerte de una persona. Nosotros podemos en parte juzgar sobre ello por fracciones de manifestaciones encontradas en la Palabra de Dios.
Así es natural pensar,que en el juicio particular hay una gran participación en el destino de la persona, tanto de los Angeles buenos como de los malignos: los primeros son instrumentos (Medios de Acción) de la gracia de Dios,, los segundos - porque Dios les permite, usandolos como instrumentos de Su justicia.
En la parábola sobre el Rico y Lázaro (Lucas 16:19) se dice que Lázaro al morir fue llevado por los Angeles junto al seno de Abraham. Murrio también el rico y fue sepultado. Estando en el Hades, entre tormentos, levanto los ojos y vio a lo lejos a Abraham y a Lázaro en su seno, y gritando dijo: 'Padre Abraham ten compasión de mi, y envíame a Lázaro para que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua porque estoy atormentado en esta llama.' en la parábola sobre el Rico insensato, Dios le dise: "¡Necio! Esta misma noche te reclamaran el alma; las cosas que preparaste. ¿Para quien serán? Así es el que atesora sus riquezas para si,y no se enriquece en orden a Dios." Es evidente que la reclamaran los espiritus malvados.
Ya que por un lado, los Angeles de esos pequeños, por la Palabra del Señor, siempre ven el Rostro del Padre Celestial, igualmente al finalizar el mundo el Señor va ha mandar a sus Angeles, los cuales van a separar a los malos de entre los justos, y los echaran en el horno del fuego (Mateo 13:49) por otro lado nuestro enemigo el diablo, ronda como león rugiente,buscando a quien devorar (1 Pedro 5:8). "Porqué nuestra lucha es... contra los espíritus del mal que están en las alturas, y su príncipe se llama el príncipe del imperio del aire, que es el espíritu que actúa en los rebeldes" (Efesios 6:12 y 2:2).
Los Santos Padres desde la antigüedad ilustraban en base a los relatos de las Santas Escrituras el camino del alma después de haberse separado del cuerpo, como un camino que atraviesa distancias espirituales, en los cuales los espíritus del mal buscan devorar a los débiles espiritualmente, en donde por ello se necesita la protección y ayuda de los Angeles Celestiales y el apoyo a través de las oraciones de los seres vivos de la Iglesia. Podemos mencionar a San Efren el Sirio, San Atanasio el Grande, San Macario el Grande, San Basilio el Grande, San Juan el Teólogo y otros, como algunos de los Padres que hablan de este tema desde la antigüedad Con mas detalles explica esto San Cirilo de Alejandría en la "Palabras sobre la salida del alma."
Este camino también esta ilustrado en la narración de la vida de San Basilio el Nuevo, en el cual la justa difunta Teodora, (una viuda que sus últimos años de vida se dedico al cuidado del Santo Padre, se le apareció en sueños a Gregorio el aprendiz de San Basilio el Nuevo y le relato, que es lo que vio y que es lo que sucedió al separarse el alma del cuerpo, y también sobre su ingreso a las moradas celestiales.
El camino que recorre el alma después de separarse del cuerpo se llama "Tormentos." en relación de lo expresado, el Mitropolit Macario de Moscú dijo que "Hay que recordar con firmeza lo que le dijo el Angel a San Macario de Alejandría desde el comienzo del relato al instruirlo sobre los "Tormentos": Las cosas celestiales hay que recibirlas como las mas débiles ilustraciones terrenales, he imaginarse los tormentos lo mas que se pueda en un sentido espiritual, mas que bajo la sensibilidad de un parámetro humano
Dijo un Santo Padre, que si uno quisiera imaginarse el infierno no podría, pues, aunque uno juntase todo el horror del mundo, este, comparándolo, ni siquiera seria una gotita de agua en el océano. Asimismo si uno quisiera imaginarse el cielo no podría, pues, aunque uno juntase todo lo mas hermoso de este mundo, este, comparándolo, ni siquiera seria una gotita de agua en el océano. en un momento del relato,Teodora le contó que al pasar de un espacio espiritual al otro,de los "Tormentos" le dijo a los Angeles que llevaban su alma "pienso,que ninguna de las personas que viven en la tierra sabe que es lo que sucede aquí, y que es lo que le espera al alma pecadora después de su muerte." A lo que los Santos Angeles me respondieron: ¿Acaso las Sagradas Escrituras no dan testimonio de todo lo que sucede aquí, y que además es leído permanentemente en todos los templos por sus sacerdotes, las personas estan sumergidas en la agitación de la vida y sus placeres, anteponiendo la satisfacción de su vientre el temor de ofender al Señor? Ellos absolutamente no piensan en la vida futura, en su eternidad, y no se acuerdan de las Palabras del Señor que Dice: "Hay de vosotros, los que ahora estáis hartos! porque tendréis hambre! Hay de los que reís ahora! porque tendréis aflicción y llanto!" (San Lucas 6:25).
Muchos piensan que todo lo escrito, son puros cuentos, y no le dan mucha importancia. Sin embargo los que son misericordiosos con los pobres, los que ayudan con amor a los humildes en sus necesidades y a los que colaboren con los que la requieran, recibirán el perdón de Dios por sus pecados, y pasaran los "tormentos," por haber dado su amor (misericordia), ya que las Sagradas Escrituras dicen (libro de Tobias 4:10-11). "Porque la limosna, libera de la muerte e impide caer en las tinieblas Don valioso es la limosna para cuantos la practican en presencia del Altísimo." de esta manera los que son misericordiosos reciben la vida eterna, y los que no tratan de purificar sus pecados a través de la misericordia, no podrán evadir estas pruebas y sufrirán sus almas los tormentos (Que tu Vistes) a los que las someterán las fuerzas del mal, llevándolas a las profundidades del infierno hasta el Juicio Final. a ti también te hubiera sido difícil escapar de ello, si no hubieses recibido la ayuda de San Basilio el Nuevo relato, extraído de la vida de San Basilio el Nuevo, cuya recopilación fue realizada bajo la supervisión de San Demetrio, en el libro correspondiente al mes de marzo de la obra "Vida de los Santos." en esos momentos reinaban en el Imperio de Bizancio el emperador León el Sabio (Años 886-911). 
 
Obispo Alejandro Mileant
 
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Saturday, February 17, 2018

EL GRAN CANON - Composición de San Andrés de Creta

 San Andrés de Creta y santa Maria de Egipto. El lunes de la Primera Semana de la Cuaresma, en el oficio de Completas Mayores, después del Salmo 69, se canta el Canon. Los hirmos se cantan dos veces, al principio de cada oda y al final. Antes de cada tropario nos signamos y nos inclinamos tres veces. 
 
ODA 1, Tono 6 
 
Hirmo: 
El es mi socorro y refugio y se ha hecho mi salvación. Es mi Dios y le glorificaré, Dios de mis padres, y le ensalzare, porque gloriosamente se ha glorificado.
 
 Responso: 
Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí (y así después de cada tropario). 
 
¿Donde comenzaré a lamentar ios hechos de mi miserable vida? ¿Qué primicia ofreceré, Cristo, de esta lamentación? Mas, como eres compasivo, concédeme perdón de mis pecados. 
 
Ven, alma miserable, con tu cuerpo, y confiesa al Creador de todo. En adelante deja tu antigua bestialidad y ofrece a Dios lagrimas de penitencia. 
 
A Adán que fue creado primero, le he rivali-zado con mis transgresiones. Se que estoy desnudado de Dios y del reino eterno y de la felicidad a causa de mis pecados. (Génesis 3) 
 
!Ay de ti, miserable alna! ¿por que te pareces a la primera Eva? Pues has mirado inicuamente y has sido amargamente herida. Tocaste el  árbol y probaste audazmente la fruta prohibida.
 
 La Eva de mi espíritu ha tomado el lugar de la Eva física bajo la forma de pensamientos apasionados y carnales, que me prometen dulzura, mas me hacen gustar amargura. 
 
Fue justamente desterrado Adán del Edén por no haber guardado un mandamiento, Salvador, Mas ¿qué he de sufrir yo, que siempre desecho tus palabras vivificantes? (Hebreos 12: 25; Génesis 3: 23) 
 
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo: 
 
A la Trinidad: 
Trinidad superesencial, adorada en unidad, quítame el pesado yugo del pecado y en tu compasión concédeme lágrimas de compunción.
 
 Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. 
 
Teotoquio: Deípara, esperanza e intercesora de los que te alaban, quítame el pesado yugo del pecado, y como eres nuestra Señora purísima, recíbeme a mí arrepentido. 
 
ODA 2 Hirmo: Escuchad, cielos, y hablaré y cantaré de Cristo, que vino en la carne a habitar entre nosotros, la cual tomó de la Virgen. 
 
Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí. 
 
Escuchad, cielos, y hablaré; tierra, inclina tu oído a la voz del que se arrepiente a Dios y que le canta alabanzas. Mírame, Dios Salvador mío, con tu ojo misericordioso, y recibe mi ferviente confesión. (Proverbios 15: 3; Salmo 33: 15) 
 
 Mas que todos he pecado. Yo sólo he pecado contra ti. Mas, siendo Dios, ten compasión, Salvador, de tu criatura. (I Timoteo 1: 15) 
 
He labrado la fealdad de mis pasiones por mis deseos carnales. 
 
He deformado la hermosura de mi espíritu. Una tempestad de pasiones me acecha, Señor compasivo. Extiéndeme tus manos a mí también como a Pedro. (Mateo 14: 31) 
 
He manchado el manto de mi carne y he ensuciado tu imagen y semejanza, Salvador. 
 
He oscurecido la hermosura de mi alma con los placeres carnales, y he cambiado mi espíritu haciéndolo lodo. 
 
He razgado mi primera vestidura que me tejió el Creador en el principio y por eso estoy postrado y desnudo. (Génesis 3: 21) 
 
Heme puesto una túnica rayada, que me tejió la serpiente por astucia y estoy avergonzado. (Génesis 3: 4-5) 
 
Las lágrimas de la ramera, Señor misericordioso, te las ofrezco yo también. Seme misericordioso, Salvador, en tu compasión. (Lucas 7: 38? 18: 13) 
 
Vi la hermosura del árbol y mi espíritu fue seducido; estoy ahora postrado y desnudo y avergonzado. (Génesis 3: 7)
 
 Todos los demonios principales de las pasiones me han hecho surcos en mis espaldas y mucho ha durado su tiranía sobre mí. (Salmo 128: 3) 
 
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo: 
 
 A la Trinidad: Te alabo a ti, que eres uno en tres Personas, Dios de todo, Padre, Hijo y Espíritu Santo. 
 
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
 
 Teotoquio: Inmaculada Deípara, Virgin acabadísima, ora fervientemente que seamos salvos. 
 
ODA 3  
 
Hirmo: Establece tu Iglesia sobre la inmóvil roca de tus mandamientos, Oh Cristo.
 
