Friday, September 18, 2015

Cómo cambiar tu vida desde sus cimientos ( Santo Paisio del Monte Athos )


En el preciso momento en que leía esa poesía, escrita en el reverso de la fotografía que el stárets envió a su mamá después de ser tonsurado monje, algo cambio dentro de mí. Comencé a llorar profundamente, mi corazón se conmovió y, entre lágrimas, sólo alcancé a decir, “Dios mío, ayúdame para que, por las oraciones del Santo Stárets Paisios, pueda llegar yo también a ser monje!”

El señor Gheorghe Nicolau, de Atenas, da el siguiente testimonio:

“Sucedió un domingo de octubre, en el año 1996. Ese día, junto a un amigo, visité el Monasterio “San Juan Bautista” de la ciudad de Karea, para participar de la Divina Liturgia. Mi intención era que se oficiara la ceremonia por cumplirse el primer aniversario de la muerte de mi madre. Era la primera vez que iba a la iglesia después de mucho tiempo. Cuando se terminó la Divina Liturgia, me dirigí a la librería del monasterio, en donde. entre muchísimos más, me llamó la atención un libro del Padre Paisios. En aquel momento, mi corazón saltó. Sin pensarlo más, compré el libro y, al llegar a casa, mi única prisa era comenzar a leerlo. En el preciso momento en que leía esa poesía, escrita en el reverso de la fotografía que elstárets envió a su mamá después de ser tonsurado monje, algo cambio dentro de mí. Comencé a llorar profundamente, mi corazón se conmovió y, entre lágrimas, sólo alcancé a decir, '¡Dios mío, ayúdame para que, por las oraciones del SantoStárets Paisios, pueda llegar yo también a ser monje!'. Nunca antes había tenido semejante idea, pero en ese momento las palabras brotaron solas.

Lo más maravilloso de todo es que, seis años después de aquel suceso, me estoy preparando para ser tonsurado monje. Mientras leía aquel libro, perdí por unos momentos la noción del tiempo y del espacio, y pude ver al Santo Stárets Paisios, tomado de la mano con mi mamá. Entonces algo me estremeció, porque lo que veía me parecía estar sucediendo en realidad. Todo esto se lo conté a un sabio stárets, quien me dijo que aquella fue una visión legítima y no un engaño por parte del maligno. Después de todo lo acontecido, comencé a asistir a la iglesia con más frecuencia, empezando por los domingos y los días festivos. Poco antes de la Navidad de 1996, cuando me confesé por primera vez en mi vida, sentí una felicidad incontenible. Nunca antes había sentido una alegría comparable. Sólo Cristo puede traer paz al alma. En mayo de 2002 pude visitar la celda del Santo Piadoso Paisios el Aghiorita. Estando allí, no pocas veces pude percibir un agradable aroma”.


                                     Catecismo Ortodoxo 

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