Thursday, March 17, 2016

La Madre del Señor, Amor de Mamá. ( Archimandrita Teofil Paraian )


Recuerdo que una vez hubo un problema serio en el monasterio y, al enterarse, mi mamá inmediatamente me dijo: “Si ya no puedes seguir allí (en tal monasterio), ven a casa, acuérdate siempre que tienes a dónde venir!” Fue algo tan emotivo... Ven qué representa el corazón de una madre? No te deja nunca. Puede que otros de abandonen, te repudien, te rechacen, te eviten, te marginen, te alejen, te opriman, pero una madre nunca haría algo así! Algún extraño podrá hacerte algo así, pero quien tiene corazón de madre, no. “Sí, tú, si ya no puedes seguir aquí, ven a casa, acuérdate siempre que tienes a dónde venir”. Si nuestra mamá terrenal puede demostrarnos algo así, imagínense de lo que es capaz la Madre del Señor!
Que la Madre del Señor nos podría abandonar alguna vez? Es posible que la Madre del Señor nos abandone? No Se Puede! Por qué no se puede? Precisamente porque es mamá, porque tiene corazón de madre. Talvez la llamamos “Madre del Señor”, como hablando de un título. Mas debemos saber que la Madre del Señor es eso, mamá. Y no es mamá sólo para Nuestro Señor Jesucristo, sino para todos los que queramos tenerla como madre. “Tú, si ya no puedes seguir aquí, ven a casa, acuérdate siempre que tienes a dónde venir”. Tengamos siempre presente que la Madre del Señor nos dice lo mismo! 



Archimandrita Teofil Paraian

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Wednesday, March 16, 2016

IGLESIA ORTODOXA - ECUADOR




LA IGLESIA ORTODOXA GRIEGA DE JERUSALEN



Qué es la amistad ( San Nectario de Egina )



La amistad es el amor que un alma sincera tiene hacia otra alma sincera La amistad es santa, pura, inocente, fiel, permanente, franca, temeraria, verdadera, eterna. La amistad es una virtud, porque vive en el “ethos” y en la buena educación del alma sana; porque no le atrae nada más que la virtud y ama la virtud, abrazándola y permaneciendo con ella para siempre.

 La amistad, como virtud, se deja atraer de quienes le son semejantes y descansa en las virtudes que le acompañan. La amistad es el vínculo entre almas semejantes. Es parte del alma justa, que se une en un amor muy fuerte de quienes le son queridos, uniendo en una misma realidad, las almas que por su naturaleza tendían a estar separadas. 

La amistad tiene una presencia constante, que no hace concesiones. La amistad es un cierto modo de placer moral que endulza el alma. La amistad lo sufre todo, por la compasión y la solidaridad.

San Nectario de Egina

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Oración del Corazón ( Padre Arsenie Papacioc )



 Personalmente no prefiero tanto una rutina de oraciones. Desde luego que es útil, sobre todo porque ayuda a disciplinarse. Pero no se debe orar por rutina. Eso sí, hay que ser sistemáticos en el deseo de elevarnos espiritualmente... Para esto no es estrictamente necesario orar estructuradamente. Más bien, es necesaria una presencia continua de corazón, ese estado permanente de amor, de relación con Dios, que es la esencia de la oración. Porque también un silencio profundo es una oración profunda. Y una oración profunda significa un silencio profundo.

Si oras porque es tu obligación hacerlo, hazlo. Pero cuando se ora por obligación, al terminar, la persona siente que cumplió con su deber de orar de corazón y se queda sin nada de lo que debería permanecer luego de la oración. Por eso yo prefiero un continuo despertar espiritual. También por eso les digo que cualquier segundo puede ser un tiempo completo y cualquier suspiro puede ser toda una oración. Un suspiero no se hace así "Uff...", sino que lo diriges a Dios, como partiendo desde tu más profundo interior hacia Él. Así Dios se nos muestra. Porque Él no se muestra a las mentes más preparadas. "No todo el que diga 'Señor, Señor' entrará en Mi Reino!". cino que sólo aquel que tiene el corazón limpio, el que dirige permanentemente su corazón hacia Él. Entonces, una vida continua de presencia espiritual es clara señal de un hombre espiritual. Porque, si oras, estás siempre presente. La oración, digamos, "típica" (rutinaria) puedes apresurarte a terminarla en media hora, una hora, pero ¿y al final? No les digo que renuncien a este tipo de oración, pero que no sea éste el único trabajo espiritual, la única forma de orar que practiquen. Si lees una paráclesis, está muy bien, o si sigues algún otro libro de oraciones. Pero lo que, de hecho, debe saberse y entenderse, porque es algo casi indiscutido, es la presencia continua del corazón. Y así, ora. Porque así oraban los santos y muchos de ellos permanecían de rodillas hasta el amanecer. Eso no quiere decir que nosotros, por no ser como ellos, mejor no oremos. Pero se trata, insisto, de un estado de presencia continuo.