 Responso: Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí. El Señor llovió fuego del Señor, alma mía, y consumió la antigua tierra de Sodoma. (Génesis 19: 24)
 
 Escápate al monte, como lo hizo Lot, alma mía, busca refugio a tiempo en Zoar. (Génesis 19: 22) 
 
Huye del fuego, alma mía, huye del calor de Sodoma. 
 
Corre de la destrucción de la llama divina. (Deuteronomio 4: 24; Hebreos 12: 29)
 
 Yo sólo he pecado contra ti, he pecado más que todos, Cristo Salvador mío, no me rechaces. 
 
Tú eres el buen Pastor; búscame a mí, que me le desviado. (Juan 10: 11-14)
 
 Tú eres mi dulce Jesús, Tú eres mi Creador; en ti, Salvador, seré justificado.
 
 Te confieso, Salvador, he pecado, contra ti 6 he pecado, mas absuélveme y perdóname en tu compasión. 
 
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:  
 
A la Trinidad: 
Trinidad, unidad, Dios, sálvame del engaño y de la tentación y de lo que me aflige. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.  
 
Teotoquio: 
Salve, seno portador de Dios. Salve, trono del Señor. Salve, Madre de nuestra vida.  
 
ODA 4  
 
Hirmo:
  El Profeta oyó de tu venida, Señor, y de que habías de nacer de la Virgen y aparecer a los hombres. Tuvo miedo y clamo, He oído tus nuevas y tengo miedo. Gloria a tu potencia, Señor. (Habacuc 3: 2) 
 
Responso: 
 Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.
 
 No desprecies tus obras y no abandones tu creación, justo Juez y Amante de los hombres, aunque yo sólo he pecado como hombre mas que cualquiera. Mas siendo Señor de todo, tienes potestad de perdonar los pecados. (Marcos 2: 10)
 
 Se acerca el fin, alma mía, se acerca. Mas tú descuidas y no te preparas. Se abrevia el tiempo. Levántate. Se acerca el Juez a las puertas. Como sueño, como una flor, se pasa el tiempo de esta vida. ¿Por qué nos agitamos en vano? (Mateo 24: 33; Salmo 38: 7) 
 
Vuelve en ti, alma mía. Considera tus hechos, y repásalos delante de tus ojos, y vierte las gotas de tus lágrimas. Cuenta con confianza tus pensamientos y hechos a Cristo, y sé libertado. 
 
 No hay pecado ni hecho ni vicio de la vida que yo no haya cometido, Salvador. He pecado por pensamiento, palabra, intención, propósito, voluntad y acción, como ningún otro haya hecho. 
 
Por eso estoy bajo condenación, yo que soy miserable, sentenciado por mi conciencia, de la que no hay nada más rigoroso, Juez y Redentor mío, que conoces mi corazón, sálvame, líbrame y rescátame a mí, tu siervo. 
 
La escala de antaño, la que vio el gran Patriarca, alma mía, es modelo de subimiento por acción y de ascendimiento por sabiduría. Pues, si quieres vivir en actividad, sabiduría y contemplación, renuévate. (Génesis 28: 12; Romanos 12: 2; Tito 3: 5)
 
Por su apremiante necesidad el Patriarca sufrió el ardiente calor del día y aguantó el frío de la noche, día por día avanzando, pastoreando, luchando y trabajando para ganar a dos esposas. (Génesis 29: 16-30; 31: 40) 
 
Por las dos esposas se entienden acción y sabiduría de contemplación: acción por Lea, pues tuvo muchos hijos; por Raquel sabiduría, pues trabajó mucho; porque sin trabajo, alma mía, ni la acción ni la contemplación logrará éxito. 
 
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo: 
 
A la Trinidad: 
Te confieso como indivisible en esencia, inconfundible en Personas, Divinidad Tri-una, co-entronizada, y co-reinante, te canto el himno cantado tres veces en lo alto. 
 
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
 
 Teotoquio:
 Das a luz y vives virginalmente, y en las dos cosas permaneces virgen de naturaleza. El que de ti nace renueva las leyes  de la naturaleza, y su seno da a luz sin dolor. Cuando Dios desea, es vencido el orden natural, pues El hace lo que desea.  
 
ODA 5 
 
 Hirmo: 
De noche me levanto temprano buscándote; ilumíname, te suplica, Amante de los hombres, y guíame por tus mandamientos, y enséñame, Salvador, a hacer tu voluntad.  
 
Responso: 
Ten piedad de mi, Dios, ten piedad de mí. 
 
He pasado mi vida siempre an la noche, y la noche del pecado me ha sido una neblina espesa y oscuridad; Salvador, hazme a mí hijo del día. (Efesios 5: 8) 
 
Como Rubén, miserable de mí, he pensado un acto pérfido y desobediente contra Dios Altísimo, manchando mi lecho como aquél manchó el de su padre. (Génesis 35: 22; 49: 3-4) 
 
Te confieso, Cristo Rey mío, he pecado, he pecado como los hermanos de José antiguamente, los que vendieron el fruto de la pureza y la castidad. (Génesis 37: 26-27)
 
 El justo José fue entregado por sus hermanos, esa dulce alma fue vendida a la esclavitud, como tipo del Señor; y tú, alma mía, te has vendido enteramente a tus vicios. (Génesis 37: 28)
 
 Imita, alma miserable y sin valor, al justo José y a su espíritu puro, y no seas desenfrenado en tus deseos irracionales, siempre transgrediendo. (Génesis 39: 7-23) 
 
José, antiguamente habitando un hoyo, Señor Soberano, fue un tipo de tu entierro y resurrección. Mas ¿puedo yo ofrecerte alguna cosa semejante? (Génesis 37) 
 
 Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:  
 
A la Trinidad: 
 A ti te glorificamos, Trinidad, un solo Dios, Santo, Santo, Santo eres, Padre, Hijo y Espíritu, Ser sencillo, Unidad siempre adorada. 
 
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
 
 Teotoquio: 
De ti, purísima Doncella, Madre y Virgen, Dios que creó los mundos y los siglos se revistió de mi barro y se unió a sí mismo la naturaleza humana.  
 
ODA 6
 
 Hirmo: 
 Clamé con todo el corazón a Dios misericordioso, y El me oyó desde el abismo y levantó mi vida de la corrupción. 
 
Responso: 
 Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí. Sinceramente te ofrezco con intención pura, Salvador, las lágrimas de mis ojos y los mugidos del fondo de mi corazón, clamando: Dios, he pecado contra ti, ten piedad de mí. (Lucas 18: 13) 
 
Tú, alma mía, te has rebelado contra el Señor como Datan y Abiram. Mas, con todo tu corazón, clama: 
Salva, a fin de que una sima abierta de la tierra no te trague. (Números 16: 27-33) 
 
Como becerra cerril aguijoneada a la locura, alma mía, te has semejado a Efrén. Al vuelo para la acción, decisión y contemplación, salva tu vida como una gacela del lazo.(Oseas 4: 16) 
 
Que nos asegure la mano de Moisés, alma mía, puesto que Dios emblanquece y limpia una vida leprosa. Así que no te desesperes si te encuentras leprosa. (Éxodo 4: 6-8) 
 
 Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo: 
 
A la Trinidad: 
Yo soy Trinidad, simple e indivisible, en Personas dividida. 
 
Yo soy Unidad, u-nida por naturaleza, dice el Padre, el Hijo y el Espíritu Divino. 
 
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. 
 
Teotoquio:
  Tu seno engendró a Dios por nosotros, al que tomó nuestra forma. Suplícale al Creador de todo, Deípara, que por tu intercesión seamos justificados. 
 
Señor, ten piedad. (3) Gloria...Y ahora... 
 
Contaquio, tono 6 
Alma mía, alma mía, levántate. ¿Por qué duermes? El fin está cercano, y serás confundida. Despiértate , pues, y sé vigilante, a fin de que te salve Cristo Dios nuestro, que esta en todas partes y todo lo llena.  
 
ODA 7 
 
Hirmo: 
 Hemos pecado, hemos transgredido y hecho mal ante Ti, no hemos vigilado ni hemos hecho lo que TÚ nos mandaste. Mas no nos abandones finalmente, Dios de nuestros padres.  
 
Responso:  
Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.
 
 He pecado, he ofendido y he rechazado tu mandamiento, porque continuando en mis pecados, a mis llagas he agregado heridas. 
 
Mas, por tu compasión ten piedad de mi, Dios de nuestros padres. Te he confesado, Juez mío, los secretos de mi corazón. Ve mi humillación y mi aflicción y a-tiende a mi juicio. Y por tu  compasión, ten piedad de mí, Dios de nuestros padres. 
 
Cuando Saul de antaño perdió las asnas de su padre, encontró de paso la proclamación de su reino. 
Vigila, alma mía, y no olvides, a no ser que prefieras tus deseos bestiales al Reino de Cristo. (I Samuel [I Reyes] 10: 2)
 
 Si David, padre de nuestro Divino Señor, pecó dos veces de antaño, alma mía, al ser traspasado por la flecha del adulterio y herido por la lanza del remordimiento por haber matado, tú tienes enfermedad de voluntad y de tus apetitos más grave que esos hechos. (II Samuel [II Reyes] 11; 12: 1-23) 
 
David una vez juntó pecado con pecado, mezclando su adulterio con asesinato, mas inmediatamente ofreció doble arrepentimiento. Mas, tú, alma mía, has hecho cosas más inicuas sin arre-pentirte ante Dios. 
 
David compuso de antaño un himno, pintando un cuadro del mal que había hecho, clamando, Ten piedad de mí, porque contra Ti sólo he pecado, que eres Dios de todo. ¡Límpiame! (Salmo 50 [51]) 
 
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:  
 
A la Trinidad:  
Trinidad simple e indivisible, de una esencia y de una naturaleza, Luces y Luz, tres Santos y uno Santo, Dios Trinidad es alabado. Canta, alma mía, y glorifica a la Vida y a las Vidas, Dios de todo. 
 
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos . Amén. 
 
Teotoquio: 
Te alabamos, te bendecimos, te veneramos, Deípara, porque diste a luz a uno de la inseparable Trinidad, al único Hijo y Dios, y a nosotros los terrestres nos has abierto los reinos celestiales.
 
  ODA 8  
 
Hirmo: 
A Aquél que es glorificado por las huestes celestiales y ante quien tiemblan los querubines y los serafines, que le alaben y bendigan y ensalcen todo lo que tiene aliento y toda la creación por todos los siglos. 
 
Responso: 
Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.
 
 He pecado, Salvador, ten piedad. 
 
Despierta mi espíritu a que se convierta; acéptame a mí que me arrepiento; ten compasión de mí cuando clamo: Contra Ti sólo he pecado y he hecho transgresiones. 
 
¡Ten piedad de mí! Elías, el carrocero, subió en la carroza de virtudes a los cielos y fue transportado sobre las cosas mundanales. Contempla, alma mía, su ascenso. (IV Reyes [II Reyes] 2: 11) 
 
Eliseo recibió doble gracia al alzar el manto de Elias. Mas tú, alma mía, no has participado de esta gracia a causa de tu incontinencia. (IV Reyes [II Reyes] 2: 9)
 
 Las aguas del Jordán fueron apartadas a uno y a otro lado de antaño por Eliseo por medio del manto de Elias. 
 