 Padre, ¿cualquier persona puede practicar la oración incesante?
 

 De cierta manera, todos pueden hacerlo. Pero la pregunta en sí sobre la oración o cualquier discusión de este tipo sobre la oración es nula, porque racionaliza las cosas. Quien quiera tener el don de la oración, que calle y que ore. Una oración profunda es un silencio profundo.

(Orando así) Se constata un claridad inmediata, una liberación de las tentaciones, porque se pide la ayuda del Soberano de los cielos y de la tierra. El mundo debe acostumbrarse a la idea que Dios gobierna y hace cualquier cosa por el hombre. "Sin Mi no pueden hacer nada". Aún más, "No se mueve ni siquiera un cabello sin Mi voluntad". ¡Se dan cuenta de cuánto nos ama?

Permanezcan con perseverancia en la Iglesia, queridos mios! Y repitan esta pequeña oración de la mente y del corazón. Es el poder del nombre de Quien tanto nos auxilia. En donde estén, en donde haya aflicción, oren, no desfallezcan. Amen mucho! Cristo así nos lo manda!

Padre Arsenie Papacioc

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Monday, March 14, 2016

La Oración Verdadera Nunca Cesa ( Padre Roman Braga )


- Padre, ¿Qué debemos hacer para amar mucho más a Dios, para sentirlo más cerca de nosotros?

- Debemos hablar con Él. Debes sentirlo en ti, no fuera de ti, en el exterior; debes sentirlo en tu interior, en tu corazón, porque nuestro corazón es infinito, ya que en él vive Cristo desde nuestro bautizo. Una persona tiene ciertas dimensiones infinitas, las de su personalidad; en lo profundo, la persona humana es eterna. En esta profanidad nuestra está Dios, de acuerdo a lo que repite tantas veces San Pablo “Ustedes son iglesia del Dios vivo”.

Entonces, no dirijamos nuestra oración a un rincón, porque Dios no es material o espacial como para ponerlo en un solo rincón y decir “¡Ahí está Dios!”. Ensimísmate y dirige desde el corazón tu oración a Dios y así sentirás Su presencia. Hablar con Dios te ayuda a sentir la presencia de Dios. Cuéntale a Dios cuando tienes hambre, cuando tienes sed, dile a Dios que vas a viajar a tal lugar, habla con Él cuando vayas en camino, enséñale lo bellas que están las flores. Habla con Dios de todo, “Señor, ¿Qué hago? Fíjate que tengo que tengo que hacer esto y esto; tengo hambre, voy a ir a comer un pedazo de pan”; puede parecer cosa infantil, pero toda conversación con Dios se convierte en oración.