Mas tú, alma mía, no has participado de esta gracia a causa de tu incontinencia. (IV Reyes [II Reyes; 2: 14) 
 
La sunamita de antaño de buena voluntad recibió al justo -Eliseo. Mas tú, alma mía, no has recibido en tu casa ni a forastero ni a viajero. Por eso, serás echada lamentando de la cámara nupcial. (IV Reyes [II Reyes] 4: 8)
 
 Siempre has imitado la inicua mente de Giezi, alma miserable. Límpiate de su amor a la plata, al menos en tu vejez. Escápate del 13 fuego del infierno dejando tus malas costumbres. 
 
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:  
 
A la Trinidad:  
Padre eterno, Hijo coeterno, Consolador bondadoso. Espíritu de verdad; Padre del Verbo Divino, Verbo del Padre eterno, Espíritu vivo y creador, Trinidad Unidad, ten piedad de nosotros. 
 
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. 
 
Teotoquio:
 Como de seda escarlata, Virgen inmaculada, dentro de tu seno fue tejida la púrpura real, la carne de Emanuel. Te honramos, pues, como verdaderamente Deípara.  
 
ODA 9 
Hirmo: 
Inefable fue el alumbramiento de la concepción sin simiente y sin corrupción de la Madre Virgen, pues la navidad de Dios renueva la naturaleza. 
 
Y en todas las generaciones te magnificamos como ortodoxos, Madre y Esposa de Dios.  
 
Responso: 
Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí. 
 
La mente está herida, el cuerpo debilitado, y el espíritu enfermo, la palabra ha perdido su potencia, la vida está decayendo, el fin está cercano. 
 
¿Qué harás, alma miserable, cuando venga el Juez a examinarte? He repasado la relación mosaica de la creación del mundo, y toda la Escritura que narra la historia de los justos e injustos. Mas tú, alma mía, has imitado a éstos y no a aquéllos, y has pecado contra Dios. 
 
La Ley se ha debilitado, no se practica el Evangelio, toda la Escritura es ignorada de ti; los profetas y todas las palabras de los  justos han perdido su potencia en ti. 
 
Tus heridas, alma mía, se han multiplicado, y no hay médico que te sane. Traigo ante ti los ejemplos de la Nueva Escritura, alma mía, para guiarte a la compunción. I-mita, pues, a los justos y déjate de seguir a los pecadores, y vuelve a ganar la gracia de Cristo, por medio de súplicas, ayunos, pureza y devoción.
 
 Cristo se hizo hombre, y llamo al arrepentimiento a los ladrones y a las rameras. Arrepiéntete, alma mía. La puerta del reino ya está abierta y la están ganando ante ti los convertidos fariseos, publicanos y adúlteros. (Mateo 21: 31; 11: 12) 
 
Cristo se hizo hombre, tratando conmigo en la carne, y voluntariamente participando de cuanto pertenece a nuestra naturaleza menos del pecado. Y te dio a ti, alma mía, ejemplo e imagen de su propia condescendencia. (Mateo 1: 25) 
 
Cristo salvo a los magos, convocó a los pastores, e hizo mártires a una multitud de niños, glorifico a un anciano y a una viuda envejecida, cuyos hechos y vida, alma mía, no has imitado. ¡Ay de ti, cuando seas juzgada! (Mateo 2: 12; Lucas 2: 9-12; Mateo 2: 16; Lucas 2: 25-38) 
 
Cuando el Señor por cuarenta días ayuno en el desierto, finalmente tuvo hambre, revelando su naturaleza humana. No te congojes, alma mía, si te ataca el enemigo, mas ahuyéntale por oración y ayuno. (Mateo 4: 1-11; 17: 21; Marcos 9: 29)
 
 Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo: 
 
A la Trinidad: 
Glorifiquemos al Padre, exaltemos al Hijo y fielmente adoremos al Espíritu Divino, Trinidad inseparable, Unidad en esencia, como la Luz y las Luces, la Vida y las Vidas, dando vida y  luz a los confines de la tierra.
 
 Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. 
 
Teotoquio:  
Socorre a tu ciudad, inmaculada Deípara, pues por ti reina, fielmente, y en ti tiene su fortaleza, y por ti vence y derrota toda tentación y prueba, cautivando al enemigo y rigiendo sobre sus subditos.  
 
A Andrés:  
Venerable Andrés, Padre tres veces bendito, Pastor de Creta, no ceses de orar a Dios por los que te alaban, que El libre de la ira, opresión y corrupción y de nuestras innumerables pecados a los que fielmente honramos tu memoria. 
 
Y otra vez el hirmo: Inefable fue... 
 
Y el resto de Completas Mayores El martes de la Primera Semana de la Cuaresma, en el oficio de Completas Mayores, después del Salmo 69, se canta el Canon. 
 
Los hirmos se cantan dos veces, al principio de cada oda y al final. Antes de cada tropario, nos signamos y nos inclinamos tres veces.
 
 ODA 1,
 Tono 6
 
 Hirmo: 
El es mi socorro y refugio y se ha hecho mi salvación. Es mi Dios y le glorificaré, Dios de mis padres, y le ensalzaré, porque gloriosamente se ha glorificado. 
 
Responso: 
 Ten piedad de raí, Dios, ten piedad de mí. He sobrepasado voluntariamente el asesinato de Caín, porque avivando la carne, soy el asesino de la conciencia de mi alma, haciéndole guerra por mis hechos inicuos. (Génesis 4: 8) 
 
 No he imitado a Abel en justicia, Jesús; no te he ofrecido dones aceptables, ni acciones piadosas, ni sacrificio puro, ni vida sin mancha. (Génesis 4: 4)
 
Como Caín, nosotros también, alma miserable, hemos ofrecido al Creador de todo hechos inmundos, sacrificio reprensible y vida inútil; por tanto estamos condenados. (Génesis 4: 5; Hebreos 11: 4) 
 
Formándome del barro, dándome vida, Alfarero, me conferiste carne y huesos, aliento y vida, mas, Creador mío y Redentor y Juez mío, recíbeme arrepentido. (Génesis 2: 7; Jeremías 18: 1-10; Romanos 9: 21) 
 
Confiésote, Salvador, los pecados que he cometido, y las heridas de mi alma y cuerpo, los que me han infligido mis pensamientos asesinos. (Lucas 105 30)
 
 Aunque he pecado, yo sé que Tú amas a los hombres: castigas con misericordia y tienes ardiente piedad. Me ves llorar y te apresuras hacia mí como el Padre llamando al pródigo. (Lucas 15: 20)
 
 Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:  
 
A la Trinidad:
 Trinidad superesencial, adorada en unidad, quítame el pesado yugo del pecado y en tu compasión concédeme lágrimas de compunción. 
 
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.  
 
Teotoquio: Deípara, esperanza e intercesora de los que te alaban, quítame el pesado yugo del pecado, y como eres nuestra Señora purísima, recíbeme a mí arrepentido.  
 
ODA 2
 
 Hirmo:
 Escuchad, cielos, y hablaré y cantaré de Cristo, que vino en la carne a habitar entre nosotros, la cual tomó de la Virgen. 
 
Responso: 
Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí. El pecado me ha despojado de mi primer vestido tejido por Dios y me ha cosido una túnica de pieles. (Génesis 3: 21) 
 
Estoy envuelto en un vestido de vergüenza como de hojas de higuera, como reproche por mis voluntarias pasiones. (Génesis 3: 7)
 
 Heme vestido de una túnica ensuciada manchada de sangre, el curso de mi vida de pasión y de lujuria. Bajo el peso de las pasiones y de la corrupción material he caído, y desde entonces me persigue el Enemigo. 
 
Prefiriendo una vida avara y codiciosa a la pobreza de espíritu, Salvador, estoy abrumado de un yugo pesado. (Mateo 5: 3)
 
 Al ídolo de mi carne lo he adornado de un manto multicolor, pensamientos vergonzosos, y estoy condenado. (I Juan 5: 21)
 
 Heme preocupado del adorno exterior, y he descuidado el templo interior hecho a la imagen de Dios. (I Pedro 3: 3-4) 
 
La hermosura de la primera imagen la he cubierto de pasiones, Salvador, mas busca con diligencia hasta hallarla, como la dracma perdida. (Lucas 15: 3)
 
 Como la ramera te clamo: 
He pecado, yo sólo he pecado contra Ti. 
 
Acepta mis lágrimas también, Salvador, como mirra. (Lucas 7: 37- 50)
 
 Como el publicano, te clamo: Ten piedad, Salvador, ten piedad de mí, pues ningún hijo de Adán ha pecado contra Ti como yo. (Lucas 18: 13)
 
 Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:  
 
A la Trinidad: 
Te alabo a ti, que eres uno en tres Personas, Dios de todo, Padre, Hijo y Espíritu Santo. 
 
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.  
 
Teotoquio:  
Inmaculada Deípara, Virgen alabadísima, ora fervientemente que seamos salvos.  
 
ODA 3
 
 Hirmo: 
Establece tu Iglesia sobre la inmóvil roca de tus mandamientos, oh Cristo. 
 
Responso:  
 Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.
 
 En ti, Vencedor de la muerte, he encontrado la Fuente de la vida, y antes del fin te clamo de mi corazón:
 
 He pecado, ten piedad de raí y sálvame. 
 
He pecado, Señor, he pecado contra Ti. 
 
Ten piedad de mí, pues no hay pecador entre los hombres que yo no haya sobrepasado en pecados. 
 
He imitado a los inicuos de los días de Noé, y me he ganado una parte de su condenación de ahogar an el diluvio. (Génesis 6) 
 
 Has seguido a Cham, que ultrajó a su padre, alma mía, y no has cubierto, andando hacia atrás, la desgracia de tu prójimo......(Génesis 9: 20-27)
 
 Huye, alma mía, como Lot, del fuego del pecado; huye de Sodoma y Gomorra, huye de la llama de todo deseo excesivo. (Génesis,19) 
 
Ten piedad, Señor, ten piedad de mí, te imploro, cuando vengas con tus angeles a recompensarnos según nuestros hechos. 
 
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo: 
 
A la Trinidad:  
Sencilla Unidad, no creada, Naturaleza sin origen, alabada en Trinidad de Personas, sálvanos que con fe adoramos tu potestad. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.  
 
Teotoquio: 
Madre de Dios, no desposada, que diste a luz en el tiempo al Hijo sempiterno del Padre. I Maravilla y milagro, mamantándole, permaneces Virgen!  
 
ODA 4 
 
Hirmo: 
 El Profeta oyó de tu venida, Señor, y que habías de nacer de la Virgen y aparecer a los hombres.
 
 Tuvo miedo y clamo: He oído tus nuevas y tengo miedo. Gloria a tu potencia, Señor. (Habacuc 3: 2) 
 
Responso:  
Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí. 
 