Porque, ¿Qué es la oración? Es una continua comunicación de la persona con Dios. Recuerden lo que dice San Pablo en la Carta a los Tesalonicenses: “Oren sin cesar”. ¿Cómo lograba él orar sin cesar, cuando todo el tiempo fue un hombre muy activo? Hizo tantas iglesias, escribió tantas epístolas, hizo tantas cosas… No podía, entonces, estar permanentemente de rodillas, orando. Entonces, pensó lo siguiente: hay que sentir todo el tiempo la presencia de Dios, en el corazón. De hecho, los Santos Padres de la Iglesia así definen la oración: la oración es sentir la presencia de Dios. Orar no es solamente leer algo en un libro. Es algo que deben saber también los jóvenes. No se trata solo de hacer una oración por la mañana y, listo, se acabó por hoy. Alguna vez habrás pensado “¡Ah, no terminé de hacer mis oraciones!”. Pero la oración no se termina nunca. Habla con Dios como si fueras un niño, ¡porque somos los pequeños de Dios! Y este hablar infantil con Dios te traerá el sentimiento de la presencia íntima de Dios en tu corazón. Existe un refrán conocido entre monjes: “Si oras sólo cuando oras, entonces no oras en absoluto”. Si sientes la presencia de Dios en ti, entonces te encuentras en ese estado de oración. El individuo en sí se vuelve una oración, porque tiene ese estado de oración, no momentos de oración,… no momentos en los que ora y momentos en los que no. Eso sería terrible. Debemos sentir todo el tiempo la presencia de Dios en nosotros.

Cuando digas “¡Señor!” está seguro que Dios vuelve Su rostro hacia ti y espera a que le digas algo. Cuando estás ocupado, permanece atento a lo que haces. Cuando hables, piensa siempre lo que dices. Pero, si tienes tiempo, 2, 3, 4 minutos o incluso hablando con otras personas, puedes decir. ” ¡Señor Jesucristo, tennos en cuenta, ayúdanos!” O “¡Señor, Bendice a estas personas!”.

Padre Roman Braga

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Sobre la Fe y la Práctica del Evangelio ( Padre Paisie Olaru )


Si pusiéramos en práctica todo lo que pretendemos enseñar a los demás, ¡seríamos santos! Yo solía hablar sobre la importancia de ser pacientes en momentos de sufrimiento. Ahora, cuando yo soy el que sufre, entonces me doy cuenta que tampoco yo tengo paciencia. Entonces, no es que haga falta paciencia, sino muchísima paciencia.

Un hermano me preguntó una vez: “¿Es posible calmar el sufrimiento con la oración?” “Este es un don de Dios”, le respondí yo. El amor espiritual vence el dolor, así como dice Cristo sobre la mujer que está por dar a luz, que luego de alumbrar habrá olvidado el dolor „porque ha traído un hombre al mundo”. Así, gran cosa es acercarnos al que sufre y tomar parte de su dolor. Pidamos el auxilio de Dios, para poder atravesar con bien por las olas de esta vida. Si no puedes hacer una buena obra, pues no es pecado, pero si puedes hacerla y no lo haces, entonces sí es una falta.

Debemos ir del “pensar” en Dios al “sentir” a Dios. Una cosa es hablar de Dios y otra es sentirlo. Una cosa es la palabra y otra el hecho. Ese “sentir espiritual” se alcanza solo haciendo la voluntad de Dios. Porque dice Jesús: “No todo el que me diga Señor, Señor, entrará en el Reino de Dios”. Haz, entonces, mucho más con tus hechos, que hablando. Porque el mundo está lleno de palabras, pero pocos son los que realmente practican los mandatos del Evangelio. Desde luego que son útiles las palabras espirituales, los consejos, las prédicas, los buenos libros. Pero debemos saber ir de las palabras a los hechos, porque “según tus actos serás juzgado”, dice el Señor (...) Debemos aprender a hablar poco y sólo lo que sea en verdad útil para la honra de Dios. Decía un filósofo en un libro: “El que dice todo lo que sabe, sabe poco y mal”. ¡Si pusiéramos en práctica tan siquiera el diez por ciento de lo que predicamos a los demás, Dios no dudaría en darnos la salvación a todos!.

Actualmente hay muchas personas perturbadas a las que es difícil llegar a tranquilizar. Aquí entra la sabiduría del confesor, del pastor de almas (...) La mayoría están enfermos espiritualmente por culpa del orgullo. Y sanarlos lleva mucho esfuerzo, algunas veces inútilmente. Yo, que nada sé, ¿qué puedo venir a enseñarles a estas personas? Mejor callo, para no hacer un daño más grande.

Otras veces, si callo, puede que me equivoque, porque no le estoy ofreciendo ninguna ayuda a mi prójimo que atraviesa por una necesidad. Por eso insisto, aprendan a escuchar más que hablar, porque “de toda palabra vana daremos cuenta frente a Dios”.

Padre Paisie Olaru


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