Vigila, alma mía, anímate como los grandes patriarcas, para lograr entendimiento activo, para ganarte un espíritu veedor de Dios y para penetrar la recóndita oscuridad, y así ser gran mercader. (Génesis 32: 28; Lucas 19: 13-15) 
 
 El gran Patriarca, que engendró a los doce patriarcas, te ha mostrado místicamente, alma mía, la escalera de ascenso para tus acciones, sabiamente dando a sus hijos como peldaños y sus propios pasos como vía ascendente.
 
 Has emulado al odiado Esaú, alma mía, vendiendo tu primogenitura de belleza prístina a tu suplantador, y has perdido la bendición de tu Padre, y te has engañado dos veces en obra y pensamiento. Por eso, miserable, arrepiéntete ahora. (Génesis 25: 31; 27: 37)
 
 Esaú fue llamado Edom, por su excesiva pasión de las mujeres. Encendido de incontinencia y manchado de placeres, fue llamado su nombre Edom, que significa calor rojo, del alma que ama el pecado. (Génesis 25: 30) 
 
¿De Job no has oído, alma mía, del que se justificó en un estercolero? Mas no has imitado su fortaleza, ni has tenido firmeza de voluntad en lo que has aprendido y sabido o sido tentado; no has tenido constancia. (Job 1) 
 
Aquél que estaba en un trono ahora está desnudo sobre un estercolero y cubierto de sarna. El que tenía muchos hijos y era estimado, de súbito queda sin hijos y sin amparo. Mas el estercolero lo tenía por palacio y sus heridas por perlas. (Job 2: 7-8) 
 
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo: 
 
A la Trinidad:
 Te confieso como indivisible en esencia, inconfundible en Personas, Divinidad Tri-una, co-entronizada y co-reinante, te canto el himno cantado tres veces en lo alto. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.  
 
Teotoquio: 
Das a luz y vives virginalmente, y en las dos cosas permaneces virgen de naturaleza. El que de ti nace renueva las leyes de la naturaleza, y su seno da a luz sin dolor. Cuando Dios desea, es vencido el orden natural, pues El hace lo que desea.  
 
ODA 5 
 
Hirmo: 
De noche me levanto temprano buscándote; ilumíname, te suplico, Amante de los hombres, y guíame por tus mandamientos, y enséñame, Salvador, a hacer tu voluntad.  
 
Responso: 
Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí. Alma mía, has oído como de antaño Moisés fue llevado en una arquilla de juncos sobre las aguas y las ondas del río como en una cámara, huyendo la penosa consecuencia del decreto de Faraón. (Éxodo 1: 22-2: 3) 
 
Si has oído, alma miserable, de las parteras que de antaño tuvieron que matar a todos los niños varones recien nacidos, frutos del connubio casto, entonces, como el gran Moisés, amamanta sabiduría. (Exodo 1: 16; 2: 9; Hechos 7: 22)
 
 Tú, alma miserable, no has herido ni matado tu mentalidad egipcíaca, como el gran Moisés, ¿cómo puedes habitar, arrepentido, en el desierto de pasiones? (Éxodo 2: 12) 
 
El gran Moisés habitó en el desierto, alma mía; ve tú y émula su vida para alcanzar por contemplación la visión de Dios en la zarza. (Éxodo 3: 1-2)
 
 Imagínate, alma mía, la vara de Moisés, que dividió el mar y secó el abismo, prefigurando la cruz divina, por la que tú también puedes  realizar cosas grandes. (Éxodo 14: 16) 
 
Aarón ofreció a Dios el holocausto puro y sin reproche, mas Ofni y Finees, como tú, alma mía, ofrecieron a Dios su vida pervertida y corrupta. (Levítico 9: 21-24; I Reyes [Samuel] 2: 12-34) 
 
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo: 
 
 A la Trinidad:
 A ti te glorificamos, Trinidad, un solo Dios, Santo, Santo, Santo eres, Padre, Hijo y Espíritu, Ser sencillo, Unidad siempre adorada. 
 
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
 
 Teotoquio: 
De tí, purísima Doncella, Madre y Virgen, Dios que creó los mundos y los siglos se revistió de mi barro y se unió a sí mismo la naturaleza humana. 
 
ODA 6 
 
Hirmo:
  Clamé con todo el corazón a Dios misericordioso, y El me oyó desde el abismo y levanto mi vida de la corrupción.
 
 Responso: 
Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí. 
 
Las ondas de mis pecados, Salvador, como en el Mar Rojo, volvieron de repente y me cubrieron, como a los egipcios de antaño y su caballería, (Éxodo 14: 7-31) 
 
Como Israel de antaño, alma mía, has escogido mal. Porque necia, has preferido la glotonería lasciva de tus pasiones al maná divino. (Números 21: 5; I Corintios 10: 9)
 
 Los pozos de engaño de Canaán, los has estimado, alma mía, sobre 23 las aguas de la peña herida de que salen ríos de sabiduría, como de un cáliz la ciencia divina. (Génesis 21: 25; Éxodo 17: 6) 
 
Carne de puerco, ollas de las carnes y el alimento de Egipto, los has preferido al maná celestial, como de antaño el pueblo insensato en el desierto. (Éxodo 16: 3; Números 11: 4-7) 
 
Cuando tu siervo Moisés hirió la peña con su vara, místicamente prefiguró tu vivificador costado, Salvador, del que todos tomamos el agua de la vida. (Números 20: 11; I Corintios 10: 4)
 
 Explora y espía la tierra de la Promesa, como Josué, el hijo de Nun, alma mía, y viendo como es, mora en ella guardando los mandamientos. (Josué 2)
 
 Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:
 
 A la Trinidad:  
Yo soy Trinidad, simple e indi-vidida, en Personas dividida. Y soy Unidad, unida por naturaleza, dice el Padre, el Hijo y el Espíritu Divino.
 
 Teotoquio: 
 
 Tu seno engendró a Dios por nosotros, al que tomó nuestra forma. Suplícale al Creador de todo. Deípara, que por tu intercesión seamos justificados. 
 
Señor, ten piedad. (3) Gloria...Y ahora...
 
Contaquio, tono 6 
 
Alma mía, alma mía, levántate. ¿Por qué duermes? El fin está cercano, y serás confundida. Despiértate, pues, y sé vigilante, a fin de que te salve Cristo Dios nuestro, que está en todas partes y todo lo llena.  
 
ODA 7 
 
Hirmo:
 Hemos pecado, hemos transgredido y hecho mal ante ti, no hemos vigilado ni hemos hecho lo que Tú nos mandaste. Mas no nos abandones finalmente, Dios de nuestros padres. 
 
Responso:  
Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí. 
 
Cuando el arca fue llevada sobre un carro, y los bueyes dieron sacudidas, Uzza sólo la toco y experimento el furor de Dios. Evita, alma mía, su temeridad y ten en reverencia lo divino. (II Reyes [II Samuel; 6: 6) 
 
Has oído de Absalom, como se rebelo contra la naturaleza; sabes de sus hechos inicuos, como mancho el lecho de su padre, David. 
 
Mas tú le has seguido en sus deseos apasionados y lascivos. (II Reyes [Samuel] 15; 16: 21) 
 
Has esclavizado tu libre dignidad a tu cuerpo, alma mía, y has encontrado en otro Architofel un enemigo, y te has hecho cómplice de sus consejos, mas Cristo los ha dispersado para que finalmente te salves. (II Reyes [II Samuel] 16: 20) 
 
Salomón, el magnífico, lleno de la gracia de la sabiduría, una vez hizo maldad delante de Dios y se apartó de El; tú, alma mía, le has semejado por tu vida miserable. (III Reyes [I Reyes; 4: 29;11: 3-4) 
 
Cautivo de sus pasiones carnales, se corrumpió ¡Ay! el amador de la sabiduría (Salomón) se hace amante de concubinas y se aparta de Dios. 
 
Y tú, alma mía, le has imitado en espíritu por tus vergonzosas pasiones. (III Reyes [I Reyes] 3: 12; 11: 4-12) 
 
Has rivalizado, alma mía, a Roboam, que no guiso oír a los consejeros de su padre, y al vicioso esclavo Jeroboam, el renegado  de antaño.
 
 Mas evita, tal emulación y clama a Dios: He pecado, ten piedad de mí. (III Reyes [I Reyes] 12: 13-20) 
 
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:  
 
A la Trinidad
Trinidad simple e indivisible, de una esencia y de una naturaleza, Luces y Luz, tres Santos y uno Santo, Dios Trinidad es alabado. Canta, alma mía, y glorifica a la Vida y a las Vidas, Dios de todo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.  
 
Teotoquio: 
 Te alabamos, te bendecimos, te veneramos, Deípara, porque diste a luz a uno de la inseparable Trinidad, al único Hijo y Dios, y a nosotros los terrestres nos has abierto los reinos celestiales.
 
 ODA 8 
 
Hirmo:
  A Aquél que es glorificado por las huestes celestiales y ante quien tiemblan los querubines y los serafines, que le alaben y bendigan y ensalcen todo lo que tiene aliente y toda la creación por todos los siglos.  
 
Responso: 
Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí. Habiendo emulado a Uzías, alma mía, tienes tú lepra dos veces; piensas cosas vanas y cometes transgresiones. Deja, pues, lo que posees y entra en penitencia. (IV Reyes [II Reyes] 15:- 5; II Crónicas 26: 19)
 
 ¿Has oído, alma mía, de los ninivitas que se arrepintieron ante Dios vestidos de saco y cenizas? No los has imitado, sino que te revelas más obstinada que cuantos han pecado antes y después de la ley. (Jonas 3: 5)
 
  Has oído, alma mía, como Jeremías en la mazmorra de cieno, lamentándose clamó a causa de la ciudad de Sion; pide lágrimas, imita su vida de lamentaciones y serás salvada. (Jeremías 38: 6) 
 
Joñas huyó a Tarsis, previendo la conversión de los ninivitas, pues, como Profeta, sabía de la compasión de Dios y era celoso que su profecía no fuera falsa. (Jonás 1: 3) 
 
Has oído, alma mía, de Daniel en el foso de los leones, como cerro la boca de los leones. Sabes como los tres infantes, con Azarías, por la fe, apagaron las llamas del horno de fuego. (Daniel 6: 16-22; 3: 23) 
 
He traído ante ti a todas las gentes del Antiguo Testamento para ejemplos. Imita los hechos agradables a Dios de los justos, y huye de los hechos de los inicuos.
 
 Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:  
 
A la Trinidad: 
 Padre eterno, Hijo coeterno, Consolador bondadoso, Espíritu de verdad; Padre del Verbo Divino, Verbo del Padre eterno, Espíritu vivo y creador, Trinidad Unidad, ten piedad de nosotros. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amen.  
 
Teotoquio: 
 Como de seda escarlata, Virgen inmaculada, dentro de tu seno fue tejida la púrpura real, la carne de Emanuel. Te honrarnos, pues, como verdadera Deípara.  
 
ODA 9 
 
Hirmo:
 Inefable fue el alumbramiento de la concepción sin simiente y sin corrupción de la Madre Virgen, pues la navidad de Dios renueva la naturaleza. Y en todas las generaciones te magnifi-camos como ortodoxos, Madre y Espesa de Dios.  
 
Responso:  
Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.
 
 Cristo fue tentado; el diablo le tentó, mos-crándole piedras, que las hiciera pan; le llevo a un monte muy alto para que viera en un instante todos los reinos del mundo. Teme, alma mía, aquella escena, vela y ora a cada hora a Dios. (Mateo 4: 3-9; 26; 41) 
 
El que amaba el desierto, la lampara de Cristo, la voz clamando en el desierto sonó, pregonando la penitencia, mientras Herodes pecaba con Herodias. Ve, alma mía, que te enredas en las redes del pecado, mas abraza el arrepentimiento. (Mateo 14; 3; Marcos 1: 3) 
 
El Precursor de la gracia habito en el desierto y toda Judea y Samaria salía a oírle, confesando sus pecados y recibiendo fervientemente el bautismo. Mas tu, alma mía, no los has imitado. (Mateo 3: 5-6) 
 
El matrimonio as honroso y el lecho sin mancilia, porque Cristo bendijo antes las dos cosas; encarnado comió en las bodas de Cana, y cambiando el agua en vino, revelo su primer milagro, a fin de que tú, alma mía, fueras transformada. (Hebreos 13: 4; Juan 2: 1-11) 
 
Cristo dio fuerzas al paralítico y éste tomo su cama; El levanto al joven muerto, el hijo de la viuda, y al mozo del centurión, y revelándose a la samaritana, te describió, alma mía, como habías de adorar en espíritu. (Mateo 9: 2-7; Lucas 7: 14; Mateo 8: 6-13; Juan 4: 24, 26)
 
 El Señor sano a la mujer enferma de flujo de sangre, cuando ella toco la franja de su vestido; limpio leprosos, dio vista a los ciegos, curo los cojos; los sordos y mudos y la mujer agobiada, los sanó con su palabra, para que tú, alma miserable, pudieras ser salvada. (Mateo 9: 20-22; 10: 8; 11: 5; Lucas 13: 11-13) 
 
 Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo: 
 
A la Trinidad:  
Glorifiquemos al Padre, exaltemos al Hijo y fielmente adoremos al Espíritu Divino, Trinidad inseparable, Unidad en esencia, como la Luz y las Luces, la Vida y las Vidas, dando vida y luz a los confines de la tierra. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.  
 
Teotoquio:
 Socorre a tu ciudad, inmaculada Deípara, pues por ti reina fielmente, y en ti tiene su fortaleza, y por ti vence y derrota toda tentación y prueba, cautivando al Enemigo y rigiendo sobre sus súbditos.  
 
Responso: 
Venerable Padre Andrés, intercede por nosotros ante Dios. A Andrés: Venerable Andrés, Padre tres veces bendito, Pastor de Creta, no ceses de orar a Dios por los que te alaban, que El libre de la ira, opresión y corrupción y da nuestras inumerables pecados a los que fielmente honramos tu memoria. Y otra vez el hirmo: Inefable fue... 
 
Y el resto de Completas Mayores El miércoles de la Primera Semana de la Cuaresma, en el oficio de Completas Mayores, después del Salmo 69, se canta el Canon. Los hirmos se cantan dos veces, al principio de cada oda y al final. Antes de cada tropario nos signamos y nos inclinamos tres veces. 
 
ODA 1, 
Tono 6 
 
Hirmo: 
 El es mi socorro y refugio y se ha hecho mi salvación. Es mi Dios y  le glorificaré, Dios de mis padres, y le ensalzare, porque gloriosamente se ha glorificado. 
 
Responso: 
Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí. 
 
Desde mi juventud, Cristo, he rechazado tus mandamientos. He pasado toda mi vida sin cuidado y sin pensar, como esclavo de mis pasiones. Por eso, Salvador, te clamo, antes del fin siquiera, sálvame. En mi vejez aún, Salvador, no me envíes vacío al hades, mientras me postro ante tus puertas. Mas, antes del fin, en tu amor a los hombres, concédeme remisión de mis caídas. He desperdiciado mis bienes en libertinaje, Salvador, y estoy desnudado de virtudes y de piedad; mas hambriento te clamo: Padre de misericordias, preven y ten compasión de mí. (Lucas 15: 13, 17)
 
 Soy el que por mis pensamientos caí en manos de ladrones, y ahora estoy todo herido por ellos, lleno de llagas. Estáte, empero, a mi lado, Cristo Salvador, y sáname. (Lucas 10: 30) 
 
El sacerdote me vio primero y paso de largo. Luego el levita miro mis sufrimientos y desdeño mi desnudez. Mas estáte tú a mi lado, Jesús, que amaneciste de María, y ten compasión de mí. (Lucas 10: 31-33)  
 
Responso: Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros. 
 
A María:
 Concédeme la gracia iluminadora de lo alto, que recibiste de la Divina Providencia, a fin de que me escape de la oscuridad de las pasiones y pueda alabar las conmovedoras hazañas de tu vida. 
 
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo: 
 
 A la Trinidad:
 Trinidad superesencial, adorada en unidad, quítame el pesado yugo del pecado y en tu compasión concédeme lágrimas de compunción. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. 
 
Teotoquio: 
Deípara, esperanza e intercesora de los que te alaban, quítame el pesado yugo del pecado, y como eres nuestra Señora purísima, recíbeme a mí arrepentido.
 
 ODA 2 
 
Hirmo: 
Escuchad, cielos, y hablaré y cantaré de Cristo, que vino en la carne a habitar entre nosotros, la cual tomo de la Virgen.
 
 Responso:
 Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí. 
 
He tropezado y caído como David, careciendo de disciplina, y estoy cubierto de inmundicia; mas láveme, Salvador, con mis lágrimas. (II Reyes [II Samuel] 11: 1-4) 
 
No tengo lágrimas, ni penitencia ni compunción. Mas, siendo Dios, Salvador, concédeme tú éstos.
 
 He perdido mi belleza y donaire pristinos; ahora yazgo desnudo y estoy avergonzado. 
 
No me cierres tu puerta, entonces, Señor, Señor, mas ábremela a mí que me arrepiento ante ti.(Mateo 25: 11)
 
 Presta oído a los suspiros y gemidos de mi alma, y acepta las lágrimas de mis ojos, Salvador, y sálvame. Amador de los hombres, que quieres que todos seamos salvos, en tu  bondad, hazme volver y recíbeme a mí que me arrepiento. (I Timoteo 2: 4) 
 
Responso: 
Santísima Deípara, sálvanos. 
 
Teotoquio: 
Inmaculada Madre de Dios, única Virgen alabadísima, ruega con fervor que seamos salvos.
 
 Otro hirmo: 
Ved, ved, que soy Dios, que hice que lloviera maná, y que rebosara agua de la peña de antaño para mi pueblo en el desierto, únicamente por mi diestra y por mi potencia. 
 
Ve, ve que soy Dios; presta oído, alma mía, al Señor que te llama y despréndete de tu antiguo pecado, y témele como al Vengador y como a tu Juez y Dios. (Deuteronomio 32: 35; Hebreos 10: 30)
 
 ¿A quién te pareces, alma pecaminosa? De cierto al primer Caín y al inicuo Lamec. Pues has apedreado tu cuerpo de hechos malos, y has asesinado tu espíritu con deseos irracionales. (Génesis 4; 4: 23) 
 
Repasando a todos los que vivieron antes de la ley, alma mía, no has sido como Set, ni has imitado a Enós, ni a Enoc para ser trasladado como él, ni a Noé. Has sido visto despojado de la vida de los justos. (Génesis 5)
 
 Tú solo has abierto los diluvios de la ira de Dios, alma mía, y has inundado toda tu carne, tus acciones y tu vida a semejanza de la tierra de antaño, y has quedado fuera del arca de salvación. (Génesis 6-8)
 
 Responso: 
Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.
 
 A María:
 Con todo anhelo y amor acudiste a Cristo, abandonando tu antiguo camino de pecado. Siendo alimentada en el desierto intransitado, has guardado castamente sus divinos mandamientos. 
 
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo: 
 
A la Trinidad: 
Trinidad sin origen, increada, Unidad indivisible, recíbeme arrepentido, sálvame pecaminoso. Soy tu creación, no me desprecies, mas redímeme y libérame del fuego de condenación.
 
 Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. 
 
Teotoquio: 
Señora inmaculada, Madre de Dios, esperanza de los que se refugian en ti, puerto de los afligidos, consigúeme gracia del Misericordioso, tu Hijo y Creador, por tus preces. 
 
ODA 3
 
 Hirmo:
 Establece tu Iglesia sobre la inmóvil roca de tus mandamientos, Oh Cristo.
 
 Responso: 
Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.
 
 No has heredado la bendición de Sem, alma miserable, ni has recibido los grandes bienes como Jafet en la tierra de remisión. (Génesis 9: 26-27) 
 
Salte, alma mía, del pecado, de la tierra de Harán.
 
 Entra en la tierra de la vida eterna que fluye 
incorrupción, la que heredó Abrahán. (Génesis 12: 4) 
 
Has oído, alma mía, como Abrahán de antaño salió de la tierra de sus padres y se hizo nómada. Imita su resolución. (Génesis 12: 1)
 
 En el encinar de Mambre el Patriarca recibió a los Angeles y heredó en su vejez los residuos de la promesa. (Génesis 18: 1) 
 
Sabiendo, alma miserable, como Isaac fue ofrecido al Señor como nuevo sacrificio y holocausto, imita su resolución. (Génesis 22: 2) 
 
Has oído de Ismael -- vigila, alma mía -- quien fue echado fuera como hijo de una sierva. Guárdate de no sufrir algo semejante por tu lujuria. (Génesis 21: 10) 
 
Responso:
 Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.
 
 A María: 
Estoy abrumado por las olas y la resaca de mis pecados, Madre. Mas, guíame ahora con seguridad, y condúceme al puerto de arrepenti-miento divino. 
 
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:
 
 A la Trinidad: 
Trinidad, Unidad, Dios, sálvame -del engaño y de la tentación y de lo que me aflige. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. 
 
Teotoquio: 
Salve, seno portador de Dios. Salve, trono del Señor. Salve, Madre de nuestra vida. 
 
ODA 4 
 
Hirmo:
 El Profeta oyó de tu venida, Señor, y de que habías de nacer de la Virgen y aparecer a los hombres. Tuvo miedo y clamó: He oído tus nuevas y tengo miedo. Gloria a tu potencia, Señor. (Habacuc 3: 2) 
 
Responso: 
Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.
 Mi cuerpo está manchado, mi espíritu agobiado, y estoy cubierto de llagas. Mas, como Médico, Cristo, sana, lava y limpia mi cuerpo y mi espíritu con penitencia, y hazme, Salvador, más puro que la nieve. 
 
Pusiste tu cuerpo y sangre por todos, Verbo crucificado: tu cuerpo para renovarme, tu sangre para lavarme, y encomendaste tu espíritu, Cristo, para llevarme al Padre. 
 
Has obrado salvación en medio de la tierra, Creador misericordioso, para que seamos salvos. 
 
Fuiste crucificado de tu propia voluntad en el madero; el Edén cerrado está abierto; todo lo que está en lo alto y abajo, la creación y todos los pueblos están salvados y te adoran. (Salmo 73[74] 12)
 
 Que la sangre y el agua que brotaron de tu costado sean para mí una fuente y bebida de perdón, para que sea limpiado, ungido y resfrescado por las dos como por bebida y unción de tus palabras vivientes, oh Verbo. (Juan 19: 34; Hechos 7: 38)
 
 La Iglesia ha adquirido tu vivificante costado por cáliz, del cual brota para nosotros el doble torrente de perdón y conocimiento como tipo de los dos testamentos, Salvador nuestro. 
 
Estoy privado de la cámara nupcial, estoy privado de las bodas y de la cena. 
 
Mi lámpara se ha extinguido por falta de aceite, se cerró la puerta mientras yo dormía; la cena está consumida, y yo  atado de manos y pies, estoy echado fuera. (Mateo 25; Lucas 14: 7-35; Mateo 22: 1-14) 
 
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo: 
 
A la Trinidad: 
Te confieso como indivisible en esencia; inconfundible en Personas, Divinidad Tri-una, co-entronizada, y co-reinante, te canto el himno cantado tres veces en lo alto. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. 
 
 Teotoquio:
 Das a luz y vives virginalmente, y en las dos cosas permaneces virgen de naturaleza. El que de ti nace renueva las leyes de la naturaleza, y tu seno da a luz sin dolor. Cuando Dios desea, es vencido el orden natural, pues El hace lo que desea. 
 
ODA 5 
 
Hirmo:
 De noche me levanto temprano buscándote; ilumíname, te suplico, Amante de los hombres, y guíame por tus mandamientos, y enséñame, Salvador, a hacer tu voluntad. 
 
Responso: 
Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí. 
 
!Qué angustiado en carácter me he vuelto, en alma y cuerpo, como Janes y Jambres en amargo servicio del Faraón, y mi mente está hundida; mas a-yúdame, Señor! (Éxodo 7: 11; II Timoteo .3: 8) 
 
Yo que soy miserable, he sumergido mi espíritu an el cieno; límpiame, Señor, te ruego, con el baño de mis lágrimas, y haz más blanca que la nieve la vestidura de mi carne. (Salmo 50 [51]: 7}
 
 Al repasar mis hechos, Salvador, veo que he sobrepasado a todos en pecados; porque a sabiendas he pecado, entendiendo y no ignorando. Conserva, conserva, Señor, tus obras. He pecado; perdóname, pues Tú solo eres puro de naturaleza y aparte de ti no hay ninguno sin corrupción. (Job 15: 15; I Pedro 3: 21) 
 
Por mi causa, Dios, tomaste mi forma e hiciste milagros, curando leprosos, fortaleciste paralíticos y detuviste el flujo de sangre de la mujer, cuando toco el borde de tu manto. (Filipenses 2: 6; Mateo 4: 24; Lucas 8: 43-48) 
 
Responso: 
Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros. 
 
 A María: 
 Habiendo cruzado las corrientes del Jordán, hallaste reposo evitando los mortales placeres de la carne, de éstos libéranos también, por tus preces, santa Madre.
 
 Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo: 
 
 A la Trinidad: 
A ti te glorificamos, Trinidad, un solo Dios, Santo, Santo, Santo eres, Padre, Hijo y Espíritu, Ser sencillo, Unidad siempre adorada. 
 
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
 
 Teotoquio: 
De ti, purísima Doncella, Madre y Virgen, Dios que creo los mundos y los siglos se revistió de mi barro y se unió a sí mismo la naturaleza humana.
 
 ODA 6
 
 Hirmo: 
Clamé con todo el corazón a Dios misericordioso, y El me oyó desde el abismo y levantó mi vida de la corrupción. 
 
Responso: 
Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí. 
 
Levántate y sal a pelear contra las pasiones de la carne, como lo hizo Josué contra Amalee, y vence a los gabaonitas, que son pensamientos engañosos. (Éxodo 17: 8; Josué 8: 21) 
 
Atraviesa la naturaleza fluyente del tiempo, como de antaño el arca de la alianza, y posee la tierra de la promesa, alma mía.
 
 Es el mandamiento de Dios. (Josué 3: 15-17; Deuteronomio 1: 8) 
 
Así como salvaste a Pedro cuando clamó, Sálvame, prevén y sálvame de la fiera, extiende tu mano, y condúceme del abismo del pecado. (Mateo 14: 30-31; I Corintios 15: 32) 
 
 Conózcote como puerto tranquilo, Señor, Cristo Señor; mas prevén y libérame de los insondables abismos del pecado y de la desesperación. 
 
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:
 
 A la Trinidad: 
Yo soy Trinidad, simple e indivisible, en Personas dividida. Yo soy Unidad, unida por naturaleza, dice el Padre, el Hijo y el Espíritu Divino. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. 
 
Teotoquio: 
Tu seno engendro a Dios por nosotros, al que tomó nuestra forma. Suplícale al Creador de todo, Deípara, que por tu intercesión seamos justificados.  
 
Señor, ten piedad. (3) Gloria...Y ahora...
 
  Contaquio, tono 6 
Alma mía, alma mía, levántate. ¿Por qué duermes? El fin está cercano, y serás confundida. 
 
Despiértate, pues, y sé vigilante, a fin de que te salve Cristo Dios nuestro, que está en todas partes y todo lo llena. 
 
ODA 7
 
 Hirmo:
 Hemos pecado, hemos transgredido y hecho mal ante Ti, no hemos vigilado ni hemos hecho lo que Tú nos mandaste. 
 
Mas no nos abandones finalmente, Dios de nuestros padres.  
 
Responso: 
Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí. 
 
Has acrecentado los pecados de Manases con premeditación, alma mía, poniendo tus pasiones como ídolos y multiplicando abominaciones. 
 
Mas ahora imita su arrepentimiento y adquiere 38 compunción. (IV Reyes [II Reyes] 21: 2; II Crónicas 33) 
 
¡Ay! alma mía, has rivalizado a Acab en iniquidades; te has hecho alojamiento de polución carnal y vergonzosa vasija de pasiones. 
 
Mas gime desde tus entrañas y confiesa tus pecados a Dios. (III Reyes [I Reyes] 16: 30) 
 
El cielo está cerrado para ti, alma mía, y te ha llegado el hambre de Dios, porque como Acab de antaño has sido desobediente a las palabras de Elias Tesbita.
 
 Mas sé como la mujer de Sarepta y da de comer al alma del Profeta. (III Reyes[I Re-yes] 17) 
 
Elias una vez hizo consumir de fuego a cincuenta y a otros cincuenta de los lacayos de Jezebel, e hizo degollar a sus profetas vergonzosos, para reproche de Acab. Mas evita la imitación de ambos, alma mía, y fortalécete.  
 
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:
 
 A la Trinidad: 
 Trinidad simple e indivisible, , de una esencia y de una naturaleza, Luces y Luz, tres Santos y uno Santo, Dios Trinidad es alabado. Canta, alma mía, y glorifica a la Vida y a las Vidas, Dios de todo. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. 
 
Teotoquio:  
Te alabamos, te bendecimos, te veneramos, Deípara, porque diste a luz a uno de la inseparable Trinidad, al único Hijo y Dios, y a nosotros los terrestres nos has abierto los reinos celestiales. 
 
ODA 8 
 
Hirmo: 
 A Aquél que es glorificado por las huestes celestiales y ante quien tiemblan los querubines y los serafines, que le alaben y bendigan y ensalcen todo lo que tiene aliento y toda la creación por todos los siglos. 
 
Responso:
  Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.
 
 Justo Juez y Salvador, ten piedad de mí, líbrame del fuego, de la amenaza y del juicio venidero, que yo debo sufrir justamente. Perdóname antes del fin, por virtud y penitencia. 
 
Como el ladrón, clamo, Acuérdate de mí. Como Pedro lloro amargamente; libérame, Salvador. 
 
Gimo como el publicano. Lamento como la ramera. Acepta mis lágrimas como las de la mujer cananea. (Mateo 15: 22; Lucas 23: 42; 22: 62; 18: 13; 7: 37-38) 
 
Sana, Salvador, la polución de mi alma humillada, Tú que eres el único Sanador. Aplícame la venda y aceite y vino -- frutos de arrepentimiento, compunción y lágrimas. (Lucas 10: 34; Mateo 3: 8) 
 
Imitando a la mujer cananea, yo también clamo, Ten piedad de mí, Hijo de David. 
 
Toco el borde de tu manto como la mujer con flujo de sangre. Lloro como Marta y María por Lázaro. (Mateo 15: 22; 9: 20; Juan 11: 19, 31)
 
 Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo: 
 
A la Trinidad:  
Padre eterno, Hijo coeterno, Consolador bondadoso, Espíritu de verdad; Padre del Verbo Divino, Verbo del Padre eterno, Espíritu vivo y creador, Trinidad Unidad, ten piedad de nosotros. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. 
 
Teotoquio: 
Como de seda escarlata, Virgen inmaculada, dentro de tu seno fue tejida la púrpura real, la carne de Emanuel. Te honramos, pues, como verdaderamente Deípara. 
 
ODA 9 
 
Hirmo: 
 Inefable fue el alumbramiento de la concepción sin simiente y sin corrupción de la Madre virgen, pues la navidad de Dios renueva la naturaleza. Y en todas las generaciones te magnificamos como ortodoxos, Madre y Esposa de Dios. 
 
Responso: 
 Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.
 
 Cristo Verbo sano enfermedades, predico el evangelio a los pobres, curo a los cojos, comió con publicanos, conversó con pecadores, y por un toque de la mano, le devolvió la vida, ya partida, a la hija de Jairo. (Lucas 4: 17-19; 5: 27-30; Marcos 5: 22-24; 35-43)
 
 El publicano fue salvado, la ramera fue purificada, mas el fariseo, por vanagloria, fue condenado. 
 
El primero dijo, Se misericordioso, el segundo, Ten piedad de mí, y el último jactándose, clamo, Dios, te doy gracias, y luego palabras necias. (Lucas 7: 36-50; 18: 9-14) 
 
Zaqueo era publicano, mas fue perdonado; Simón el fariseo se vio contrariado, mas la ramera recibió perdón liberante de Aquel que tiene poder de perdonar pecados. Alma mía, consigue tú perdón de El. (Lucas 19: 1-10; 7: 36-50) 
 
Tú, alma miserable, no has emulado a la ramera, que trajo un frasco de alabastro con perfume y ungió los pies del Salvador con sus lágrimas y los enjugó con sus cabellos. El anuló el acta del decreto que había contra ella. (Lucas 7: 37-38; Colosenses 2: 14) 
 
tú sabes como los pueblos, a los que Cristo dio el evangelio, fueron malditos. Teme este ejemplo, alma mía, y no seas como ellos, pues el Señor los comparó con los sodomitas y los condenó al infierno. (Lucas 10: 13-15) 
 
 No te hagas peor por desesperación que la mujer cananea, alma mía, porque has oído de su fe, por la que fue sanada su hija por Dios Verbo. 
 
Clama a Cristo como ella de lo profundo de tu corazón, Hijo de David, sálvame. (Mateo 15: 22)  
 
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo: A la Trinidad: 
 
Glorifiquemos al Padre, exaltemos al Hijo y fielmente adoremos al Espíritu Divino, Trinidad inseparable, Unidad en esencia, como la Luz y las Luces, la Vida y las Vidas, dando vida y luz a los confines de la tierra. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. 
 
Teotoquio:
 Socorre a tu ciudad, inmaculada . Deípara, pues por ti reina fielmente, y en ti tiene su fortaleza, y por ti vence y derrota toda tentación y prueba, cautivando al enemigo y rigiendo sobre sus subditos.
 
 Responso:
 Venerable Padre Andrés, intercede ante Dios por nosotros.  
 
A Andrés:
 Venerable Andrés, Padre, tres veces bendito, Pastor de Creta, no ceses de orar a Dios por los que te alaban, que El libre de la ira, opresión y corrupción y de nuestras inumerables pecados a los que fielmente honramos tu memoria. 
 
Y otra vez el hirmo: 
 Inefable fue... Y el resto de Completas Mayores  El jueves de la Primera Semana de la Cuaresma, en el oficio de Completas Mayores, después del Salmo 69, se canta el Canon. Los hirmos se cantan dos veces, al principio de cada oda y al final.
 
 Antes de cada tropario, nos signamos y nos inclinamos tres veces. 
 
ODA 1, 
Tono 6 
 
Hirmo:
  El es mi socorro y refugio y se ha hecho mi salvación. Es mi Dios, y le glorificaré, Dios de mis padres, y le ensalzare, porque gloriosamente se ha glorificado.
 
 Responso:
 Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí. 
 
Cordero de Dios, que quitas los pecados de todos , quítame el pesado yugo del pecado y en tu compasión, concédeme lagrimas de compunción. (Juan 1: 29) 
 
Me postro delante de ti, Jesús. He pecado contra ti; sé misericordioso conmigo. Quítame el pesado yugo del pecado, y en tu compasión concédeme lágrimas de compunción. 
 
No entres en juicio conmigo, acordándote de mis hechos, exigiendo cuenta de mis palabras, examianado mis motivos y deseos. 
 
Mas en tu compasión? no consideres mi inicuo pasado y sálvame, Dios todopoderoso. 
 
Es hora de arrepentirme. Me acerco a ti, Creador mío, quítame el pesado yugo del pecado, y en tu compasión concédeme lágrimas de compunción.
 
 He desperdiciado locamente la sustancia de mi alma y estoy desnudado de virtud y de piedad? 
 
mas hambriento, clamo: 
Padre de misericordias, prevén, y ten compasión de mí. (Lucas 15: 13, 17) 
 
Responso: 
Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros. 
 
A Maria: 
Sometiéndote a las divinas leyes de Cristo, te le acercaste, abandonando el anhelo desabrido del placer, y con toda discreción adquiriste todas las virtudes como una.
 
 Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo: 
 
A la Trinidad: 
Trinidad superesencial, adorada en unidad, quítame el pesado yugo del pecado y en tu compasión concédeme lágrimas de compunción.
 
 Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amen. 
 
Teotoquio: 
Deípara, esperanza e intercesora de los que te alaban, quítame el pesado yugo del pecado, y como eres nuestra Señora purísima, recíbeme a mí arrepentido. 
 
ODA 2 
 
Hirmo:
  Ve, ve que soy Dios, que lloví mana e hice que brotara agua de la peña de antaño para mi pueble en el desierto, solo por mi diestra y por mi fuerza.
 
 Responso: 
Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí. 
 
Maté a un varón por una herida, y a un joven por un golpe, dijo Lamec, lamentando; no tiemblas, alma mía, habiendo ensuciado la carne y corrompido el espíritu. (Génesis 4: 23) 
 
Habrías tramado edificar una torre, alma mía, y una fortaleza 44 construir para tus deseos, si el Creador no hubiera confundido tus planes y echado a la tierra tus artificios. (Génesis 11:-3-4) 
 
¡Ay! cómo he imitado al asesino de antaño Lamec, por mis deseos lascivos he matado mi alma como al varón y mi espíritu como al joven y mi cuerpo como a mi hermano, como lo hizo Caín, el asesino. (Génesis 4: 23)
 
 El Señor hizo llover fuego de parta del Señor, sobre la desenfrenada iniquidad de Sodoma. Mas tú, alma mía, has encendido el fuego del infierno, en el que serás quemado amargamente. (Génesis 19: 24; Mateo 5: 22; 18: 9) 
 
Estoy golpeado y herido, ve las saetas del Enemigo que han traspasado mi alma y cuerpo; ve los azotes, las llagas y las heridas que te claman y revelan los golpes de las pasiones de sai propia voluntad. (Job 6: 4, 20-25; Isaías 1: 6; Lucas 10: 31)  
 
Responso: 
 Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros. 
 
A María: 
Extendiste tus manos al misericordioso Dios, María, hundida en los profundos del vicio y como a Pedro, el Amante de los hombres te extendió la mano de auxilio, queriendo de todos modos convertirte. 
 
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:
 
 A la Trinidad: 
Trinidad sin origen, increada, Unidad indivisible, recíbeme arrepentido, sálvame, pecaminoso. Soy tu creación, no me desprecies, mas redímeme y libérame del fuego de condenación. 
 
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
 
 Teotoquio: 
Señora inmaculada, Madre de Dios, esperanza de los que se refugian en ti, puerto de los afligidos, consigúeme gracia del Misericordioso, tu Hijo y Creador, por tus preces.
 
 ODA 3 
 
Hirmo: 
Establece tu Iglesia sobre la inmóvil roca de tus mandamientos, oh Cristo. 
 
Responso: 
Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí. 
 
Tú, alma mía, has sido como Agar la egipcíaca de antaño, y te has esclavizado con premeditación y has engendrado un nuevo Ismael, tu obstinación. (Génesis 16: 15} 
 
Sabes, alma mía, de la escala revelada a Jacob, que de la tierra tocaba an el cielo.
 
 ¿Por qué no te has adherido a la piedad, como peldaño de seguridad? (Génesis 28,: 12) 
 
Imita al sacerdote -de Dios, al Rey solitario, imagen de la vida de Cristo en el mundo entre los hembras. (Melquisedec) (Hebreos 7: 1- 4; Génesis 14-18) 
 
Conviértete y gime, alma miserable, antes que se termine ai drama de la vida, antes que cierre el Señor la puerta de la cámara nupcial. 
 
No seas estatua da sal, alma mía, mirando atrás, mas permite que te amedrente el ejemplo de los sodomitas y refúgiate en Zoar.(Génesis 19: 26)
 
 No rechaces la súplica de los que te alaban, Señor, y ten compasión de nosotros, Amante de los hombres, y a los que lo piden, concede perdón. 
 
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo: 
 
 A la Trinidad
Sencilla unidad, no creada, Naturaleza sin origen, alabada en Trinidad de Personas, sálvanos que con fe adoramos tu potestad. 
 
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
 
 Teotoquio: 
 Madre de Dios, no desposada, que diste a luz en el tiempo al Hijo sempiterno del Padre. 
 
¡Maravilla y milagro, amamantándole, permaneces Virgen!  
 
ODA 4
 
 Hirmo: 
El Profeta oyó de tu venida, Señor, y que habías de nacer de la Virgen y aparecer a los hombres.
 
 Tuvo miedo y clamo: 
He oído tus nuevas y tengo miedo. Gloria a tu potencia, Señor. (Ha-bacuc 3: 2)  
 
Responso:
 Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.
 
 Breves son los días de mi vida, llenos de pena y de iniquidad, mas recíbeme en arrepentimiento y llámame al conocimiento de Ti. 
 
No sea yo posesión ni alimento del enemigo, Salvador, ten compasión de mí. (Génesis 47: 9)
 
 De dignidad real, llevando corona y vestido de púrpura, el hombre rico y justo, de pronto fue desnudado de sus riquezas, su gloria y su reino, y se hizo mendigo. (Job 1: 1-2; 13-19) 
 
Si el que era justo e inculpable sobre todos no pudo escaparse de las trampas y redes del engañador ¿qué harás tú, alma mía, que amas el pecado, y que eres miserable, si te sucede lo inesperado? Jactancioso y duro de corazón, todo vanidoso y sin rumbo soy yo. 
 
No me condenes con el fariseo; más bien concédeme la humildad  del publicano, misericordioso y justo Juez, y cuéntame con el. (Lucas 18: 10-14) 
 
He pecado, yo sé, Señor misericordioso, y he ultrajado la vasija de mi carne, mas acéptame en penitencia y llámame al conocimiento de Ti. 
 
No sea posesión ni alimento del Enemigo, Salvador, ten compasión de mí. 
 
Mi propio ídolo me he hecho, y he lastimado mi alma, por mis pasiones, Señor misericordioso, mas acéptame en penitencia y llámame al conocimiento de Ti. 
 
No sea yo posesión ni alimento del Enemigo, Salvador, ten compasión de mí. 
 
No he escuchado tu voz, he desobedecido tus Escrituras, Dador de la luz, mas acéptame en penitencia y llámame al conocimiento de Ti.
 
 No sea yo posesión ni alimento del Enemigo, Salvador, ten compasión de mí.
 
 Responso:  
Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros. 
 
A María:  
Aunque arrastrada hasta el golfo de grandes vicios, no fuiste cautivada allá. Mas te levantaste por sublimes pensamientos y volviste por tus hechos a llegar a la virtud, María, asombrando la naturaleza angélica.  
 
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo: 
 
A la Trinidad:  
Te confieso como indivisible en esencia, inconfundible en Personas, Divinidad Triuna, co-entronizada y co-reinante, te canto el himno cantado tres veces en lo alto. Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. 
 
Teotoquio: 
Das a luz y vives virginalmente, y en las dos cosas permaneces Virgen de naturaleza. El que de ti nace renueva las leyes de la naturaleza, y tu seno da a luz sin dolor. Cuando Dios desea, es vencido el orden natural, pues El hace lo que desea.
 
 ODA 5
 
 Hirmo: 
De noche rae levanto temprano buscandote; ilumíname, te suplico, Amante de los hombres, y guíame por tus mandamientos, y enséñame, Salvador, a hacer tu voluntad. 
 
Responso: 
Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí. 
 
Imita, alma mía, a la mujer encorvada, ven y póstrate a los pies de Jesús, para que te enderece para caminar rectamente en los pasos del Señor. (Lucas 13: 11) 
 
Siendo Tú un pozo profundo, Señor, brota para mí corrientes de tu purísimo costado, a fin de que como la samaritana yo pueda beber y no tenga sed jamás, porque de ti brota corrientes de vida. 
 
Sean mis lágrimas un Siloé para mí, Señor soberano, para que lave los ojos de mi alma y te vea espiritualmente, a ti que eres la luz de todos los siglos. (Juan 9: 7; Génesis 1: 2-19)  
 
Responso: 
Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.  
 
A María:
 Tú, bienaventurada, con amor incomparable anhelaste adorar al Árbol de la vida, y fue concedido tu deseo; haznos dignos de llegar a la gloria de lo alto.  
 
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:
 
 A la Trinidad:  
A ti te glorificamos, Trinidad, un solo Dios, Santo, Santo, Santo eres, Padre, Hijo y Espíritu, Ser sencillo, Unidad siempre adorada. 
 
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. 
 
Teotoquio: 
De ti, purísima Doncella, Madre y virgen, Dios que creo los mundos y los siglos se revistió de mi barro y se unió a sí mismo la naturaleza humana.  
 
ODA 6
 
 Hirmo: 
Clamé con todo el corazón a Dios misericordioso, y El me oyó desde el abismo y levantó mi vida de la corrupción.  
 
Responso:  
Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí.
 
 Soy la dracma que lleva la imagen real, que se perdió de antaño. Mas enciende la lámpara, tu precursor, Verbo, y busca y encuentra a tu imagen. (Lucas 15: 8; Juan 5: 35)
 
 Levántate y sal a pelear contra las pasiones de la carne, como lo hizo Josué contra Amalee, y vence a los gabaonitas, que son los pensamientos engañosos. (Éxodo 17: 8: Josué 8: 21)
 
 Responso: 
Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.  
 
A María: 
Para extinguir la llama de las pasiones, María, siempre derramabas ríos de lágrimas, y encendiste tu alma de amor divino. Concede también a tus siervos el don de lágrimas.  
 
Responso: 
Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.  
 
A María: 
 Adquiriste celestial libertad de pasiones por tu vida sublime en la tierra, Madre. 
 
Por eso, ruega que los que te alaban seamos librados de las garras de la pasión. 
 
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo: 
 
A la Trinidad: 
Yo soy Trinidad, simple e indi-vidada, en Personas dividida. Y soy Unidad, unida por naturaleza, dice el Padre, el Hijo y el Espíritu Divino. 
 
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
 
 Teotoquio: 
Tu seno engendró a Dios por nosotros, al que tomó nuestra forma. Suplícale al Creador de todo, Deípara, que por tu intercesión seamos justificadas.
 
 Señor, ten piedad. (3) Gloria...Y ahora... 
 
 Contaquio, tono 6 
 
Alma mía, alma mía, levántate, ¿Por qué duermes? El fin está cercano, y serás confundida. Despiértate, pues, y sé vigilante, a fin de que te salve Cristo Dios nuestro, que está en todas partes y todo lo llena.
 
 ODA 7
 
 Hirmo:
  Hemos pecado, hemos transgredido y hecho mal ante ti, no hemos vigilado ni hemos hecho lo que Tú nos mandaste. Mas no nos abandones finalmente , Dios de nuestros padres. 
 
Responso: 
Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí. 
 
Mis días se desvanecen como sueño del que despierta; por eso lamento sobre mi lecho, como Ezequías, que se añadan años a mi vida. 
 
Mas ¿qué Isaías, alma mía, estará a tu lado, sino el Dios de todos? (IV Reyes [II Reyes; 20: 3; Isaías 38: 2)
 
Postróme ante Ti y por lágrimas te traigo mis palabras. He pecado como la ramera y transgredido como ningún otro en la tierra. Mas ten compasión, Señor, de tu criatura y vuelve a llamarme. 
 
He enterrado tu imagen y quebrantado tu mandamiento. 
 
Toda mi hermosura está oscurecida y mi lámpara está extinguida por mis pasiones, Salvador.
 
 Mas ten compasión y restaúrame la alegría, como canta David. (Salmo  [51]: 2; Lamentaciones 4: 15)
 
 Vuelve, arrepiéntete, descubre lo que está escondido. Di a Dios, quien lo sabe todo: 
 
TÚ conoces mis secretos, único Salvador, mas ten piedad de mí, como canta David, de acuerdo con tu piedad.  
 
Responso: 
Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros. 
 
 A María:  
Habiendo clamado a la inmaculada Madre de Dios, ahuyentaste el furor de pasiones que antes te atormentaba, y avergonzaste al Enemigo tentador. 
 
Mas ahora concede a tu siervo auxilio en aflicciones. 
 
Responso:  
Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.  
 
A María: 
Aquél a quien amabas, a quien deseabas, a quien buscabas, te encontró y te dio arrepentimiento, porque es Dios, el único compasivo, implórale sin cesar que nos libre de pasión y de adversidad.
 
 Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo: 
 
A la Trinidad:  
Trinidad simple e indivisible, de una esencia y de una naturaleza, Luces y Luz, tres Santos y uno Santo, Dios Trinidad es alabado. Canta, alma mía, y glorifica a la Vida y a las Vidas, Dios de todo.
 
 Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. 
 
Teotoquio:
 Te alabamos, te bendecimos, te veneramos, Deípara, porque diste a luz a uno de la inseparable Trinidad, al único Hijo y  Dios, y a nosotros los terrestres nos has abierto los reinos celestiales.  
 
ODA 8 
 
Hirmo: 
A Aquél que es glorificado por las huestes celestiales y ante quien tiemblan los querubines y los serafines, que le alaben y bendigan y ensalcen todo lo que tiene aliento y toda la creación por todos los siglos. 
 
Responso: 
 Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí. 
 
El frasco de alabastro de mis lágrimas derramo, Salvador, como perfume sobre tu cabeza, y como la ramera te clamo buscando tu misericordia. 
 
Ofrezco súplicas y ruego recibir perdón. (Mateo 26: 7; Lucas 7: 37-38)
 
 Aunque ninguno ha pecado contra Ti como yo, así, así, recíbeme, compasivo Salvador, arrepintiéndome con temor y clamando con amor: Contra Ti sólo he pecado, he hecho mal, ten piedad de mí. (I Timoteo 1: 15; Salmo 50[51]: 4)
 
 Conserva, Salvador, a tu propia criatura, y como Pastor busca tu oveja perdida; arrebata al descarriado del lobo y hazme oveja amada de tu redil. (Mateo 18: 12; Juan 10: 12-16) 
 
Cuando te sientes como Juez y en tu compasión revelas tu temible gloria, Cristo, ¡qué temor habrá entonces! cuando el horno arda con fuego y todos retrocedan ante tu inexorable tribunal. (Mateo 25: 31- 46)  
 
Responso:  
Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros. 
 
A María: 
La Madre de la Luz que no tiene ocaso te ilumino y te liberó de la oscuridad de la pasión. Tú que estás poseída de la gracia  del Espíritu, ilumina, María, a los que fielmente te alaban. 
 
Responso:
 Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.  
 
A María: 
Viendo en ti una nueva maravilla, Madre, el divino Zósimo se asombro. Pues vio a un ángel en el cuerpo, y, lleno de asombro, alaba siempre a Cristo.
 
 Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:
 
 A la Trinidad:
 Padre eterno, Hijo coeterno, Consolador bondadoso, Espíritu de verdad; Padre del Verbo Divino, Verbo del Padre eterno, Espíritu vivo y creador, Trinidad Unidad, ten piedad de nosotros. 
 
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amen.  
 
Teotoquio:  
Como de seda escarlata, Virgen inmaculada, dentro de tu seno fue tejida la púrpura real, la carne de Emanuel. Te honramos, pues, como verdadera Deípara.  
 
ODA 9 
 
Himno:
  Inefable fue el alumbramiento de la concepción sin simiente y sin corrupción de la Madre Virgen, pues la navidad de Dios renueva la naturaleza. 
 
Y en todas las generaciones te magnificamos como ortodoxos, Madre y Esposa de Dios.
 
 Responso: 
 Ten piedad de mí, Dios, ten piedad de mí. 
 
Ten compasión y sálvame, Hijo de David, ten piedad de mí, Tú que por una palabra sanaste al endemoniado; que me hable la voz de tu tierna compasión como al ladrón, De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el Paraíso. (Lucas 9: 38-42; 23: 43)
 
 Un ladrón te acusó, y un ladrón te confesó como a Dios, pues los dos estaban pendientes de una cruz contigo. 
 
Mas ábreme aún a mí, Salvador tan compasivo, la puerta de tu reino glorioso, así como al fiel ladrón que te confesó como a Dios. (Lucas 23: 39-43) 
 
La creación estaba angustiada, viéndote crucificado; los montes y las rocas se partieron por temor, la tierra tembló, se vació el Hades, y la luz se oscureció en pleno día, viéndote, Jesús, clavado en la cruz en tu carne. (Mateo 27: 51-53; Lucas 23: 44-45) 
 
No me exijas frutos dignos de arrepentimiento, porque en mí se han agotado las fuerzas. 
 
Concédeme un corazón contrito y pobreza de espíritu, a fin de que te ofrezca estos dones como sacrificio aceptable, único Salvador. (Mateo 3: 8; 5: 3; Salmo 50 [51]: 17) 
 
Juez mío y Luz mía, que solo me conoces y que has de venir otra vez con tus ángeles a juzgar al mundo entero, considérame con tu misericordioso ojo y consérvame, Jesús. 
 
Y ten compasión de mí, que he pecado más que toda la humanidad. (Mateo 24: 31-32)  
 
Responso: 
Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.
 
 A María: 
Deslumbraste a todos por tu vida extraña, las huestes angélicas y los consejos de los hombres, viviendo inmaterialmente y sobrepasando la naturaleza, porgue pisando firmemente las ondas como ser inmaterial, María, atrevesaste el Jordán. 
 
Responso:  
Venerable Madre María, ruega a Dios por nosotros.  
 
A María: 
Intercede ante el Creador por los que te alaban, Madre santa, que seamos liberados de los sufrimientos y aflicciones que nos acechan en derredor, que siendo librados de la tentación, sin cesar magnifiquemos al Señor quien te glorificó.
 
 Responso: 
Venerable Padre Andrés, intercede por nosotros ante Dios.   
 
A Andrés: Venerable Andrés, Padre tres veces bendito, Pastor de Creta, no ceses de orar a Dios por los que te alaban, que nos libre de ira, opresión, corrupción y nuestros inumerables pecados, a todos los que fielmente honramos tu memoria.  
 
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo:  
 
A la Trinidad:  
Glorifiquemos al Padre, exaltemos al Hijo y fielmente adoremos al Espíritu Divino, Trinidad inseparable, Unidad en esencia, como la Luz y las Luces, la Vida y las Vidas, dando vida y luz a los confines de la tierra. 
 
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. 
 
Teotoquio: 
Socorre a tu ciudad, inmaculada Deípara, pues por ti reina fielmente, y en ti tiene su fortaleza, y por ti vence y derrota toda tentación y prueba, cautivando al Enemigo y rigiendo sobre sus súbditos.  
 
Y otra vez el Hirmo: 
Inefable fue... Y el resto de Completas Mayores 
 
Catecismo Ortodoxo
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